martes, 6 de octubre de 2015

CALLEJEROS - ¿ QUÉ HACE UN GITANO VESTIDO DE UNIFORME ?,./ REVISTA CAMPO - LA MEJOR PUBLICIDAD TE LA DA UN CLIENTE SASTISFECHO - JESUS PEDRAZA CARNICERO,.

TÍTULO: CALLEJEROS - ¿ QUÉ HACE UN GITANO VESTIDO DE UNIFORME ?,.

Francisco, retratado en las jornadas de Enseñantes con Gitanos. :: cnp¿Qué hace un gitano vestido de uniforme?,.

  • Eso es lo que se preguntaba Francisco de chaval, cuando aparcó su vocación por considerarla irrealizable. Lo corrigió a tiempo y hoy anima a los niños de su comunidad a perseguir sus sueños,. foto

    Los primeros prejuicios que tuvo que superar Francisco para llegar a cumplir su vocación fueron los suyos propios. Este agente de la Policía Nacional colabora habitualmente con los grupos de participación ciudadana del cuerpo, para contar a los niños gitanos en qué consiste su tarea, ofrecerles un modelo positivo y, tal vez, animarles a buscar un futuro en las fuerzas de orden público. Nadie ha tenido que explicarle la importancia de estas sesiones, porque a él mismo le habría venido muy bien una iniciativa similar cuando era niño. Entonces, la idea de ser policía le parecía tan atractiva como simplemente irrealizable: «Siempre me llamaron mucho la atención las fuerzas y cuerpos de seguridad, la función que realizan, el sentirse útil y ayudar a los demás, pero para mí eso era como soñar: ¿qué iba a hacer un gitano vestido de uniforme?», recuerda que pensaba entonces.
    Francisco creció con sus cinco hermanos en la barriada de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria, en una de esas casas donde se reubicaba a las familias sin recursos. «Tanto mi padre como mi madre son gitanos y mi familia es la tradicional gitana, de esas que hacen los mercadillos, que jamás fueron al colegio, que tienen las costumbres arraigadas y sacaron adelante a sus hijos con muchísimo sacrificio. Yo soy el pequeño y pude terminar el bachillerato, un privilegio que mis hermanos no tuvieron, ya que empezaron a trabajar muy tempranamente». También él, tras arrinconar como fantasías infantiles sus aspiraciones de entrar en la policía, empezó a dedicar los fines de semana a la venta ambulante, mientras de lunes a viernes iba sacándose el jornal en distintas empresas.
    El punto de inflexión le llegó a los 25 años, cuando se dio cuenta de que él mismo se había cortado las alas. Por un lado, los empleos que tenía le daban para vivir bien pero le dejaban insatisfecho; por otro, cada vez que se encontraba con viejos compañeros de clase que se habían metido a policías, le insistían en que se animase a dar el paso, porque nada se lo impedía. Los padres, tan importantes para un gitano tradicional como Francisco, le proporcionaron el empujón decisivo. «Para mí, han sido ellos los modelos: ya mayores, él nacido en la posguerra y ella, una gitana que no sabía apenas leer ni escribir. Pero supieron hacer de sus hijos personas sacrificadas y responsables, nos enseñaron lo que se podía conseguir trabajando dignamente. Fueron los que más me motivaron y me apoyaron». Tras dos años de estudio, en 2007 ingresó en la academia de la Policía. «Mi vida cambió -asegura-. De mi trabajo me gusta todo, desde el primer instante de ponerme el uniforme hasta la última intervención que hago antes de volver a casa. No lo cambio por nada. Mira que es bonita la palabra orden: yo soy agente del orden. ¡Joder, qué bien suena eso!».
    Hace un par de semanas, a Francisco le correspondió una pequeña cuota de celebridad, cuando la cuenta oficial de la Policía Nacional difundió en las redes sociales su participación en las jornadas de la ONG Enseñantes con Gitanos. Aunque también hubo comentarios alentadores, entre las numerosas respuestas al tuit abundaban los chistes con distintos grados de carga ofensiva. Lo más leve eran reacciones como 'gitano y se hace policía, vaya chaquetero', en referencia a la proverbial enemistad de su cultura con las fuerzas del orden.
    Un orden que no existía
    «Tradicionalmente hemos sido un pueblo reprimido, no solo en cuanto a movimientos sino también en el ámbito de la educación y en el mundo laboral. Quizás en otra época los gitanos no eran amigos del orden sencillamente porque no había orden en nuestro país. Ahora tenemos acceso a la educación, al trabajo, a las ayudas sociales, a la integración social, y sí somos amigos del orden, porque tenemos ese orden llamado democracia. Quien delinque hoy no tiene justificación, sea gitano o no», argumenta Francisco, que actualmente tiene 36 años y está destinado en Madrid.
    Algo así les explica también a los niños que acuden a los encuentros con él. «Les digo palabras motivadoras que no son inventadas: que sin educación no hay progreso; que no hay que dejar de ser gitano, porque es compatible con poder estudiar; que las limitaciones solo existen en nosotros y que nada ni nadie nos impide el llegar donde queramos», enumera. ¿Y qué le preguntan los chavales, que a lo mejor comparten aquellas dudas que albergaba él de crío? «Todas las preguntas importantes van relacionadas con la compatibilidad de llegar a algo y seguir siendo gitano, con los miedos a que los excluyan por su condición cultural y también a perder nuestras costumbres. Yo les digo mi realidad: soy gitano, mi mujer es gitana, mis hijos seguirán teniendo las costumbres gitanas y mi entorno es mi familia, todos gitanos. Y allí donde haya que ir, iré, y donde estemos, habrá orden. Ese es el trabajo de un gitano policía».

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    • Su relación con el campo viene de antiguo. Ahora Jesús Pedraza, que regenta una carnicería en Navalmoral, ha incorporado una máquina expendedora,.

    • Pedraza frente a la nueva máquina de su establecimiento. :: m.a.m.

      Jesús Pedraza Carnicero, foto.

      Jesús Pedraza innova en su negocio: se trata de una máquina expendedora ubicada en la fachada de su carnicería, que por un módico precio ofrece la posibilidad de obtener tanto carne fresca como embutidos. De hecho, Pedraza asegura que se trata de una iniciativa única en la región.
      Comenta que en su familia son de tradición ganadera, pero que usted decidió dar el salto al sector servicios...
      Así es. Mi familia es ganadera, por lo que podemos decir que he mamado esta profesión. En el año 1994 empecé a trabajar de carnicero en diferentes tiendas y en 1996 me establecí por mi cuenta. Y hasta el día de hoy. Nuestra actividad se centra en la adquisición y venta de carnes y embutidos procedentes principalmente de nuestra propia ganadería. Esto nos facilita el control en todas las fases del desarrollo de los animales y nos permite ofrecer un producto de máxima calidad al consumidor con todas las garantías.
      Ahora ha incorporado a su establecimiento un dispensador de carne las 24 horas del día. ¿En qué consiste?
      Efectivamente, somos pioneros en Extremadura y Navalmoral en esta actividad que desarrollamos a través de máquinas expendedoras. Este tipo de máquinas ya existen hace mucho tiempo, pero no de carne. El objetivo es facilitar la compra de carnes y embutidos a personas que por su trabajo u obligaciones no disponen de tiempo para hacerlo en el horario comercial normal. Principalmente está dirigido a consumidores de fin de semana que se juntan alrededor de un juego de rol o para ver una película o un partido de fútbol, que no tienen nada para picar, que no les apetece meterse en la cocina o que no disponen de tiempo para comprar en horario comercial. Y todo ello sin que el precio supere los 2 o 3 euros, según el producto, puesto que está pensada, sobre todo, para un público joven, de entre 18 y 30 o 35 años.
      ¿Cuantos puestos de trabajo mantiene su empresa en la actualidad?
      De momento, cuatro.
      Además procura adaptarse a los nuevos tiempos, con presencia en Internet...
      Sí. Tenemos una página en Facebook, donde publicamos a menudo imágenes e información sobre nuestras carnes, novedades y aficiones. No es una página web profesional, pero nos mantiene en contacto con clientes y amigos a través de la red.
      También manifiesta que procura estar presente ante el consumidor a través de la publicidad. ¿Por qué?
      Porque pienso que la publicidad es importante siempre que sea buena, de hecho, a lo largo del año utilizamos prácticamente todos los medios que operan en la zona. La mejor publicidad te la da un cliente satisfecho, pero para llegar a todo el mundo hay que utilizar los medios de comunicación.
      Ya son muchos años dedicado al sector de la ganadería y la carnicería. ¿Recuerda alguna anécdota de su andadura?
      Sí, principalmente una, porque además mi esposa se encarga de recordármela de vez en cuando. Siempre íbamos a comprar al mismo sitio morcilla de Guadalupe para nuestro consumo y un día mi esposa se empeñó en comprar también para venderla en la carnicería. Yo no estaba de acuerdo, convencido de que no tendría salida, pero ella insistió y hoy es uno de nuestros productos estrella.
      Estamos en tiempos de guerra de precios, de abaratar los costes y por ende los precios de venta al máximo, pero usted insiste en la importancia de la calidad...
      Es que considero que es fundamental. A mis clientes y potenciales clientes les diría que si nos distinguimos por algo, y ellos ya lo saben, es por la calidad y selección de nuestros productos. Y que todo esto es el fruto de muchos años de experiencia en el mercado de las carnes.

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