DESAYUNO--CENA--DOMINGO--
Noa :"Francisco es un Papa increíble. Nadie dice cosas tan relevantes como él"
Nací en Tel Aviv hace 44 años, aunque
viví hasta los 17 en Nueva York. Mi último disco, 'Love medicine', es un
canto al amor y a la paz, fruto de los encuentros que he tenido con
Milton Nascimento, Pat Metheny o Joaquín Sabina, entre otros.
XLSemanal. ¿Dónde vive ahora?
Noa. En Israel, en el campo, con mi marido y mis hijos, en un kibutz al lado del mar. Me cuesta mucho compaginar la vida familiar y profesional, pero es posible.
XL. Está comprometida activamente por la paz, pero aumenta la violencia y crece el fanatismo religioso...
N. A veces, que haya más violencia significa que estamos más cerca de la paz. Tenemos que luchar por ella como si no hubiera terrorismo y, al mismo tiempo, luchar contra el terrorismo como si hubiera paz.
XL. Formó parte del Ejército israelí, fue la sargento Noa. ¿Cómo encaja esto en su filosofía pacifista?
N. Todo el mundo en Israel debe ir al Ejército, lo quiera o no. Somos un país amenazado por todos nuestros vecinos. Hasta que no encontremos la paz, necesitamos defendernos.
XL. ¿Qué precio paga profesionalmente por su militancia política?
N. En Israel, me atacan los fascistas y, fuera de Israel, me atacan los palestinos. No entiendo las manifestaciones que hacen a la salida de mis conciertos, porque yo solo estoy a favor de la paz.
XL. Mantuvo una entrañable relación con Juan Pablo II, ¿cómo es su relación con Francisco?
N. De momento no tengo ninguna, pero me encantaría tenerla. Creo que es un Papa increíble y las cosas que está diciendo son las más importantes que se están escuchando ahora mismo.
XL. También cantó ante Yasser Arafat.
N. Sí, fue en el décimo aniversario del Tratado de Oslo. Arafat pasó de ser el mayor enemigo de Israel a ganar el Nobel de la Paz. Ahora vivimos una regresión en el conflicto; pero Arafat es el ejemplo de que una relación de odio puede pasar a la paz en semanas.
XL. El terrorismo yihadista se extiende por Europa y, con él, el rechazo y la desconfianza hacia el islam.
N. No todos los musulmanes están interesados en suicidarse por Alá; pero algunos, sí. Y tenemos que unir esfuerzos para luchar contra ellos y erradicarlos.
XL. ¿Por qué no la vemos más en España?
N. Aquí es muy difícil tocar. Todo es no, no y no. Hay muy poco dinero en España para la cultura; los teatros ayudan poco y solo les interesa gente como Madonna, que mueve mucho dinero. A los músicos de otro nivel, nadie nos apoya.
Su desayuno: «El desayuno es mi comida favorita. La única que sé preparar. Como de todo: café, queso, fruta, verdura, huevos, yogur, pan... El resto del día como muy poco».
La cena una tortilla de tomate, pan, un trozo de queso, beber agua, postre una naranja,.
TÍTULO: LA COCINA DOMINGO, Cabezones de 'champis' rellenos,.
foto
Ingredientes: 12 champiñones grandes, 1
chorrete de oloroso, 100 gramos de chorizo troncal, 200 gramos de carne
picada de vaca, 1 chorrete de salsa Worcestershire, 1 cucharada de
mostaza tipo Dijon, 3 chalotas picadas, 2 dientes de ajo picados, 1
chile rojo fresco, 1 manojo de perejil fresco, pan rallado grueso,
crepinetas y redaño, aceite de oliva y sal.
Elaboración: se precalienta el horno a 200 grados. Se lavan los champiñones y se separan los pies de las cabezas. Se pican los pies finitos.En una olla ancha y baja se doran las cabezas de los champiñones con el aceite de oliva y se salpimientan.Se añade el vino, se cubre la olla y se soasan durante ocho minutos.Sobre la tabla se pica el perejil fresco y se añade a un bol con el chorizo, la carne, la salsa Worcestershire y la mostaza.Se escurren los champiñones de la olla y se agregan a ese mismo recipiente un poco de aceite de oliva, las chalotas, los ajos, el chile picado, los pies de los champiñones y un chorrete de oloroso. Se sofríe todo el conjunto durante unos minutos.Se estira la crepineta y se colocan los champiñones encima, con el hueco mirando siempre hacia el cielo. Se incorpora el sofrito al bol de carne picada y se rectifica el sazonamiento.
Acabado y presentación: se rellenan las cabezas de champiñón y se cierran las crepinetas. Se colocan en la olla con cuidado de que la parte sellada quede hacia abajo. Se esparce un poco de pan rallado por encima, un chorrete de oloroso y se salpimientan y hornean durante 40 minutos hasta que estén bien dorados.
Mis trucos
Para limpiar los 'champis' se corta la base del pie y, si no están muy sucios, se limpian simplemente con papel absorbente. Nunca hay que dejarlos en remojo en agua, porque son como esponjas y absorberían toda esa agua.
Reinos de humo, por Benjamín Lana
La vida en el filo
No corro ningún peligro. No se preocupen. Vengo a hablarles de hojas y mangos, a proponer una auténtica revolución ahora que andamos necesitados de Justicia y vuelta a los principios. ¿Se imaginan una sociedad en la que en todas las casas hubiera un cuchillo que cortase bien, pero bien de verdad? Ya saben, me refiero a uno de esos que se abre paso con delicadeza y señorío por el lomo de un atún y deja seca la tabla cuando se han cortado dos tomates. ¡Se me saltan las lágrimas antes de empezar con la cebolla! ¡Qué avance, qué acto de justicia social! Tenemos moldes con formas de animalitos, vaciadores de corazones de manzana, espátulas de silicona y afamados procesadores de alimentos de mil euros... Y un par de malos cuchillos. Injusticia, necedad. Uno abandonado en el cajón porque nunca cortó bien y en primera línea de fuego, para todo, uno viejo con el que hay que serrar o, como alternativa, el del mango de colorines de la 'promo' del súper, que no es precisamente digno heredero de las espadas toledanas o la cuchillería de Albacete. ¿Por qué ese abandono de la infantería?
No les voy a repetir que un cuchillo romo es más peligroso que uno bien afilado. Ni tampoco me voy a poner nostálgico con los tiempos en que llegaba soplando su chiflo el afilador. Pero puedo prometerles que un cuchillo es un amigo como pocos. Cójale cariño, póngale nombre, trátelo como si fuera de la familia. Le dará años de satisfacciones, sin averías ni una mala palabra.
Elaboración: se precalienta el horno a 200 grados. Se lavan los champiñones y se separan los pies de las cabezas. Se pican los pies finitos.En una olla ancha y baja se doran las cabezas de los champiñones con el aceite de oliva y se salpimientan.Se añade el vino, se cubre la olla y se soasan durante ocho minutos.Sobre la tabla se pica el perejil fresco y se añade a un bol con el chorizo, la carne, la salsa Worcestershire y la mostaza.Se escurren los champiñones de la olla y se agregan a ese mismo recipiente un poco de aceite de oliva, las chalotas, los ajos, el chile picado, los pies de los champiñones y un chorrete de oloroso. Se sofríe todo el conjunto durante unos minutos.Se estira la crepineta y se colocan los champiñones encima, con el hueco mirando siempre hacia el cielo. Se incorpora el sofrito al bol de carne picada y se rectifica el sazonamiento.
Acabado y presentación: se rellenan las cabezas de champiñón y se cierran las crepinetas. Se colocan en la olla con cuidado de que la parte sellada quede hacia abajo. Se esparce un poco de pan rallado por encima, un chorrete de oloroso y se salpimientan y hornean durante 40 minutos hasta que estén bien dorados.
Mis trucos
Para limpiar los 'champis' se corta la base del pie y, si no están muy sucios, se limpian simplemente con papel absorbente. Nunca hay que dejarlos en remojo en agua, porque son como esponjas y absorberían toda esa agua.
Reinos de humo, por Benjamín Lana
La vida en el filo
No corro ningún peligro. No se preocupen. Vengo a hablarles de hojas y mangos, a proponer una auténtica revolución ahora que andamos necesitados de Justicia y vuelta a los principios. ¿Se imaginan una sociedad en la que en todas las casas hubiera un cuchillo que cortase bien, pero bien de verdad? Ya saben, me refiero a uno de esos que se abre paso con delicadeza y señorío por el lomo de un atún y deja seca la tabla cuando se han cortado dos tomates. ¡Se me saltan las lágrimas antes de empezar con la cebolla! ¡Qué avance, qué acto de justicia social! Tenemos moldes con formas de animalitos, vaciadores de corazones de manzana, espátulas de silicona y afamados procesadores de alimentos de mil euros... Y un par de malos cuchillos. Injusticia, necedad. Uno abandonado en el cajón porque nunca cortó bien y en primera línea de fuego, para todo, uno viejo con el que hay que serrar o, como alternativa, el del mango de colorines de la 'promo' del súper, que no es precisamente digno heredero de las espadas toledanas o la cuchillería de Albacete. ¿Por qué ese abandono de la infantería?
No les voy a repetir que un cuchillo romo es más peligroso que uno bien afilado. Ni tampoco me voy a poner nostálgico con los tiempos en que llegaba soplando su chiflo el afilador. Pero puedo prometerles que un cuchillo es un amigo como pocos. Cójale cariño, póngale nombre, trátelo como si fuera de la familia. Le dará años de satisfacciones, sin averías ni una mala palabra.
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