EL MAYORAL QUE VOLO CON LOS VICTORINOS, fotos,.
Un mayoral extremeño acompaña a los victorinos en su primer vuelo,.
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Francisco Cordero ya se encuentra en Venezuela con los torosm, criados en la finca cacereña Las Tiesas, que se serán lidiados el domingo,.
Las reses de Victorino Martín ya se encuentran en Venezuela. Es un hecho histórico, debido a que es la primera vez que esta ganadería viaja a América. Francisco Cordero, más conocido como 'Paco Pardal', ha sido el mayoral elegido por Victorino para hacerse cargo de los toros en tierras venezolanas.
Su carácter afable y su don de gente habrán pesado en la toma de esta decisión; un claro ejemplo de esto son las 'buenas migas' que ha hecho con los miembros de su equipo «hoy les lleve patateras para que probaran productos de nuestra tierra y lo agradecieron mucho», nos confiesa.
Su misión será velar en todo momento por las reses que partían desde la finca cacereña de 'Las Tiesas'. «Por la mañana me recogen en el hotel y nos dirigimos a la plaza. Allí junto a mi equipo, echamos de comer a los animales. Llegada la tarde asistimos a las corridas, la feria ya ha comenzado. De ahí al hotel», apunta Francisco.
Los medios de comunicación no dejan de ponerse en contacto con ellos, se trata de un hecho histórico para la ciudad.
Ganaderías españolasAdemás de los toros de Victorino, hasta San Cristóbal también han viajado reses de 'El Capea', García Giménez y Juan Pedro Domeq. El estreno de los hierros españoles fue protagonizado esta madrugada (hora española), por el ganadero charro García Jiménez, cuyos toros pastan en El Cabaco y que han sido lidiados por los diestros españoles David Fandila El Fandi e Iván Fandiño.
El día grande para Francisco Cordero será el domingo, momento en el que harán el paseíllo los diestros César Vanegas, Alberto Aguilar y Joselito Adame, dispuestos a triunfar frente a los de Victorino Martín.
TÍTULO: POBRES, UNO DE CADA DIEZ NIÑOS VIVE EN ZONAS AFECTADAS POR CONFLICTOS ARMADOS,.
Unicef solicita 2.700 millones de euros para ayudar a 62 millones de jóvenes en una situación más que preocupante,. foto,.
Más de 230 millones de niños de todo el mundo viven en regiones afectadas por conflictos armados. Son uno de cada diez. De éstos, una cuarta parte -unos 62 millones en 71 países- necesita ayuda de emergencia. Sobreviven, según Unicef, a una nueva generación de crisis humanitarias, muchas de ellas de carácter crónico o global. Para hacerles frente, el fondo de Naciones Unidas para la Infancia ha pedido 3.100 millones de dólares (2.700 millones de euros) en aportaciones para el año 2015.
«Estos 62 millones de niños en situación de emergencia en el mundo representan más población que la de toda Italia, y casi tanta como la de Francia», señaló Carmelo Angulo, presidente de Unicef España, en una rueda de prensa celebrada ayer en Madrid. La organización nunca había pedido tanto dinero. «La lista de emergencias sigue en aumento», apuntó Angulo. Con los recursos que reclaman, un 30% más que un año antes, pretenden tratar cerca de tres millones de casos de malnutrición aguda grave, vacunar a más de 13 millones de niños, proporcionar agua potable y saneamiento a 34 millones más o ayudar a cinco millones a recibir una educación tanto formal como informal.
Refugiados sirios
Entre los conflictos que afectan con especial virulencia a la infancia, Angulo señaló la guerra de Siria -«toca a más de cinco millones de niños, y se calcula que al menos cien mil están atrapados bajo las bombas», aseguró-, la situación en República Centroafricana -con más de dos millones afectados, 6.000 de ellos reclutados como combatientes- o la epidemia de ébola en África Occidental -que ha dejado más de 16.000 huérfanos y a varios millones sin escuela ni vacunas durante un año-.
«El número de refugiados sirios en Líbano está por encima del millón de personas», aseguró Berta Travieso, jefa de la oficina de Unicef en Beirut, a través de una videoconferencia. De éstos, calcula, en torno al 45% son niños; más de 400.000. «Viven en tiendas de campaña de fortuna, junto a las carreteras, y ahora que es invierno hace mucho frío. Las necesidades son terribles», recalcó. Les falta comida, abrigo, protección y, a muchos, también ayuda psicológica. «Muchos llegan traumatizados por lo que han visto en la guerra», contó Travieso. Desde que estalló el conflicto en Siria, explicó, se han creado 840 campamentos de refugiados, solo en el Líbano.
Atender a este colectivo representó la principal partida presupuestaria de Unicef durante 2014. Dedicaron más de 576 millones de dólares -aunque solo captaron fondos para cubrir dos terceras partes del total-, dedicados sobre todo a proporcionar agua y saneamiento. «Ambos son vitales. Sin agua no puedes vivir, pero sin saneamiento los campamentos se llenarían de enfermedades en poco tiempo», aseguró Travieso. También, explicó, han establecido clínicas móviles que viajan de campamento en campamento para atender a sus pobladores. «E intentamos mandar a niños a la escuela, pero no pueden ir todos porque no hay sitio», afirmó. En 2015 prevén gastar más de 624 millones en atender a este colectivo.
Infancia en combate
«Unicef y sus socios son los únicos que se encargan de los problemas de los niños soldados», afirmó a través de videoconferencia Pablo de Pascual, especialista de Emergencias de la organización para África Central y Occidental, recién llegado a la base de Senegal desde la República Centroafricana. Una guerra civil asola el país desde hace al menos una década, y ya ha causado miles de víctimas y de desplazados. Los grupos armados del conflicto reclutan y usan niños entre sus filas. Una de las tareas de Unicef, explicó de Pascual, es «identificar a los niños y negociar con los comandantes su liberación».
Muchas veces, contó, buscan a huérfanos de la propia guerra a los que no cuida nadie. «Solos y traumatizados, las milicias son conscientes de que son perfiles ideales para ingresar en sus rangos», aseguró.
Aunque en julio del año pasado se firmó un nuevo alto el fuego -que tampoco se respetó-, la situación humanitaria ha vuelto a empeorar. «Se está degradando mucho», explicó el especialista en Emergencias. Son casi dos millones y medio de niños los que sufren directamente este conflicto. Unicef colabora con centros que acogen a los niños desplazados y les provee educación. «Nos gustaría doblar nuestros objetivos», aclaró de Pascual.
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