Otoño de dulces reencuentros, firmes reivindicaciones y un sabor amargo
Lo mejor del ciclo en Las Ventas lo protagonizaron 'El Cid', Antonio Ferrera y la ganadería de Victoriano del Río ,.
La Feria de Otoño en Las Ventas ha dejado para el recuerdo
cosas tan notables como el dulce reencuentro de 'El Cid' con Madrid, las
firmes reivindicaciones de Antonio Ferrera y la ganadería de Victoriano
del Río, y, en lo negativo, el sabor amargo de Iván Fandiño, que pasó
de gran protagonista a actor secundario. Lo más bonito, emocionante y
hasta justo de todo el ciclo fue la gran actuación de 'El Cid' en la
primera corrida del ciclo.
El de Salteras, que en un pasado llegó a ser torero
predilecto de Madrid, reverdeció laureles con una faena sublime a un
gran toro de Victoriano del Río con el que volvió a emocionar a la
exigente afición madrileña y que, si no llega a ser por la espada, le
hubiera posibilitado alcanzar una gloria que no lograba desde 2006,
cuando abrió su segunda y última puerta grande de Las Ventas en su
carrera.
Alta nota también ese día para la corrida de Victoriano del
Río, mención especial al toro que cuajó 'El Cid', de nombre
'Verbenero', un dechado de bravura y clase, el mejor astado lidiado de
toda la temporada en Madrid y que mereció de sobra los honores de la
vuelta al ruedo en el arrastre, que, finalmente, no se le fue concedida.
El otro gran protagonista de este Otoño en Madrid fue el
extremeño Antonio Ferrera, que puso la guinda a la mejor temporada de su
carrera de la mejor forma posible: dando una lección magistral de
conocimientos, temple, sentimiento y suficiencia para arrancar una oreja
de ley a un toro de Adolfo Martín por el que nadie apostaba y que él
mismo afianzó y acabó exprimiendo con suma torería.
Un Ferrera que gustó también, y mucho, manejando el capote
con una suavidad y un aroma fuera de lo común, demostrando así que sabe
torear, y muy bien, que no es torero de banderillas y estridencias, como
muchos le tenían catalogado, sino que ha experimentado una metamorfosis
que le ha convertido en artista para paladares exquisitos.
Por su parte, Iván Fandiño, que acudía a este Otoño con la
gesta bajo el brazo de anunciarse dos tardes en un ciclo en el que nadie
hacía doblete desde 'Antoñete' en 1985, fue el gran damnificado, no
sólo por no resolver en triunfo ninguno de sus dos compromisos, sino
porque en cada uno de ellos surgió de improviso un artista invitado que
le acabó eclipsando.
Y eso que en lo estadístico paseó una de las dos orejas que
se cortaron en el ciclo, aunque fue más bien una 'orejita' (diminutivo
que se usa en la jerga para restar valor al trofeo cuando los méritos no
han sido suficientes) a un toro de Victoriano del Río en una faena que
nadie recuerda ya, pues el zambombazo de 'El Cid' aquella tarde lo
inundó todo.
Y algo parecido, o peor, le ocurrió en la corrida de Adolfo
Martín que cerró ciclo. Fandiño se estrelló de bruces contra una
mansada infumable de este hierro torista, en una tarde en la que,
nuevamente, la gran actuación de otro compañero, en este caso Antonio
Ferrera, acabó por relegarle a un segundo plano.
El resto de la Feria de Otoño puede resumirse de una forma
muy sucinta. La corrida del sábado, del Puerto de San Lorenzo, apenas
aportó nada. Toros con cierta movilidad pero sin emplearse lo
suficiente, con los que tanto Alberto Aguilar y Jiménez Fortes quedaron
prácticamente inéditos, al igual que el mexicano Joselito Adame, aunque
éste fue por el contratiempo de una inoportuna lesión después de haber
estado firme y valiente con un toro áspero y peligroso.
El colombiano Sebastián Ritter protagonizó una digna tarde
de alternativa aunque sin poder resolver con el lote más desagradecido
de la buena corrida de Victoriano del Río, mientras que Javier Castaño
fue una auténtica sombra desdibujada y sumamente desconfiada con los
'adolfos' de fin de ciclo.
En la novillada picada que abrió el jueves la feria
solamente cabe destacar las buenas formas plasmadas por el palentino
Diego Fernández, pues ni el encierro del Ventorrillo fue bueno, ni
Javier Jiménez ni Juan Ortega pudieron lograr nada del otro mundo.
Así transcurrió el Otoño en Madrid, que prácticamente echa
el telón a la temporada en Las Ventas -a falta de la corrida del día
12-, un ciclo en el que la gente ha respondido al final en la taquilla,
con un lleno total y otras tres entradas rozando el aforo completo. Un
éxito en lo artístico y en lo económico.
Fue como una boda. Las cocinas londinense y vasca se
hermanaron ayer en el Kursaal en el inicio oficial de San Sebastian
Gastronomika, que tiene este año a Londres como invitado principal. El
símbolo de esa relación fue una gran tarta con motivos británicos,
diseñada por el pastelero catalán Christian Escribá y su esposa Patricia
Schmidt, que salió al escenario del auditorio a los sones del 'Jumpin'
Jack Flash' de The Rolling Stones.
El chef británico Heston Blumenthal no se cortó un segundo e
hincó rápidamente el diente en uno de los soldados de azúcar, al tiempo
que invitaba a sus colegas de aquí, de Juan Mari Arzak a Martin
Berasategui o Andoni Luis Aduriz, a hacer lo propio. Donostia se comió a
Londres... o viceversa.
Esta edición de San Sebastian Gastronomika comenzó ayer
potente en su escenario central del Kursaal. Las ponencias de los
grandes cocineros de Londres se alternaron con las presentaciones de los
principales cocineros vascos. Y hubo momentos para la emoción: Karlos
Arguiñano, acompañado de dos de sus hijos, protagonizó por primera vez
una ponencia en el congreso. Preparó una zurrukutuna que casó con el
txakoli K5 bajo la supervisión de Josep Roca, el sumiller que compone
una de las tres puntas del 'tridente Roca' de Gerona y que también ayer
recibió entre aplausos el premio Gueridón de Oro del congreso.
Era el primer día, pero resultó largo e intenso. Francisco
López Canís, fundador del Club del Gourmet, recibió el homenaje como
impulsor principal en la renovación de la cocina española. «Es un placer
y un honor recibir este reconocimiento en una ciudad clave en la
revolución gastronómica de este país», dijo el homenajeado antes de
recibir el obsequio de una escultura creada por el cocinero/artista
Ramón Roteta. «Sin tu trabajo la nueva cocina vasca no habría sido lo
que es hoy», coincidieron Pedro Subijana y Juan Mari Arzak al presentar
el homenaje.
El congreso quiere ser diferente y por eso la inauguración
oficial buscó fórmulas distintas. En vez de discursos oficiales los
representantes institucionales y cocineros organizadores eligieron una
palabra para definir la personalidad de la cita donostiarra. ¿Cuáles?
Hilario Arbelaitz apostó por «generosidad»; Juan Mari Arzak eligió
«mágico»; Martin Berasategui, «único»; Andoni Luis Aduriz, «futuro», y
Pedro Subijana, «solidaridad».
Roke Akizu, de la Diputación guipuzcoana, dijo
«esperientzia»; Bittor Oroz, viceconsejero de Agricultura, Pesca y
Política Alimentaria, «producto vasco»; Juan Karlos Izagirre, alcalde de
Donostia, «gozamena»; David Martínez, director general de El Diario
Vasco, «innovación», y Roser Torras, directora del congreso, «amistad».
La 'jefa' de Gordon Ramsay
El protagonismo en el primer tramo del congreso
correspondió a los chefs londinenses o cocineros españoles que trabajan
en Londres. Blumenthal dará hoy su ponencia, pero en la presentación de
ayer ironizó sobre la revolución que ha vivido la cocina británica.
«Antes, para comprar aceite de oliva había que ir a la farmacia; ahora
todas las cocinas del mundo están en Londres», dijo.
Fue una gran dama de la cocina inglesa la primera en
cocinar en el Kursaal. La norirlandesa Clare Smyth es jefa de cocina
del restaurante londinense de Gordon Ramsay, el chef de 'Pesadilla en la
cocina', y primera mujer que en Inglaterra está al frente de un
restaurante con tres estrellas Michelin. La cocinera, que preparó un
urugallo, subrayó que como chef forma parte «del círculo de la vida» y
debe «proteger la naturaleza», en referencia a su apuesta por el
producto. La nómina de chefs londinenses la completaron ayer Atul
Kochair (su restaurante indio Benares fue el primero con estrella
Michelin) y los 'españoles en Londres' César García, Iván Ortiz, Neftalí
Cumplido, Alberto Criado y José Pizarro. Mario Sandoval y Pablo
González mostraron también sus habilidades en el escenario del
auditorio, al igual que el embajador coreano Corey Lee, cuyo restaurante
de San Francisco es una referencia. Lee preparó una «sopa de aleta de
tiburón falsa».
La juventud y naturaleza de Eneko Atxa (acompañado de Amaya
Ortiz) y Josean Alija o la siempre renovada veteranía de los Arzak y de
Martín Berasategui también marcaron ayer la jornada. Elena Arzak cocinó
una ventresca de bonito con ajo negro y una sorprendente 'bola
pitonisa' que rompió ante el público. Berasategui expuso un ajo negro
salteado con cebiche de remolacha y un pichón asado. Karlos Arguiñano
elaboró una zurrukutuna «para homenajear la cocina sencilla». Y es que
también de la cocina de base se nutre San Sebastian Gastronomika.
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