LOS 7 ERRORES - Langosta en el McDonald's,fotos.
Langosta en el McDonald's,.
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La cadena de hamburgueserías ha incorporado este marisco a su oferta en Nueva Inglaterra y Canadá. El bocadillo cuesta solo siete euros, pero dicen que se nota el paso por el congelador,.
En Europa solemos contemplar la langosta como el colmo de la exquisitez, del refinamiento, del lujo. Aunque sea un ingrediente esencial en cocinas tradicionales como la menorquina, su nombre ha quedado ligado a los menús caprichosos y un poco decadentes de la clase alta, desde el cóctel de langosta que se sirvió en la boda del rey Juan Carlos hasta la langosta con vieiras y guisantes que se zamparon este año en la de Carlos Felipe de Suecia, pasando por ese molde de huevo, galantina y langosta que tanto entusiasmaba a la reina madre inglesa.
En algunas regiones de Norteamérica, en cambio, el estatus de este crustáceo es diferente. En el litoral atlántico de Canadá y en Nueva Inglaterra, al noreste de Estados Unidos, la langosta -americana, más parecida al bogavante que a su prima lejana de Europa- es un ingrediente relativamente popular que se suele consumir en 'rolls', bocadillos de apariencia similar a la de un perrito caliente. El Instituto de Investigación del Golfo de Maine, estado dominante en las capturas de este marisco, recuerda que hubo un tiempo en el que la langosta fue un alimento despreciado: los nativos americanos lo usaban como abono y cebo y los colonos se lo solían dar a los presos y los criados, hasta el punto de que una revuelta de sirvientes en Massachusetts reclamó no comerla más de tres veces a la semana. Hoy en día, dos ferias canadienses del marisco -las celebradas en la isla del Príncipe Eduardo y en Shediac- compiten por elaborar los 'rolls' de langosta más largos, interminables bocatas de carne suculenta que superan los veinte metros.
Y, sin embargo, allí también están sorprendidos ante la incorporación de la langosta a la carta de los McDonald's de Nueva Inglaterra. Desde este verano, la cadena ofrece allí sus propios 'lobster rolls', que además del marisco llevan lechuga y mayonesa, a un precio de siete euros. También se sirven en algunos establecimientos de Canadá, aunque a ese lado de la frontera se añade a la receta apio y un toque de limón y se utiliza el nombre obvio de McLobster, es decir, 'McLangosta'. La iniciativa tiene fascinados a los estadounidenses: una cosa es que este marisco no sea tan elitista como en Europa y otra muy distinta, que comparta espacio y público con el Big Mac, el cuarto de libra y el doble 'cheeseburger'. En los establecimientos convencionales de la región, los 'rolls' más asequibles cuestan más o menos el doble que en McDonald's.
Lo cierto es que la langosta parece una obsesión particular de los responsables de esta cadena. En 1993 intentaron consolidar los bocadillos de langosta a nivel nacional y obtuvieron uno de sus fracasos más recordados. En Nueva Inglaterra, siguieron sirviéndolos en temporada hasta 2005, cuando los retiraron de una manera que parecía definitiva. Su inesperado retorno a las hamburgueserías está ligado a dos coyunturas: por un lado, los malos resultados que ha registrado McDonald's en los últimos ejercicios espolean las ganas de innovar; por otro, las capturas de langosta llevan dos décadas de crecimiento continuado, con unas cifras que tienen asombrados tanto a los profesionales del sector como a los biólogos. El año pasado, en Maine, se pescaron 56.000 toneladas de langosta, frente a las 31.000 de 2005, las 11.000 de 1989 o las 8.000 de 1950.
Piscolabis de arenqueLa clave de esta abundancia sigue siendo un misterio, pero los expertos apuntan hacia el calentamiento del océano, que ha convertido el Golfo de Maine en un hábitat todavía más acogedor para estos crustáceos, y destacan también que la acción del hombre ha diezmado a los enemigos naturales de la langosta, sobre todo el voraz bacalao. Hay un tercer factor que puede resultar chocante: las propias trampas con las que se captura a las langostas sirven de comederos para muchas de ellas, ya que la inmensa mayoría devora tranquilamente su ración de arenque y se larga de las jaulas antes de que las retiren.
Está por ver si, esta vez, la propuesta de McDonald's logra cuajar entre la clientela. En España, no resulta difícil encontrar a personas que no han probado jamás la langosta, pero en Nueva Inglaterra son auténticos expertos en su sabor y su textura. Mientras que los establecimientos tradicionales cuecen a diario las langostas que utilizan en sus 'rolls', los McDonald's reciben el marisco congelado «para una frescura óptima», una diferencia de la que son muy conscientes los comensales con criterio. Aun así, las críticas no han sido del todo negativas: «Desde luego, no es excelente desde ningún punto de vista, pero son generosos con la cantidad de carne, aunque se note que ha estado congelada», comenta la bloguera gastronómica Sarah Gelber. Y, a falta de champán, el maridaje con una Coca-Cola gigante tampoco tiene que estar nada mal.
-foto--Raúl González Blanco se retira: anunciará su adiós en noviembre,.
Raúl González Blanco, de 38 años, está a un paso de dejar el fútbol profesional. El delantero madrileño, ex del Real Madrid, Schalke, Al-Saad y ahora en el Cosmos de Nueva York, tiene previsto dar a conocer su retirada en las próximas semanas después de que su equipo dispute los play-off de la National Asociaton Soccer League (NASL) que se disputarán el próximo mes de noviembre.Según desvela el diario As, la decisión del '7' está casi tomada. De hecho ya habría sido deslizada a los directivos de esta mítica franquicia en la que llegó a competir Pelé o Beckenbauer entre otros.
Aunque el rendimiento del delantero ha sido bueno (suma siete goles en 25 partidos) lo cierto es que no se siente mentalmente preparado para comenzar otra temporada de nuevo. Hay que recordar que en EEUU, al contrario de lo que sucede en Europa, la temporada regular comienza en primavera, lo que hace que se extienda hasta noviembre. Es decir, que Raúl debería continuar, mínimo, hasta noviembre de 2017 si quiere cumplir los dos años que firmó con su equipo.
En el contrato existe la opción de desvincularse del club sin que la entidad pueda decir o hacer nada al respecto. Depende de Raúl. Y Raúl, revela As, quiere alternar su formación como técnico (desde el Cosmos le presionan para que siga ejerciendo tareas de 'manager' con su cantera) con su vida familiar en Madrid, una opción que puede alternar sin problemas, al contrario que en la actualidad.
Y es que es el ritmo de entrenamientos y la vida profesional, la dedicación diaria, lo que más agota a un futbolista que, por primera vez desde que debutara en la élite hace 21 años, empieza a sentirse sin hambre para afrontar esa tarea diaria. Ahora toca ver el fútbol desde la barrera después de ser protagonista activo, haberlo ganado todo y quedarse con un único sueño por cumplir: ganar algo con la selección española.
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