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Una promesa para una dura misión: no comprar durante 30 días, y se acerca la navidad...
Es tan fuerte mi determinación, que he decidido a extenderla a esa otra esfera de mi existencia en la que no he conseguido cumplir ni una de las reglas de la sostenibilidad y la ecología. Me refiero al mercado del amor, donde me he especializado en el fast fashion, artículos de usar y tirar, de rápida circulación, que funcionan como básicos y cuyo principal atributo es que absolutamente todos se habrán autodestruido antes de que llegue la próxima temporada. Mis nietos -de haberlos, que a este paso no sé yo- no podrán heredar nada (afortunadamente).
Para corregir este patrón de consumo irresponsable, he decidido dejar de merodear a los hombres. Bueno, y si acaso tanteara o tantease alguno que otro, sería solo con propósitos elevados, antropológicos y teóricos. Por ejemplo, escribir esta columna o hacer alguna obra social. Pero prometo que no voy a consumir. Declaro oficialmente iniciada la temporada de barbecho. Duración: 30 días hábiles.
El barbecho es ese tiempo en que no se cultiva nada en una tierra para que recupere nutrientes para la próxima cosecha. Pues eso: he desaparecido de Tinder, Hapnn y hasta de OK Cupid, que es ese sitio serio donde la gente jura que va a buscar el amor. Me he retirado con dolor, dejando varias historias a medias. El efecto será parecido al de Cenicienta cuando se esfumaba a medianoche. Los dejaré con la miel en los labios y todo el mundo sabe que no hay mejor sistema para convertirse en objeto de deseo.
Con el objetivo de mantener mi mes de abstinencia, no ha sido suficiente con desactivar mi perfil, también he tenido que borrar las aplicaciones mencionadas de la pantalla. Soy una adicta y debo mantenerme alejada de la tentación.
Ahora, con solo un día de desintoxicación, me siento una mujer plena, que disfruta de su vida... y está deseando volver al mercado de la carne. He consultado sobre este asunto con un amigo experto en este método: "Esto es como el mercado del lujo me ha dicho, tienes que convertirte en un valor aspiracional creando la ilusión de escasez. ¡A la vuelta serás una novedad! ¡Un clásico renovado! ¡Una pieza vintage!".
Y en eso estoy, simulando exclusividad para que crean que soy de serie limitada mientras proceso todas las respuestas de mi amigo.
- Moraleja
- Cosas que hacer
TÍTULO: 7 DIAS CITAS - LA ERA DEL CULO TAMBIEN PARA ELLOS,.
La era del culo... también para ellos -foto
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Los famosos se desnudan para presumir de nalgas. «A las mujeres nos gusta ver un buen trasero», dice una sexóloga,.
Donde se ponga un buen culo, que se quite lo demás». La frase cada vez se escucha más entre el público femenino. Y viendo cómo ellos presumen de nalgas en las redes sociales, parece que se lo toman al pie de la letra. Sobre todo los famosos. El último: el actor John Stamos, más conocido como el tío Jesse en ‘Padres forzosos’ y que en su momento ya hizo suspirar a toda una generación. A sus 52 años, el intérprete posa mostrando en todo su esplendor su trasero en blanco negro vestido solo con una camisa vaquera. La lista sigue con Justin Bieber, Jon Kortajarena, Enrique Iglesias y el diseñador Marc Jacobs. Casi se tarda menos en enumerar los que aún no han enseñado sus posaderas.
Los expertos coinciden en que ellos han entrado de lleno en la «era del culo». Las famosas llevan un tiempo sabiendo que ahora el pecho ha pasado a un segundo plano y lo que más tira, en términos mediáticos, son las posaderas. Ahí está Kim Kardashian, propietaria de la más famosa de todas ellas. Los hombres han tomado nota y han empezado a bajarse los pantalones en anuncios, revistas y en sus redes sociales. Sin duda que es una manera rápida y directa de reclamar atención. «Las mujeres cuando hablan de la belleza de un hombre ya no son tan ñoñas. Atrás se ha dejado eso de las manos y los ojos; igual que a ellos les gusta un buen culo, a nosotras también. Y ellos también quieren presumir», puntualiza entre risas la sexóloga malagueña Esther del Moral.
Lo de exhibir glúteos viene de lejos. Ya lo hacían, y en abundancia, los antiguos griegos. «Tradicionalmente se le ha prestado atención y ahora ha resurgido como una manera de erotizar esta zona y también, por qué no, de llamar la atención y decir ‘mira de lo que soy capaz’», resalta Antonio López, del Instituto de Sexología Al Ándalus de Granada.
Las ‘celebrities’ han abierto la veda al resto de los mortales. Ya no es extraño encontrarse ‘belfis’, es decir, selfis de las partes traseras (viene del inglés bum –nalga– y selfi). ¡Incluso hay instrucciones para hacerlos perfectamente! Elegir bien la luz para esconder imperfecciones, hidratar mucho las nalgas para que brillen, pellizcarlas para darles color... sin olvidar que no tengan ni un pelo. La depilación masculina también ha llegado a ese rincón. Y crece el número de varones que pasan por el quirófano para ponerse implantes (el culo más copiado es el de Antonio Banderas). Ahora toca enseñárselo a todo el mundo. Es el triunfo de una moda que va de culo.
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