miércoles, 14 de julio de 2021

El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - La realidad colombiana que da miedo ,. / La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - Lo que las plantas nos ocultan ,. / RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - «Lo normal es que no suceda nada, pero a veces ocurren cosas» ,.

 

  TITULO: El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA -  La noche encendida -   La realidad colombiana que da miedo,.
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  La noche encendida,.
 
  'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.

 

 

La realidad colombiana que da miedo,.

La Justicia imputa a once militares por el asesinato de 120 civiles que fueron presentados como guerrilleros muertos durante combates,.

foto / Gabriel García Márquez escribió un relato titulado 'Por un país al alcance de los niños' en el que definía a Colombia como un país en el papel y otro en la realidad. «Un éxito resonante o una derrota deportiva puede costarnos tantos muertos como un desastre aéreo. Tenemos un amor casi irracional por la vida, pero nos matamos unos a otros por las ansias de vivir. Somos capaces de los actos más nobles y de los más abyectos, de poemas sublimes y asesinatos dementes, de funerales jubilosos y parrandas mortales», dejó escrito el Premio Nobel de Literatura en 1982. Nada más cercano a esa Colombia real que el informe de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) sobre los asesinatos cometidos entre 2007 y 2008 por fuerzas militares, entre ellos un general, publicado el pasado martes.

Las imputaciones han sido formuladas tras trece años de investigación en los que la JEP ha recibido ocho informes de entidades estatales y de organizaciones de víctimas y defensoras de derechos humanos. Otras 41 versiones de comparecientes, inspecciones judiciales y el contraste y análisis de 258 libros de documentos oficiales obtenidos en los archivos de los cuerpos militares implicados completan el caso conocido en el país como el de 'falsos positivos'.

Todo sucedió en una zona al noroeste de Colombia que si no es por la última vocal tiene un nombre casi fúnebre: Catatumbo. Hace frontera con Venezuela. Rica para la agricultura, pero sobre todo para las plantaciones de coca. Ideal para esconder a las bandas ilegales y para las guerrillas, pero también para los paramilitares y para que militares del Gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe campasen a sus anchas e hicieran lo que hicieron: matar civiles indefensos y decir que murieron en combate. Jóvenes entre 25 y 35 años, a los que asesinaban y vestían de guerrilleros.

La orden recibida, según el comunicado de la JEP, era «sumar bajas como diera lugar», «positivos» en el retórico argot militar. La notoriedad del fenómeno de «falsos positivos» se presenta durante la primera década de este siglo, cuando el Ejecutivo nacional instituye la política de «seguridad democrática». Se dan directrices a las Fuerzas Armadas para un incremento de las actividades contra la guerrilla en todos los frentes del país. Si bien históricamente los grupos armados habían estado fuera de las ciudades, la osadía de sus actividades había llegado a las principales urbes con detonación de bombas, secuestros y atentados de miembros del Estado y del estamento político, hasta el punto de que la misma sociedad colombiana reclamaba mayor seguridad en vías y calles.

Frente a un reto de esta magnitud, la respuesta fue dar «positivos» en la lucha contra los frentes guerrilleros. Se hicieron operaciones militares que fueron destacadas por la prensa local e internacional como éxitos militares, como el bombardeo a campamentos guerrilleros, en donde se daba de baja a destacados de la FARC como Raúl Reyes y Mono Jojoy, entre otros. También se produjo la liberación de secuestrados como Ingrid Betancourt, que son presentados a la prensa como triunfos de la inteligencia militar.

Premiar la eficacia

Muchos ciudadanos colombianos vieron esas actividades militares con alegría por la recuperación del país en zonas donde la guerrilla tenía presencia permanente y el Ejército era expulsado de esos territorios. Luego de estas espectaculares acciones militares, y para mantener altos grados de eficacia, el Estado inició una política de incentivos a miembros de las Fuerzas Armadas. Y a partir de 2005 empezó a premiar a unidades que mostraran efectividad en la lucha armada contra la guerrilla.

Los militares llamaban «positivo» a las acciones que daban de baja o retenían a miembros de grupos insurgentes. Es así como empiezan a presentarse a civiles dados de baja en circunstancias sospechosas, viles del área rural -campesinos que eran disfrazados como guerrilleros- fueron presentados con atuendos militares. En la investigación del hecho se informa ahora que no mostraban indicios probatorios de haber sido miembros de grupos armados insurgente.

Varios de esos informes médico legales y la reclamación de familiares y grupos de organizaciones nacionales e internacionales empezaron a cuestionar esos 'positivos' presentados por los militares. La prensa nacional acuñó la frase de «falsos positivos», todo un contrasentido para definir la violación de derechos humanos que dio como resultado la investigación que demostró que muchos de esos «positivos» eran presentados para ganar felicitaciones, medallas, ascensos, planes vacacionales y hasta beneficios como bonos alimenticios.

En el panorama general, los llamados «falsos positivos» son el resultado de las alianzas de paramilitares, narcotráfico y fuerzas del Estado, que en su afán de acabar con las acciones de los grupos guerrilleros que afectaban la seguridad nacional, realizaban acciones para afectar militarmente a estos grupos. A partir de la firma de la paz durante el Gobierno de Juan Manuel Santos se creó la justicia transicional de paz conocida como Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que establece que estas acciones son derivadas del conflicto político militar y la reparación a víctimas de ese enfrentamiento. «Los asesinatos y las desapariciones forzadas se inscriben en un mismo patrón macrocriminal», sentencia la JEP. Los imputados tienen treinta días para responder a las acusaciones.

«Colombia es una patria densa e indescifrable donde lo inverosímil es la única medida de la realidad». Palabra de Gabo.

 

TITULO: La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques  - Lo que las plantas nos ocultan  .

La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques  -   Lo que las plantas nos ocultan  .fotos,.

 Lo que las plantas nos ocultan ,.

 

Hokusai (Japón, 1760-1849), autor de la famosa 'La gran ola de Kanagawa', pintó numeroso cuadros con motivos florales, como su 'Crisantemo'./Metropolitan Museum of Art

Nos dan comida, medicinas, muebles, ropa... pero conocemos poco de ellas. ¿Sabía que 'meacamas', las bolitas de pelusa que soplamos en el campo y los 'abuelitos' son la misma flor?,.

Las caminatas infantiles por senderos flanqueados de ortigas nos enseñaron a reconocer desde lejos aquellas hojas dentadas; cuántas pequeñas pantorrillas arañadas y escocidas, aquello sí que era aprender por la experiencia... Muy cerca a veces, unas misteriosas flores amarillas que los padres aconsejaban no tocar, pues de lo contrario nos orinaríamos sin remedio esa misma noche. 'Meacamas' los llamaban, y así seguimos, traspasando ese 'conocimiento' de generación en generación. Aunque no sepamos que el nombre de esa planta es diente de león ('Taraxacum officinale'), también achicoria amarga. Y que es la misma, una vez seca, que la que agarramos por el tallo para soplar la bolita de pelusa (vilano se llama), y que el viento la lleve donde quiera... En realidad, estamos ayudando a diseminar las semillas de la planta. Y, efectivamente, es el origen de las estrellitas algodonadas que tanto nos alegran cuando llegan flotando hasta nosotros, esas que llamamos 'abuelitos'.

Para los amantes de las plantas, la bióloga Rosa Porcel (Granada, 1976) recopila en 'Eso no estaba en mi libro de botánica' (ed. Guadalmazán) un buen número de saberes y anécdotas que nos introducen en un mundo casi totalmente desconocido para la mayoría, y al que deberíamos prestar más atención: «Detrás de cada brote verde, de cada flor y de cada raíz hay una historia increíble», promete la doctora en bioquímica y biología molecular, que ha trabajado para el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudiando, entre otros asuntos, algo tan relevante en el actual escenario de crisis climática como la tolerancia de las plantas a sequía y salinidad.

Las plantas tienen más genes que cualquier animal; 'Paris japonica', una especie ornamental, es el ser vivo con mayor genoma conocido, 150.000 millones de pares de bases. En el reino animal, lejos queda el increíble ajolote, anfibio mexicano en peligro de extinción, un tipo de salamandra con 32.000 millones de pares de ADN, diez veces más que los humanos, algo que puede tener que ver con sus capacidad para regenerar extremidades amputadas, curar heridas sin cicatrices y regenerar órganos internos.

Cabalgando sobre escobas

Pero hablamos de plantas, como la que nos proporciona la canela. La autora desvela que la gran mayoría de la que consumimos molida en España es en realidad una falsa canela de origen chino, conocida como Casia, que nada tiene que ver con la planta auténtica, la variedad Ceilán (Sri Lanka). «Su sabor y aspecto no son tan delicados, y además contiene una cantidad más elevada de cumarina, una molécula vegetal que, pese a tener propiedades medicinales interesantes, puede ser muy tóxica para el hígado, hasta el punto de que las agencias europeas de salud advierten del peligro de tomar incluso bajas dosis». Recomienda Porcel comprar Ceilán en rama y molerla en casa. Para distinguirlas: la falsa se enrolla como las volutas de una columna jónica, mientras que la auténtica lo hace sobre sí misma, como un puro o un barquillo.

En el libro hacen sus aparición las 'brujas' de la Edad Media y sus remedios a base de plantas, además de rituales como sus 'cabalgadas' sobre escobas: «Las hacían desnudas y antes se habían untado la piel, incluidos los genitales y el ano, con ungüentos vegetales. Con el roce vigoroso del palo, les llegaban las sustancias activas de esas plantas, y dado que la mucosa que reviste la vulva y el interior de la vagina es muy permeable a muchas sustancias, los alcaloides rápidamente pasaban al torrente sanguíneo, y no me quiero ni imaginar la fiesta. No solo estaban convencidas de que volaban, sino de que habían copulado con el mismo Lucifer. Además de convencer al pueblo inculto, la misma Santa Teresa de Jesús, Baltasar Gracián, la Inquisición, clérigos, altas jerarquías de la Iglesia y hasta el Papa se lo creían también».

'Peonías y canario'. / Metropolitan Museum of Art

¿El secreto vegetal de aquella fiesta de las brujas? Extracto de beleño, belladona, mandrágora, estramonio, cicuta, cannabis... quién sabe en qué proporciones. «La diferencia entre un veneno, una medicina y un narcótico es solo la dosis», decía el químico suizo Albert Hofmann, al que Porcel cita en otro capítulo de su libro, el que sitúa a las plantas como protagonistas de las páginas de sucesos. Es el caso del británico Harold Shipman, más conocido como 'el doctor muerte', uno de los mayores asesinos en serie de la historia: utilizó morfina, una potente droga opiácea, para matar a unas 250 personas, el 80% mujeres, aunque solo pudiera probarse el asesinato de 15 de ellas. La hija de una de las víctimas descubrió que su madre la había desheredado poco antes de morir para otorgar todos sus bienes al médico; mandó exhumar el cadáver y al examinarlo descubrió grandes dosis de esta sustancia.

Porque las plantas no solo sirven para curar, también para matar. E, incluso, para saber quién lo hizo: «Las esporas y el polen se localizan en las fosas nasales y oídos del cadáver.No es solo que cada tipo de polen sea diferente, sino que cada hábitat tiene una combinación diferente de plantas, lo que podríamos llamar 'huella polínica única'. Y el que la cubierta exterior del polen sea tan resistente hace que se conserve en malas condiciones ambientales. Estas partículas se adhieren al cabello, la piel, las ropas o el calzado y terminan alcanzando casi cualquier objeto, lo que las convierte en prueba esclarecedora de estudios forenses».

Las plantas son también los seres vivos más ancianos. En el parque nacional de Fulufjället (Noruega) se encuentra Old Tjikko, un falso abeto de la especie 'Picea abies'. «Solo mide 5 metros, pero podría contar hechos de hace más de 9.550 años –explica la autora–. Durante miles de años su aspecto fue el de un arbusto joven o atrofiado, pero en el siglo XX, el calentamiento global hizo que creciera con apariencia de árbol normal. Hay visitas guiadas para verlo. Me sobrecojo solo de pensarlo. Un árbol de casi ¡10.000 años!, cuando los humanos éramos cazadores y recolectores».

'Hortensia y golondrina'. / Metropolitan Museum of Art

Sufren de estrés y saben hacerse las muertas...hasta que resucitan

Podemos hablar aquí de enemigos con nombres tan temibles como 'Botrytis cinerea', y su apodo no menos intimidante, el moho gris, plaga que asola los campos de vides, entre otros cultivos, pero que, en algunos casos, gracias a la pericia de los agricultores, se ha convertido precisamente en 'superpoder': si uvas maduras infectadas por este hongo patógeno en condiciones de mucha humedad son expuestas a condiciones más secas, se producen caldos dulces finos y concentrados con un toque de 'nobleza' proveniente de esa podredumbre. Es el caso del famoso y cotizado vino húngaro Tokaji Aszú.

De la misma forma, los amantes de la comida mexicana saben apreciar el huitlacoche, maíz infectado por un hongo que es una delicia.El estado de Puebla lo cultiva ex profeso de ese modo, es decir, atacado por el 'Ustilago maydis', que lo deja completamente negro, «como un puro a medio fumar», dice la autora sobre esta exquisitez considerada la trufa mexicana.

Cuando las plantas son sometidas a situaciones de estrés, se producen cambios en ellas, como ocurre con el vino Tokaji Aszú. Es culpable también del sabor dulce del tomate Raf, nombre que viene de su resistencia al Fusarium, hongo que ataca a esta planta, pero sobre todo a que se cultiva con agua salina, y el fruto contrarresta ese estrés generando más azúcares. Ocurre igualmente con melocotones, sandías y melones de secano, muy estresados.

Contra la sequía hay estrategias como la del árbol australiano 'Corymbia aparrerinja' o gomero fantasma, conocido como 'el fabricante de viudas' porque cuando sufre mucho por este motivo, y para guardar más agua, deja caer sus ramas, lo que ha provocado la muerte de muchos leñadores en aquel país.

Entre las estrategias más asombrosas para sobrevivir, hay una que comparten con algunos animales «como la culebra de collar, que se tumba panza arriba sangrando por nariz y boca, o la zarigüeya de Virginia, que deja la lengua fuera y segrega un apestoso líquido por el ano». Se llama tanatosis, explica Porcel, y es lo que hacen algunas plantas ante la ausencia de agua: en vez de morir, cuando viene un periodo de sequía extrema, incluso de años, pierden hasta el 95% del agua interna y entran en estado latente a la espera de condiciones favorables; entonces volverán a la vida, de ahí que se les llame 'plantas de resurrección'. Las ramitas de la rosa de Jericó se contraen hasta formar una bola seca con raíces minúsculas que se va dejando llevar por el viento y recorre los desiertos liberando semillas; los chamanes la usan para predecir la llegada de la lluvia... Y aciertan, pues cuando detectan humedad, se abren vistosamente, volviendo a la vida.

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Javier Pérez Campos,.

«Lo normal es que no suceda nada, pero a veces ocurren cosas»,.

Este periodista y escritor, colaborador del programa Cuarto Milenio, ha pernoctado en edificios que ocultan fenómenos extraños y lo cuenta en 'Los Intrusos',.

Un viejo hotel enclavado en las Montañas Rocosas, en Colorado, sirvió de inspiración para la mente magistral de Stephen King. Tras pasar allí varios días surgió en su cerebro el chispazo de la creación para escribir 'El Resplandor'. Y sucedió porque King caminó por los pasillos solitarios, por la recepción vacía, por el comedor oscuro... «Ese edificio le habló. Y el escritor hizo su magia», sostiene el periodista Javier Pérez Campos (Ciudad Real, 1989), que cuenta esa y otras historias de viejos edificios que esconden secretos en 'Los Intrusos' (Planeta), un libro en que el autor se adentra literalmente en inmuebles con misterio. 

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Pérez Campos, reportero del programa 'Cuarto Milenio' (que esta noche se emite en Cuatro), ha recorrido España pasando la noche en hoteles encantados, en casas entre cuyas paredes se cometieron crímenes atroces, en castillos donde un piano que nadie toca rompe el silencio de madrugada, en iglesias con visiones de monjas que se desvanecen por los pasillos o en cuarteles militares donde sintió pánico. Y lo relata en este libro en el que sostiene que las casas «parecen querer contarnos sus historias». 

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-Estará encantado con la cantidad de castillos que hay en España...

-Los castillos siempre han tenido conexión con las historias de fantasmas. Son escenarios que se prestan a ello. Pero, además, son muchos los testigos que han tenido encuentros en estos lugares. En el castillo de Niebla, en Huelva, se habla de una mujer que se aparece con vestidos vaporosos en el patio de armas, mientras suena un piano. Y en muchos de estos lugares han aparecido huesos, esqueletos y enterramientos. 'Los Intrusos' está lleno de fotografías y documentos que prueban que en estos escenarios se han producido crímenes o fueron cementerios. 

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-¿Ha sentido miedo documentándose para el libro?

-Habitualmente no, pero en casos puntuales sí y lo cuento en el libro. Por ejemplo, en el cuartel militar de Cerler, en el Pirineo aragonés, donde muchos soldados hablan de fenómenos extraños tras la muerte de varios militares en un accidente producido durante unas maniobras. Los cadáveres fueron llevados al refugio y muchos afirmaron que desde entonces, algunas noches, oían subir a un batallón de soldados de alta montaña. He entrevistado a testigos que afirman haber escuchado los pasos de las pesadas botas subiendo la escalera, o golpes en las taquillas de madrugada, o que, incluso, han visto materializarse una figura humana, para luego volver a desaparecer. Dormir en ese cuartel vacío fue toda una experiencia.

-De todos los sitios donde ha estado, ¿hay alguno al que no volvería?

-Al número 3 de la calle Antonio Grilo, en Madrid. Es un edificio con fama de maldito, por la cantidad de crímenes que se han producido. Conseguimos permiso para pasar allí una noche, concretamente en el piso donde un sastre había masacrado salvajemente a toda su familia en 1962. Y fue muy impactante. La casa no había sido reformada, estaba tal y como debía estar cuando se produjo el crimen. Los suelos antiguos, las paredes desconchadas, las puertas viejas y desgastadas... Durante toda la investigación teníamos una sensación opresiva. Abrimos las ventanas para ventilar, pero allí no corría el aire. Era un ambiente cargado. Creo que todos teníamos ganas de acabar cuanto antes y salir de allí.

-¿Qué inmueble le impresionó?

-Un palacete en Jerez de la Frontera, donde decían que se aparecía una niña fantasma. Casualmente, en la última planta había una foto de una niña, de principios del siglo XX, que resultó ser la hermana del padre del actual propietario. Había muerto poco tiempo después de tomarse esa foto. Al abrir el marco en busca de información, encontré un mechón de pelo rubio perfectamente recogido. Debía ser de la misma niña que aparecía en la foto..

-Ha pasado noches enteras investigando fenómenos extraños en inmuebles y en soledad...

-Y he retransmitido en directo desde estos lugares para programas de radio o televisión. Y eso es aún más impactante, porque supone revivir la historia del edificio y recordar los testimonios, mientras estás dentro. Todo cobra entonces una extraña vida. Uno de estos edificios, en Aguilar de la Frontera (Córdoba), es actualmente un conservatorio municipal. Se ubica en una antigua iglesia desacralizada. Muchos trabajadores afirman haber visto el fantasma de una monja que hace sonar su rosario. Lo que no sabían es que durante las obras de rehabilitación del edificio, aparecieron cientos de huesos; entre ellos, el esqueleto de una monja, con un rosario colgado al cuello. Allí estuve solo, una noche. Y escuché y grabé el sonido de una cisterna que se vaciaba sola, cuando no había nadie.

Un país de leyendas y misterio

-En algún hotel se producían fenómenos extraños, pero el día que fue allí no sucedió nada raro, ¿es lo habitual?

-Lo habitual es llegar a un lugar y que no suceda nada. Pero a veces suceden cosas, y hay que tener el valor y la honestidad de relatarlas también, sin importar lo que pensarán o dirán.

-¿Da juego este país para el misterio?

-Tenemos un país maravilloso, lleno de historia, leyendas y misterio. Y, por fortuna, cada vez hay una apertura mayor. Yo siento que mi oficio es también el del escriba de la España ancestral, que va recogiendo relatos de nuestra tradición oral, que morirían si nadie los compilara.

-¿Dónde le gustaría husmear?

-En la Casa de las Siete Chimeneas, un edificio histórico de Madrid lleno de leyendas. Hay mucha reticencia para permitir entrar.

-¿Vivimos rodeados de intrusos?

-Los lugares que habitamos condicionan nuestra mente, y la modelan como si fuera plastilina. Y de eso hablo en 'Los Intrusos', de cómo las casas nos hablan a su modo, y, a veces, parecen querer contarnos sus historias.

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