miércoles, 10 de septiembre de 2025

LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally? - Empresa Economía - La eventualidad en la Administración dobla la de las empresas ,. / POLICIAS EN LA CALLE - Torre Pacheco: manual para una revolución involuntaria ,. / EL DIVAN DE OLGA VIZA - Fútbol - En una pachanga playera está toda la vida ,.

 

  TITULO:LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally?  -  Empresa Economía - La eventualidad en la Administración dobla la de las empresas ,.

LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally?  - Empresa Economía - La eventualidad en la Administración dobla la de las empresas ,fotos ,.

La eventualidad en la Administración dobla la de las empresas ,.

El sindicato CSIF exige la eliminación de la tasa de reposición que prometió Escrivá,.

Los ministros Óscar López y María Jesús Montero en un acto del PSOE  ,.  

La reforma laboral lleva cuatro años en vigor, un periodo en el que las empresas, a golpe de legislación, han dado un giro radical en el modelo de contratar a sus trabajadores. Durante este tiempo la estabilidad, muy apoyada en los contratos indefinidos fijos ,.

 

El Gobierno ha movido ficha tras la propuesta de reforma laboral que la patronal CEOE presentó la semana pasada. Con la discusión centrada desde hace tiempo en la temporalidad, cuya reducción es uno de los motivos por los que se aborda la reforma, los empresarios apostaron la semana pasada por dejar el asunto prácticamente como está ahora. Y este martes, en una nueva propuesta dirigida a las partes, el Ejecutivo insiste de nuevo en acotar mucho más las causas que permiten firmar un contrato temporal, aunque con un sistema diferente al de anteriores borradores y sobre el que existe consenso básico con empresarios y sindicatos. La próxima reunión se celebrará el viernes, a tres semanas justas de que expire el plazo comprometido con la Unión Europea para tener listo el nuevo texto.

 

El cambio más evidente en el planteamiento del Ejecutivo es que ya no se establecería un tope de trabajadores a los que las empresas, en función de su tamaño, pudieran emplear ocasionalmente. En su lugar se plantea que haya un número máximo de días en los que una compañía puede servirse de esa modalidad de contratación para atender a circunstancias extraordinarias de producción. Según la propuesta de reforma del artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores (el que regula la duración de los contratos) que se ha puesto este martes sobre la mesa, esa limitación sería de 90 días, aunque fuentes de las negociaciones asumen que posiblemente cambie, ya que ahí se centra una de las principales divergencias entre los empresarios (que quieren más margen), los sindicatos (que plantean que sean menos días) y el Gobierno (que busca un término medio que contente a todos). El Ejecutivo se ha comprometido a llevar a la reunión de finales de esta semana una nueva propuesta que refleje lo que se ha hablado este martes en una videoconferencia que se ha prolongado más de cinco horas.

De momento, la idea es que la eventualidad pueda usarse en campañas que supongan un pico de demanda para una compañía y que atiendan a situaciones muy extraordinarias, aunque el planteamiento principal es que para este tipo de situaciones se use el contrato fijo discontinuo. El último borrador señala que los contratos de duración determinada serán posibles “por circunstancias de la producción para atender campañas ocasionales y previsibles”. La condición para ello es que dichas campañas, aunque sean esperadas en el tiempo, sorprendan por su volumen “o tengan una duración reducida y delimitada”. Fuentes del Ejecutivo señalan que esto dista mucho de ser “una barra libre” porque, además del límite de días al año que las empresas tengan para contar con personal eventual, se mantiene sobre la mesa el planteamiento de tener que justificar que se van a emplear contratos temporales. En situaciones que sean análogas todos los años y no haya circunstancias excepcionales que lo justifican, insisten en el Ministerio de Trabajo, los empresarios deberán tener trabajadores fijos discontinuos.

Fuentes sindicales insisten en que el uso de ese tipo de contratos de muy corta duración debe estar restringido a situaciones muy excepcionales como el refuerzo de personal que usan algunos comercios y locales de cara a fechas señaladas que, aunque son previsibles, no tienen entidad suficiente como para considerarse un contrato fijo discontinuo. Por ello piden un régimen sancionador duro para evitar que se abuse de la temporalidad y que se incluya la obligatoriedad de hacer indefinido al trabajador si se detecta que un contrato eventual es fraudulento.

En anteriores borradores, el Gobierno proponía que las empresas más pequeñas, hasta cinco personas, solo pudieran contar con un eventual para estas circunstancias. Las de seis a 10 personas podían contar como máximo con dos trabajadores de este tipo; y así se iban poniendo topes sucesivamente hasta las más grandes (más de 500 empleados), que como máximo podían contar con 30 eventuales o un 4% de su plantilla. Todas estas referencias quedan suprimidas en la nueva propuesta, que sí incorpora la posibilidad de introducir planes de reducción de la temporalidad en el marco de la negociación colectiva y de que estos cuenten con apoyo público.

Fijos discontinuos

Junto con las causas productivas, no cambia el otro motivo por el que se podrá contratar a una persona por tiempo definido: la sustitución de un trabajador. En este asunto, que actualmente ya contempla cuatro supuestos legales —vacaciones, reducción de jornada, reserva de puesto y cobertura de vacantes—, siempre ha habido bastante consenso entre Ejecutivo y agentes sociales. El Gobierno prevé además, según detalla el borrador, que la sustitución pueda iniciarse hasta una semana antes de que la persona que va a ser sustituida deje de trabajar. Esto tiene por objetivo que el empleado que va a incorporarse se prepare mejor para el desempeño de las funciones que debe cubrir.

El Gobierno propone, además, algunos cambios en la regulación de los contratos fijos discontinuos. Si anteriormente apoyaba un desarrollo normativo más específico sobre su funcionamiento, el nuevo borrador señala que será en los convenios colectivos o en acuerdos de empresa donde se fijará cómo deben las empresas llamar a este tipo de trabajadores para que se incorporen a sus puestos. Las compañías deberán cada año presentar a los representantes sindicales sus previsiones en ese sentido y comunicarles las altas que se vayan haciendo efectivas en la plantilla.

Si se incumple el orden establecido, el trabajador afectado podrá recurrir judicialmente. Por el contrario, si se llama a alguien y no se incorpora, la empresa podrá considerar extinguida la relación laboral. Este era otro de los puntos que la CEOE reclamaba en su propuesta de la semana pasada y el Gobierno la recoge aunque “siempre que no exista causa que la justifique [la incomparecencia del trabajador]”. Según fuentes sindicales, persisten las diferencias en los motivos que justificarían que un fijo discontinuo no se incorpore a sus labores y también sobre el periodo garantizado de trabajo efectivo y el cómputo de la antigüedad para este tipo de trabajadores. Esto último fue un elemento de discordia que se introdujo en la mesa a raíz de la última aportación de la CEOE, que mostraba su rechazo a que estos empleados sumen a su antigüedad en la empresa también el tiempo en que permanecen inactivos, como querían los sindicatos. El Gobierno tendrá ahora que buscar una fórmula aceptable para ambas partes. Para reforzar la empleabilidad de estos trabajadores, se contempla que los convenios sectoriales establezcan bolsas de empleo y también un acceso “prioritario” al sistema de formación profesional mientras están inactivos.

El Ejecutivo intenta acercarse así al objetivo de contar con todas las partes del diálogo social en la reforma laboral. Según señaló este lunes la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el calendario comprometido con Bruselas se mantendrá, lo que obliga a tener listo el cambio legislativo antes del 31 de diciembre. Pero tanto patronal como sindicatos señalan que queda mucho por acordar en el escaso tiempo que resta. La organización empresarial muestra escepticismo sobre la posibilidad de alcanzar un consenso, máxime cuando a poco más de tres semanas de que expire el plazo las diferencias parecen estáticas. Este martes, en eso sí hay coincidencia, apenas se ha avanzado. Esa será la misión del documento que el Gobierno ponga sobre la mesa el viernes: desencallar las posiciones.

TITULO: POLICIAS EN LA CALLE  -Torre Pacheco: manual para una revolución involuntaria ,.

Torre Pacheco: manual para una revolución involuntaria,.

Harán una trampa discursiva y mezclarán la precariedad y el miedo, para trasladarlo a un conflicto racial,.

 Altercados protagonizados por grupos ultra en Torre Pacheco este sábado.

foto - Altercados protagonizados por grupos ultra en Torre Pacheco este sábado.

Lo que ha pasado en Torre Pacheco no es un hecho aislado. Como hace unas semanas en Salt (Girona), y como en tantos otros lugares invisibilizados, es la consecuencia de años de abandono, desigualdad y políticas que solo reaccionan cuando ya es tarde. Para entender cómo se llega a este punto —cómo se llega al escenario perfecto para que todo estalle— basta seguir unos cuantos pasos. Primero hace falta un barrio donde se concentran pobreza crónica. Mejor si está estigmatizado, olvidado, con equipamientos al límite y escuelas donde la segregación sea la norma. Le podemos añadir precariedad, desafección institucional y políticos que miran hacia otro lado. Eso sí, que no falten discursos vacíos sobre convivencia, y donde parezca que con decirlo eso ya exista.

Luego haría falta algo que lo encienda todo. En Torre Pacheco fue una agresión brutal y desalmada: un ataque a un anciano que le dejó heridas que merecen toda profunda condena. No hay justificación posible. La violencia siempre es inaceptable. Ese ataque provocó la rabia de todos los vecinos. Porque ahí es cuando aparecen los de siempre. Los que convierten el miedo en herramienta política. Luego harán una trampa discursiva y mezclarán la precariedad y el miedo, para trasladarlo a un conflicto racial. Y lo harán sin escrúpulos, marcando una división entre los vecinos del pueblo e ir “casa por casa” a buscar migrantes. Y de repente ocurre lo más peligroso: hay quien empieza a creérselo. Llámalo batalla cultural o relato, pero esa idea de enfrentamiento racial entre vecinos que han convivido durante décadas ahora cala. ¿Resultado? Un enfado en base a un discurso indefinido, cómodo, viral. Que no resuelve nada, pero ofrece culpables inmediatos. Mientras tanto, la política que debería estar construyendo convivencia, llega tarde. O ni llega. La frustración no se disuelve, se enquista.

 Toda esta instrumentalización nos ha llevado a convertir los problemas socioeconómicos en batallas raciales donde se normaliza perseguir a personas migrantes, por el simple hecho de serlo, llevándonos a tiempos oscuros. Cuando se simplifica la complejidad de la exclusión en una lucha identitaria entre “nosotros” y “ellos”, no solo se pierde el foco: se pierde el rumbo. España ha construido, con todas sus imperfecciones, un modelo de convivencia basado en relaciones vecinales, complicidades y redes informales que no suelen ocupar portadas, pero que sostienen barrios enteros. Esa es la noticia. Frente al ruido, también existen manifestaciones —menos virales, pero más valientes— que defienden la convivencia sin matices, que llaman a las cosas por su nombre. La fuerza de este país está en la gente que se mira a los ojos y se reconoce en sus debilidades y fortalezas, la que va más allá del enfrentamiento y entiende que la lucha no es racial, es social. Porque los manuales que explican cómo se rompe todo, tarde o temprano, deben convertirse en manifiestos sobre cómo volver a construir un futuro compartido.

TITULO:  EL DIVAN DE OLGA VIZA - Fútbol - En una pachanga playera está toda la vida

Fútbol -  En una pachanga playera está toda la vida,.

En ese atardecer veraniego no existen melancolías pasajeras o preocupaciones, simplemente hay un balón que conquistar, un rival que humillar y un público que impresionar,.

 Aficionados jugando a fútbol en la playa de Gijón.

foto -  Aficionados jugando a fútbol en la playa de Gijón.

Hay un ritual diario en las playas que comienza justo cuando el sol se pone y el cielo se llena de colores inimaginables, esos rojos, violetas y naranjas casi irreales. Justo cuando las sombrillas y los bañistas comienzan a replegarse como soldados de un pelotón venido a menos, los chavales se extienden en formación por la orilla con un balón en la mano para iniciar las pachangas.

Es mi momento favorito de cualquier día de playa. Y es curioso porque justo al atardecer, cuando el ruido se aleja, la naturaleza se expande y las sombras se alargan, cuando todo tiene una quietud preciosa y precisa, justo ahí los chavales comienzan a moverse frenéticos por la arena mojada con sus porterías improvisadas hechas de mochilas, botes de Pringles o montículos de sílice, a una velocidad diferente de la que marca el reloj.

Ellos no son conscientes de que están viviendo un momento de plenitud que quizá nunca volverán a recuperar, o quizá sí, ya en el siguiente verano. Pero viéndolos jugar la vida parece muchísimo más sencilla, como un cuadro de Sorolla impregnado de un brillo etéreo. En el momento de la pachanga de playa no existen melancolías pasajeras o preocupaciones, simplemente hay un balón que conquistar, un rival que humillar y un público que impresionar.

La pachanga comienza casi sin palabras. Un chaval se levanta de la toalla con la pelota bajo el brazo, la posa sobre la arena y, de repente, todos le siguen, todos comprenden. El escritor Javier Aznar creó hace años un decálogo que todavía conservo en el que desgranaba varios puntos básicos para que el pachanguismo playero fuese correcto: los jugadores tienen que jugar descalzos y sin camiseta, los bañadores han de ser cómodos y sin estridencias, se premia la humillación al rival —especialmente los caños, rabonas, tacones o cualquier jugada inverosímil hecha con cualquier parte del cuerpo—, las delimitaciones del campo las marca la propia playa —dicho de otro modo: no hay delimitaciones— o el partido tiene que terminar siempre con un baño purificador para limpiar la arena y la sangre.

Las pachangas playeras dan sentido al verano y a dan sentido a la vida, pero curiosamente no dan sentido al fútbol. Porque tendemos a pensar que los grandes futbolistas brasileños aprendieron a dominar y domar el balón bajo el sol anaranjado de Copacabana, con el hilo musical de Gilberto Gil, y nada más lejos de la realidad. La realidad es que la playa siempre ha estado alejada de los niños de las favelas, de la clase trabajadora más pobre que apenas conseguía adivinar el mar por televisión o sugerirla por la radio. La realidad, bastante menos romántica siempre que en nuestra imaginación, es que los grandes futbolistas como Pelé se criaron en pueblos como Três Corações, esas localidades de interior en las que el sol pega a conciencia y en las que la sal solo se encuentra metida en frascos de las cocinas. La mayoría de los grandes astros del fútbol aprendieron a gambetear en el cemento o en campos de tierra toscamente dibujados, no bajo el confort de la arena.

Así que se puede decir que las pachangas playeras son el gran refugio del idealismo futbolístico. Y además tienen algo de magia. Porque puedes tener 45 años, un sinfín de preocupaciones y un estado de forma lamentable, puedes ser un auténtico desgraciado, un miserable, no importa: si coges un balón en la playa, si lo pateas con el sonido del mar de fondo y con el atardecer dorando tu cuerpo, en ese preciso momento vuelves a tener quince años, un verano despejado de obligaciones y toda la vida por delante para seguir jugando.

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