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actualidad - Macrogranjas, ¿ángel o demonio?, Jueves - 13, 20 - Enero .
Macrogranjas, ¿ángel o demonio?, - Jueves - 13 , 20 - Enero , 23.40 - después de ‘Néboa’, en La 1 / foto,.
Macrogranjas, ¿ángel o demonio?,.
Los ecologistas ven contaminación y maltrato y el sector un modelo «ejemplar» y «sostenible» y un caso de éxito mundial,.
El ministro de Consumo abrió esta semana su particular caja de Pandora cuando contrapuso las bondades de la ganadería tradicional (la de pastos a cielo abierto o extensiva) con los supuestos perjuicios de la intensiva, la de grandes naves con cientos o miles de animales que nacen y engordan en su interior, o que producen en idéntico encierro huevos o leche. Alberto Garzón recibió los aplausos de ecologistas y animalistas y puso en pie de guerra a los ganaderos y productores cárnicos cuando declaró al británico 'The Guardian' que las macrogranjas tienen en España un número desproporcionado, un impacto ecológico descomunal y que son lugares donde se maltrata a los animales destinados al consumo.
El resultado, más allá del posterior y persistente rifirrafe entre políticos, son dos versiones totalmente antagónicas sobre lo que significan y suponen las granjas intensivas. Los ecologistas, en este caso representados por el análisis de Greenpeace, ven solo un modelo de producción depredador, que crece en España de forma «desmesurada y desproporcionada», que «hacina» de por vida al ganado y las aves, que «envenena» el suelo y el agua y que contribuye al cambio climático con una significativa emisión de metano a la atmósfera. Su exigencia es clara: no más licencias para abrir o ampliar macrogranjas y reducción al 50% de la cabaña ganadera intensiva.
Las organizaciones de productores, por su parte, consideran que la ganadería intensiva es el único modelo de negocio «viable» hoy en día, rechazan el papel de sector especialmente contaminante, niegan la existencia de maltrato animal y aseguran que, de hecho, su gran crecimiento en este siglo es en realidad un historia de «éxito» exportador a más de un centenar de países, justo por ser explotaciones «ejemplares», «modernas», «sostenibles» y «de calidad».
La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) y la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor) comienzan por desechar el término macrogranja, pues lo consideran peyorativo y, además, defienden que justo en España es uno de los pocos países en que no existen este tipo de infraestructuras. Prefieren el concepto ganadería intensiva o, en su caso, la etiqueta de «grandes granjas». Recuerdan que España es el único país del mundo que fija un límite a las granjas porcinas (un máximo de 3.500 cerdas de cría o 7.200 cerdos de engorde) y que ya prepara decretos gubernamentales con topes similares para el vacuno y las aves.
En España hay unas 2.200 grandes explotaciones. Tienen más de 2.000 cerdas de cría o más de 4.000 de engorde. Solo hay unas 7 u 8 granjas con entre 5.000 y 8.000 cerdas, no afectadas por los topes porque se crearon antes de 2000, cuando se fijaron los límites. Los grandes criaderos representan el 35% de la producción porcina. En China, explican, se abren granjas de 82.000 cerdos y en el resto de Europa también pueden juntar las cabezas que le dé la gana.
Sin ganadería intensiva, aseguran, este sector no sería rentable. Una granja de 2.000 cerdos de engorde es una explotación familiar que como mucho dará unas ganancias anuales de 15.000 euros; para dar el salto a una pyme habrá que ir al tope de 3.500 cerdas de cría, que permitirá unos diez empleados, calcula Miguel Ángel Higuera, director de Anprogapor.
Hay unas 2.200 granjas con más de 2.000 puercos, con un tope de 3.500 cerdas de cría o de 7.200 de cebo, máximos legales
Lo que no niegan, ni uno ni otro ganadero, es que España es líder mundial en ganadería (el primer productor de porcino europeo y el tercero del mundo), con un fuerte crecimiento en los últimos años, pero defienden que ese es un dato para el «orgullo», que genera un notable desarrollo económico y medio millón de empleos, y que se debe justo «a que somos el mejor país garantizando el bienestar animal» y el territorio (la UE) con la legislación más exigente del mundo en «calidad» del producto y respeto al medio ambiente y al ganado.
La guerra de los purines
Greenpeace asegura todo lo contrario. Solo ve una España que produce 10 veces más carne que hace medio siglo y tiene 13 veces más cerdos que hace solo una década. Un país, sobre todo en zonas como Cataluña y Aragón, que arrincona la ganadería tradicional («sostenible y respetuosa con la biodiversidad»), que ya no representa más del 25%, y que fomenta una crianza industrial «insostenible». Un territorio que «envenena» el agua potable con los nitratos de los purines y de los cultivos para el forraje y que contribuye al calentamiento global con el metano de las flatulencias del vacuno y los gases equivalentes al CO2 que generan estas macrogranjas y sus suministradores.
Les achacan de forma directa e indirecta hasta el 22% de los gases de efecto invernadero españoles y la mayor parte de la culpa de que el 30% de las aguas dulces subterráneas y el 50% de las superficiales estén contaminadas, con un empeoramiento, añaden, del 50% en el último cuatrienio.
Los ganaderos rechazan la acusación. En cuanto a los gases de efecto invernadero, indican que los datos oficiales de 2021 atribuyen a su sector un 8% y no un 22% –«¿por qué no señalan con igual saña a quienes generan el 93% restante?», protesta Diego Juste, portavoz de UPA–. Y en cuanto a los nitratos, dicen que su contaminación es mínima, porque el sector, de manera mayoritaria, cumple con la normativa de almacenar los purines en piscinas herméticas, para su posterior uso como abono biológico.
TITULO: LAS GAFAS ROJAS - Planas defiende a todo el sector ganadero frente a las críticas de Garzón,.
LAS GAFAS ROJAS - Planas defiende a todo el sector ganadero frente a las críticas de Garzón , fotos.
Planas defiende a todo el sector ganadero frente a las críticas de Garzón,.
El ministro de Agricultura puntualiza al de Consumo que el Gobierno apoya todas las explotaciones, «extensivas e intensivas».
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha salido en defensa de todo el sector ganadero español, sin matizar el tipo de explotación que se trate, después de que el ministro de Consumo, Alberto Garzón, haya puesto en entredicho el funcionamiento de las macrogranjas en una polémica que no cesa durante los últimos días. Planas no ha hecho ninguna referencia directa a su compañero de gabinete, pero sí ha indicado que su «responsabilidad e interés» es con todo el sector ganadero.
Se trata de las primeras declaraciones públicas que el titular de Agricultura realiza -lo ha hecho en una entrevista en la Cadena SER- después del revuelo formado tras la entrevista concedida por Garzón a 'The Guardian' en el que insistía en su crítica a las grandes explotaciones intensivas de ganado españolas y la calidad de la carne que de ahí sale. «Puedo decir en voz alta siempre, que es un sector clave en nuestra alimentación, en nuestra economía y en la realidad de muchas zonas rurales de España», ha afirmado Planas, quien ha recordado que se trata de «un sector potente».
Por eso, ha agregado, «tanto la ganadería intensiva como la extensiva las apoya plenamente el Gobierno». Planas no ha querido hacer ninguna distinción para evitar que la crítica de Garzón siga convirtiéndose en un problema ante los ganaderos, sobre todo de cara a las inminentes elecciones autonómicas de Castilla y León. El ministro de Agricultura ha apostado por «trabajar juntos» con comunidades y ayuntamientos para «el objetivo común de mayor sostenibilidad económica, ambiental y social de la ganadería». Y ha recordado que el Ejecutivo ha aprobado varios decretos para regular las condiciones y características de las granjas tanto de cerdos como de ganado bovino.
No es la primera vez que Planas tiene que salir en defensa del sector ganadero por unas controvertidas declaraciones de Garzón. El verano pasado, el titular de Consumo cargaba contra el consumo de carne por las emisiones que las explotaciones ganaderas provocaban en el medio ambiente. La polémica del chuletón obligó incluso al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a pronunciarse a favor de este plato culinario. Y Planas, en una entrevista concedida a este diario, explicaba que no le gustaba «quien señala con el dedo a mis agricultores y ganaderos como los mayores emisores, porque no es verdad».
Apenas seis meses después, la polémica sobre las macrogranjas planea sobre la precampaña autonómica de Castilla y León. Esta misma mañana, el presidente del PP, Pablo Casado, exigía a Pedro Sánchez que cese al ministro de Consumo por sus «ataques» a los agricultores y ganaderos, a quienes «los ministros quitan el sueño». «Pido una rectificación, una disculpa, que se asuman responsabilidades», ha demandado Casado en una intervención en la clausura de la Intermunicipal del PP de Castilla y León que ha realizado de forma telemática por su positivo en Covid-19, mientras espera volver esta semana al trabajo presencial tras hacerse una nueva prueba el lunes.
TITULO: EN PORTADA CRONICAS MUJERES VIAJERAS - ¿Eres adicto a las compras 'online'? Estos son los síntomas de alerta ., . Jueves - 13, 20 - Enero,.
El Jueves - 13, 20 - Enero a las 23:30 en La 2,./ foto.
¿Eres adicto a las compras 'online'? Estos son los síntomas de alerta .,
El choque de realidad llega a final de mes, cuando ves que has gastado 800 euros y no sabes ni en qué»,.
Cada final de mes llega el susto: 800 euros, 900, más de 1.000 incluso. «¡Pero si es la mitad de mi sueldo!». Cristina Pereira (Madrid, 41 años) sabe que con ese dinero y con bastante menos podría estar pagando otra hipoteca, o la que todavía tiene, mismamente. Pero se lo gasta en compras 'online'. «Tengo más de veinte pares de botas, diez abrigos, zapatos ni sé... Y cosas sin estrenar en el armario, con la etiqueta puesta todavía. No necesito nada de lo que compro, pero no puedo evitarlo».
Para que nos hagamos una idea del «problema» –ella reconoce que lo es–, un dato: cada español gastó 2.236 euros de media en compras por internet en 2020, un 11% más que el año anterior, según los datos publicados por el Observatorio Cetelem de BNP Paribas Personal Finance. En esta media está quien solo hace 'online' la compra del supermercado –gastando 200 euros al mes en comida ya se llega–, quien compra un capricho de vez en cuando, quien ha agotado el tope de una vez porque se ha comprado un ordenador de última generación y no vuelve a hacer click en todo el año... y Cristina, que en tres meses supera esa cifra. A través del relato de Cristina, y en pleno apogeo de rebajas, tres psicólogos ayudan a detectar cuándo una persona ha entrado en «el bucle» de la adicción a las compras 'online'.
Empezar es tan fácil
«Siempre me ha gustado el ritual de ir de tiendas, pero hace unos diez años empecé a comprar también 'online'. ¡Es tan fácil! Demasiado. Y ese es el problema. Que te lo ponen fácil las tiendas, los bancos... ¡Pero si no necesitas ni meter la tarjeta de crédito. Basta un click y te traen el paquete a casa. Es muy fácil engancharse. Yo puedo comprar durante días y días seguidos: ropa, cosas para mi hija, adornos de casa... Da igual, la cosa es comprar».
Esa facilidad del click de la que habla Cristina se llama en marketing 'journey of customer' (viaje del cliente). «La idea es hacer ese viaje lo más sencillo posible, que no haya ningún punto de resistencia que te haga arrepentirte. El gesto de meter el número de tarjeta es delicado, por eso se ha simplificado tanto», explica José Ortiz Gordo, coordinador del grupo de psicología y marketing, publicidad y consumo del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Y completa su colega, Juan José López Marañón, psicólogo experto en recursos humanos y marketing: «Cuando vas a una tienda física sí hay puntos de resistencia. Por ejemplo la espera en caja, que hace que algunas personas se vayan sin comprar». No solo es fácil comprar, advierten los psicólogos, es que lo difícil es parar: «Cuando compras un jersey, te sale un mensaje que dice: 'Completa tu look' y te recomiendan un producto asociado, un pantalón, unos zapatos... O te dicen: 'Amigos tuyos han comprado también...'. De modo que la compra es un 'to be continue', no acaba».
Y como no acaba, sigues y sigues. «Para que estemos hablando de una adicción se tienen que dar varias circunstancias. La primera, un deseo irrefrenable por comprar, es decir, la persona no tiene control sobre el impulso», advierte Elena Daprá, psicóloga clínica experta en bienestar psicológico en la empresa. Y añade otro: «Si en el momento de la compra la página se queda colgada, se va internet, da error... esa persona siente un intenso malestar interno, irritabilidad, nerviosismo...».
El subidón
«Cada vez que me llega un paquete me hace una ilusión tremenda. Es como si me trajeran un regalo. Aunque sé lo que es porque lo he comprado yo, la sensación de abrir la caja y verlo físicamente... ¡Si hasta te cae bien el repartidor!».
¿Por qué nos gusta comprar? «Nos gusta porque al comprar segregas endorfinas, obtienes una recompensa neurológica, un placer, un subidón», explica Juan José López Marañón. Es otro de los síntomas que apunta Elena Daprá –también vocal de sección de psicología de las organizaciones del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid– para identificar una adicción: una respuesta emocional intensa. «No es que eso que te acabas de comprar te encante, es que te 'super-mega-encanta'. Pero esa emoción es tan intensa que fisiológicamente no se puede mantener en el tiempo, de modo que tras ella llega el alivio: 'ya está'. La persona siente bienestar al acabar la compra. Y eso puede cronificar el problema».
...Y el bajón
«Cada vez que veo lo que me he gastado me siento absolutamente culpable. Tras el subidón de la compra siempre siento un momento de bajón. No solo eso, a veces compro ropa y ni la estreno. Ahí está en el armario, con la etiqueta aún puesta».
A propósito de esto Elena Daprá llama la atención sobre otras dos pistas que delatan adicción: «La primera de ella es comprar cosas innecesarias. Porque con dos jerséis cualquiera podría pasar un invierno, ¿no? Pero, ¿quién tiene solo dos jerséis? La diferencia para distinguir al adicto del que no lo es radica en que el adicto te dirá que 'necesita' otro jersey, no te dirá que se lo ha comprado simplemente porque le gusta, sino que argumentará una necesidad que en realidad no es tal. En segundo lugar, el adicto pierde el interés de inmediato. Una vez que compra el jersey ya no lo valora y quiere otro, tal vez no llegue ni a ponérselo. Si tú te compras algo y estás deseando quitarle la etiqueta para estrenarlo puede que seas una persona que se ha pasado comprando en un determinado momento, pero, por lo general, no será problemático. El problema es cuando lo compras y no tienes ni siquiera interés en ponértelo».
El shock
«Cada final de mes me choco contra la realidad y me da un bajón... Llega el extracto del banco y veo que me he gastado más de 800 euros, casi no me lo creo. ¿Cuándo he llegado a esa cantidad, qué he comprado? Es casi la mitad de mi sueldo y en eso no está incluida ni la hipoteca, ni la luz, ni la comida, ni la gasolina. No tengo capacidad de ahorro».
«Nadie es nadie para decir en qué se tiene que gastar otra persona el dinero, pero 800 euros mensuales es una barbaridad. Con ese dinero te puedes comprar una vivienda», comenta el psicólogo Juan José López Marañón. Y explica cómo se llega a esas cantidades y a más: «Comprar 'online' es como entrar en Disneylandia, como cuando vas a otra ciudad y por la novedad gastas más. Empiezas gastando 10 euros en tu primera compra, y 12 en la segunda porque total, no es tanto. Y luego subes a 15... A veces te ponen al lado un producto de 200 euros pero como el que te interesa cuesta 100 ya no te parece tan caro. Es una técnica habitual, poner primero el objeto más caro con todos los extras y luego ir rebajando: este tiene un 10% de descuento, este otro un 25%... Además te ofrecen pago a plazos o cargártelo a la tarjeta dentro de un mes. Cuando pagas con dinero contante y sonante tienes más consciencia de lo que gastas, pero el pago simbólico es distinto, actúas tan rápido que no te da tiempo a pensar en lo que estás desembolsando».
Elena Daprá advierte de que el problema no es tanto que sean 800 euros como esa falta de control. «Hay gente que te dice: 'Pero, ¿cómo me he gastado 1.200 euros? Es imposible'. No son conscientes. Y no lo son porque hay una pérdida absoluta de control del gasto. Y la pérdida de control se puede dar gastando mil euros al mes o solo cien, no debe engañarnos la cantidad».
Esquivar los anzuelos
«Voy a dejar de mirar Instagram porque se ha convertido en un escaparate con un millón de ofertas. Todo es publicidad, es el anzuelo por excelencia. Te pones a ojear y enseguida encuentras algo: 'Ay qué bonito'. Y lo compras solo porque te ha entrado por el ojo. Tiene un peligro... Y también he dejado de comprar a mediodía, cuando salía del trabajo para comer».
Frente a la abundancia de oferta, destaca José Ortiz Gordo, creativo también de Rookie Soul, la escasez como gancho. «Hay productos que salen a la venta un miércoles a las nueve de la mañana, por ejemplo, y se agotan en horas. Es decir, o lo compras ya o desaparece, y esa 'escasez' hace que se convierta en objeto de deseo. Igual son unas zapatillas que cuestan tres veces más que otras parecidas, pero se ha creado la deseabilidad social, son tan exclusivas que te hacen sentir especial. Y las pagas. No solo eso, cuando las compras sientes que es un logro, que has superado el reto», señala el ejemplo el psicólogo, que alerta también sobre los anzuelos del tipo 'esta oportunidad caduca a los tres días', 'si compras hoy te sale un 10% más barato'... «¿Qué es lo que piensas automáticamente? 'Voy a aprovechar, que lo pierdo'. Lo que no te dicen es que te van a dar oportunidades de esas todas las semanas».
El tratamiento
La psicóloga Elena Daprá explica en cinco pasos, y analizando el caso de Cristina, el tratamiento que deben seguir las personas que sufren de adicción a las compras.
Paso 1: Tomar conciencia de que existe un problema: «Cristina ya está en este punto, ya se ha dado cuenta de que tiene un problema. Y ese es el comienzo».
Paso 2: Determinar el compromiso con la mejora: «También lo ha hecho porque se ha propuesto gastar menos los siguientes meses, incluso ha fijado un tope de dinero».
Paso 3: Estrategias de autocontrol: «Puede haber muchas. Hay pacientes que borran las aplicaciones de marcas y tiendas delante de mí, también es bueno hacer una lista de las cosas 'necesarias' e incluso fijar un presupuesto, si es Navidad, por ejemplo, apuntas los regalos: para tu madre, para tu primo, para los amigos, etc y estableces una cantidad. Otra estrategia con buen resultado es ir acompañado a comprar porque si vas con alguien hará de 'Pepito Grillo': '¿Para qué quieres esto?' En el caso de Cristina, ella ha dicho que quiere dejar Instagram y es un paso».
Paso 4: Disminuir las conductas desadaptativas: «Cristina aprovechaba la hora del descanso para comer para hacer compras. Ya no lo hace».
Paso 5: Disminuir la ansiedad: «La respuesta incompatible con la ansiedad es la relajación. Así que hay que entrenarla. Cuando nos asalten deseos irrefrenables de comprar hay que soltar el móvil, cerrar los ojos y respirar».
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