miércoles, 13 de noviembre de 2019

LA LOTERIA DEL VIERNES - En el corazón del infierno de Auschwitz,./ EL DIVAN DE OLGA VIZA - Quieren que el Madrid empiece el Clásico perdiendo 1-0,.

TITULO:LA LOTERIA DEL VIERNES -En el corazón del infierno de Auschwitz .  

LA LOTERIA DEL VIERNES - En el corazón del infierno de Auschwitz.  fotos,.


En el corazón del infierno de Auschwitz,.

Entrada al campo de exterminio Auschwitz I, al que Eddy de Wind llegó en septiembre de 1943. :: /Asís Ayerbe
Entrada al campo de exterminio Auschwitz I, al que Eddy de Wind llegó en septiembre de 1943.

El médico holandés Eddy de Wind fue el autor del único libro escrito en el interior del campo de exterminio,.


El 27 de enero de 1945 las atónitas tropas soviéticas liberaron el campo de exterminio de Auschwitz. Eddy de Wind, un joven médico holandés que había esquivado a la muerte, robó un cuadernos en blanco de los que la SS usaban para anotar a los miles de 'gaseables' de cada jornada. Días después de su huida tomó la determinación de volver a los barracones de Birkenau en los que fue prisionero para escribir en aquella libreta el testimonio de su cautiverio. 'Auschwitz última parada' (Espasa) se titula el estremecedor y esperanzador relato que se publica en una veintena de lenguas y en ochenta países.
Resultat d'imatges de LA LOTERIA DEL VIERNES  once Es el único escrito hecho «en el vientre de la bestia, directo y sin apenas reflexión», dice Melcher de Wind, hijo de Eddy, de un relato que aparece en español este martes, anticipándose al 75 aniversario de la liberación de Auschwitz. Si para Primo Levi y Adorno la poesía era imposible después del Holocausto, De Wind demuestra que la vida se sobrepone al horror y al delirio del mal. Achaca, con todo, su milagrosa supervivencia «al amor, a la solidaridad y en un 99% a la suerte».
«Los vivos teníamos envidia de los muertos» escribió en un vívido relato, tan estremecedor como tierno, que se publica en 20 países
«No estamos libres de otro Auschwitz», lamenta Melcher, hijo de Eddy y de su segunda esposa, y artífice del rescate del libro de su padre, olvidado tras las artesanales ediciones en holandés en 1946 y 1980, y rescatado ante el interés que suscito su presencia e la exposición 'Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos', que recaló el año pasado en Madrid. Melcher hizo de tripas corazón para visitar el campo de la muerte al que sobrevivió su progenitor, el siniestro complejo donde los nazis aniquilaron y calcinaron más de un millón de personas, la mayoría judíos, en unos crematorios por los que hoy desfilan legiones de compungidos turistas.
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Eddy de Wind en su época de estudiante de medicina ,.
Eddy de Wind en su época de estudiante de medicina ven De Wind se presentó como voluntario para trabajar como médico en el campo de tránsito de Westerbork, en Holanda, esperando que así liberaran a su madre, deportada ya a Auschwitz. En Westerbork conoció a Friedel, enfermera judía de la que se enamoró y con quien se casó en el campo. Los dos fueron deportados a Auschwitz en septiembre de 1943. Eddy fue recluido en el pabellón 9, donde trabajó como 'pfleger', enfermero de los presos polacos. Friedel fue confinada en el pabellón 10, donde el diabólico Josef Mengele realizaba sus experimentos de esterilización de mujeres.
Pasarían su terrible reclusión sin poder hablarse. Ambos sobrevivirían a la barbarie nazi y a la guerra. No volverían a encontrarse hasta su regreso a Holanda. Ya recuperada la paz, se divorciarían. «Les resultaba insoportable pensar en lo que habían vivido; era en lo único en lo que podían pensar cuando se miraban», dice Melcher de Wind. «El amor, la esperanza y la solidaridad mantuvieron vivo a mi padre en aquella gigantesca máquina de matar, la mayor que jamás existió», dice su hijo ante la puerta del pabellón 9.

Crematorios saturados

En medio de tanto horror, con los crematorios saturados, y ante pilas de cadáveres esqueléticos, De Wind fue capaz de hallar instantes para el humor, la ternura y la música. Entre la hez de sus verdugos, en un infierno en el que un preso era capaz de untar su mendrugo de pan en la grasa humana y caliente que fluía de los crematorios, busca y halla razones para seguir adelante. Sobrevive a aquella terrible macrofactoría de la muerte que hoy visitan millones de personas, convertida en un paradójico parque temático de la barbarie. «Debo vivir para contarlo, para que se sepa la verdad», era el mantra que le mantuvo vivo.
El original mecanografiado del libro, con fotos de familia y la primera edición holandesa de 1946
El original mecanografiado del libro, con fotos de familia y la primera edición holandesa de 1946 ,.
Tras la desbandada de los nazis del campo, De Wind se refugió con varios presos republicanos españoles en un casa cercana a la que llamaron 'No Pasarán'. Armado de su cuaderno y un lápiz, regresó al epicentro del horror. Subido a una torre de vigilancia en el gigantesco complejo de Birkenau, piensa en suicidarse. Decide que debe vivir. Comienza a escribir como loco aún «en las tripas de la bestia». Durante los dos meses posteriores a la liberación del campo ayudó a «salvar», ya que era «imposible curar», a quienes quedaron allí tras la huida de los nazis, y escribió cada noche en el borde de su camastro. Luego se incorporó al Ejército Rojo y concluyó su relato.
Melcher de Wind ante un retrato de su padre
Melcher de Wind ante un retrato de su padre / Asís Ayerbe
«Auschwitz fue tal carga para los supervivientes que los vivos tenían envidia de los muertos» decía Eliazar 'Eddy' de Wind, judío de origen sefardí nacido en La Haya en1916 y fallecido en Ámsterdam en1987. Psiquiatra y psicoanalista, se especializó tras la guerra en lo que hoy llamamos estrés postraumático. En 1949 publicó un estudio sobre el «síndrome del superviviente» que laceró a quienes no fueron ejecutados. Un poderoso sentimiento de culpa de las víctimas, el 'síndrome kz' que De Wind describió en su artículo 'Confrontación con la muerte'. Fue también uno de los primeros en describir lo que los psiquiatras denominan hoy 'traumatización transgeneracional'.
La implacable maquinaria de la muerte
El infierno de Auschwizt, un centro de esclavitud y exterminio masivo con más de 40 satélites, se creó en 1940 y funcionó como un implacable máqunaria de la muerte. Eddy y Friedel llegaron en un vagón de ganado en 1943, procedentes de Westerbork, el campo de tránsito e internamiento alzado por los nazis en Hooghalen, para recluir a gitanos y judíos holandeses. La abominable 'solución final' diseñada por Himmler y otros jerarcas nazis, aniquiló entre cuatro y seis millones de personas. Más de un millón fueron exterminados en el complejo de Auschwitz-Birkenau, al sur de Polonia.
Una cifra no plenamente confirmada y probablemente mucho más estremecedora, porque en su huida los verdugos nazis destruyeron casi toda de la documentación con la filiación de los asesinados con Zyklon-B, el gas letal utilizado en las cámaras de exterminio y del que se conservan miles de latas en las dependencias del campo, hoy visitables. Allí se exhiben miles de maletas con los nombres de sus propietarios, prótesis, gafas, utensilios de aseo, juguetes, ropas y hasta las toneladas de pelo de mujer con el que los nazis comerciaron.
Auschwitz-Birkenau recibía cada día una media de diez trenes cargados de presos de los países ocupados por le Tercer Reich. Cada convoy lo conformaron entre 40 y 50 vagones en cada uno de los cuales se hacinaban hasta un centenar de judíos, gitanos, prisioneros de guerra polacos, soviéticos, holandeses y de otras muchas procedencias. Dos tercios de los que llegaban a los andenes de la muerte eran exterminados de inmediato. Niños, mujeres, ancianos y enfermos eras gaseados y solo los capaces de trabajar esclavizados en las fábricas militares nazis o de ser carne de los macabros experimentos eugenésicos seguían vivos.
Desde 1940 y hasta enero de 1945 en este campo de exterminio funcionaron cinco crematorios capaces de incinerar unos 270.000 cadáveres al mes, según los datos del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB), la antigua KGB de la extinta Unión Soviética.

  TITULO:  EL DIVAN DE OLGA VIZA  - Quieren que el Madrid empiece el Clásico perdiendo 1-0,.


Quieren que el Madrid empiece el Clásico perdiendo 1-0,.

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foto / El Clásico ha empezado mucho antes de disputarse y los operadores televisivos, LaLiga o quien sea ha decidido que el Madrid arranque el partido perdiendo 1-0. No me estoy poniendo la venda en la herida de antemano, pero es inexplicable e indefendible que ante un partido de tanta trascendencia se hayan dispuesto días antes unos horarios tan dispares.
En su momento acepté que se jugase el Clásico el 18 de diciembre valorando que días antes las salidas de Anoeta y de Mestalla eran similares de dificultad para Barça y Madrid. Me parecía equilibrado. Pero la desigualdad que ha generado malestar en el club y en toda la afición madridista se basa en esas 29 horas de diferencia que claramente favorecen a Messi y compañía. El Barça acabará en Anoeta a las 18:00 horas y a las 21:00 ya estará descansando y cenando con sus familias en casita.
Sin embargo, el Madrid no abandonará Mestalla antes de las doce de la noche y los jugadores llegarán a sus casas entre las dos y las tres de la madrugada, a sólo dos días del Clásico. Espero que LaLiga rectifique y ponga los dos partidos el mismo día. Si no, empezaré a creer que aquí no todos juegan con la misma baraja de cartas...

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