TITULO: MAS QUE COCHES - Coche - Porsche Cayenne E-Hybrid - Lewis Hamilton abre aún más las puertas del olimpo ,.
MAS QUE COCHES - Coche - Porsche Cayenne E-Hybrid - Lewis Hamilton abre aún más las puertas del olimpo , fotos.
Lewis Hamilton abre aún más las puertas del olimpo,.
El británico confirmó su sexto título de campeón del mundo en Austin, en una carrera que ganó Valtteri Bottas,.
Lewis Hamilton ya está a un Mundial de igualar la legendaria marca de Michael Schumacher. El británico no necesitó ganar la carrera del GP de Estados Unidos, ya que ese honor fue para Valtteri Bottas, sino que fue segundo por lanzar la moneda al aire y acabar fallando. Más que suficiente, porque a Hamilton le valía con acabar octavo.Sólo un hombre en la historia de la Fórmula 1 había alcanzado, al menos, seis títulos mundiales de Fórmula 1. Ese es Michael Schumacher, la mayor leyenda que ha dado este deporte al menos en cuanto a números. Hamilton está empeñado en romper sus muros a golpe de récords y por eso buscó la victoria desde el principio. Prueba de sus ganas de ganar fue que él mismo asumió la responsabilidad de no hacer una parada extra cuando se lo pedían. Con unos neumáticos medios que parecía que iban bien, aguantó al máximo hasta que montó los duros. Sabía que Bottas iba a ir a dos paradas, por lo que si él resistía en pista, tendría las de ganar… si las ruedas aguantaran.
Y es que Pirelli, el juez y verdugo de tantos y tantos domingos, le bajó del primer puesto cuando apenas faltaban cinco vueltas para el final. Bottas ni siquiera tuvo que apretar mucho y aunque se vio fuera de pista por la defensa de su compañero, al final cayó por su propio peso el adelantamiento. Hamilton entendió que se jugaba demasiado y ni siquiera opuso resistencia. De hecho, ni siquiera hizo amago de seguir a su compañero, sino que inmediatamente puso su mirada en los retrovisores porque venía Max Verstappen como una exhalación.
La suerte de los campeones, cómo no, se alió con Hamilton en su sexto domingo de glorificación en la Fórmula 1. A falta de dos vueltas cuando ya tenía el olor del Red Bull llegándole a la nariz, por detrás, Kevin Magnussen se empanzó en la pista por quedarse sin frenos. La oportuna bandera amarilla en el sector 2 impidió a Verstappen (esta vez sí) mejorar sus cronos, lo que a la postre dejó a Hamilton un pequeño respiro clave para entrar segundo en carrera y primero en la historia.
¿Y los Ferrari? Desaparecidos. Sebastian Vettel se vio fuera de carrera a las primeras de cambio por la rotura de la suspensión trasera derecha, algo que pudo producirse por tocar uno de los pianos disuasorios para no pasarse de los límites de la pista. Aunque otras voces apuntan a que en realidad era un problema estructural del coche, afectado por los dolorosos baches de este circuito. La eliminación de Vettel de la baraja de pilotos dejó a Charles Leclerc como única baza roja para batir a los Mercedes y a Verstappen, pero como no hay carrera sin que Ferrari sufra, las opciones del monegasco se quedaron en una tuerca que no entraba bien. La parada en boxes de Leclerc fue demasiado lenta y salió prácticamente solo en una cuarta posición que no abandonó hasta el final.
Sainz, jugador de equipo... a su pesar
Carlos Sainz acabó octavo en una carrera que se le podía haber ido por el desagüe en la primera curva. Un toque con el Red Bull de Alex Albon, su rival en el Mundial por la sexta posición, acabó con el indonesio entrando a boxes para cambiar neumáticos con el coche tocado. Eso no le impidió remontar hasta el 5º puesto final, lo que a la postre dejó al piloto español algo chafado.Y es que esta vez la estrategia jugó a favor de Norris. Desde el muro de McLaren pidieron al británico entrar dos veces a cambiar neumáticos, algo que Sainz deseaba. La orden fue clara cuando llegaron las últimas vueltas: el británico iba con mejor rendimiento y debía dejarle pasar. Pese a lo amargo de dejarse adelantar, Sainz acabó con unos buenos puntos que le permiten mantenerse séptimo en el Mundial, y con Albon a tiro: tiene 70 puntos, por 84 del indonesio, pero con Pierre Gasly al acecho con 77. Aún le queda mucho que debatir y resolver al piloto español en las dos carreras que faltan para que concluya el campeonato mundial.
Carlos Sainz: «Hay días que sale y días que no»
«He perdido varias posiciones con el toque con Albon, después de quedarme sin espacio. Podía haber acabado en ese séptimo o sexto lugar. Cosas que pasan en las salidas, toques… hoy me ha tocado a mí», se lamentaba el piloto madrileño. «He ido con todo, como siempre, pero hay días que sale y días que no. En las salidas arriesgas, que es lo que siempre hago. Va a haber días que sale bien, como los siete anteriores, y otros que no», se resignaba Sainz.La estrategia no le ayudó, porque esta vez apostaron por su compañero. «Yo sabía que las dos paradas era más rápido y es lo que he pedido, porque quería divertirme al final de carrera y con los duros iba a ser un tirón largo. No me ha tocado a mí, pero el equipo hace bien en partir las estrategias por si acaso no hubiese salido», aceptó con deportividad.
TITULO: Para Todos La 2 - Pablo Vidarte de Arkyne Technologies .
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TITULO: Gigantes de La 2 - Liam Cunningham: «Soy el mayor fan de 'Juego de Tronos,. Jueves -7- Noviembre ,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves - 7- Noviembre ,. - 23:50 de Televisión Española. Presentado por Mari Cruz Soriano,.
Liam Cunningham: «Soy el mayor fan de 'Juego de Tronos,.
La exposición oficial de la serie en Madrid ha contado con la presencia del actor, que encarnó a Lord Davos Seaworth. «Sólo con ponerme el traje ya me metía en el personaje»,.
- ¿Qué siente al volver a ver todas estas creaciones?
- Es maravilloso. Llevo 30 años actuando y seguramente sea el mejor proyecto en el que he estado. Tiene una narrativa maravillosa y poder llevar esta exposición por todo el mundo es un gran privilegio. Nunca me canso de verlo, porque hay que recordar que nosotros solamente veíamos las partes que rodábamos y éramos un elenco enorme. Muchos de los atrezos yo no los había visto hasta que se hizo esta exposición. Además, no se trata de réplicas, sino de vestuario real. Es tan emocionante para mí como para el resto de los amantes de la serie.
«Un par de personas en mi familia pensaban que yo no iba a llegar vivo al último episodio»
- Ya era un actor famoso antes, pero ¿qué ha significado formar parte de 'Juego de Tronos'?
- Yo creo que cualquier actor quiere contar historias y ser parte de algo de lo que se pueda enorgullecer. Todos queremos trabajar con personas que sean los mejores en lo que hacen, y aquí puedes ver cómo Michele Clapton ha diseñado todo este vestuario. La variedad de sus diseños es increíble, la atención que presta al detalle, el proceso de envejecimiento... Hay que recordar que cuando hacemos una película, los trajes tienen que durar tres o cuatro meses, y aquí si te fijas puedes ver que se ha vivido en ellos. Son los personajes en sí mismos. Yo me metía en el personaje simplemente poniéndome el traje y sintiendo el peso. Es difícil mantener tres o cuatro capas de vestuario, además de la espada, y si no hubiese sentido eso habría sido mucho más difícil meterme en el personaje y darle a la imaginación.
Apuestas caseras
- ¿Ha disfrutado la serie también como espectador?
- ¡Claro! De hecho, para los seis últimos episodios, que se emitían de madrugada en Europa, a la vez que en Estados Unidos, poníamos la alarma y salíamos de la cama para verlo. Soy el mayor fan de 'Juego de Tronos'. Mi mujer, mis hijos y yo nos íbamos al salón en mitad de la noche para verlos. Las temporadas anteriores las grababa y me esperaban si yo me iba un par de días para ver los capítulos luego juntos.
- Sin contarles el final, claro. ¿Cómo vivió esa parte?
- Fue increíble. Teníamos una diana con todos los personajes de la última temporada, y mi hija hizo una especie de hoja de Excel con quién pensaba que iba a ganar o a morir. Y yo me sentaba y les preguntaba: '¿Quién creéis?'. Y ellos iban poniendo unas equis donde creían. Un par de personas en mi familia pensaban que yo no iba a llegar vivo al último episodio. Nos lo pasábamos fenomenal.
- ¿Con qué momentos se queda?
- Yo creo que las batallas eran extraordinarias. Son muy difíciles de rodar técnicamente. Por ejemplo, la última fue impresionante. En aquel momento había una ola de aire polar y teníamos muchísimo frío. Había máquinas que hacían nieve por todas partes, y hubo noches en las que nevó de verdad. Y desde el punto de vista de un actor, todas las actuaciones con Melisandre y con Stannis; ya había trabajado antes con Carice van Houten y Stephen Dillane. Es una maravilla trabajar con gente brillante. Es un lujo para un actor.
- ¿Había una parte de usted que también quería el Trono de Hierro?
- (Risas) La verdad es que, cuando leía los guiones, mis ambiciones únicamente eran ser parte de la historia todo lo que pudiese. Luego llegar a la última temporada; luego, al último episodio, y con eso ya estaba encantado.
TITULO: ¡ Atención obras !-Temporada de churros,.
El
Día de todos los Santos, mi mujer y un servidor nos levantamos temprano
y nos fuimos a desayunar a Olqui, una de las dos churrerías del barrio.
Siempre que desayuno en una churrería, siento que Cáceres me gusta. En
otros momentos, puedo sentirme harto de mi ciudad, pero desayunando
churros por Moctezuma, mi barrio, me siento feliz y afortunado de vivir
en una ciudad con ritos tan entrañables como este de los churros
mañaneros en alguna de sus casi 30 churrerías, una por cada 3.000
habitantes, todo un récord sin duda alguna.
Con mis alumnos de primer curso, hago un ejercicio cada año por estas fechas. Les doy el fragmento de 'En busca del tiempo perdido' de Marcel Proust donde aparece el famoso episodio de la magdalena proustiana. Ya saben: el autor no es capaz de recordar su infancia, quiere escribir sobre ella, pero la memoria se le resiste. Entonces, le pega un bocado a una magdalena, el sabor provoca inmediatamente la evocación de los desayunos con tila o té en casa de su tía Leoncia en Combray y la prosa nostálgica empieza a fluir con naturalidad..
El ejercicio que hacemos en clase es parecido, pero cambiando la magdalena por el churro. Nos vamos a la churrería de San Blas, donde hacen los churros más grandes del mundo (24 cms.), animo a mis alumnos a que observen, tomen notas, coman el churro intentando evocar la infancia (si son de Cáceres, funciona, si son de Badajoz, los invito a una tostada con cachuela) y escriban un texto dramático atendiendo a resortes creativos como la memoria, la imaginación y la percepción (otro día recurrirán al subconsciente o intentarán ahondar en la voluntad de estilo).
El churro proustiano de Cáceres es el rey de los desayunos cuando entra el otoño. Como soy muy exagerado comiendo churros (aquí también entra el recuerdo de la infancia, cuando los churros dominicales estaban racionados), siempre me sobran. En Olqui, dejé tres gordos en el plato, pero se los traje a mi suegra y la dejé pensando que el Día de todos los Santos se celebra en mi honor.
Sospecho que desayunar churros no es la mejor arma para derrotar al colesterol, pero resulta que el último día de octubre lo dediqué a temas sanitarios: a las ocho de la mañana, me fui a hacer análisis con un año de retraso (el volante era para noviembre del 2018 y lo fui aplazando y aplazando). Tardé un poco y, sin desayunar, me fui al oculista. Al acabar las consultas, me metí en La Porra, la otra churrería del barrio, pedí un café con leche, me pusieron dos churros y dije que de eso nada, que cuatro. Es lo que tiene hacerte los análisis, que luego te desmadras y comes de todo y mucho.
La Porra es una churrería a la que le tengo mucho cariño. Cuando venía de Galicia en Navidades, mi suegro Isidro, que en paz descanse, nos llevaba allí a desayunar a mi hijo y a mí. Eran días de niebla y vacación, todos éramos muy jóvenes y La Porra se convertía en un entrañable trasunto de Cáceres. Allí era donde mi suegro contaba historias seleccionándolas con un criterio tan particular que solo tras diez años desayunando churros navideños juntos acertó a contarme que durante los años que vivió en Burgos iba de caza con Miguel Delibes. Tiene su lógica: para él, solo era ir de caza, para mí, era mitología: de Diana cazadora a Delibes cazador.
Para redondear el desayuno, me encontré en La Porra con Sebastián Sánchez y María Luisa Ávila, los dueños de mi bar preferido de Cáceres: Potosí, otro emblema de mi barrio. En el Potosí se tomaban, sin discusión, las mejores tablas de queso y las mejores anchoas ¡del mundo!, y no exagero. También preparaban la pluma de cerdo ibérico como no la he probado nunca. Tenía tanta calidad y me gustaba tanto que no escribí nunca sobre él. Les dije a Sebas y a Luisa que se les echaba de menos y ellos reconocieron que se sentían raros sin el bar y sus clientes. Nos hemos quedado sin Potosí, menos mal que nos quedan Olqui y La Porra.
Con mis alumnos de primer curso, hago un ejercicio cada año por estas fechas. Les doy el fragmento de 'En busca del tiempo perdido' de Marcel Proust donde aparece el famoso episodio de la magdalena proustiana. Ya saben: el autor no es capaz de recordar su infancia, quiere escribir sobre ella, pero la memoria se le resiste. Entonces, le pega un bocado a una magdalena, el sabor provoca inmediatamente la evocación de los desayunos con tila o té en casa de su tía Leoncia en Combray y la prosa nostálgica empieza a fluir con naturalidad..
El ejercicio que hacemos en clase es parecido, pero cambiando la magdalena por el churro. Nos vamos a la churrería de San Blas, donde hacen los churros más grandes del mundo (24 cms.), animo a mis alumnos a que observen, tomen notas, coman el churro intentando evocar la infancia (si son de Cáceres, funciona, si son de Badajoz, los invito a una tostada con cachuela) y escriban un texto dramático atendiendo a resortes creativos como la memoria, la imaginación y la percepción (otro día recurrirán al subconsciente o intentarán ahondar en la voluntad de estilo).
El churro proustiano de Cáceres es el rey de los desayunos cuando entra el otoño. Como soy muy exagerado comiendo churros (aquí también entra el recuerdo de la infancia, cuando los churros dominicales estaban racionados), siempre me sobran. En Olqui, dejé tres gordos en el plato, pero se los traje a mi suegra y la dejé pensando que el Día de todos los Santos se celebra en mi honor.
Sospecho que desayunar churros no es la mejor arma para derrotar al colesterol, pero resulta que el último día de octubre lo dediqué a temas sanitarios: a las ocho de la mañana, me fui a hacer análisis con un año de retraso (el volante era para noviembre del 2018 y lo fui aplazando y aplazando). Tardé un poco y, sin desayunar, me fui al oculista. Al acabar las consultas, me metí en La Porra, la otra churrería del barrio, pedí un café con leche, me pusieron dos churros y dije que de eso nada, que cuatro. Es lo que tiene hacerte los análisis, que luego te desmadras y comes de todo y mucho.
La Porra es una churrería a la que le tengo mucho cariño. Cuando venía de Galicia en Navidades, mi suegro Isidro, que en paz descanse, nos llevaba allí a desayunar a mi hijo y a mí. Eran días de niebla y vacación, todos éramos muy jóvenes y La Porra se convertía en un entrañable trasunto de Cáceres. Allí era donde mi suegro contaba historias seleccionándolas con un criterio tan particular que solo tras diez años desayunando churros navideños juntos acertó a contarme que durante los años que vivió en Burgos iba de caza con Miguel Delibes. Tiene su lógica: para él, solo era ir de caza, para mí, era mitología: de Diana cazadora a Delibes cazador.
Para redondear el desayuno, me encontré en La Porra con Sebastián Sánchez y María Luisa Ávila, los dueños de mi bar preferido de Cáceres: Potosí, otro emblema de mi barrio. En el Potosí se tomaban, sin discusión, las mejores tablas de queso y las mejores anchoas ¡del mundo!, y no exagero. También preparaban la pluma de cerdo ibérico como no la he probado nunca. Tenía tanta calidad y me gustaba tanto que no escribí nunca sobre él. Les dije a Sebas y a Luisa que se les echaba de menos y ellos reconocieron que se sentían raros sin el bar y sus clientes. Nos hemos quedado sin Potosí, menos mal que nos quedan Olqui y La Porra.
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