EL HORMIGUERO VIERNES 1 ENERO - El cineasta Rodrigo Cortés y escritor,./ ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - El calzonazos,.
TÍTULO: EL HORMIGUERO VIERNES 1 ENERO - El cineasta Rodrigo Cortés y escritor,.
El cine implica mucho dolor que nadie conoce,.
El creador de 'Buried' publica el libro 'Dormir es de patos', una
colección de sentencias breves con las indagas en las caras múltiples de
la realidad,.
Rodrigo Cortés Cineasta y escritor,.
Rodrigo Cortés es un hombre al que no le asustan los retos y que odia
quejarse. Es uno de los pocos españoles que se ha aventurado en el
mercado anglosajón y dirigido a actores de la talla de Robert de Niro o
Sigourney Weaver. Lleva años sin firmar un largometraje, aunque durante
este tiempo no ha parado. Ha escrito guiones, trabajado en publicidad y
producido películas. El creador de 'Buried' acaba de publicar 'Dormir es
de patos' (Delirio), un libro de sentencias breves que prefiere llamar
«antiaforismos».
¿Por qué a sus textos a sus escritos antiaforismos?
Tengo la impresión de que los aforismos tienen un componente casi
didáctico que aparece de forma inconsciente. Y lo que yo hago no
pretende tener esa función. Lo que busco es expresar una determinada
mirada que no define una realidad, sino una perspectiva, que a su vez
delata una ubicación.
¿Le gustaría rodar una comedia?
De un modo u otro siempre he rodado comedias. 'Buried' se puede
considerar una comedia sobre las compañías telefónicas que bien pudiera
haber sido encargada a Kafka. En todo lo que he hecho, incluida 'Luces
rojas', hay una mirada envenenada y vitriólica del mundo. Sólo cuando te
elevas por encima de esa gravedad y consigues hablar de lo más oscuro
con el tamiz del humor se consigue algo que merece la pena; se logra
entonces una negrura que ni siguiera sirve de catarsis para uno mismo.
¿Cree que el Gobierno maltrata al cine español?
Soy de los piensan que llorar nunca es efectivo para lograr algo.
Creo firmemente en la responsabilidad individual y que el tablero es el
que es y no se discute. No pierdo un segundo en eso. Lo mío es imaginar
una meta y tratar de encontrar el camino que conduzca a ella. Si es
preciso desbrozar con un machete la espesura lo hago, pero nunca se me
ocurre culpar a la espesura.
Dice que España necesita un exorcista más que un estadista. ¿Tan mal lo ve?
Si algo nos sobra son quejas. El español se define por su complejo y
lo único que hace mejor que infravalorar es sobrevalorar. Me interesa
proyectar una mirada neutra sobre las cosas que me permita hacer la
mejor jugada posible dentro del tablero. Mi relación con el entorno en
realidad es amable.
¿Y cuál es entonces el principal complejo del español?
Él mismo. El complejo del español es una constante observación de sí
mismo que le impide muchas veces moverse porque de antemano ha sido
juzgado por sí mismo. Al español le preocupa más la posible reacción que
la funcionalidad o el pretendido poder de ese movimiento. Y eso nos
resta impunidad, que a veces es fundamental para golpear con fuerza.
¿Hay que ser muy obstinado para rodar una película?
Hay que ser genéticamente aragonés para sacar adelante una película.
Hay mil motivos por los que una película es imposible y solo uno la hace
posible. El cine se puede definir como la consecución de una
improbabilidad estadística, y para poder luchar contra la estadística
hace falta un determinado carácter que hace que los muros aparezcan algo
más invisibles de lo que son, que la ley de la gravedad opere con un
poco más de retraso.
¿Por qué hace tanto tiempo que no filma un largometraje?
En este tiempo he producido dos películas, he escrito varios guiones,
he publicado tres libros, he hecho publicidad y cortometrajes, pero es
verdad que llevo tres años sin rodar un largo. Ahora estoy trabajando en
tres proyectos complejos de forma paralela. Todos ellos exigen el
ordenamiento de muchas piezas.
¿Está todo inventado en el cine?
Tan legítimo es decir un 'sí' como un 'no' de modo rotundo. Porque
cuando uno inventa algo que no estaba antes lo que hace en realidad es
contar una historia. Pero aunque se usen los mismos recursos expresivos,
siempre hay una forma distinta de hacerlo.
Publica casi todos sus antiaforismos en Twitter. Parece mucho más sencillo escribir que hacer cine.
Los escribo con el móvil. El trabajo cinematográfico implica mucho
dolor que es desconocido por el gran público, mientras que la escritura
es más directa y reporta resultados inmediatos. Por ejemplo, cuando
haces una película, primero hay que escribirla, luego conseguir la
financiación y a continuación diseñar una logística para poder
desarrollarla. Al final se acaba manejando un equipo de 150 personas
que, con la intervención de los extras, puede llegar a 4.000.
¿Es parte intrínseca del oficio?
Sí. La gente tiende a pensar que el trabajo de director se parece al
del dibujante, por cuanto uno determina ángulos y perspectivas y se
ocupa de la parte narrativa de algo. Pero casi nunca se habla de lo que
sucede cuando queda media hora de luz natural y faltan por rodar ochos
planos, sabiendo que no volverás nunca a ese sitio porque es imposible,
carísimo y hay que resolver ya la secuencia.
TÍTULO: ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - El calzonazos,.
ATENCION Y OBRAS ! CINE -
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
Cine - El calzonazos,.
El calzonazos
España, Rusia y Rumanía, únicos países donde triunfa la imposición,.
En el trabajo me dicen a veces que soy un calzonazos. En casa,
también porque no me impongo, no discuto y negocio demasiado. No me
gusta que me llamen calzonazos. Más que nada porque nadie considera una
virtud ser así. También porque a los calzonazos se les asocia con los
cobardes, los pusilánimes y los fácilmente manejables y sin
personalidad. Pero qué le voy a hacer, no soy capaz de imponer y todo lo
negocio. Además, tengo una maldita capacidad de empatizar que me lleva a
disfrutar más si disfruta el otro que si disfruto yo. Y aunque esto
pueda parecer una virtud, a mí siempre me ha parecido una desgracia,
incluso una patología que me debería llevar al diván del algún
psicólogo.
El caso es que así transcurría mi vida, entre el complejo y la
convicción, cuando, sin avisar, ha llegado a España la nueva política,
algo en lo que no creo y que solo considero nueva estrategia, pero que
me ha venido muy bien porque ha puesto de moda la figura de quien
negocia, cede, escucha, pacta... O sea, del calzonazos. Súbitamente, mi
complejo se ha convertido en una gracia y estoy un poco descolocado,
sospechando que todo es una moda pasajera porque en mi entorno cercano
me siguen pidiendo que me imponga y con quienes negocio y cedo, en
cuanto me doy la vuelta, me siguen llamando calzonazos.
En España, triunfa desde hace 80 años la cultura política de la
imposición. Ya fuera Franco desde la ilegalidad golpista, ya fueran UCD,
PSOE o PP desde la legalidad democrática, se gobernaba aplicando
autoritariamente las ideas del dictador impuesto o del triunfador
electo. Si ganaba el PSOE las elecciones generales, se entendía que era
el depositario de la verdad revelada e imponía su programa. Si ganaba el
PP, pues lo mismo. Lo que ha sucedido el 20D es que esta cultura de la
imposición se ha acabado y ahora tienen que entrar en liza los
negociadores para buscar mediante acuerdos el interés general. O sea, es
tiempo de calzonazos y va a resultar que servidor no era un cobarde y
un blandengue, que consentía demasiado a su hijo o a quienes dirigía,
sino un padre y jefe adelantado a su tiempo.
En mi caso personal, simplemente ironizo. En el caso de España, la
cuestión es más seria porque ha desatado en todos nosotros una duda
capital: ¿seremos capaces de negociar, no acabarán nuestros líderes
prefiriendo imponer el bien propio al común para no ser tildados de
calzonazos? Los primeros movimientos sugieren que aquí todos temen ceder
y parecer pusilánimes. Con tanta línea roja marcada, ya sea por Pablo
Iglesias, ya sea por Susana Díaz, da la impresión de que, ¡oh gran
paradoja!, se prefiere ser oposición a ser gobierno para así, cuando se
repitan las elecciones, volver a arrasar y a retomar la cultura de la
imposición.
En la web Politikon, Pablo Simón y María Ramos publicaron el 1 de
junio de 2015 un interesante trabajo. En él se demuestra que, hasta las
pasadas elecciones generales, en Europa, solo Rusia, Rumanía y España no
habían tenido nunca gobiernos de coalición. Hay coalición de dos
partidos en Austria y Alemania, la hubo en Gran Bretaña y es común en
Francia. En Bélgica, gobiernan cuatro partidos, en Finlandia y en
Portugal, tres e incluso Syriza en Grecia se ha aliado con un partido
nacionalista de derechas. Aunque los más "calzonazos" son los daneses:
allí llevan cediendo todos desde 1909, fecha de su última mayoría
absoluta.
Incluso en la España autonómica, las coaliciones son habituales. De
hecho, según el trabajo de Politikon, de los 170 gobiernos regionales
habidos en España entre 1981 y 2015, solo 67 (39.4%) han sido de mayoría
parlamentaria y únicamente Castilla la Mancha y Murcia habían tenido
siempre mayorías absolutas hasta perderlas el pasado mes de mayo. Como
ven, lo normal en Europa y en las regiones españolas es negociar. En los
próximos días veremos si esta normalidad llega al gobierno del Estado o
si se impone el miedo a ceder y a pasar por calzonazos.
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