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MUY NEGOCIOS & ECONOMIA -El pequeño comercio local se rinde al pago por Bizum ,.
MUY NEGOCIOS & ECONOMIA - El pequeño comercio local se rinde al pago por Bizum ,. , fotos.
El pequeño comercio local se rinde al pago por Bizum,.
Para el año 2030, se estima que el 20% de las compras presenciales en comercios se realizarán a través de transferencias inmediatas. Para pagar mediante esta plataforma basta seleccionar la opción de pago con Bizum, introducir el teléfono registrado e incluir la clave.
Con la pandemia, los pagos en metálico se han reducido en favor de las transacciones con tarjetas. Pero al dinero de plástico le ha salido un pujante competidor que sumar a Paypal. Ahora Worldline, compañía europea especializada y líder en medios de pago, se ha propuesto llevar el bizum a las tiendas online. Quieren que se convierta en una opción más a la hora de pagar cualquier compra. ¿Qué tiene que hacer cualquier comercio online que quiera utilizar esta fórmula con todas las garantías de seguridad ? "Activar Bizum en nuestra plataforma es muy sencillo. Únicamente tiene que ponerse en contacto con nosotros para que podamos guiarle en los pasos a seguir. Adicionalmente, el comercio debe tener Bizum activado en su banco". Así nos lo explica Oscar Martínez, Country Manager Iberia RB Online de esta firma.
Bizum, creado en 2016 y gestionado por 32 entidades adquirentes españolas (un 98% de la red local), se utilizó inicialmente para realizar micro pagos entre particulares. Actualmente, cuenta con más de 18 millones de usuarios activos, con más de 700 millones de transacciones realizadas y una penetración del 71% en clientes de banca digital. Se estima que, en 2030 el 60% de las compras en el comercio electrónico y el 20% en el presencial se realizarán a través de transferencias inmediatas de cuenta a cuenta.
TITULO: REVISTA PANTALLA SEMANAL CON El año del Buda,.
El año del Buda,.
Un templo budista en la Vera,.
Así vive un grupo de españoles convertidos a la religión budista en el corazón e Extremadura,.
foto / Susana Márquez tiene 47 años pero fue a los 20 cuando empezó a tomar contacto con el camino que hoy da sentido a su vida. Al principio, de forma muy esporádica, leía algún libro que calmaba su intensa espiritualidad y practicaba 'zazen', la meditación que emplea la corriente budista denominada zen. «Luego me di cuenta de que quería practicarlo con una 'shanga' (asociación). Lo tenía claro», afirma. Durante muchos años lo hizo sola, hasta que descubrió Mokusan Dojo, un espacio para esta práctica en la capital madrileña. Allí estuvo yendo mañanas y tardes para sentarse en el medio de un 'zafu' (almohadón redondo), cruzar sus piernas en la posición de loto, poner la columna vertebral bien derecha, el mentón entrado y la nuca estirada; con la nariz en la misma línea vertical que el ombligo y, finalmente, empujar las rodillas hacia la tierra y la cabeza al cielo. «Hoy esto ya es para mí más que un hábito, es una forma de vida», explica esta cocinera profesional que lo ha dejado todo para dedicarse a lo que cree, a lo que siente. Desde hace cuatro meses vive en un bosque en la ladera suroeste de la Sierra de Gredos. Se levanta cada día en el templo Shorinji.
Allí no es fácil llegar. El camino comienza en la zona en la que se ubican las piscinas fluviales de la localidad cacereña de Villanueva de la Vera. Tras pasar un arco de piedra, el acceso se complica. No hay carretera y la pista forestal es un rosario de piedras y baches. Tras un tortuoso recorrido de 20 minutos, se llega a Shorinji, un templo budista en el corazón de la comarca de La Vera.
Son las 11.15 y Susana está amasando pan ecológico para la comida que se dará a los participantes en el 'sesshin' que están llevando a cabo. Se trata de una práctica intensiva de varios días que reúne en este templo a personas de diferentes partes. Normalmente se hace una vez al mes. «Lo hago con harina de centeno y maíz. Solemos comer lo que producimos. Tenemos un huerto de plantas aromáticas y recolectamos lechugas, coles, pimientos, tomates y berenjenas», comenta mientras esboza una sonrisa. El brillo en sus ojos también le delata. Se nota que hace lo que le gusta. «Soy la única persona que vive aquí durante todo el año. Me ocupo de mantener el lugar», explica esta 'bodhisattva', término propio del budismo que significa «ser que ayuda a los demás seres».
Ella todavía no es monja budista. Ese es el siguiente paso. «Eso significa cambiar todas tus prioridades. Primero eres monja y luego madre, hermana.», ejemplifica Susana, quien dice que va a ver a su familia cada cierto tiempo. «Esto no tiene nada que ver con retirarse a la montaña y ser un eremita. Mi vida es vivir en el campo y aparte practico. Somos gente normal, hay monjes casados y con niños, por ejemplo. La corriente del zen consiste en integrar tu práctica con la vida social», matiza al tiempo que apunta que hacerse monje budista es una decisión muy personal. «Tienes que sentirlo y querer ordenarte».
El que sí lo ha sentido ya es Daniel Muelas, monje desde 2008 que no se pierde ninguno de los encuentros espirituales que se hacen en Shorinji. «Vivo en Madrid con mi novia, que se ordenará monja budista el año que viene, y suelo venir los fines de semana a este templo en este paraíso extremeño. A los retiros espirituales no falto», explica este joven de 37 años que a los 21 decidió hacia dónde quería guiar su vida.
Un libro le ayudó a dar el paso. «Estaba en la universidad estudiando Filosofía. Tenía muchas inquietudes y una fe muy profunda. Por esa época leí 'Preguntas a un maestro zen' y encontré muchas respuestas. Luego me acerqué al Dojo de Madrid y desde entonces no he parado de practicar 'zazen'», confiesa Daniel, un comercial que ha dejado su trabajo ante las constantes contradicciones que sentía.
«De momento, no dedico mi energía a algo que me cansa mucho, algo que está al servicio de personas que sólo se guían por la codicia. Mi objetivo ahora es encontrar una forma de trabajo en la que sea independiente y que me lleve a la dirección que busco. Quiero hacer algo que ayude a la sociedad», dice justo antes de mostrar su 'rakusu' (mini 'kesa'), una prenda tradicional japonesa que llevan los budistas zen tras ordenarse. En ella está grabado, en caligrafía china, el nombre que le otorga el maestro budista. «En el mío pone 'Un Go / Yokio', que significa golpear la nube y espejo de la concentración», apunta Daniel. «En esta vestimenta reside toda la fe existente hasta hoy. Nosotros no veneramos estatuas, sólo el 'kesa'». Daniel asegura que no es una mera pieza de tela, sino que simboliza la transmisión de la enseñanza del Buda. «Cuando lo llevamos estamos vestidos por el orden cósmico. El 'kesa' es material, es tela, hilo y también es inmaterial; es la transmisión silenciosa de maestro a discípulo. Es el vestido de la liberación».
«No se aparta tu vida social»
Sobre la libertad también habla Daniel. «Cuando eres monje, no apartas tu vida social, pero de algún modo cortas los apegos con la sociedad», confiesa antes de explicar que no suele contar a menudo que es monje budista entre su grupo de amigos. «Tampoco me preguntan. No lo entienden porque nunca se han sentado en 'zazen'. Simplemente saben que soy una persona muy espiritual».
Con él coincide Roberto Gómez, de 32 años, y monje budista desde hace tres. Él tiene un consultorio de medicina oriental y vive cerca de la Gran Vía madrileña. Muchos fines de semana se acerca hasta Shorinji. «La esencia del budismo es la relación entre la calma y las cosas que suceden. La sabiduría está en equilibrar esos dos lados. Gracias a 'zazen' se puede conseguir», confiesa este joven que empezó a practicar con 22 años. «Estaba buscando algo que me hiciera comprenderme. Quería conocer mi interior y la posición que ocupaba en el exterior». Y en esa búsqueda apareció el 'zazen'. «Es una manera de entender la vida. No se reduce sólo a sentarse y meditar. Es una vía. No es una técnica que use para estar mejor y cumplir con mi parte espiritual. 'Zazen' se lleva a la vida cotidiana».
De ello es muy consciente la maestra Bárbara Kosen (7 de junio de 1951), responsable de que hoy exista un templo budista de estas características en la región extremeña. Estudió Historia y Arqueología en La Sorbona durante los años posteriores a mayo del 68. Allí, en un taller informal durante una huelga en su facultad, las palabras de un estudiante sobre el significado de ser budista produjeron en ella una «íntima resonancia». Reconoce que «un malestar general frente a la situación de la vida» le llevó a buscar un camino distinto. «Tenía una familia burguesa y tradicional. Lo tenía todo para vivir bien, pero no me llenaba. En la década de los 70 había muchas corrientes espirituales y un maestro zen, Taisen Deshimaru, vino al Dojo de París. Por suerte empecé y he continuado hasta ahora», recuerda Kosen, que fue ordenada monja zen en 1975 e inició la enseñanza de la práctica en España en 1993.
Fue en 2001 cuando Kosen abrió Shorinji. «Es evidente que no se trata del templo situado en China donde el patriarca Bodhidharma practicó nueve años frente a un muro; sin embargo, aquí respetamos la práctica de 'zazen' que fue transmitida en Europa por Deshimaru a finales del siglo XX», explica Bárbara, que ya forma parte de la lista de personas que han elegido el norte de Extremadura como paraíso espiritual. En ella también está Philip Camus, fundador de Lalita Devi, un centro ubicado en Acebo en el que se hacen talleres relacionados con la búsqueda de uno mismo. Todo rodeado por la naturaleza de Sierra de Gata, donde también nace el Olivar del Buda, monasterio que se fundó en 2012 como el único de Europa dedicado a mujeres.
«Muchas veces, la gente viene porque ha perdido a un ser querido o tiene una enfermedad. Hay algo que les empuja a liberarse de las emociones. El zen no cura el dolor, pero permite tomar distancia con él», explica esta maestra de 65 años, que luce una hermosa testa totalmente rasurada. «Es una forma de abandonar las pasiones. Lo cortas y crece, luego vienen los apegos y cortas de nuevo. Es un modo de tomar conciencia del momento presente».
Retiros
En cuanto al zen en Extremadura, afirma que en Villanueva de la Vera hay un pequeño grupo que acude a Shorinji. «En este último retiro ha participado una joven de Navalmoral de la Mata, pero en esta región no se practica mucho. De donde sí vienen más es de Madrid, Valencia y el norte del país. También de Francia y Alemania», asevera.
En España hay unos 40.000 budistas registrados en los centros de estudio y unos 65.000 practicantes, según el Observatorio del Pluralismo Religioso. Algunos de ellos viven en pequeños templos. Entre los más conocidos, destaca Luz Serena, en el término de Requena, (Valencia); o el monasterio de Dag Shang Kagyü, en la localidad de Panillo (Huesca), muy cerca de los Pirineos. En la zona sur también los hay. Uno de los más activos está en Morón de la Frontera (Sevilla). Concretamente en la finca La Morejona, donde la asociación Seikyuji cuenta con un templo zen. Allí el ritmo de vida es similar al de Shorinji.
Se despiertan a las 6.00 de la mañana, luego hacen 'zazen' durante una hora y seguidamente 'samu', o lo que es lo mismo, las tareas que giran en torno al templo. «Hacemos labores básicas como mantener el bosque limpio, construcciones y cuidar de la huerta», dice Kosen. Comen a las 14.30 horas. Para ellos la comida se convierte en una ceremonia. «Comemos en silencio y dando gracias a quien ha hecho posible que los alimentos estén ante nosotros. No sólo a quien lo ha cocinado, sino a todo el esfuerzo humano. Es lo que en el budismo se denomina cadena de interdependencia», destaca la maestra. «Casi toda la comida es vegetariana porque para la práctica del 'zazen' es mejor. Cuando acabamos un retiro, sí suele haber carne o pescado, optamos por algo más contundente», añade Daniel, quien matiza que ellos no abogan por las prohibiciones. «Aquí la gente puede fumar. También hay quien bebe un poco de vino a mediodía», comenta. «Aunque si hay algo que no es favorable para 'zazen' se evita», aclara. Tras el almuerzo, vuelven a hacer 'samu' y, a eso de las 19.30 horas, otra vez 'zazen', que incluye una ceremonia donde cantan un 'sutra', un texto sagrado del budismo. Finalmente cenan y tienen tiempo libre. «Es un ritmo muy sencillo», dice, entre risas, Kosen.
No hay televisión, ni ordenadores. Tampoco Internet. Cuando participan en un retiro en Shorinji, sólo se toman de descanso los lunes. Ese día bajan al pueblo y consultan el correo electrónico. «Es el momento de contacto con lo exterior. No es necesario nada más. Ahora hay una desconexión total del mundo real. Lo que se ve por Internet y la televisión no siempre es la verdad», matiza Bárbara, quien espera que el budismo zen en Extremadura continúe cuando ella no esté. Confía en que la puerta del templo, en cuyo marco se lee 'monasterio del bosque del despertar', jamás se cierre.
TITULO : CON LA PELOTA CON - Futbol -Cádiz - Sevilla (0-1) Sin premio no queda nada,.
Cádiz - Sevilla (0-1) Sin premio no queda nada,.
Los hombres de Cervera pierden por la mínima un partido en el que pueden caer goleados en la segunda mitad,.
Cádiz - Sevilla (0-1) - Resultado Final - foto,.
Lo peor del Cádiz es que cuando le cambian el guion, es decir, cuando le marcan un gol se queda sin pentagrama ni discurso. Y es más, le vienen los nervios y las prisas y entonces lo que era todo orden y sacrificio se convierte en el caos. Y claro, en medio de caos nada o poco se puede pescar.
El Cádiz tiene lo que tiene. Hasta ahí, todos de acuerdo, pero no estaría de más que se preparase un pequeño plan, tampoco muy grande, para cuando los encuentros se ponen cuesta arriba. Que este año suele pasar, y mucho.
El Sevilla es muy superior al Cádiz y eso es incontestable. Tan incontestable como que el presidente ficha, y ya, para mejorar esta plantilla o será muy complicado que se llegue con vida a final de Liga.
Cuando después de un tremendo esfuerzo, como el del Bernabéu, se acaba con un puntito pues mira, es hasta bueno, pero cuando no hay premio como este lunes pues lo que hay solo son agujetas. Y muchas, demasiadas carencias.
Dicen que el corazón tiene razones que la razón no entiende. Y algo parecido está ocurriendo con el covid, que argumentos dicen que tiene que ni dios comprende. Y en este mundo de locos en el que también se encuentra el fútbol, sólo así se explica el once de circunstancias que sacaba Cervera tras unas vacaciones en las que se han ocultado positivos como lo que esconde cartas.
Causaba sorpresa un once en el que Haroyan y Chust volvían al once para suplir las bajas de Cala y Fali mientras que el Pacha Espino y Akapo mantenían sus carriles. El centro del campo presentaba la cara nueva de Martín Calderón, que se colocó junto a Alarcón en la sala de máquinas dejando ligeramente más adelantado a Jonsson. Chapela se ofrecía por la izquierda mientras que arriba se posicionaba Osmajic y en la derecha Negredo, que fue el primero en intentarlo, primero con una volea defectuosa y segundo con un lanzamiento desde 45 metros que cerca estuvo de sorprender a Bono.
Y si fastidiado estaba Cervera no menos Lopetegui, que contaba hasta con ocho bajas, nueve con el covid y el resto por lesión. Y con este panorama, y sin sevillistas (aparentemente) en la grada debido a la limitación del aforo por la sexta ola, se presentaba un derbi andaluz tan descafeinado como las gradas de la mayoría de estadios de un país que ha perdido la pujanza tanto en el campo como en la afición. ¡Eso sí, de lucecitas, juego de focos, speakers y demás estamos sobrados!
Tan pronto salieron los contendientes saltó un fuerte sector de seguidores sevillistas en la grada de tribuna con fondo sur, alrededor de 200, que cogió desprevenido al resto del estadio e incluso al equipo de Cervera, que salió dormido y cerca estuvo de encajar el primero a nada de empezar después de una buena jugada por banda de Acuña que dejó pasar el Papu para que le pegase desviado Jordán.
No es que le viniera bien este susto a los amarillos, pero al menos sirvió para que Espino sacase su garra y la transmitiera a sus compañeros y a su afición. Así forzó el primer saque de esquina y el Cádiz adelantaba metros pese a la consigna cerveriana de que tampoco importa mucho perderlos. De hecho, dicho y hecho. Habían pasado ya los primeros veinte minutos de alternancias en las áreas y el comandante mandó a parar. El Cádiz, como en el Bernabéu, se atrincheraba en su campo.
El Sevilla tocaba y tocaba pero no encontraba resquicio alguno y estos solo aparecían con algún falló en la entrega de los zagueros amarillos. Transcurrían los minutos y el Cádiz vivía en su área con relativa calma e incluso eso le permitía alargarse de vez en cuando e intentarlo desde lejos con un lanzamiento de Martín Calderón que no encontró portería.
Terminó el Cádiz, como era lógico, el primer tiempo encerrado en su área en busca del oxígeno que seguro le faltaría para otros 45 minutos de acoso y derribo permitido, ya sí, por una afición que ha sabido que con lo que hay no queda otro camino que sufrido sopor. Y eso, a este altura de la aburrida película que le toca ver al cadismo, es casi que la mejor noticia para un equipo que en cuanto sale de la cueva le podrían caer tres según su creador.
Gol de Ocampos
Ningún entrenador movió su banquillo tras el descanso y Sevilla y Cádiz salieron con las mismas pretensiones. Renovaba esfuerzos en el ataque Cervera quitando a Osmajic por Andone y metía cabeza con Álex por Martín Calderón. Y poco le aguantó la fe en lo que hacía a Cervera porque en el 57' y tras un saque de esquina concedido Ocampos resolvía un lío dentro del área gaditana para adelantar a los sevillistas. Ante esto, Cervera seguía refrescando a su once y sacaba a una banda nueva con Alejo e Iza, que entraban por Jonsson y Chust.
Y no, no se amoldaba al nuevo escenario un Cádiz que veía como Ocampos perdonaba el segundo y más tarde Ledesma sacaba de la escuadra un centro chut desviado por un compañero.
Apenas un lanzamiento sin peligro alguno de Alarcón tras una buena acción de Andone fue el único crédito ofensivo de los de Cervera, que no sólo estaban lejos del empate sino que seguían defendiéndose aunque con el temor de conceder más espacios y más regalos, como el que cerca estuvo de hacer Haroyan, que perdió un balón al no entenderse con Álex siendo último hombre y teniendo que hacer una falta con la que el Sevilla a punto estuvo de sentenciar a veinte del final.
Como suele pasar en estas ocasiones, el Cádiz tiró de su afición y se volcó sobre el campo contrario con más corazón que cabeza y de esa manera, al menos, consiguió la armonía de la grada. Y en esas lides quien más florece es el Pacha, que lo intentó con un zurdazo lejano centrado que Bono contestó en dos veces.
No tuvo otra el Cádiz que adelantar la presión para buscar el balón que intentaba retenerlo el Sevilla con posiciones largas y atrasadas pero no por eso dejaba de llegar al área de Ledesma,
La locura se apoderaba de un final de partido donde aparecían las heridas de Espino, que no entregaba un balón de oro a Sobrino y que luego recuperaría el manchego para buscar la cabeza de Andone con la que el Cádiz se acercó al empate. Pero el Sevilla seguía dándole vida al Cádiz fallando goles cantados. E incluso uno en fuera de juego de Ocampos.
Muerto y derrotado el once amarillo, apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie dentro de un añadido donde no se dio el milagro.
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