Todos los niños dicen hola
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En Valencia del Ventoso, los pequeños y los mayores son acogedores,.
Valencia del Ventoso es conocido por su plaza de toros, la tercera más antigua de España, por su castillo palacio del siglo XV, por la torre mudéjar de su iglesia parroquial, por sus cinco menhires, su Fuente de Abajo y sus garbanzos, pero al viajero que llega al pueblo con los ojos bien abiertos, lo primero que le sorprende son dos detalles que no salen en las guías de la Diputación ni en los vídeos de Youtube. Uno es que los niños de Valencia del Ventoso son muy educados y el otro, su Calle Mayor.
Paseando por las calles y plazas de este pueblo de 2.200 habitantes, uno se cruza con niños y niñas que van a hacer los recados, a ensayar en el coro o a jugar con los amigos y todos ellos saludan al forastero con educación y sonrisas. La experiencia resulta tan inusual en estos tiempos que apetece seguir paseando, cruzarse con niños y recibir saludos.
Así que bien recibidos y bien acogidos, nos disponemos a recorrer la Calle Mayor del pueblo, que nos asombró cuando llegamos en coche desde Medina de las Torres y bien merece un paseo demorado a partir del espectacular palacio decimonónico situado a la entrada, lleno de ventanales, orgulloso de su mirador y con unas ventanas bajas con rejas que parecen inspiradas en un drama con novia, ronda y abanicos.
Cuando comentas a los nativos lo bonita que es su Calle Mayor, te miran como si te hubieras confundido de pueblo: están tan acostumbrados a verla que no creen que esa calle con naranjos, casonas imponentes, fachadas blanquísimas y mucho hierro en balcones y ventanales pueda llamar la atención a nadie. Pero la llama.
Valencia del Ventoso queda a menos de media hora de Zafra por la carretera de Puebla de Sancho Pérez y Medina de las Torres y es muy buen pueblo. En 1842, ya tenía 3.100 vecinos y una escuela llena de medio millar de niños y niñas. Llegó a rozar los 6.000 habitantes allá por los años 50 y 60 del pasado siglo. Después, pasó lo que en el resto de Extremadura: las familias emigraron en masa y Valencia perdió dos tercios de su población.
Como sus tierras son fértiles y arcillosas, se llamó en tiempos Valencia del Barrial o Albarreal, algo así como del barrizal, nombre no muy bonito que se cambió por del Ventoso cuando una desgracia no muy aclarada, bien una plaga de termitas, bien el desbordamiento del río Ventoso, obligó a los vecinos de un enclave cercano a trasladarse a Valencia.
El caso es que se cree que hace 3.500 años ya había pobladores por esta comarca y dan fe de ellos los cinco menhires del pueblo, incluido el que se utilizó en el siglo XV para convertirlo en pilar de la Fuente de Abajo. Los menhires tienen nombres curiosos, como de cuento: La Pepina, El Rábano, La Palanca del Moro, El Lagarto... Una ruta de 22 kilómetros permite dar un paseo de menhir en menhir.
En la parte baja del pueblo, está el castillo o casa fuerte. Lo levantó don Rodrigo de Cárdenas y data del siglo XV, cuando el pueblo ya había pasado de la Orden del Temple a la de Santiago. Más tarde, el pueblo será de la Corona, que se lo cederá a Manuel Godoy, el Príncipe de la Paz.
Ajenos a estos ajetreos históricos, los valencianos viven contentos en este pueblo de cuya importancia y vitalidad dan fe las entidades bancarias que nos van saliendo al paso (Santander, Pueyo, Caja Rural, Caja Badajoz), los supermercados, incluido un DIA con aparcamiento, los numerosos bares (Espartero, Montanera, Kinito, Chiquinina), la gasolinera y su restaurante con cocina de autor, el albergue de peregrinos, las dos buenas sedes del PSOE y del PP y los niños: tan sonrientes, tan atentos, tan educados.
TÍTULO: ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - ¿Muchas horas frente al ordenador? Usa la regla 20-20-20,.
¿Muchas horas frente al ordenador? Usa la regla 20-20-20 / foto
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Una exposición prolongada no debe producir alteraciones visuales si se siguen unos sencillos consejos basados en unas buenas condiciones higiénicas,.
El oftalmólogo Ildefonso Fernández-Baca es muy claro: "Los ojos como cualquier otro órgano de los sentidos, están para usarse. No hay ningún inconveniente en utilizar el sentido de la vista el tiempo que sea necesario. Hasta el momento no hay ninguna evidencia científica que demuestre que por hacer trabajar la vista en un ordenador o en una tablet vaya a aparecer algún tipo de lesión en el ojo o una enfermedad ocular", advierte. Pero dicho esto, en lo que este especialista sí insiste es en que hay que utilizarlos en buenas condiciones higiénicas, entre ellas:
1- Corregir los defectos de refracción (hipermetropía, miopía, astigmatismo y vista cansada) que tenga la persona, ya que si no es así, el esfuerzo ocular que tiene que realizar para fijar la vista es mucho mayor que si lo tuviera corregido.
2- Descansar cada cierto tiempo. La regla del 20-20-20, creada por el oftalmólogo Jeffrey Anshel (director de una compañía encargada de brindar consultoría a las empresas para minimizar el daño en los ojos de los empleados), está cada vez más extendida. Este método consiste en que cada 20 minutos una persona debe mirar fuera de su escritorio por 20 segundos y enfocar en algo que se encuentre a 20 pies (6,09 metros). Para su creador, así se logra que los ojos no estén enfocando en cortas distancias por tanto tiempo, alterando su distancia focal.
Sin embargo, Fernández-Baca advierte que no hay ninguna constatación científica que diga que siguiendo esta regla se vaya evitar un problema posterior. «Otra cosa es que como recomendación y a efectos de salud visual sea correcta. Una vez corregidos los defectos de refracción, el sentido común es el que debe prevalecer: cuando leemos una letra pequeña en un dispositivo electrónico, donde el esfuerzo visual es mucho mayor, entonces sí se va a necesitar un descanso para evitar otras alteraciones muy nefastas, como pueden ser los dolores de cabeza y los picores oculares, entre otros».
3- Mantener la distancia adecuada al ordenador o tablet. Esta recomendación es «muy importante» y sí puede evitar patologías de superficie ocular, como es el síndrome de ojos secos, las alteraciones del epitelio de la córnea y de la superficie corneal, de la mucosa conjuntival o alteraciones en los párpados. Estos dispositivos tienen que estar por debajo del eje visual para que el párpado al mirar hacia abajo cubra gran parte de la superficie ocular, ya que si está por encima, el ojo está más abierto y por tanto la superficie ocular está más expuesta al ambiente y entonces el síndrome de ojos secos y las alteraciones en la superficie son mucho mayores.
4- Hidratar la superficie ocular, poniendo alguna lágrima, sobre todo cuando se trabaja en ambientes cerrados o expuestos a calefacciones y aires acondicionados, ya que también pueden producir problemas. Es verdad que no afectan a la visión, pero sí son muy molestos por la sintomatología del ojo seco, como es el escozor, sensación de cuerpo extraño y lagrimeo.
Este oftalmólogo asegura que los niños no tienen que seguir recomendaciones distintas a las ya expuestas. Lo que sí hace es una llamada de atención a los padres para que en el primer año de vida lleven a sus hijos al oftalmólogo y a los cinco años, otra vez, para ver si se evidencia algún defecto de refracción para recetarle una corrección óptica que evite todos los trastornos visuales de cerca y de lejos que puedan derivar en problemas secundarios.
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