Juegos de niños,.
Sabado -29- Agosto a las 22:00 por La 1, fotos,.
Juego - Libro - Los peces no cierran los ojos,.
Libro - Los peces no cierran los ojos,.
Nacer y crecer en Nápoles agota el destino: vaya uno donde vaya, ya lo ha recibido como dote, mitad lastre, mitad salvoconducto.» Un hombre recuerda el verano de sus diez años en un pueblo costero cerca de Nápoles, los años en que se anhela un futuro desde el que sólo se puede mirar atrás. Entre la pesca y los libros, los paseos en solitario y los encuentros con los muchachos del barrio, transcurren sus días, hasta que conoce a una niña sin nombre que le descubre el peso de palabras como amor o justicia. A los diez años, la edad se escribe por primera vez con dos cifras. La inquietud y el deseo de crecer son más fuertes que la apariencia física; torpe cascarón el cuerpo infantil. Y permanece intacta la necesidad de protección que cura el calor de las historias familiares, la presencia de una madre y el contacto de la mano amiga. Nombrado escritor de la década por el Corriere della Sera, y galardonado con los premios France Culture, Femina Étranger, Laure Bataillon o Petrarca, Erri De Luca es uno de los autores italianos más leídos y admirados en más de veinte países: «El único escritor auténtico que por ahora nos ha dado el siglo XXI», Corriere della Sera. Su última novela, Los peces no cierran los ojos, lo ha encumbrado de nuevo entre los lectores y la crítica: «Un pequeño milagro», L’Unità; «De Luca nos cuenta qué es crecer con la cruda sensibilidad de la que es un gran maestro», Il futurista.
Erri de Luca: «La palabra revolución está caduca»,.
"Los ciudadanos son hoy clientes a los que se valora por su poder adquisitivo" denuncia el narrador italiano, exmilitante de la extrema izquierda y obrero durante dos décadas,.
Con su delicada y sencilla prosa explica De Luca "cómo crece un ser humano". Cómo aquel crío tímido e hipersensible se convierte en un comprometido militante de la extrema izquierda a través del movimiento 'Lotta Continua' que hoy descree de las revoluciones. "Fui revolucionario cuando era necesario, pero revolución es hoy es un término caduco" explica con voz queda, mirando a los ojos de su interlocutor. "La primavera árabe es apenas un recuerdo, una prolongación del convulso siglo pasado, el de las revoluciones y las migraciones masivas". "Hoy cualquier tipo de oposición es declarada terrorista" dice sin apenas gesticular alguien que se tiene "por un mero espectador de la política", un comentarista que asiste atónito a una nueva realidad. "Mi experiencia política es inservible, no la puedo actualizar", dice De Luca, que tampoco ve factible la revolución del 15-M. "Es un movimiento de naturaleza democrática, que busca dialogar y ser oído, y por eso nunca conseguirá nada". "Son necesarios y muy saludables, pero no tienen ninguna posibilidad" sentencia.
La cruda realidad del siglo XXI "es que no existen los ciudadanos". "Se han convertido en clientes de un gran almacén a los que se valora por su poder adquisitivo. Hemos pasado de la democracia a la oligarquía" lamenta el escritor.
La escritura reposada, el amor a Nápoles y al alpinismo que practica con pasión, la traducción de la Biblia en la que se sumergió como mero lector durante una estancia en África, son hoy los pilares vitales de este autor de narraciones como 'Aquí no, ahora no', 'Tu, mío', 'Montedidio'. 'El contrario de uno', 'Hora prima' o 'El peso de la mariposa'.
De Luca condujo camiones en convoyes de ayuda humanitaria en la guerra de Bosnia, mientras se convertía en el "escritor obrero", etiqueta de la que no reniega y con la que se le sigue presentando. "Fui obrero durante 20 años. Acaso sea ahora un escritor exobrero. No lleve jamás una doble vida. Me convertí en escritor en los márgenes de la vida de trabajador, salvando cada día algo de tiempo. Esas horas robadas al cansancio y la dura jornada laboral fueron ni válvula de escape" explica este narrador apegado su tierra napolitana.
"No me considero un autor, aunque pueda vivir de los derechos de autor. Soy un redactor de historias inventadas por la vida misma" asegura De Luca, que se define como "uno que viene de Nápoles". "No pertenezco a Nápoles, vengo de allí. He perdido la pertenencia pero no el origen. Escribo en italiano, pero nací napolitano. Habito en la lengua italiana. No soy un patriota de la bandera o el himno nacional. Soy un patriota de la legua. La habito y la amo" asegura. Italia es para él "una invención política". "Ha celebrado 150 años de su unidad, pero es una comunidad de vecinos mal avenida, en la que todos se pelean y que es irreductible a la unidad".
Memoria
Quizá para alejarse de un mundo en el que no encaja, regresa De Luca a su infancia en su último libro, a los ecos de una posguerra que marcó a la generación de sus padres. Un crío pasa el verano con su madre y su hermana en una playa de Isquia. Su padre, ausente, se busca la vida en Estados Unidos, de donde regresará con el orgullo tocado y las manso casi vacías.
"Está claro que la infancia encierra todo lo que somos, la criatura de la venimos y de de la que no podemos separarnos. Es como un saco de hueso del que vamos perdiendo trozos. Es el origen del ser humano antes que la patria del escritor", explica. "Vuelvo al pasado porque no me agrada inventar historias".
Él fue un niño distinto, retraído, bondadoso, con pocas dotes para las matemáticas pero lector emocionado del Quijote. "Con diez años había leído muchísimo, pero enfrentarme al Quijote fue experimentar algo doloroso. El protagonista era el único que veía la realdad y era constantemente castigado por las circunstancias", rememora.
La memoria que articula este libro es para De Luca "como una piedra en medio de una corriente". A veces las piedras están próximas "y resulta fácil reconstruir el pasado; otras veces no, y tienes que rellenar los huecos con la imaginación. No soy dueño de mi memoria ni la consulto como un diccionario. Ella es la que viene a mí y el resultado es este libro", precisa.
Para Erri de Luca escribir no ha sido ni una necesidad ni una salvación. "Es mi mejor compañía. Como lector y como escritor, los libros me acompañan. No me salvan la vida" dice. "Con un libro me aíslo y tengo todo lo que necesito. Es el mejor embalaje posible". "Mi actividad de lector no tiene nada que ver con la de escritor; el lector y el escritor ni se hablan ni se han encontrado", dice este aplicado lector de las sagradas escrituras que no lee ni novela de intriga ni ciencia ficción.
Traducido a un veintena de idiomas, escritor de la década para el 'Corriere della Sera' y en poder de premios como 'France Culture', 'Laure Bataillon' o 'Petrarca', fue De Luca "un pésimo estudiante de griego y latín que se aplicaba mucho y no aprendía nada". A pesar de esta "pésima relación calidad precio" aprendió de forma autodidactayiddish y hebreo para disfrutar de la Biblia. "La Biblia no es literatura. La literatura siempre quiere convencer, conquistar y cautivar al lector, meterlo en la historia e identificarlo con un personaje, pero la escritura sagrada pasa del lector", sostiene.
TITULO: LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - Cuando el niño es el maestro ,.
LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - Cuando el niño es el maestro ,. fotos.
Cuando el niño es el maestro,.
Educación,.
Se cumplen 150 años del nacimiento de la autora del método pedagógico Montessori, precursora del feminismo e icono de su tiempo,.
Maria
Montessori (Chiaravalle, 1870), de niña, odiaba la escuela tradicional,
memorística y de ordeno y mando. «Esas mariposas clavadas con un
alfiler, atadas a sus sitios». Por eso esta médica, antropóloga y
filósofa italiana, que se convirtió en un icono mundial de la primera
mitad del siglo XX, conmocionó la educación hace algo más de una
centuria con un sistema pedagógico revolucionario, vigente en miles de
colegios en la actualidad, que pronto se conoció como el 'método
Montessori'.
Rompiendo por completo con el dirigismo del profesor en el aula, defendió que el niño puede y debe aprender solo, con total libertad. Sin nadie que le diga qué debe o no hacer. Con un ambiente (el aula), un material y unas actividades preparadas y diseñadas al efecto para estimular la creatividad y el pensamiento infantil, que les permiten descubrir de forma autónoma su entorno y asimilar por sí solos los conocimientos. Confía en su inteligencia y su capacidad de aprender por curiosidad y no por imposición.
Son los niños los que, a partir de este ambiente y materiales, también diseñados para la autocorrección, eligen qué hacer y lo ejecutan con libertad, con el educador como un mero observador y guía. Este método, defendió Montessori desde su publicación en 1909, hace que los niños aprendan de forma espontánea, que liberen toda su creatividad, imaginación, memoria y pensamiento. En definitiva, «el niño es el maestro», la idea con la que esta genial italiana solía resumir su pedagogía y el título que Cristina De Stefano ha elegido para publicar un libro que repasa su vida (Lumen), con motivo del 150 aniversario de su nacimiento.
Pero el hecho que la convirtió en una celebridad mundial y que llevó a que países de todo el planeta quisieran aplicar su sistema se produjo siete años después, en 1907, en lo que los periódicos bautizaron como «el milagro de San Lorenzo». En este barrio romano, el más pobre y abandonado del momento, montó con ayuda municipal la primera Casa de Niños, el lugar donde aplicar su teoría de la autoeducación con 50 «pilluelos asustados» de entre 2 y 6 años. Para la admiración general, estos niños rebeldes se convirtieron en amables y respetuosos, aprendieron con interés y entusiasmo, y muchos de ellos lograron leer y escribir de forma precoz por sus propios medios, en lo que el mundo llamó «la explosión de la escritura». Aprendieron el abecedario y la forma de las letras manipulando las siluetas de letras en relieve hechas en papel de lija.
La casa romana de Montessori se convirtió en un centro de peregrinaje internacional, con mensajeros llegados de Argentina a Sudáfrica que querían montar Casas de Niños, y en el lugar en el que se formó a los primeros educadores. Su gira norteamericana, para crear parvularios en ese país, fue semejante a la que hoy haría una estrella del rock. Los periódicos la describían como «la mujer más interesante de Europa», visitó en Washington la escuela Montessori montada por Alexander Graham Bell -el inventor del teléfono- y la hija del presidente, Margaret Wilson, se convirtió en su principal proselitista. Miles de personas se quedaron en la calle, sin poder entrar en sus conferencias, en «la fiebre Montessori». Pese a que en su trabajo incansable por extender el método por el mundo cosechó tantos éxitos como fracasos, en los años veinte era sin duda la italiana más famosa del planeta. Un buque de guerra británico la recogió en Barcelona -ciudad en la que tuvo su residencia oficial durante la Primera Guerra Mundial y el primer lustro de los años treinta- al comienzo de la Guerra Civil, para ponerla a salvo en Londres.
También, como refleja De Stefano en la biografía, tenía luces y sombras. «Era un genio, y los genios raramente son fáciles. Era autoritaria, estaba convencida de que Dios le había confiado una misión, y era muy oportunista a la hora de buscar apoyos en cualquier parte».
Rompiendo por completo con el dirigismo del profesor en el aula, defendió que el niño puede y debe aprender solo, con total libertad. Sin nadie que le diga qué debe o no hacer. Con un ambiente (el aula), un material y unas actividades preparadas y diseñadas al efecto para estimular la creatividad y el pensamiento infantil, que les permiten descubrir de forma autónoma su entorno y asimilar por sí solos los conocimientos. Confía en su inteligencia y su capacidad de aprender por curiosidad y no por imposición.
Son los niños los que, a partir de este ambiente y materiales, también diseñados para la autocorrección, eligen qué hacer y lo ejecutan con libertad, con el educador como un mero observador y guía. Este método, defendió Montessori desde su publicación en 1909, hace que los niños aprendan de forma espontánea, que liberen toda su creatividad, imaginación, memoria y pensamiento. En definitiva, «el niño es el maestro», la idea con la que esta genial italiana solía resumir su pedagogía y el título que Cristina De Stefano ha elegido para publicar un libro que repasa su vida (Lumen), con motivo del 150 aniversario de su nacimiento.
El milagro de San Lorenzo
Todo empezó en 1898, cuando una Maria recién licenciada en Medicina y que se especializaba en Psiquiatría observó cómo los niños del manicomio de Roma, pequeños con deficiencias cognitivas que vivían abandonados y hacinados, pasaban horas manipulando las migas de pan caídas al suelo tras la comida, lo único con lo que podían experimentar. Convencida de que con los estímulos adecuados serían capaces de progresar por sí solos, sorprendió a la ciudad cuando, dos años después, algunos de ellos lograron un nivel similar al de los niños que ingresaban en las escuelas públicas.Pero el hecho que la convirtió en una celebridad mundial y que llevó a que países de todo el planeta quisieran aplicar su sistema se produjo siete años después, en 1907, en lo que los periódicos bautizaron como «el milagro de San Lorenzo». En este barrio romano, el más pobre y abandonado del momento, montó con ayuda municipal la primera Casa de Niños, el lugar donde aplicar su teoría de la autoeducación con 50 «pilluelos asustados» de entre 2 y 6 años. Para la admiración general, estos niños rebeldes se convirtieron en amables y respetuosos, aprendieron con interés y entusiasmo, y muchos de ellos lograron leer y escribir de forma precoz por sus propios medios, en lo que el mundo llamó «la explosión de la escritura». Aprendieron el abecedario y la forma de las letras manipulando las siluetas de letras en relieve hechas en papel de lija.
La casa romana de Montessori se convirtió en un centro de peregrinaje internacional, con mensajeros llegados de Argentina a Sudáfrica que querían montar Casas de Niños, y en el lugar en el que se formó a los primeros educadores. Su gira norteamericana, para crear parvularios en ese país, fue semejante a la que hoy haría una estrella del rock. Los periódicos la describían como «la mujer más interesante de Europa», visitó en Washington la escuela Montessori montada por Alexander Graham Bell -el inventor del teléfono- y la hija del presidente, Margaret Wilson, se convirtió en su principal proselitista. Miles de personas se quedaron en la calle, sin poder entrar en sus conferencias, en «la fiebre Montessori». Pese a que en su trabajo incansable por extender el método por el mundo cosechó tantos éxitos como fracasos, en los años veinte era sin duda la italiana más famosa del planeta. Un buque de guerra británico la recogió en Barcelona -ciudad en la que tuvo su residencia oficial durante la Primera Guerra Mundial y el primer lustro de los años treinta- al comienzo de la Guerra Civil, para ponerla a salvo en Londres.
Activista y autoritaria
Pero Maria, además de una pedagoga revolucionaria, fue una rompedora de techos de cristal, una pionera del feminismo y una luchadora en favor de los desfavorecidos. Con 16 años, en el último cuarto del siglo XIX, asistió a una escuela técnica a la que solo iban chicos porque quería ser ingeniera y diez años después se convirtió en una de las tres primeras licenciadas en Medicina italianas. Defendió la emancipación y el sufragio femenino, el amor libre y la igualdad laboral entre hombres y mujeres como delegada en los congresos femeninos internacionales de Berlín y Londres, donde fue vitoreada al decir cosas como que «la mujer del futuro se casará y tendrá hijos por elección libre, no porque lo imponga el matrimonio o la maternidad».También, como refleja De Stefano en la biografía, tenía luces y sombras. «Era un genio, y los genios raramente son fáciles. Era autoritaria, estaba convencida de que Dios le había confiado una misión, y era muy oportunista a la hora de buscar apoyos en cualquier parte».
TITULO: EL CLUB COMEDIA - Fútbol, misterio y humor gamberro,.
Fútbol, misterio y humor gamberro,.
Una comedia para toda la familia basada en goles pifiados, intriga y humor gamberro,.
Antes que para meter goles, Pakete el 'fallapenaltis' y sus compañeros de colegio demuestran un notable talento para liarla parda. Su amistad se pondrá a prueba ante un desafío inapelable: ganar los dos próximos partidos para evitar que la asociación de madres y padres de alumnos cierren el Soto Alto Fútbol Club. Si bajan a segunda, se acabó el equipo, amenaza tras la que sospechan se esconde una mano negra. Se verán así convertidos en sabuesos para desvelar la misteriosa trama. La dirigió en 2018 Miguel Ángel Lamata, autor de comedias gamberras como Isi/Disi: Alto voltaje'. Firmó el guion junto a Pablo Fernández Vázquez y el propio Roberto Santiago, que llevó antes el fútbol al cine con 'El penalti más largo del mundo' (2005) y 'El sueño de Iván' (2011). En el reparto, rostros tan populares como Toni Acosta y Joaquín Reyes, a quienes la chavalada del reparto dan réplica con frescura. Disponible en Netflix.
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