CALLEJEROS - ¿ QUÉ HACE UN GITANO VESTIDO DE UNIFORME ?,./ REVISTA CAMPO - LA MEJOR PUBLICIDAD TE LA DA UN CLIENTE SASTISFECHO - JESUS PEDRAZA CARNICERO,.
TÍTULO: CALLEJEROS - ¿ QUÉ HACE UN GITANO VESTIDO DE UNIFORME ?,.
¿Qué hace un gitano vestido de uniforme?,.
Eso es lo que se preguntaba Francisco de chaval, cuando aparcó su
vocación por considerarla irrealizable. Lo corrigió a tiempo y hoy
anima a los niños de su comunidad a perseguir sus sueños,. foto
Los primeros prejuicios que tuvo que superar Francisco para llegar a
cumplir su vocación fueron los suyos propios. Este agente de la Policía
Nacional colabora habitualmente con los grupos de participación
ciudadana del cuerpo, para contar a los niños gitanos en qué consiste su
tarea, ofrecerles un modelo positivo y, tal vez, animarles a buscar un
futuro en las fuerzas de orden público. Nadie ha tenido que explicarle
la importancia de estas sesiones, porque a él mismo le habría venido muy
bien una iniciativa similar cuando era niño. Entonces, la idea de ser
policía le parecía tan atractiva como simplemente irrealizable: «Siempre
me llamaron mucho la atención las fuerzas y cuerpos de seguridad, la
función que realizan, el sentirse útil y ayudar a los demás, pero para
mí eso era como soñar: ¿qué iba a hacer un gitano vestido de uniforme?»,
recuerda que pensaba entonces.
Francisco creció con sus cinco hermanos en la barriada de La Isleta,
en Las Palmas de Gran Canaria, en una de esas casas donde se reubicaba a
las familias sin recursos. «Tanto mi padre como mi madre son gitanos y
mi familia es la tradicional gitana, de esas que hacen los mercadillos,
que jamás fueron al colegio, que tienen las costumbres arraigadas y
sacaron adelante a sus hijos con muchísimo sacrificio. Yo soy el pequeño
y pude terminar el bachillerato, un privilegio que mis hermanos no
tuvieron, ya que empezaron a trabajar muy tempranamente». También él,
tras arrinconar como fantasías infantiles sus aspiraciones de entrar en
la policía, empezó a dedicar los fines de semana a la venta ambulante,
mientras de lunes a viernes iba sacándose el jornal en distintas
empresas.
El punto de inflexión le llegó a los 25 años, cuando se dio cuenta de
que él mismo se había cortado las alas. Por un lado, los empleos que
tenía le daban para vivir bien pero le dejaban insatisfecho; por otro,
cada vez que se encontraba con viejos compañeros de clase que se habían
metido a policías, le insistían en que se animase a dar el paso, porque
nada se lo impedía. Los padres, tan importantes para un gitano
tradicional como Francisco, le proporcionaron el empujón decisivo. «Para
mí, han sido ellos los modelos: ya mayores, él nacido en la posguerra y
ella, una gitana que no sabía apenas leer ni escribir. Pero supieron
hacer de sus hijos personas sacrificadas y responsables, nos enseñaron
lo que se podía conseguir trabajando dignamente. Fueron los que más me
motivaron y me apoyaron». Tras dos años de estudio, en 2007 ingresó en
la academia de la Policía. «Mi vida cambió -asegura-. De mi trabajo me
gusta todo, desde el primer instante de ponerme el uniforme hasta la
última intervención que hago antes de volver a casa. No lo cambio por
nada. Mira que es bonita la palabra orden: yo soy agente del orden.
¡Joder, qué bien suena eso!».
Hace un par de semanas, a Francisco le correspondió una pequeña cuota
de celebridad, cuando la cuenta oficial de la Policía Nacional difundió
en las redes sociales su participación en las jornadas de la ONG
Enseñantes con Gitanos. Aunque también hubo comentarios alentadores,
entre las numerosas respuestas al tuit abundaban los chistes con
distintos grados de carga ofensiva. Lo más leve eran reacciones como
'gitano y se hace policía, vaya chaquetero', en referencia a la
proverbial enemistad de su cultura con las fuerzas del orden.
Un orden que no existía
«Tradicionalmente hemos sido un pueblo reprimido, no solo en cuanto a
movimientos sino también en el ámbito de la educación y en el mundo
laboral. Quizás en otra época los gitanos no eran amigos del orden
sencillamente porque no había orden en nuestro país. Ahora tenemos
acceso a la educación, al trabajo, a las ayudas sociales, a la
integración social, y sí somos amigos del orden, porque tenemos ese
orden llamado democracia. Quien delinque hoy no tiene justificación, sea
gitano o no», argumenta Francisco, que actualmente tiene 36 años y está
destinado en Madrid.
Algo así les explica también a los niños que acuden a los encuentros
con él. «Les digo palabras motivadoras que no son inventadas: que sin
educación no hay progreso; que no hay que dejar de ser gitano, porque es
compatible con poder estudiar; que las limitaciones solo existen en
nosotros y que nada ni nadie nos impide el llegar donde queramos»,
enumera. ¿Y qué le preguntan los chavales, que a lo mejor comparten
aquellas dudas que albergaba él de crío? «Todas las preguntas
importantes van relacionadas con la compatibilidad de llegar a algo y
seguir siendo gitano, con los miedos a que los excluyan por su condición
cultural y también a perder nuestras costumbres. Yo les digo mi
realidad: soy gitano, mi mujer es gitana, mis hijos seguirán teniendo
las costumbres gitanas y mi entorno es mi familia, todos gitanos. Y allí
donde haya que ir, iré, y donde estemos, habrá orden. Ese es el trabajo
de un gitano policía».
TÍTULO: REVISTA CAMPO - LA MEJOR PUBLICIDAD TE LA DA UN CLIENTE SASTISFECHO - JESUS PEDRAZA CARNICERO,.
LA MEJOR PUBLICIDAD TE LA DA UN CLIENTE SASTISFECHO -
Su relación con el campo viene de antiguo. Ahora Jesús Pedraza,
que regenta una carnicería en Navalmoral, ha incorporado una máquina
expendedora,.
Jesús Pedraza Carnicero, foto.
Jesús Pedraza innova en su negocio: se trata de una máquina
expendedora ubicada en la fachada de su carnicería, que por un módico
precio ofrece la posibilidad de obtener tanto carne fresca como
embutidos. De hecho, Pedraza asegura que se trata de una iniciativa
única en la región.
Comenta que en su familia son de tradición ganadera, pero que usted decidió dar el salto al sector servicios...
Así es. Mi familia es ganadera, por lo que podemos decir que he
mamado esta profesión. En el año 1994 empecé a trabajar de carnicero en
diferentes tiendas y en 1996 me establecí por mi cuenta. Y hasta el día
de hoy. Nuestra actividad se centra en la adquisición y venta de carnes y
embutidos procedentes principalmente de nuestra propia ganadería. Esto
nos facilita el control en todas las fases del desarrollo de los
animales y nos permite ofrecer un producto de máxima calidad al
consumidor con todas las garantías.
Ahora ha incorporado a su establecimiento un dispensador de carne las 24 horas del día. ¿En qué consiste?
Efectivamente, somos pioneros en Extremadura y Navalmoral en esta
actividad que desarrollamos a través de máquinas expendedoras. Este tipo
de máquinas ya existen hace mucho tiempo, pero no de carne. El objetivo
es facilitar la compra de carnes y embutidos a personas que por su
trabajo u obligaciones no disponen de tiempo para hacerlo en el horario
comercial normal. Principalmente está dirigido a consumidores de fin de
semana que se juntan alrededor de un juego de rol o para ver una
película o un partido de fútbol, que no tienen nada para picar, que no
les apetece meterse en la cocina o que no disponen de tiempo para
comprar en horario comercial. Y todo ello sin que el precio supere los 2
o 3 euros, según el producto, puesto que está pensada, sobre todo, para
un público joven, de entre 18 y 30 o 35 años.
¿Cuantos puestos de trabajo mantiene su empresa en la actualidad?
De momento, cuatro.
Además procura adaptarse a los nuevos tiempos, con presencia en Internet...
Sí. Tenemos una página en Facebook, donde publicamos a menudo
imágenes e información sobre nuestras carnes, novedades y aficiones. No
es una página web profesional, pero nos mantiene en contacto con
clientes y amigos a través de la red.
También manifiesta que procura estar presente ante el consumidor a través de la publicidad. ¿Por qué?
Porque pienso que la publicidad es importante siempre que sea buena,
de hecho, a lo largo del año utilizamos prácticamente todos los medios
que operan en la zona. La mejor publicidad te la da un cliente
satisfecho, pero para llegar a todo el mundo hay que utilizar los medios
de comunicación.
Ya son muchos años dedicado al sector de la ganadería y la carnicería. ¿Recuerda alguna anécdota de su andadura?
Sí, principalmente una, porque además mi esposa se encarga de
recordármela de vez en cuando. Siempre íbamos a comprar al mismo sitio
morcilla de Guadalupe para nuestro consumo y un día mi esposa se empeñó
en comprar también para venderla en la carnicería. Yo no estaba de
acuerdo, convencido de que no tendría salida, pero ella insistió y hoy
es uno de nuestros productos estrella.
Estamos en tiempos de guerra de precios, de abaratar
los costes y por ende los precios de venta al máximo, pero usted
insiste en la importancia de la calidad...
Es que considero que es fundamental. A mis clientes y potenciales
clientes les diría que si nos distinguimos por algo, y ellos ya lo
saben, es por la calidad y selección de nuestros productos. Y que todo
esto es el fruto de muchos años de experiencia en el mercado de las
carnes.
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