Equipo de Investigación presentado por Gloria Serra, a las 21:30 por la sexta,.
EL VIERNES, A LAS 22:30 HORAS, EN LASEXTA,. / foto
Luis Toubes, el presunto mayor estafador de Mallorca, habla con 'Equipo de Investigación'.
Algunas acusaciones le colocan como un timador pero, al no poder
demostrar nada ante un juez, sigue siendo libre. El viernes, a las
22:30, en laSexta.
'Equipo de Investigación' con el presunto mayor estafador de Mallorca,.
Luis Toubes, el presunto mayor estafador de Mallorca, habla con 'Equipo de Investigación'.
Algunas acusaciones le colocan como un timador pero, al no poder
demostrar nada ante un juez, sigue siendo libre. El viernes, a las
22:30, en laSexta.
La Sexta emite mañana una nueva entrega de Equipo de Investigación titulada El heredero, que cuenta la historia de Luis Rodríguez-Toubes,
un joven de Mallorca conocido como Luisito, que a punto de cumplir los
20 años recibió un regalo sorprendente. Un matrimonio ajeno a su familia
le dona casi todas sus propiedades a cambio de nada. Quince casas
señoriales y fincas en las mejores zonas de Mallorca, tasadas en 40
millones de euros. Aunque su precio en el mercado podría superar los 200
millones.
La Fiscalía sospecha que podría tratarse de la mayor estafa ocurrida jamás en las Islas. El caso está a punto de juzgarse. Equipo de Investigación consigue el testimonio de los protagonistas de esta increíble historia. El programa localiza al matrimonio que le regala a Luisito todo
su patrimonio ante tres notarios. Aseguran que el joven les engañó. Que
les metió en una operación inmobiliaria que les ha dejado casi en la
ruina.
Los reporteros siguen los pasos de Luisito, convertido en un gran terrateniente mallorquín. Se traslada a Madrid, donde las grandes damas de la alta sociedad le abren sus puertas. Dos le denuncian por robo, pero el joven lo tiene todo muy bien atado. Siempre sale absuelto.
¿Conseguirá también librarse de la acusación de estafa? Luisito, con 24 años, ¿pasará a la historia como el mayor estafador de Mallorca? ¿Quién es Luisito?,.
TÍTULO: LA SEXTA COLUMNA,.
La SEXTA COLUMNA. Programa de reportajes de investigación sobre la actualidad y de crítica con diferentes temáticas de interés social, presentado por Antonio García Ferreras a las 21:30,.
TODOS LOS VIERNES A LAS 21:30
20D: LA ÚLTIMA NOCHE DEL BIPARTIDISMO | JORGE GALINDO, POLITÓLOGO, LO EXPLICA,.
laSexta Columna
habla con Jorge Galindo, politólogo y editor de Politikon, sobre los
puntos débiles de cada partido entre los electores. ¿Qué votantes se le
resisten al PP y al PSOE? ¿Cuál es el mayor reto de Podemos entre el electorado?,.
¿Cuál es el punto débil de los candidatos a La Moncloa?, foto.
laSexta Columna
habla con Jorge Galindo, politólogo y editor de Politikon, sobre los
puntos débiles de cada partido entre los electores. ¿Qué votantes se le
resisten al PP y al PSOE? ¿Cuál es el mayor reto de Podemos entre el electorado?,.
TÍTULO: EL PULSO DEL PLANETA DE NICKI MINAJ A BEYONCE, LAS BIEN PAGAS DE LOS DICTADORES AFRICANOS,.
DE NICKI MINAJ A BEYONCE, LAS BIEN PAGAS DE LOS DICTADORES AFRICANOS,.
- fotos-La rapera ha cobrado dos millones de dólares por actuar para la familia del presidente de Angola,.
«Felices
fiestas», decía el cartel anunciador de la gala navideña que cada año
organiza en Luanda la compañía líder de telefonía móvil de Angola y que
se celebró el pasado sábado. Pero mucho más grandes eran las letras con
el nombre de la estrella de la noche, Nicki Minaj.
La
visita de Minaj habrá sido el acontecimiento social de la temporada en
Angola y una alegría para su cuenta bancaria, pero también supone un puñetazo a la imagen de la rapera. Hace dos semanas, Human Rights Foundation (HRF) advirtió que detrás de Unitel está Isabel dos Santos,
hija del dictador angoleño José Eduardo dos Santos. La compañía de
telecomunicaciones no es la única empresa con la que Dos Santos ha
engordado su fortuna –a golpe de soborno y decreto presidencial–, en un
país que controla desde hace más de tres décadas con puño de hierro y
violaciones constantes a los derechos humanos. Su hija Isabel es la multimillonaria más joven de África,
con intereses, según «Slate», en el petróleo, la construcción, las
telecomunicaciones y los llamados «diamantes de sangre». Este mismo mes,
Transparencia Internacional la situó como uno de los quince casos más graves del mundo de «corrupción a gran escala».
HRF rogó a Minaj que cancelara su actuación, pero la rapera hizo oídos
sordos: se subió al escenario y lo celebró en un vídeo en Instagram con
el mensaje «Angola se lleva mi corazón». Por ello ha cobrado 2 millones
de dólares.
Es difícil pensar que Minaj no supiera nada de la mala
fama de la familia presidencial angoleña. Otra estrella «pop»
estadounidense, Mariah Carey,
con quien compartió jurado en el reality televisivo «American Idol»,
cantó para los Dos Santos en una gala similar en 2013. Carey era reincidente y con agravante, ya que había prometido no actuar nunca más para un dictador después
de que se conociera que participó en un espectáculo privado para el
dictador libio Muammar Gadafi. Tuvo que despedir a su representante ante
la indignación de sus seguidores.
Carey y Minaj no son excepciones, ni un fenómeno reciente. En 1974, el dictador de Zaire Mobutu Sese Seko organizó un festival espectacular en Kinshasa con una legión de estrellas del momento: James Brown, Celia Cruz, B.B. King y Bill Withers
estaban entre los contratados, preparados para actuar antes de la gran
estrategia publicitaria de Sese Seko, el legendario combate de boxeo
entre Mohammad Ali y George Foreman (que finalmente se postpuso).
De viejos dictadores a reyes contemporáneos: a Erykah Badu le llovieron las críticas el año pasado por cantar en la fiesta de cumpleaños del Mswati III, el Rey de Swazilandia,
un pequeño país encajonado entre Sudáfrica y Mozambique. Amnistía
Internacional considera a Mswati el último monarca absolutista de África
y HRF le califica de «cleptócrata». Badu se disculpó y dijo que no era consciente de la situación política del país y que repartió el dinero entre el servicio de la casa en la que se alojó.
También en África, pero en la otra punta del continente, residía la dictadura con más gusto por los famosos. Muammar Gadafi y
sus hijos eran, hasta su derrocamiento como presidente de Libia, los
grandes reclutadores de estrellas. A veces en cumpleaños en Trípoli,
otras en fiestas de fin de año en St. Barts, contrataron, entre otros, a
Beyoncé, Usher, Nelly Furtado, 50 Cent o Enrique Iglesias. Algunos, como Beyoncé o Furtado, donaron su salario.
El
otro gran foco de dinero sucio para las celebrities han sido las
repúblicas surgidas tras la desintegración soviética. Muchas de ellas
han dado lugar a dictadores sustentados por el petróleo o el gas que se
dan el gusto de llevarse a estrellas occidentales. Ramzan Kadyrov,
por ejemplo, es el «gadafi» de la región. Es el «señor de la guerra»
que controla Chechenia tras la muerte de su padre, el ex presidente
Akhmad Kadyrov, en 2004. En la celebración de su 35 cumpleaños, contrató
a Hillary Swank y Jean Claude Van Damme, y actuaron el cantante Seal y la violinista Vanessa Mae.
Jennifer López ofreció un concierto privado para Kurbanguly Berdymukhamedov,
presidente de Turkmenistán; Kanye West, ahora marido de Kim Kardashian,
cantó en la boda de la hija de Nursultan Nazarbayev, dictador de
Kazajistán; Sting se llenó los bolsillos con la familia de Islam
Karimov, mandamás de Uzbekistán, con un historial espeluznante de
violaciones de derechos humanos. Sting incluso lo justificó en que los «boicots culturales» son «contraproducentes». Lo que sí fue productivo fue su tiempo: se calcula que cobró entre 1,5 y 3 millones de dólares por bailarle el agua a un dictador sanguinario.
La visita de Minaj habrá sido el acontecimiento social de la temporada en Angola y una alegría para su cuenta bancaria, pero también supone un puñetazo a la imagen de la rapera. Hace dos semanas, Human Rights Foundation (HRF) advirtió que detrás de Unitel está Isabel dos Santos, hija del dictador angoleño José Eduardo dos Santos. La compañía de telecomunicaciones no es la única empresa con la que Dos Santos ha engordado su fortuna –a golpe de soborno y decreto presidencial–, en un país que controla desde hace más de tres décadas con puño de hierro y violaciones constantes a los derechos humanos. Su hija Isabel es la multimillonaria más joven de África, con intereses, según «Slate», en el petróleo, la construcción, las telecomunicaciones y los llamados «diamantes de sangre». Este mismo mes, Transparencia Internacional la situó como uno de los quince casos más graves del mundo de «corrupción a gran escala». HRF rogó a Minaj que cancelara su actuación, pero la rapera hizo oídos sordos: se subió al escenario y lo celebró en un vídeo en Instagram con el mensaje «Angola se lleva mi corazón». Por ello ha cobrado 2 millones de dólares.
Es difícil pensar que Minaj no supiera nada de la mala fama de la familia presidencial angoleña. Otra estrella «pop» estadounidense, Mariah Carey, con quien compartió jurado en el reality televisivo «American Idol», cantó para los Dos Santos en una gala similar en 2013. Carey era reincidente y con agravante, ya que había prometido no actuar nunca más para un dictador después de que se conociera que participó en un espectáculo privado para el dictador libio Muammar Gadafi. Tuvo que despedir a su representante ante la indignación de sus seguidores.
Carey y Minaj no son excepciones, ni un fenómeno reciente. En 1974, el dictador de Zaire Mobutu Sese Seko organizó un festival espectacular en Kinshasa con una legión de estrellas del momento: James Brown, Celia Cruz, B.B. King y Bill Withers estaban entre los contratados, preparados para actuar antes de la gran estrategia publicitaria de Sese Seko, el legendario combate de boxeo entre Mohammad Ali y George Foreman (que finalmente se postpuso).
De viejos dictadores a reyes contemporáneos: a Erykah Badu le llovieron las críticas el año pasado por cantar en la fiesta de cumpleaños del Mswati III, el Rey de Swazilandia, un pequeño país encajonado entre Sudáfrica y Mozambique. Amnistía Internacional considera a Mswati el último monarca absolutista de África y HRF le califica de «cleptócrata». Badu se disculpó y dijo que no era consciente de la situación política del país y que repartió el dinero entre el servicio de la casa en la que se alojó.
También en África, pero en la otra punta del continente, residía la dictadura con más gusto por los famosos. Muammar Gadafi y sus hijos eran, hasta su derrocamiento como presidente de Libia, los grandes reclutadores de estrellas. A veces en cumpleaños en Trípoli, otras en fiestas de fin de año en St. Barts, contrataron, entre otros, a Beyoncé, Usher, Nelly Furtado, 50 Cent o Enrique Iglesias. Algunos, como Beyoncé o Furtado, donaron su salario.
El otro gran foco de dinero sucio para las celebrities han sido las repúblicas surgidas tras la desintegración soviética. Muchas de ellas han dado lugar a dictadores sustentados por el petróleo o el gas que se dan el gusto de llevarse a estrellas occidentales. Ramzan Kadyrov, por ejemplo, es el «gadafi» de la región. Es el «señor de la guerra» que controla Chechenia tras la muerte de su padre, el ex presidente Akhmad Kadyrov, en 2004. En la celebración de su 35 cumpleaños, contrató a Hillary Swank y Jean Claude Van Damme, y actuaron el cantante Seal y la violinista Vanessa Mae.
Jennifer López ofreció un concierto privado para Kurbanguly Berdymukhamedov, presidente de Turkmenistán; Kanye West, ahora marido de Kim Kardashian, cantó en la boda de la hija de Nursultan Nazarbayev, dictador de Kazajistán; Sting se llenó los bolsillos con la familia de Islam Karimov, mandamás de Uzbekistán, con un historial espeluznante de violaciones de derechos humanos. Sting incluso lo justificó en que los «boicots culturales» son «contraproducentes». Lo que sí fue productivo fue su tiempo: se calcula que cobró entre 1,5 y 3 millones de dólares por bailarle el agua a un dictador sanguinario.
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