miércoles, 23 de agosto de 2023

Cartas en el tiempo - El batallón de Franco fulminado por una ola de calor en la batalla del Ebro: «Caían desmayados» ,. / Las rutas de Ambrosio - Burgos ¿A qué sabe el cielo? ,. / LAS RUTAS DE VERONICA - Almonaster la Real,. / ¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES - 8- Septiembre - Antonio Molero ,. / ¿Dónde estabas entonces? - El caótico arrabal poseído por espíritus de muertos: el olvidado origen de la Plaza Mayor ,. Martes -5- Septiembre , . / Informe Robinson - Esther, la máxima goleadora histórica del Madrid, al Gotham,.

TITULO: Cartas en el tiempo -El batallón de Franco fulminado por una ola de calor en la batalla del Ebro: «Caían desmayados»  ,.



Cartas en el tiempo ,.
 

 

 Miércoles -6- Septiembre a las 20:00 en La 2 / fotos.

 

 

El batallón de Franco fulminado por una ola de calor en la batalla del Ebro: «Caían desmayados»,.

 Milicianos republicanos cruzando el río Ebro

 Milicianos republicanos cruzando el río Ebro,.

A principios de agosto de 1938, durante la ofensiva republicana en Aragón, un alférez médico del bando sublevado vio cómo decenas de soldados caían redondos afectados por las altas temperaturas,.

 

El primer ‘fascita’ muerto que vio Aleksandr Szurek estaba tirado en medio de la plaza de Villa del Río , en la noche del 23 al 24 de diciembre de 1936. Tenía un agujero de bala en la frente y se quedó desconcertado al descubrir lo joven y guapo que era. Posiblemente pertenecía a uno de los franquistas fusilados la noche anterior, a sangre fría, por los milicianos, mientras muchos otros lugareños huían al campo. Aquello le impresionó tanto que se preguntó si el cadáver tendría parientes vivos, una duda que era el ingenuo reflejo de un soldado que todavía no se había manchado las manos de sangre, a pesar de llevar semanas en España y de haberse recorrido media Andalucía con el fusil en mano.

Era la primera vez que este soldado polaco, pero residente en Francia, se encontraba con estampas típicas de la guerra. En otra plaza de este pequeño pueblo cordobés vio también, horrorizado, cómo algunos vecinos quemaban los cuadros de la iglesia y destrozaban el altar. Se imaginó lo impactante que sería ver una escena así en un país como el suyo, tan profundamente católico. Y empezó a dudar, entonces, de si la decisión de venir a España a luchar contra el fascismo había sido la más acertada. Pronto lo descubrirá, tras haberse marchado de casa absolutamente convencido y entusiasmado, tras escuchar por la radio el transcurso de las primeras batallas en julio de 1936 .

Pocas personas Ruan, capital de Normandía, compartían su entusiasmo por la contienda española, aparte de su esposa Berta. De hecho, ninguno de sus compatriotas polacos residentes en aquella misma ciudad eran miembros del Partido Comunista , y la mayoría consideraba a dicha ideología una amenaza a su fe católica. Aleksandr, sin embargo, buscaba aventuras y estaba hechizado por el ideal de la revolución. Y era obrero, como el 92% de los voluntarios de origen polaco que habían volado a España para combatir a Franco, según detalla Gilles Tremlett en su libro de ‘Las brigadas internacionales’ .

Fiesta de Despedida

Szurek decidió finalmente que había llegado el momento de acudir al llamamiento de su formación y empuñar las armas de una vez, aunque no supiera lo que eso significa. Su mujer no le discutió la decisión, ya que también era una activista convencida del comunismo, y hasta se preguntó si debía acompañarle, pero su hija Helena se lo impidió. Su marido se marchó en compañía de un letón, un armenio y dos refugiados alemanes de Ruan, a los que hicieron una pequeña fiesta de despedida en la que Berta pronunció un pequeño discurso conteniendo las lágrimas: «Id a luchar por la humanidad y por nuestros hijos. ¡Volved!».

El grupo de Szurek siguió el itinerario habitual a través de la frontera, deteniéndose primero en la fortaleza de Sant Ferran, en Figueras, hasta que hubo suficientes voluntarios para llenar un tren que los llevó a Albacete. Allí, en su plaza de toros, los separaron en grupos de antiguos oficiales, suboficiales y soldados rasos. Nuestro protagonista, por supuesto, estaba entre los últimos, donde comenzó una precaria y acelerada instrucción para incorporarse a la XIV Brigada Internacional . Cuando esta terminó y se tuvo que marchar con el resto del batallón al frente de Andalucía, se percató de que nunca había disparado un tiro con munición real. A sus compañeros más afortunados, unas seis balas con un puñado de fusiles viejos.

Los primeros extranjeros habían llegado a España inmediatamente después de producirse el golpe de Estado. Eran solo unos cientos que fueron agrupados en pequeñas unidades que no tardaron en desaparecer. Les acompañó medio millar de oficiales, asesores, pilotos, carristas y técnicos soviéticos que no formaron grupos individuales, sino que colaboraron de forma independiente con la Segunda República. Para poner un poco de orden, el presidente Francisco Largo Caballero creó el Ejército Popular el 30 de septiembre y lo reorganizó, a su vez, en Brigadas Mixtas. Un cambio que no fue muy bien recibido por algunas milicias anarquistas poco proclives a ser sometidas a la disciplina castrense. Por último, a este caos inicial se sumaron las diferencias ideológicas entre comunistas, socialistas y el resto de partidos y sindicatos, todos ellos con sus propias tropas en las calles de las principales ciudades españolas.

En mitad de esta tensión surgieron las Brigadas Internacionales, unidades de voluntarios extranjeros organizadas, al menos en principio, por la Internacional Comunista y por los grupos franceses de la misma ideología. Largo Caballero receló de su llegada a España, porque si se configuraban en torno a sus propios mandos y oficiales, podrían generar un problema severo en el seno del Ejército republicano. Aún así, el 12 de octubre de 1936 pisaron la base de Albacete los primeros, entre los cuales se encontraba Aleksandr Szurek.

A los meses siguientes se unieron varios miles de brigadistas más llegados de un buen número de países. En total, media docena de brigadas que funcionaban como unidades distintas, en las que a veces se desgajaban algunos de los batallones que las constituían –entre tres y seis– y las compañías más pequeñas, para incorporarlas temporalmente a otras brigadas o divisiones españolas. Dicho de otro modo, las Brigadas Internacionales constituían una unidad de reclutamiento, instrucción y administración que a veces luchaban juntas, pero siempre a las órdenes de la Segunda República.

Brigadistas internacionales, en 1936 ,.

Entre 35.000 y 160.000

Cifrar la cantidad exacta de voluntarios extranjeros resulta casi imposible. El historiador Manuel Requena Gallego afirma que el número oscila entre los 35.000 y los 160.000, siendo esta última cantidad la aportada por los historiadores pro-franquistas y la prensa del régimen, para justificar la llegada de los soldados alemanes e italianos en su bando. Las más bajas han sido ofrecidas por Kiva Lvóvich Maidanik, Jacques Delperrié de Bayac o Hught Thomas, que hablan de 35.000. Gilles Tremlett asegura que, en su punto álgido, contaban con más de 42.000 hombres, según consta en la documentación de los pagadores de diciembre de 1937. El general franquista Federico Gómez de Salazar, por su parte, los elevaba a 52.000, mientras que Andreu Castells, hasta 59.380.

Aunque la XIV Brigada Internacional era mayoritariamente de lengua francesa, uno de sus cuatro batallones, el eslavo de Szurek, estaba formado por soldados de 32 nacionalidades diferentes. De ahí que lo bautizaran como los ‘Sin Nombre’, aunque su denominación oficial fuera la de IX Batallón. Su creación fue tan rápida que ni siquiera pudo unirse a los otros tres batallones que desfilaron por primera vez ante sus comandantes. Nuestro protagonista descubrió pronto que su nuevo comandante, Karol Świerczewski, al que todos llamaban general Walter, había sobrevivido a varias guerras y era muy hábil con las armas. Probablemente, el mejor preparado y más duro de todos, pues hablaba a la perfección el ruso y el polaco, además de dominar el español y el francés.

Su rasgo más característico, sin embargo, era la poca piedad que mostraba cuando se trataba de fusilar a un prisionero. «Siempre fui incapaz de predecir sus reacciones. Su impacto era siempre contundente, tanto en reposo como en acción. Creo que nunca dejé de tenerle miedo», contaba años después Len Crome, un voluntario nacido en Letonia y residente en Edimburgo, que recordaba cómo en varias ocasiones Walter había ordenado ejecutar a varios de sus propios hombres y oficiales por mostrar cobardía en primera línea de combate.

La orden que formalizó la creación de esta brigada se emitió el 23 de diciembre de 1936 y, esa misma tarde, partió hacia el frente sur de Andalucía. A pesar de las prisas, era la unidad mejor preparada de las que habían salido de Albacete, a donde habían llegado nada menos que 14.000 hombres en solo diez semanas . El batallón de los Sin Nombre contaba con 36 ametralladoras, lo que le daba potencia de fuego que las otras unidades no podían ni soñar. Aunque de todas formas, nada de eso importaba, porque no suplía la nula instrucción que habían recibido ni convertía a los malos oficiales en buenos.

La cosecha de aceitunas

La misión de la XIV Brigada era ayudar a detener la ofensiva de los franquistas, que avanzaban hacia el este desde Córdoba, porque querían apoderarse de la abundante cosecha de aceitunas, además de porque esa carretera conducía hasta Madrid. El primer batallón en llegar fue precisamente el de los Sin Nombre, que se anticipó en un día a los demás. Tan pronto como Szurek y sus compañeros se apearon en Andújar (Jaén) del tren, pintado de camuflaje y con las ventanas rotas, el comandante de la guarnición local les ordenó que ocuparan la cima de una colina cercana llamada el cerro del Telégrafo, a medio camino entre dos pueblos de casas encaladas, Villa del Río y Montoro, ambos a orillas del Guadalquivir.

Con sus 700 hombres, 36 ametralladoras, 22 camiones y 150 cajas de granadas, este batallón era, posiblemente, el mejor equipado para el combate de todos cuantos formaban las Brigadas Internacionales. Sin embargo, el arsenal estaba en tan mal estado que solo cuatro de las ametralladoras funcionaban correctamente. Un mecánico y un relojero se presentaron voluntarios para repararlas a la carrera, pero luego descubrieron que los cinturones de balas estaban vacíos y que solo disponían de una máquina para cargarlos. Por suerte para ellos, las tropas franquistas contra las que iban a enfrentarse tenían sus propios problemas. Por ejemplo, contaban con tan pocos vehículos que casi siempre tenían que desplazarse a pie.

La columna de sublevados que se aproximaba llevaba ya cinco meses luchando en el sur de España y muchos de ellos, además, habían combatido en la Guerra de Marruecos . Una experiencia muy diferente a los cinco días de instrucción y seis disparos de prueba que habían realizado Szurek y los suyos, por no hablar de los pocos mapas que tenían para moverse con seguridad por el terreno. «No podían decir nada concreto: ni donde estaba el enemigo, ni a qué distancia, ni lo fuerte que era», recordaba Dusan Petrovitch, comisario político serbio de aquel grupo de voluntarios extranjeros.

Así estaban las cosas cuando se enzarzaron en el primer tiroteo el 24 de diciembre por la mañana, durante las primeras Navidades que se iban a celebrar en la Guerra Civil . Varias compañías del batallón de los Sin Nombre se toparan con una columna franquista por sorpresa. Los camiones republicanos estaban llenos de municiones y latas de comida rusa que todavía no habían comenzado a descargar, pero tuvieron que abandonarlo todo y salir corriendo, cuando vieron a un número indeterminado de biplanos italianos Fiat CR-32 y a unos doscientos soldados moros de caballería que empezaban a ametrallar sus posiciones.

Muchos de los voluntarios fueron capturados, otros se ahogaron en el Guadalquivir, mientras intentaban cruzarlo a la desesperada, y el resto encontró un puente en el último momento por el que logró huir. Entre estos últimos se encontraba Szurek. El comandante del batallón, Atanas Georgiev Dolaptchiev, pasó al otro lado en una balsa improvisada, dejando abandonados a sus hombres en la orilla del río que estaba siendo ocupada por los franquistas. Como consecuencia de ello, los Sin Nombre comenzaron a separarse en grupos cada vez más pequeños, cada uno de los cuales buscaba por su cuenta el modo de salir de aquel infierno. Algunos intentaron construir barcas sin éxito y otros continuaron el cauce hasta regresar a Villa del Río, sin saber que esta localidad y las circundantes habían sido ya conquistadas por el enemigo, que les recibió con ráfagas de ametralladora, mientras la caballería mora galopaba entre los árboles cazando voluntarios. Un grupo de estos fue engañado por un grupo de sublevados, que los saludó a grito de «¡salud, camaradas!» justo antes de acribillarlos.

La última noche de Szurek

Cuando cayó la noche del 24 de diciembre, algunos de los supervivientes del batallón de los Sin Nombre aprovecharon para dormir en los matorrales de la orilla del río, agotados, hambrientos y tiritando. Era la madrugada del día de Navidad y ni en sus peores pesadillas pensaron que lo pasarían así, porque el respiro duró muy poco. La caballería marroquí continuó patrullando y cazando a los brigadistas uno por uno. Varios brigadistas encontraron refugio en un cortijo y acabaron bebiéndose parte del vino. Acabaron tan borrachos que fueron capturados sin la más mínima resistencia. Otros caminaron durante días hasta dar con uno de los muchos edificios agrícolas dispersos por la zona donde los vecinos les alimentaron.

De los 700 hombres del batallón de los Sin Nombre, solo la mitad consiguió regresar a la zona republicana. Los franquistas aseguraron haber localizado en los alrededores de Valle del Río un buen montón de armas y trescientos cadáveres que, según cuentan, arrojaron al río. Los supervivientes del mencionado batallón no estaban en condiciones de luchar en ningún frente. Un informe secreto escrito por un comisario soviético informó a sus superiores de que estos tenían la moral por los suelos, que culpaban a sus oficiales de lo ocurrido y que se negaban a volver a pelear tras haber sido arrojados al frente sin la instrucción necesaria.

A Walter no le sorprendió la masacre cuando llegó con el resto de batallones con la intención de ayudar a los Sin Nombre, pero ya no había nada que hacer: «Todas estas personas no se conocían en absoluto, no estaban acostumbradas unas a otras y, de pronto, se encontraron en plena batalla», explicó más tarde. A los supervivientes los enviaron a un hostal del pueblo de Marmolejo, donde se pusieron la ropa que encontraron en las habitaciones abandonadas. «Algunos solo encontramos ropa de mujer, que nos pusimos para bailar. Nuestras risas por las payasadas disiparon el mal humor», recuerda Szurek.

 

TITULO: Las rutas de Ambrosio -  Burgos ¿A qué sabe el cielo? ,.

 

 

El sabado -9- Septiembre a las 19:10 por La 2, foto,.

  Burgos ¿A qué sabe el cielo? ,.

 Burgos ¿A qué sabe el cielo?

Nuestro presentador viaja a Burgos, la provincia con más conventos y monasterios de toda España. Y esto, ha marcado su gastronomía. Gonzalo comienza elaborando morcillas de Burgos y ayudando en la preparación de un plato muy dulce: bombón de morcilla.

 

TITULO: LAS RUTAS DE VERONICA - Almonaster la Real ,.

El sabado- 9 - Septiembre , a las 18:10 por La 2, foto,.

 Almonaster la Real,.

 

 La localidad onubense de Almonaster la Real, una Eucaristía conmemorativa de una de las cruces de la localidad.

La Santa Cruz de la Fuente, cuya Hermandad se encuentra en la iglesia de San Martín, celebra los cien años de su creación con una serie de actos que incluyen esta Santa Misa. La fiesta, que comenzó como una reunión de vecinos en torno a las cruces de mayo del municipio, ha ido creciendo hasta llegar a ser una de las fechas más señaladas de la Sierra de Aracena.

El día del romero, junto a los cánticos y las mujeres vestidas de serrana, se ha convertido en el mayor atractivo de una fiesta que provoca, año tras año, una rivalidad sana entre las dos cruces existentes en Almonaster, lo que hace que se mejore y la fiesta se engrandezca.

 

TITULO:   ¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES - 8 - Septiembre -Antonio Molero  ,.

¡Qué grande es el cine! fue un programa de cine dirigido por José Luis Garci y emitido por Televisión Española por su cadena La 2.
El programa comenzaba con una presentacLa actriz Juana Acostaión de la película que se emitía esa noche, posteriormente esta película se emitía y acababa con una tertulia entre Garci y los invitados del día sobre ella.1​ El programa comenzó a llevarse a cabo en enero de 1995 y comenzó sus emisiones el 13 de febrero del mismo año., etc.

¡ Qué grande es el cine ! - ME RESBALA - AQUEMARROPA - ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - EL HORMIGUERO VIERNES - 8 - Septiembre -Antonio Molero, fotos.

 Antonio Molero,.

 Foto: OLMO CALVO

Antonio Molero: "En la tele salen gandules hablando y, a veces, follando',.

 

 Es una de las caras más conocidas de la televisión tras interpretar a personajes entrañables como 'Poli' o 'Fiti'. Ahora, Antonio Molero vuelve a las tablas con 'Escape Room', una comedia de miedo, interrumpida por la crisis del coronavirus.

¿Has participado en algún otro juego de aventura o 'scape room'?
Antes de este proyecto, no. Pero, durante los ensayos, el director nos dijo que era muy bueno que hiciéramos uno todos juntos. Nos vino muy bien porque la sensación que se tiene dentro es difícil de explicar si no lo vives en tus propias carnes.
¿Por qué triunfan este tipo de juegos?
Es una actividad analógica, en el sentido de que es una quedada con amigos que no tiene nada que ver con ninguna pantalla. El teatro también está funcionando en esta era digital porque la gente demanda cosas de carne y hueso. La obra está funcionando además con gente muy joven.
En la vida real, ¿de qué querría escapar Antonio Molero?
Siempre escapo de las muchedumbres. No me desenvuelvo bien ni en reuniones ni en la parte de delante de los conciertos. Soy un poco claustrofóbico y éste fue uno de mis miedos cuando me plantearon lo del 'scape room'.
¿Qué le dirías a tu yo de los comienzos?
Que no se obsesione con los objetivos o con los sueños porque en este país uno no elige su carrera, es la carrera la que le elige a uno. Cuanto antes se relaje, mejor. Con mucha suerte se trabaja. Somos pocos los que nos ganamos bien la vida.
Un actor tiene que mostrar las vísceras, ¿cómo lo haces?
Creyéndome la historia y las circunstancias. Tengo muy claro que es un juego, pero me gusta jugar con la verdad por delante. Si yo me lo creo, consigo que el público también se lo crea y eso es una gozada.
Ricardo Darín dijo que como buen actor, era un gran hipócrita. ¿Lo compartes?
Sí. Yo no sé si para el trabajo interpretativo en sí, pero la hipocresía en esta profesión es fundamental para las relaciones humanas que se crean en la industria. Para tragar lo que tenemos que tragar, hacen falta muchas dosis de hipocresía.
¿Tienes que fingir mucho con determinada gente?
Sí, tienes que aguantar mucha tontería. Me imagino que pasa en todas las profesiones. Hay que decir lo que los de arriba quieren escuchar.
Antonio Resines ha publicado su biografía, 'Memorias de un hombre calvo'. ¿Cómo se titularía la tuya?
Es de lo más divertido que he leído. Además, algunas cosas las conozco personalmente, claro. No lo he pensado, pero 'Memorias de un mercenario' o 'de un artesano' porque yo de artista o de divo tengo poco.
¿Cuál ha sido tu mayor ataque de risa durante un rodaje?
Uno de los míticos fue con Resines y con Bonilla en 'Los Serrano'. Estábamos haciendo una secuencia en la que nos levantábamos del salón y nos íbamos a la cocina a hablar en secreto. Decíamos tal cantidad de chorradas que no podíamos seguir. No sólo nosotros: los cámaras, los de sonido... Nos pasaba mucho, pero aquel día fue terrible.
¿Cuántas tomas hubo que hacer?
No lo sé. Pero, por más tomas que tuviéramos que hacer, eso nos dio horas de vida.
Confiesa: ¿cuántos jamones os comistéis en 'Los Serrano'?
En piezas no te sé decir. Pero, cuando llegaba el viernes, Bonilla tiraba de cuchillo jamonero y allí empezaba el fin de semana.
¿Qué es lo más delirante que has hecho dentro de la pantalla?
¡Puff, madre mía! Cada vez que haces algo delirante, piensas: "¡Qué profesión!". Se hacen muchísimas cosas delirantes. Ahora mismo, no me viene nada. Pero todo tipo de transformaciones, disfraces y cosas absurdas. Rodar invierno cuando es verano y al revés.
¿Tienes alma de misántropo?
Sí. Cuando te entra gente de todo tipo de calaña, haces un muestreo bastante fiel de la sociedad y el balance no es muy bueno.
En un vídeo que se volvió viral, Jesús Quintero denunciaba que antes la ignorancia se vivía con vergüenza y ahora se presume de ella.
Sobre todo, con los modelos que estamos ofreciendo desde las teles. La ignorancia, la pereza y la ordinariez sirven para mucho, sobre todo, en los 'realities'. ¿Cómo no lo van a llevar con orgullo si les están pagando por ello? Es lo que manda. Casi todo vale si con eso te ganas la vida.
Ahora son todo 'realities' como 'Gran Hermano', 'La Isla de la Tentaciones' o 'Supervivientes' de gente que no hace nada.
Sí, en la tele salen gandules hablando en habitaciones y, a veces, follando. Pero no tienen más. Y a la gente le gusta ver eso. Me parece muy curioso.
No es un ejemplo muy inspirador para los jóvenes.
Me da la sensación de que los jóvenes tampoco lo ven tanto. Ya están en otra historia. Empiezan a jugar online y a ver series. Todo se combate con educación.
¿Te costó mucho llevar el sambenito de 'Fiti'?
Me costó más El Poli de 'Médico de Familia' porque fue el primero, el que golpeó más mi vida y la cambió. Ése sí que me costó asimilarlo porque me convertí en una persona muy conocida y era algo que no me gustaba nada. Cuando te llega una cosa así de golpe, te cuesta.
Has participado en dos de las series televisivas de más éxito en España, ¿cómo se sobrevive a toda esa fama?
Como se puede, sobre todo, cuando no te gusta ser el centro de atención, como es mi caso. Me pongo una gorra, unas gafas de sol y p' alante. Intentando hacer una vida normal, pero hubo un momento en que no podía coger el metro ni el autobús. Eso me daba rabia. O, de repente, meterme en unas fiestas de pueblo, cosas que hace la gente y que yo no podía hacer. Afortunadamente, no he sido demasiado perseguido por los fotógrafos. Alguna vez me han cazado en situaciones no demasiado comprometidas. Pero ése no fue mi problema, sino el de no poder hacer cosas normales.
¿La fama te vuelve más guapo?
No, en absoluto. Incluso te puede volver más feo.
-¿Cuántas veces te has negado a hacerte una foto con un fan?
Las puedo contar con los dedos de la mano. Por muy incómoda que sea la situación, tardas menos en hacerte la foto, que en explicarle que no es el momento. Llega el punto en que optas por hacerte la foto rápido, apretarle la mano y ¡hasta luego, Lucas!.
¿Los móviles se han convertido en una pesadilla para los famosos?
Sin duda. La primera vez que lo vi fue en la estación de Atocha, cuando, de repente, un padre con su hija sacó un móvil con cámara y pensé: "¡Dios, esto es el fin!". Antes todavía teníamos más margen de poder desfasar un poco en los garitos por la noche, pero ahora no. Tienes que tener muchísimo cuidado porque en cualquier momento te la lían. Es así de triste. Es muy habitual. Estás cenando en un sitio y ves que te están grabando. Al principio, yo me rebelaba contra eso. Me levantaba y les decía que, por favor, dejasen de grabar o, al menos, pidiesen permiso. Pero, ya es tanta la gente que lo hace que es aburridísimo.
Es difícil luchar contra ello, ¿no?
Es aburrídisimo ponerte a educar a la gente.
¿Las redes están convirtiendo nuestras vidas en un parque temático de hedonismo y narcisismo?
Sí, comúnmente conocido como postureo. Somos muy narcisistas, en general, y los que nos dedicamos a esto, en particular. Es muy ridículo. Tengo que reconocer que nunca me hubiera hecho una cuenta de Instagram. Me lo hice por obligación porque me estaban suplantando. Era más complicado pillar a la persona que me estaba usurpando que abrirme una cuenta.
Has confesado que prefieres hacer de tonto que pasarte de listo.
Esto fue en una época en la que me lo preguntaban mucho porque mi personaje en 'Médico de Familia' era muy alelado y un calzonazos. Y me preguntaban que si no me importaba hacer de eso. Y yo contestaba: "Pero, ¡si me pagan por esto! ¿Cómo no me va a gustar?".
¿Echas de menos a algún personaje?
A todos. Me entrego mucho a mi trabajo y a mis personajes les cojo mucho cariño. Les echo mucho de menos. No se van.
Eres aficionado a la pintura. ¿Qué te da el dibujo que no te proporcione la interpretación?
Es un acto creativo, pero más íntimo. Me he animado a publicarlos en Instagram, pero no suelo exhibirlos.
¿Cuál es el comentario que detestas que te haga el público?
Me dicen mucho lo de "mayormemente". Esperan de ti que te comportes como el personaje que ven en la tele. Y les doy un poquito de eso y ya está.
¿Por qué el españolito medio se siente identificado contigo?
Se logra con mucha observación. Cuando me plantée 'El Fiti', lo saqué de gente que conocía y se comportaba así. Cuando la fuente es real, se convierte en algo auténtico.
El actor y director Carlos Iglesias me confesó el otro día que estaba harto de un país que se llevaba tan mal.
Es cierto, pero creo que no se lleva tan mal como parece. Me da mucha rabia cuando los políticos nos incitan al enfrentamiento porque no hacen otra cosa que incitarnos al enfrentamiento con su discurso y luego, les ves off the record tomándose un café y riéndose entre ellos. Me sienta muy mal.
Es una pose y luego, en la vida real no es para tanto.
Ya, pero es una pose muy peligrosa.
Se escuchan discursos que no pensábamos que volveríamos a oír, ¿no?
Sí. No me sorprende que haya cierto porcentaje del país que conserve ese discurso, porque siempre lo ha defendido en la intimidad. Pero, me preocupa que haya mucha gente que se apunte a ese carro por una cuestión electoralista. Ese porcentaje lo considero un mal endémico. Pero nadie debería pactar con ellos ni arrimarse a esa sardina.
"Ser honesto en un país deshonesto es muy difícil". ¿Estás de acuerdo?
No es que sea difícil, es que no está muy premiado. A la sociedad cada vez le da más igual que seas honesto o no.
¿Qué hace más daño: el éxito o el fracaso?
El éxito te hace más débil y te aísla de la sociedad. Con el fracaso, si sabes levantarte y seguir luchando te ayuda a crecer. El éxito, no. 
 
 

TITULO: ¿Dónde estabas entonces?  - El caótico arrabal poseído por espíritus de muertos: el olvidado origen de la Plaza Mayor , Martes -5- Septiembre,.

Este martes - 5- Septiembre , a las 22.30, La Sexta emite una nueva entrega de la tercera temporada de '¿Dónde estabas entonces?', presentada por Ana Pastor , fotos,.

 

 

El caótico arrabal poseído por espíritus de muertos: el olvidado origen de la Plaza Mayor,.

El punto más emblemático de Madrid se encontraba antiguamente fuera de los muros de la ciudad, sobre una laguna desecada, que la Monarquía convirtió después en el lugar donde ejecutó públicamente a los condenados a muerte

Aprender de la historia: así colapsó Madrid por el problema de la vivienda a principios del siglo XX,.

Dibujo del incendio de la Plaza Mayor, acaecido el 7 de julio de 1631
 
Dibujo del incendio de la Plaza Mayor, acaecido el 7 de julio de 1631,.

Convertido desde hace tiempo en uno de los puntos más emblemáticos de la capital, a escasos metros de la Puerta del Sol, la Plaza Mayor tiene un origen muy distinto del que se podría imaginar a la luz de su uso y su fama actuales. Para encontrarlo tenemos que retroceder hasta el siglo XII, cuando se construye la primera muralla defensiva por parte de los Reyes de Castilla, que en aquella época acostumbraban a pasar habitualmente por este pequeño enclave situado en el centro de la Península Ibérica.

La fortificación de aquel primer núcleo de casas ocupadas por familias cristianas provocó que su población aumentara de manera considerable. En 1126, además, Alfonso VII había concedido a sus vecinos la ‘Carta Puebla’, con la que estos obtenían una serie de privilegios para repoblar algunas zonas de interés económico o estratégico durante la Reconquista contra los musulmanes.

Pronto, sin embargo, la ciudad empezó a crecer fuera de las murallas y aparecieron los primeros arrabales para albergar a la población más pobre.

En la parte sur de las murallas, justo donde hoy se encuentra la Plaza Mayor, había una laguna denominada De Luján, aunque en aquellos siglos la palabra «laguna» no tenía el mismo significado que ahora. En realidad se refería a los descampados ubicados frente las puertas de la muralla y a las cavas donde los madrileños elaboraban el vino, así como el lugar también donde arrojaban la basura por orden del Concejo municipal. Estas lagunas o descampados eran, por decirlo así, los estercoleros de la actual capital de España, que a veces se inundaban con la lluvia o con el agua procedente de las cavas.

La Plaza Mayor, en una Navidad reciente
 
La Plaza Mayor, en una Navidad reciente,.

Un olor insoportable

En el siglo XII, por lo tanto, la actual Plaza Mayor era un paraje prácticamente intransitable, no precisamente bonito y con un olor insoportable, pero de una extensión tan grande que, al ser secado, proporcionó un espacio de congregación para los vecinos del nuevo arrabal que se había formado en aquella zona fuera de la muralla. En el siglo XIII ya aparece registrado en la documentación administrativa de la ciudad como la Plaza del Arrabal de Santa Cruz, en la que se congregaron las actividades comerciales de los gremios madrileños. Pronto acabó convertido en el mercado principal de la villa, próximo a la puerta de Guadalajara, en la confluencia de los caminos de Toledo, Atocha y Alcalá, que la convertían en un lugar muy concurrido.

La primera casa que se construyó ejercía la función de lonja, por lo que en aquellos momentos la plaza no estaba todavía cerrada y su trazado era irregular. Cuentan las crónicas que, en 1541, una vecina de otra de las casas que se había construido en dicha explanada, llamada Mari Cruz, decidió cambiar su fachada e introdujo un soportal elaborado con columnas de granito. Poco después, el Ayuntamiento copió su estilo al resto del espacio, cuyos trabajos de transformación fueron encargados al alarife y maestro mayor de obras Antonio Sillero. Aquel fue el detonante de la construcción de los soportales de aquella primera versión de la actual Plaza Mayor.

La plaza del Arrabal poseía un carácter desordenado y caótico en el que cada día se colocaban los modestos puestos junto a las casas de las familias que vivían en la zona. Prácticamente todos los vecinos que vivían allí eran artesanos de diferentes gremios y comerciantes, mucho de ellos judíos, y los productos que más se vendían eran el aceite y el vino. La razón por la que todos estos vendedores se concentraron en la Plaza del Arrabal de Santa Cruz es que fuera del recinto amurallado se evitaba pagar el ‘Portazgo’, la tasa comercial a la que estaban sujetas todas las transacciones que se producían en la ciudad.

Cuando la Plaza Mayor era un aparcamiento a mediados del siglo XX
 
Cuando la Plaza Mayor era un aparcamiento a mediados del siglo XX,.

Los Reyes Católicos

Por esa razón los productos que se vendían en la antigua Plaza Mayor eran mucho más baratos que los que se vendían a intramuros. En 1463, Enrique IV concedió a Madrid el privilegio de celebrar una feria mensual. Los primeros años se ubicó en los alrededores de la iglesia del Salvador, en los alrededores de la calle Mayor, pero pronto se trasladó a la Plaza del Arrabal, convertida ya en uno de los puntos más concurridos de aquella ciudad que no tenía más de 5.000 habitantes. Y en 1494, dos años después del descubrimiento de América, los Reyes Católicos decidieron regularizar su comercio.

Consciente de esto, en 1565, el corregidor Francisco de Sotomayor escribió una ‘Memoria de las Obras de Madrid’ en la que manifestó la necesidad de reformar y ampliar el lugar, para acabar con el aspecto ruinoso de algunas de sus casas. En este mismo documento ya se mencionaba un inmueble dedicado a una panadería y otro a una carnicería. Fue en los años siguientes donde se construyeron las viviendas que terminaron de cerrar la Plaza el Arrabal, que adquirió un aspecto mucho más noble y urbano que la anterior.

En pocos años, la Plaza del Arrabal pasó a convertirse no solo en el centro neurálgico de la vida madrileña, sino en el lugar de las celebraciones reales, los actos religiosos, los autos de fe y, sobre todo, las ejecuciones públicas. En la primera mitad del siglo XVII, el espacio fue remodelado para que adquiriera su aspecto cuadrado actual. El encargado de la obras fue el arquitecto Juan Gómez de Mora, uno de los mejores alumnos de Juan de Herrera, al que se deben precisamente las casas de la Cava de San Miguel y la célebre Casa de la Panadería.

Las ejecuciones

En su ‘Manual de Madrid. Descripción de la Corte y de la Villa’ (1831), el escritor Mesonero Romanos aseguraba que en los sótanos del edificio que hoy alberga el Ministerio de Asuntos Exteriores se encontraba una de las prisiones más siniestras de Madrid. Fue inaugurada por Felipe IV en 1634, como última morada de los condenados a muerte que tenían que recorrer a pie, o en carreta, los escasos metros que separaban el actual Ministerio de la Plaza Mayor. Allí los madrileños acudían en masa para ver el «espectáculo» de la horca, el garrote vil o la hoguera.

Así ocurrió hasta finales del siglo XVIII. Según el método de ejecución, se elegía el lugar de la plaza donde se llevaba a cabo: el cadalso de la horca se levantaba delante del portal de Paños, el de los degollados frente a la Casa de la Carnicería y para los que sucumbían en el garrote vil se elegía la Casa de la Panadería. Por esa misma época, la antigua explanada del arrabal de Santa Cruz ya había cambiado de nombre varias veces y tendría otros después: plaza del Arrabal, Real, de la Constitución, de la República y, finalmente, Mayor.

Como recordaba Federico Bravo Morata en su ‘Historia de Madrid’, los condenados eran de toda clase y condición, desde un pilló que fingía ser sacerdote a un peligroso espía, pasando por un ajusticiamiento múltiple por agravios al Cristo de la Paciencia. Incluso fue famoso el proceso contra Rodrigo Calderón, marqués de Sieteiglesias, acusado en 1621 de todo tipo de delitos, desde hechicería a asesinatos. Aunque murió degollado, el pueblo recordó su altivez con la conocida frase: «Tiene más orgullo que don Rodrigo en la horca».

La Plaza Mayor de Madrid, en 1923, con árboles
 
La Plaza Mayor de Madrid, en 1923, con árboles ,.

Incendios

Estos autos de fe conllevaban una gran parafernalia de vestidos, hábitos penitenciales, velas, alfombras y hasta avituallamiento. El acto se podía prolongar durante varias horas y, en algunos casos, reunían a tribunales de varias provincias. Para la mayoría de los reos el final era el mismo, la condena a muerte; sólo unos pocos, tras la pena de azotes, eran enviados de por vida a galeras. La Plaza Mayor, pues, se convirtió en el lugar donde aplicar justicia y quizá por esa causa la leyenda liga su pintoresco entorno a historias diabólicas y fantasmales.

Es el caso de un pavoroso incendio –uno de tantos que asoló la castiza plaza– que tuvo lugar en una madrugada veraniega del año 1631. Las crónicas de entonces, a sabiendas de los dos focos de fuego, atribuyeron la autoría a «muchos demonios, pues algunos los oyeron». Durante tres días y tres noches la plaza ardió, y con ella más de cincuenta casas. Finalmente, la «intervención divina» –los vecinos y congregaciones llevaron hasta el lugar las imágenes religiosas que consideraban más milagrosas– acabó con el incendio.

Otras veces, en vez de demonios los aparecidos eran fantasmas que, al igual que los reos que transitaron por la plaza, lanzaban lamentos y quejidos e, incluso, los espíritus de los que perecieron en los sucesivos incendios. Así, mezclando historias festivas y acontecimientos luctuosos, la Plaza Mayor pasó los años hasta convertirse hoy, en pleno siglo XXI, en uno de los lugares más visitados de todo Madrid,.

 TITULO: Informe Robinson -  Esther, la máxima goleadora histórica del Madrid, al Gotham,.

 

Esther, la máxima goleadora histórica del Madrid, al Gotham,.

La delantera de La Roja, que se despidió del club blanco el pasado 5 de junio, empieza un nuevo reto a las órdenes del español Amorós. También jugará con Maitane.

 Esther, la máxima goleadora histórica del Madrid, al Gotham - AS.com

foto / Esther González,.

Gotham NJ/NY tiene nueva delantera. Y es una campeona del mundo. Al fin llegó la oficialidad de un fichaje que era un secreto a voces desde finales de junio, cuando Esther González (Huéscar, 1992) habló sobre su salida del Real Madrid, en el que no pudo continuar a pesar de ser la máxima goleadora de su historia con 39 tantos en dos temporadas, y el que iba a ser su próximo destino: el equipo estadounidense que entrena el español Juan Carlos Amorós.

Tal y como confirmó AS, tras la llegada de Maitane López a Gotham se daría la de Esther, que firma hasta 2025 con opción de un año más. “Estoy emocionada y muy orgullosa de unirme a este equipo, uno de los mejores clubes de la NWSL”, dijo la atacante granadina, que llega con una medalla de oro en el Mundial debajo del brazo.

Precisamente durante la Copa del Mundo la propia franquicia dejaba entrever en redes sociales que tenía a una futbolista en la Selección española con algunas de sus publicaciones en la red social Twitter, ahora X. Ahora, con la competición planetaria ya finalizada, llegó el momento de anunciar la llegada de una Esther con muchas ganas de empezar.

“A medida que continúo mi viaje en el fútbol, espero con ansias mi próximo desafío en una liga competitiva donde me enfrentaré a las mejores jugadoras del mundo en cada partido”, explica la experimentada atacante, bautizada en Real Madrid TV con el mote Estherminator, con el que la han recibido.

Amorós ya tiene a su segunda española en las filas del Gotham tras la incorporación de Maitane el pasado mes de julio, algo que ya adelantó en una entrevista en AS que haría: “Conseguir que alguna jugadora española más venga a Estados Unidos sería bueno para seguir incrementando nuestra visibilidad”.

En esta Copa del Mundo ganada por la Selección española, Esther fue una de las capitanas, participó en cuatro partidos y anotó un gol. Llega con la vitola de estrella.

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