DESAYUNO - CENA - MARTES - Quiero ir a la playa, ¡que no vivo en una nevera todo el día!, fotos,.
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Javier Fernández, patinador español - foto,.
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«Tengo una gira por Japón y me gustaría meter una pequeñita en España», confiesa el campeón del mundo de patinaje artístico,.
La vida de Javier Fernández ha vuelto a cambiar. Como aquella vez que se mudó a Nueva Jersey para descubrir sus posibilidades para ser un patinador de élite. El nuevo giro ocurrió en Shanghái, donde el madrileño se proclamó por primera vez campeón del mundo, abrió los ojos del hielo a los españoles y meses después recoge lo sembrado. «El momento que no estoy en temporada es complicado. Son mis primeros días en España después de ganar la medalla y es más estresante, hay mucha gente que me quiere ver, hay muchos actos... Es normal. Me levanto a las ocho y me acuesto a las doce o a la una porque estoy de un lado para otro. No tengo tiempo, hay muchas cosas que debería hacer, que no estoy haciendo y las estoy aplazando para hacerlas más tarde, porque ahora mismo, si encima me meto en lo que tengo que hacer, la cabeza me explotaría», dice sin perder la sonrisa ni la perspectiva racional mientras le acosan. «Javi, hazte una foto con nosotras», «Javi, deja que te demos dos besos», escucha cuando piensa que va a tener un momento de respiro. «Son cosas buenas para mí. Ya habrá tiempo para relajarme, ir unos días a la playa y tomar el sol... ¡Que no vivo en una nevera todo el día! Que entre que estoy en Toronto en el invierno y la pista del hielo todo el día, imagínate...», descuelga como un deseo.
De aquel día de gloria en China también guarda recuerdos personales que trascienden la medalla de oro. Superó por primera vez al japonés Yuzuru Hanyu, compinche de entrenamientos, de sufrimientos y finalmente de alegrías. «Me dio un abrazo y se puso a llorar. La verdad es que somos compañeros de verdad, sabe lo que yo he estado trabajando y, como vino al Grand Prix, vio cómo estaba creciendo en España este deporte y se siente orgulloso», revela Javier Fernández. «Es campeón olímpico, es un honor. Es un tío muy majete. Lo que pasa es que a veces el inglés se le queda un poquito corto. Nos llevamos muy bien y esperamos poder tener esa rivalidad durante mucho tiempo», confiesa. «No tenemos dos caras. Lo mismo que se ve fuera se ve dentro», insiste el madrileño, que maneja una treintena de palabras en japonés ayudado por su novia Miki Ando, también patinadora.
Los compromisos en España de quien se crió en el barrio madrileño de Cuatro Caminos tampoco le permiten escudriñar un futuro que se maneja con borradores. Por un lado, está su proyecto de ser entrenador y difundir el patinaje sobre hielo en España, aunque con 25 años prefiere tomarlo con calma. «A veces lo he pensado, pero estoy más alejado de ese futuro. Sí, tendría que apuntar cosas para cuando sea entrenador, pero al final no lo he hecho. Lo he dejado un poco de lado. A lo mejor es una cosa que empiezo a hacer un día, pero como me quedan tres o cuatro años...», apunta el deportista. La opción más cercana es una serie de exhibiciones por España, donde se calcula que sólo hay unas diez pistas de hielo en condiciones para albergar una de sus actuaciones. «No hay nada, sólo son ideas. Tengo una gira por Japón y me gustaría meter una pequeñita en España. A lo mejor en un par de ciudades, pero está la cosa muy parada y no he tenido ninguna noticia», reconoce quien pasa la mayor parte de su vida en Toronto, «una ciudad cara», pero en la que cuenta con una instalación para entrenar a menos de diez minutos. Tendrá que resistir y encontrar buenos motivos para regresar porque el friolero Javier Fernández echa de menos el sol español que tan difícil es de combinar con los invernales requisitos de su gloria.
TÍTULO: MARTES CINE, TRAIDOR,.
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