Cuándo estoy obligado a llevar mascarilla en el coche,.
foto / La norma solo recoge seis excepciones para no ponerse la mascarilla al volante, y el incumplimiento será sancionado con multas de hasta 100 euros,.
Y a grandes rasgos, la norma que rige esta situación, la que regula el uso de la mascarilla en el coche y en los medios de transporte, es la misma que se decretó al entrar en la nueva normalidad desde que terminó el estado de alarma el pasado 21 de junio. Así, es obligatorio llevar mascarilla en los medios de transporte aéreo, marítimo, en autobús o por ferrocarril, así como en los transportes públicos y privados complementarios de viajeros en vehículos de hasta nueve plazas, incluido el conductor, si los ocupantes de los vehículos de turismo no conviven en el mismo domicilio.
En el caso de los vehículos que cuentan únicamente con una fila de asientos pueden desplazarse como máximo dos personas llevando mascarilla y con la máxima distancia posible entre ellos.
En los transportes privados particulares y privados complementarios de personas en vehículos de hasta nueve plazas, incluido el conductor, podrán viajar tantas personas como plazas tenga el vehículo, siempre que . En este supuesto, no será necesario el uso de mascarilla. Es decir, si se mueves en el coche con las personas con las que vives en el mismo domicilio, puedes ir sin mascarilla. Y .
No obstante, la norma recoge seis excepciones para no ponerse la mascarilla al volante, y el incumplimiento será sancionado con multas de hasta 100 euros. Únicamente quedan excluidas las personas con dificultades respiratorias cuyo uso pueda provocar un empeoramiento de sus condiciones, las que tengan motivos de salud debidamente justificados o aquellas que por su situación de discapacidad o dependencia presenten alteraciones de conducta que lo hagan inviable. O en el único caso comentado anteriormente: si se mueves en el coche solo o con las personas con las que vives en el mismo domicilio.
Asimismo, cabe recordar que son las propias comunidades autónomas las encargadas de regular la movilidad, es decir, pueden decidir si dicha comunidad, provincia o área retrocede de fase, tiene la movilidad limitada, etc. O ejemplos como Murcia que ha limitado al 50 por ciento la ocupación de los vehículos para personas no convivientes en el ámbito autonómico. Es decir, si un coche tiene cinco plazas, se permitirá ocupar tres.
TITULO: Para Todos La 2 - El extremeño es muy productivo cuando lo sacas de su pecera» ,.
El extremeño es muy productivo cuando lo sacas de su pecera»,.
fotos / Ismael Clemente Orrego | Consejero delegado de Merlin Properties,.
El empresario extremeño pagó de su bolsillo parte de los 13 robots para detectar la covid-19 que hay en España. Dos están en la región,.
Si hubiera una competición de empresarios como la de fútbol habría que decir que Ismael Clemente Orrego (Valencia del Mombuey, 1970) juega en la Champions. Estudió Derecho y trabajó en Garrigues, uno de los bufetes de campanillas de nuestro país, pero con 26 años empezó a volar solo y creó su empresa en el sector inmobiliario. Tan experto es él, tanto manda y tan sorprendentes son sus decisiones que se le ha definido como 'el gran director de orquesta del ladrillo español', o incluso un 'José Tomás inmobiliario'. Esos apelativos se los ha ganado -además del título de mejor empresario del año 2016- por el éxito de su gestión al frente de Merlin Properties, a la que ha aupado al liderato, que comparte con Colonial, de las compañías de inversión inmobiliaria en España por su valor (12.400 millones en activos) en la Bolsa. También ha adquirido notoriedad porque pilota la 'operación Chamartín', una de las más ambiciosas de España y porque su sueldo, de 6,4 millones anuales, es de los más altos del Ibex 35. Sus padres eran maestros de escuela y él se siente devoto de la educación jesuítica que recibió en el colegio San José, de Villafranca. Tiene una finca en Talarrubias, en la que ha abierto un hotel rural y sobre la que diseña proyectos más ambiciosos y en la que se piensa retirar «cuando mi empresa me ponga en la calle». Ismael Clemente huye del extremeñismo de garrafón y entre nosotros ha sido noticia en las últimas semanas por comprar dos de los trece robots que hay en nuestro país para detectar la covid-19 en los test PCR. Dos de esos robots están en la región.–Usted tiene experiencia en crisis. El mercado inmobiliario ha tenido algunas sonadas desde 1996, en que trabaja en él. ¿Esta crisis, para su sector, es distinta o igual a otras?
–Es especial porque está causada por un sector externo, mientras que la de 2008 fue causada por el propio sector. Es un meteorito que ha caído, no es culpa nuestra.
–¿Eso de que 'no es culpa nuestra' cómo se debe interpretar? ¿Esa causa externa es buena o mala?
–Yo lo interpreto como un factor positivo porque nos coge mejor preparados que la vez anterior. Si tenemos en cuenta el endeudamiento medio de las compañías inmobiliarias, en la crisis del 2007 era de un 70% medido sobre el valor de los activos; ahora tenemos un endeudamiento medio en torno al 40%. Es decir, financieramente más saneados, lo que significa que la bandeará el sector inmobiliario mejor que la anterior.
–Esta crisis nos ha hecho ver que muchas empresas podrían funcionar sin sedes físicas o, al menos, sin la importancia decisiva que hasta ahora se le daba a la sede física. En este sentido, ¿la economía que plantea esta crisis no deja a un sector como el inmobiliario en un plano más secundario?
–No. Podemos caer en el error de pensar que con la pandemia estamos fundando algo, que a partir de ahora todo va a ser diferente... Creo que es una manera pretenciosa de enfocar la realidad. El sector inmobiliario existe desde siempre. Si acaso, la crisis va a actuar de factor de aceleración de alguna tendencia que venía de antes. Una de esas tendencias, negativa para los centros comerciales pero positiva para el logístico, es la penetración en la parte del mercado minorista del comercio por internet, que representa hoy en España apenas el 6% de las ventas minoristas. Se esperaba que llegara al 20% en los próximos 10-12 años y ahora, con la crisis, es posible que lo haga en la mitad. Pero tarde o temprano se alcanzará una nueva situación de equilibrio.
–Pero el teletrabajo ha irrumpido con fuerza.
–No estoy tan seguro y, además, no significa una amenaza para el sector inmobiliario. Es una tendencia residual. Ese teletrabajo que se hace siempre desde casa y sin contacto físico con la sede de la empresa no creo que le interese al trabajador. Trabajar permanentemente en remoto podría desembocar en una especie de estratificación de los trabajadores: los trabajadores 'a', que son esenciales para la empresa y que tienen que tener un puesto físico en la sede, y un trabajador 'b', que tiene debilitado su vínculo con la empresa por trabajar en remoto. Y hay otro factor importante: una vez que una empresa ha establecido con un trabajador un vínculo remoto, qué le impide a esa empresa establecer ese vínculo con alguien que está, por ejemplo, en Perú. No creo, como le digo, que el trabajo se vaya a desarrollar tanto. Fíjese en la experiencia del teletrabajo por la pandemia: el primer mes todo el mundo muy contento, pero era cuando el confinamiento nos impedía hacer otra cosa, pero en condiciones normales de movilidad, cuando la gente tiene otros estímulos de vida y relación social, el nivel de productividad del teletrabajo se ha ido por el desagüe. Le doy al teletrabajo menos importancia que la que se le está dando como conversación de café.
«Podemos pensar que con la pandemia estamos fundando algo. Que a partir de ahora todo será diferente. Sería un error»
–En cualquier caso, el modelo de
gran ciudad está más en crisis que hace medio año y, por tanto, cabe
pensar que la compra y alquiler de oficinas disminuye en las metrópolis y
aumenta en ciudades medias.–Ya me gustaría, pero no lo creo. La concentración de talento es indispensable. El talento llama al talento. En Nueva York o Londres no cabe un alma más a pesar de que es carísimo vivir, pero es donde la gente quiere estar. Puede haber una dispersión, pero en cantidad tan irrelevante que en ningún caso puede ser considerado tendencia e incidir en el negocio inmobiliario.
–Me ha fastidiado su respuesta. Iba a preguntarle si cree que con esta crisis Extremadura tiene una oportunidad por ser una zona de escasa densidad de población; una zona menos hospitalaria al virus.
–Yo creo que Extremadura tiene su oportunidad con covid o sin covid. Siempre tiene oportunidad de jugar sus cartas.
–¿Qué cartas?
–Una de ellas es la de la simpatía que suscita. Compruebo a diario que a Extremadura la quiere todo el mundo. Cuando nos hemos manifestado por un tren digno, a esa manifestación ha venido conmigo gente que no es extremeña, pero que comprende y apoya esa causa. Y lo hace no solo porque sea justa, sino porque la pide Extremadura. Otra carta, al hilo de su pregunta, es que podemos ser una potencia en turismo residencial, de gente que se compra o se hace o alquila casa en Extremadura para teletrabajar. Lo veo en mi propia casa: mi mujer, que es abogada, trabaja mucho en nuestra casa de Extremadura y va a Madrid, muchas veces, lo imprescindible. Esto no es una tontería, porque cada vez hay más gente que tiene ese plan.
–¿Esa simpatía que suscitamos en el resto de España, no es paternalista y derivada de que somos las últimas uvas de la banasta? Además, solo de simpatía no se vive.
–Es cierto, pero creo que es un error fustigarnos demasiado. Yo viajo por toda España y veo en Soria, Teruel, Cuenca... una pobreza mayor que en Extremadura. En esas provincias veo pueblos abandonados, mientras que en Extremadura los pueblos están arreglados y en muchos casos preciosos. El problema del abandono rural está muy extendido y en esa clasificación no somos, ni mucho menos, los peores.
–Usted lleva toda la vida profesional fuera, pero tiene el corazón dentro. Está, por tanto, en una buena posición para contestar a la pregunta de por qué no somos capaces de despegar. ¿Por qué?
–Porque el extremeño es muy productivo cuando lo sacas de la pecera, pero si lo dejas en la pecera se amolda al comportamiento de los peces y deja de ser productivo. En los pueblos, la gente se queja de que no traigan empresas. ¡Coño, ve a buscarlas tú!
–¿Y por qué somos productivos fuera y no dentro? ¿Es que vivimos en un ambiente de indolencia?
–Porque el modo de vida en Extremadura es muy cómodo, de manera que con muy pocos ingresos la vida es digna. No hay estímulos. En cuanto hay necesidad, el extremeño despierta.
«El sector inmobiliario no teme al teletrabajo. Es una tendencia residual»
–En las últimas semanas fue noticia
porque usted y algunos compañeros de su empresa compraron cuatro de los
13 robots que hay ahora en España (dos en Extremadura) para hacer test
de detección del coronavirus. ¿Por qué lo hizo?–Estas cosas salen, no se piensan mucho.
–Sí, pero le ha costado 380.000 euros.
–Había que hacerlo. Cuando uno ve un accidente en la carretera, no te lo piensas. Frenas y ayudas. Pues esto es igual.
–¿Pero por qué precisamente estos robots para los test de PCR?
–Porque un día de marzo nos llamó una amiga sanitaria que dijo que tenía, a su vez, una amiga española, científica en Londres, que tenía la oportunidad de comprar los robots para detectar el virus mediante las pruebas PCR. Nuestra amiga sanitaria nos dijo que había contactado con el Ministerio de Sanidad y que le habían dicho que el trámite administrativo no garantizaba que llegara a tiempo para comprarlos. Ese fue el click que puso en marcha este asunto. Miguel Ollero y yo nos tiramos en plancha. Miguel es el director financiero de la empresa y amigo desde que coincidimos en el colegio San José, de Villafranca de los Barros. Los dos comprometimos los primeros cuatro robots. Hicimos la operación a través de la Administración de la empresa, de manera que se enteraron otros compañeros, muchos de los cuales quisieron participar. Entonces enviamos una carta a todo el mundo informándoles de lo que habíamos hecho y dando la oportunidad al resto para que se sumaran si querían. Mientras tanto, a Miguel y a mí no nos llegaba la camisa al cuerpo ante el temor de que aquello fuera una estafa porque eran robots americanos pero había que comprarlos en China. Pero llegaron y los distribuimos en Madrid y Barcelona, que era donde más falta hacían. Mientras tanto, mis compañeros habían puesto tanto dinero que tuvimos suficiente para otros cuatro robots, lo cual nos daba la oportunidad de hacerlos llegar a otras partes de España. Ya puestos, organizamos una segunda batida en que comprometimos a otras empresas, Endesa, Santander... y trajimos en total 13 robots, no 12 como se ha difundido. El consejo de administración, cuando se enteró de la operación corrió con los gastos de dos de los cuatro primeros. Es decir, que Miguel Ollero y yo solo compramos dos.
«Si ves un accidente no te lo piensas. Frenas y ayudas. Pues esto es igual»
cOMPRA DE ROBOTS pcr
–¿Y por qué han
llegado dos a Extremadura? Porque por población y por incidencia de la
covid no nos correspondía. ¿Usted ha tenido algo que ver?–En principio iba a llegar uno, para el Universitario de Badajoz. Pensábamos que estando Cáceres a 90 kilómetros se podría organizar un servicio rápido de recogida y entrega de muestras, pero al final me llamó Fernández Vara diciéndome que en Cáceres había más contagios que en Badajoz y que si no lo comprábamos nosotros lo haría una institución pública. Al final consiguió que compráramos 13 robots en lugar de 12. El décimo tercero es el cacereño.
«El nacionalismo es un error, no tenía sentido ni en el siglo XIX»
eL 'pROCÉS' CATALÁN
–¿Ha recibido
críticas por esta donación? Lo digo porque hay sectores de opinión que
este tipo de actos los consideran una obra de caridad y no una acción
solidaria.–No, no he recibido críticas. Nadie se ha molestado en averiguar de dónde han venido estos robots. Vara sí dijo que le hubiera gustado que estos robots hubieran sido comprados con dinero público, pero que era bienvenida la donación privada. Lo entiendo. Yo creo que la sociedad civil tiene que colaborar. A mí me sacan todos los años un carro de impuestos, pero hay veces que, además de los impuestos, hay que aportar más ante una situación extraordinaria.
–Ya que menciona a Fernández Vara, le he leído alguna declaración en que se confiesa 'varista'. ¿Por qué, por su pasado común en el colegio San José, o porque se siente cercano ideológicamente al presidente de la Junta?
–No coincidí con Fernández Vara en el San José, pero los jesuitas dan un marchamo de calidad en la educación. Eso me acerca a él. Pero me gusta por otras cosas, una que creo esencial: está en política porque quiere. Si no quisiera, tiene su profesión. Eso es muy importante. Vara es, además, moderado y a mí me gusta la moderación. Los países más avanzados son moderados, estén gobernados por la derecha o por la izquierda.
TITULO: Gigantes de La 2 - Javier Rey , . ,Jueves -27- Agosto ,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves -27- Agosto,. - 23:50 de Televisión Española. Presentado por Mari Cruz Soriano,.
Javier Rey,.
Javier Rey: "Nadie habla del revés oscuro de ser actor: te devora y te sientes solo"
El actor protagonista de la serie "Fariña" estrena el 25 de octubre "El
silencio de la Ciudad Blanca" a las órdenes de Daniel Calparsoro y junto
a Belén Rueda
"Deberíamos inaugurar una nueva sección en TELVA que se llame 'En la cama con...', ¿qué te parece?". Cuando le pido a Javier Rey
(Noia, La Coruña, 1980) que se tumbe en la suite del hotel en el que
realizamos la sesión de fotos, por poco se me para el corazón. Pero él
no puede evitar hacer bromas para relajar la tensión, porque es así: además de ser perturbadoramente atractivo, es el tío más simpático del mundo.
Retranca gallega, voz rasgada, risa fácil, profundidad de pensamiento,
empatía a raudales... y, por supuesto, una capacidad actoral que le ha
llevado a dar vida a Sito Miñanco en Fariña y, ahora, al policía Kraken en El Silencio de la Ciudad Blanca, la película de Daniel Calparsoro que llega al cine
el 25 de octubre. Pasamos el día con él, le sometemos a nuestros tests
de vídeo más divertidos y entrevistamos a este "Rey de reyes".
Javier Rey, en un minuto
Javier Rey, frente a nuestro cuestionario: "Si me das a elegir... quiero ser chico Almodóvar"
Todos son con mi hermano. Aunque yo soy más pequeño, nos llevamos muy poco y nos hemos criado como gemelos. En más de una ocasión he contado alguna anécdota pensando que me había pasado en mí y en realidad le había pasado a él...
Tu padre hacía pesca de altura y pasaba muchos meses fuera de casa, por lo que te criaste con tu madre. ¿Esto te ha influido en tu relación con el feminismo?
Por supuesto. Pienso que la revolución feminista tiene que continuar. En el cine hay una gran reivindicación, aunque yo no he vivido la desigualdad: muchas veces cuando los protagonistas son mujeres han ganado más que yo y han tenido más trama, y cuando he sido yo el protagonista ha sido al revés. Desde que me dedico a esto no lo he notado, pero quizá es precisamente porque soy un hombre y no estaba pendiente de mis compañeras.
¿En qué te fijas para aceptar un papel?
No hago distinción entre los formatos: me da igual hacer cine, teatro o televisión. Soy actor, y lo que me interesa es el personaje.
Amar en tiempos revueltos, Hispania, Bandolera... ¿qué te aportó trabajar en ese tipo de producciones?
De cada personaje me llevo muchas cosas. La principal y número uno es el aprendizaje: cada personaje distinto que te toca es una bendición porque aprendes algo. Tener muchos personajes, aunque sean de menor tamaño, me parece mejor que hacer el mismo personaje durante mucho tiempo. Te obliga a esforzarte, a aprender el oficio.
¿Atraviesas un duelo cuando te despides de ellos?
Depende de la intensidad y de lo que haya tenido que hacer en su preparación. Con Sin Fin necesité un tiempo de transición porque la autogeneración de sus emociones fue muy inmersiva. Me sumergí en la profundidad de sus sensaciones, relativamente oscuras, y me dejaron secuelas. Aunque eres consciente y desconectas cuando termina la jornada laboral, el cuerpo no entiende eso. Tardé dos meses en "quitármelo de encima".
¿Porque te lo tienes que quitar, no te quedas nada?
Te lo quitas pero no como fruto de un esfuerzo, sino como cualquier cosa en la vida. Cuando te pasa algo a nivel emocional, para bien o para mal te acabas desprendiendo de ello.
¿Qué le diste de ti a Sito Miñanco, tu personaje en Fariña?
De mí le di poco: mi cuerpo, mi voz... Pero tuve suerte porque recibí los guiones ocho meses antes del rodaje. Pude investigar, reunirme con sus allegados, ensayar muchísimo y trabajar a la orden de los mejores directores de este país, Jorge Torregrossa y Carlos Sedes.
El tema de las drogas en Galicia es complicado...
Mucho, y lo he vivido de cerca. Quería darle verdad al tema, y sabía que iba a ser políticamente incorrecto, porque muchos personajes que cometen delitos son considerados "malos", sin intentar entender por qué hacen lo que hacen o cómo eran antes de llegar a esa situación. ¿Qué lleva a una persona a esa espiral? ¿Por qué hacen lo que hacen personas que eran amadas por tantos? Yo tengo que defender a mis personajes, sean basados en hechos reales o no, y he defendido a Sito hasta el final. Me decían que tenía mucho carisma, y eso se lo di a propósito, porque me parecía que ya iba a ser suficientemente juzgado. Creo que en esa dualidad está la riqueza de los personajes; todos somos capaces de lo mejor y de lo peor...
Tenías 12 años cuando se llevó a cabo la Operación Nécora. ¿Recurriste a tus recuerdos?
Hay cosas que fueron difíciles para mí que no pensé que iban a serlo, y eso que soy gallego parlante. Pero necesité a una lingüista para hablar el castrapo, el dialecto de la ría de Arosa (Pontevedra). Otras cosas fueron como la seda: me sentía cómodo en la ría, sabía pilotar la lancha y entendía la retranca gallega. Y sí, recordaba la operación.
¿Te asustaba el papel?
Me daba pánico. Porque es real (hay vídeos de él) y me iban a criticar los que le aman y los que le odian. La ficción hace que muchos no entiendan que eres un actor que quiere obtener un resultado. Sito tiene una complejidad grande y una evolución brutal del capítulo 1 al 10. Son casi dos personas diferentes. A mí el miedo no me achanta ni me hace pequeño. Vivo para afrontar retos, cambiar y equivocarme.
Estrenas la serie Hache, junto a Adriana Ugarte, en Netflix. ¿Cómo es tu relación con las plataformas digitales?
La nueva forma de consumir es maravillosa. Al final, quien manda es el espectador, su manera de consumir. Somos nosotros quienes nos tenemos que adaptar, no ellos. Yo me dedico a hacer ficción y no puedo criticar a alguien que quiere verla en un móvil en un vagón de Metro, o a quien compra su entrada y va al cine de manera más clásica. Al final lo importante es que al que lo esté viendo, en el formato que lo esté viendo o en el país que lo esté viendo, le toque de alguna manera. Y eso es un bendición.
En El silencio de la Ciudad Blanca, Kraken es un personaje torturado, reconcentrado y que habla a través de su herida... ¿Cómo te preparas para un papel así?
Todos hemos tenido dolores. A mí no me ha pasado nada tan fuerte como a él, pero sí he recurrido a mi bagaje personal y a mi entorno: hay gente paralizada por el dolor; gente que pierde el norte y vive sin temor casi jugando a la ruleta rusa, porque si para, por un instante, el dolor les mata. Eso le sucede a Kraken: si se para a pensar, se pega un tiro. Y conseguir ese vacío, esa densidad mental, da miedo. Es una huida hacia delante.
Es un personaje dramático, frente a tu versión más cómica, que hemos visto en filmes como Qué te juegas. ¿En qué género te ves más?
Cada papel tiene su particularidad y yo trato las cosas por personajes, no por géneros o formatos. Y no me cuesta porque es mi oficio. Pero sí hay una parte en la que a veces la profundidad de lo que te exigen los personajes varía: la comedia tiende a ser más matemática, más superficial, y los personajes más desarrollados exigen un pasado, un poso que pide un mayor músculo actoral. Eso me atrae. Para mí el salserío es probarme constantemente en retos diferentes.
¿Y qué reto te apetece ahora?
Estoy rodando en Jerez, es una gran historia de amor. Se titula El verano que vivimos y la coprotagonizo con Blanca Suárez. Me apetece el personaje, de dónde viene, a dónde va, cómo ve el mundo, lo artista que es... Su sensibilidad y profundidad.
¿Cuál es el actor al que siempre admirarás?
El mejor, el gran ejemplo para todos, es Pepe Sacristán. Y luego hay cuatro bestias pardas de la interpretación: José Coronado, Javier Bardem, Javier Gutiérrez y Antonio de la Torre. En los Goya me quedé "fuera" de la lista, pero cuando vi mi nombre al lado de los suyos pensé: "Podría haberlo hecho yo con Photoshop". Y la experiencia de rodar con Belén Rueda ha confirmado todos los rumores sobre ella: es inigualable.
Sí que ganaste el Feroz por Fariña y la Biznaga de Plata por Sin Fin. ¿Un premio ayuda a coger fuerzas o te hace despegar los pies del suelo?
Supongo que con 20 años tienes más posibilidades de que te ocurra. A mí me hace mucha ilusión, no lo voy a negar, y ha sido un año muy bonito en ese sentido, pero al final un premio es algo que decide un grupo de personas. Te lo dan, te emocionas, lo celebras con tu gente en ese momento, lo pones en una estantería y se acabó el premio. Ya no vale para nada más. Al día siguiente te tienes que levantar para interpretar a otro personaje en otro rodaje. No puedes vivir toda la vida de un premio que te dieron hace 20 años. Un premio es transitorio: no te puedes quedar ni un segundo más de lo necesario.
¿De ahí también tu decisión de no contar nada de tu vida privada?
A mí lo único que me da trabajo es hacer bien mi trabajo. Es más, creo que se debería enseñar en las escuelas de interpretación: cuanto menos se sepa de tu vida personal, más creíble será tu personaje. Si hay mucha leyenda urbana sobre mí, mis personajes pierden. Mi trabajo es lo que hago en un set de rodaje, un proceso de ensayos, un plató y la relación con mis compañeros; lo que yo haga fuera, una vez griten "corten", no interesa a nadie. Y si le interesa, no le voy a dar el gusto de que lo sepa.
¿Qué es lo peor de este trabajo?
Es maravilloso, lo que es chungo, es muy chungo. Es un devora-mentes y muy solitario: si te va muy bien, es increíble y tienes una vida con la que jamás soñaste; si te va mal, que es lo normal, es algo muy difícil de superar. Muchas veces es muy injusto, y se quedan por el camino compañeros magníficos que no se lo merecen. Pero nadie habla del revés oscuro de la profesión, de la soledad, de la desesperación
¿Se vuelven superficiales las relaciones con la fama?
No todas; hay quien permanece. Al final es lo que tú elijas: si quieres tener una vida superficial, la vas a tener, ¡y más en este mundo!
TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine - El último cazador,.
- Reparto
-
Willem Dafoe, Sam Neill, Frances O'Connor, Sullivan Stapleton, Dan Wyllie, Callan Mulvey, Jacek Koman, Morgana Davies, Jamie Timony, Dan Spielman,.
- Martin (Willem Dafoe) es un mercenario que debe viajar desde Europa a Tasmania para capturar al último tigre de ese país. En contra de sus deseos, se ve obligado a compartir el campamento base con la mujer y los hijos de un zoólogo desaparecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario