sábado, 5 de diciembre de 2015

REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA - Kristin Scott Thomas Actriz ,./ SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - Mujeres: ¿Estamos perdiendo liderazgo?,.

TÍTULO: REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA - Kristin Scott Thomas Actriz ,.

-foto--Kristin Scott Thomas: "No he conseguido que mis mis hijos no vayan a terapia para hablar de mí, no soy tan buena",.

Elegante, sarcástica, inteligente y honesta. A sus 55 años, la actriz británica ha dejado atrás un matrimonio de dos décadas, París y el cine comercial. Solo hay algo a lo que no piensa renunciar nuca: la verdad. 
Kristin Scott Thomas, embajadora de LieracKristin Scott Thomas sigue teniendo la misma clavícula que enamoró a Ralph Fiennes en El paciente inglés, la misma sonrisa melancólica, el mismo valle en el escote que su amante bautizó en un gesto de cartógrafo como el Bósforo de Álmasy. Su elegancia es serena, atemporal, aristocrática. Por lo demás, todo es distinto.
Sentada junto a mí, descalza, en un sofá de flores marrones con tacto aterciopelado, hay una mujer de 55 años, divertida, que habla con ligereza, ironía, verdad e inteligencia sobre todo lo que se le pregunta (y que a su vez también hace preguntas, por ejemplo, sobre el famosos procés catalán: "¿Qué está pasando?" (como si fuera fácil de contestar...).
A nuestro alrededor, en una suite del hotel La Réserve de París, todo es 100% francés. Pero, ella, que se levanta, gesticula con las cejas, se pone y se quita las gafas de pasta (se calza y descalza las balarinas y toma un té negro con leche y sin azúcar) es 100% british.
Criada en Dorset, su padre fue un aviador el ejército inglés que murió en un accidente cuando ella tenía cuatro años; solo tres después, su padrastro, también piloto de aviación, murió del mismo modo. Un impacto (dos, en realidad), que la marcaron para siempre.
Británica al 100%, sin embargo en Inglaterra hablan de ella como afrancesada. A los 19 años se fue de au pair a París y allí se quedó. Conoció en la universidad al que sería su marido durante casi dos décadas, François Olivennes, un eminente ginecóloco, experto en reproducción, con el que tiene tres hijos: Hannah, periodista en la redacción inglesa del The New York Times; Joseph, que estudió Filosofía, pero ahora se dedica a la interpretación; y George, que tiene 15 años y va al colegio.
Aunque ella nunca ha hablado de los motivos de su divorcio, la versión de los tabloides ingleses dice que fue ella quien se marchó a vivir con el actor Tobias Menzies (14 años menor que ella y conocido por su papel de Bruto en la serie 'Roma'), entonces compañero de reparto en una obra de Pirandello.
Y es que en los últimos años, es más fácil ver a Kristin en los escenarios del West End que en las pantallas. Habituada a decir lo que piensa y lo que siente, declaró al diario The Guardian que ya no soportaba ni una película más: "No aguanto más estar sentada en una caravana llena de cojines, esperando, aburrida hasta la muerte".
Con su papel de Electra consiguió grandes críticas y una nominación a los premios Olivier; y con The Audience (una obra que en Nueva York interpreta Helen Mirren, que trata sobre la relación de la Reina Isabel II con los primeros ministros británicos) ha conseguido un éxito para todos los públicos.
La cita es en París, para hablar de su nuevo papel como embajadora de la línea Premium de Lierac. Pero la mujer que despidió a su agente en 1996 por decirle que debía operarse la nariz no es una actriz ni una mujer ni una conversadora al uso. Así que la belleza solo es un punto de partida.
Mujerhoy. ¿Qué relación tiene con el espejo?
Kristin Scott Thomas. Si me quito las gafas no veo nada. Tengo un espejo en mi baño que aumenta 11 veces la realidad. Así que tengo muy buena relación con el espejo porque cuando me miro está todo desenfocado y un poco borroso. Me veo fantástica. [Risas] ¿El secreto? No ir al oculista.
MH. ¿Le gusta verse a sí misma en las películas?
KST. A veces sí y a veces no. A veces son un poco sádicos, sobre todo en Inglaterra. En Francia te hacen parecer guapa y en Inglaterra te hacen parecer fea. No sé por qué, pero es así.
MH. ¿Tal vez por la iluminación?
KST. Sí, es la luz. La iluminación francesa es más amable con las mujeres mayores. Las respeta, las mima.
MH. ¿Hay papeles interesantes para mujeres de más de 50 años?
KST. Si no te llamas Meryl Streep, no. Y me alegro por ella, porque es muy brillante. Pero es muy frustrante para las demás. La gente que suele decidir qué películas se hacen tienen 30 y solo han ido a la Escuela de Negocios. Pero, en fin, hoy no es un buen día para hablar de este tema porque me acaban de decir que no a un papel por ser demasiado mayor.
MH. En los últimos años se ha divorciado, se ha ido a vivir a Londres, está haciendo más teatro... ¿Diría que a partir de los 50 está teniendo una especie de renacimiento?
KST. Es cierto que estoy haciendo las cosas que siempre he querido hacer. Cuando tienes más de 50 te das cuenta de que más vale que te des prisa. Lo que tengo claro es que ahora quiero hacer las cosas por mí y para mí, no por los demás. Nunca más.
MH. ¿Ha hecho muchas cosas por los demás?
KST. Cuando trabajas en una industria como esta, hay muchísimo dinero implicado y cada decisión tuya hace que unos u otros ganen mucho dinero... Tienes al publicista, al agente, al director, al productor, cada uno con sus propios intereses. Todos presionan. En el teatro he encontrado mi nicho y me siento más libre.
MH. Ha llamado especialmente la atención de crítica y público con dos papeles antagónicos: Electra y la reina Isabel II en The Audience.
KST. Siempre había querido hacer Electra [Y al decirlo, se ilumina]. Sabía que iba a ser dificilísimo, pero nada ha sido tan satisfactorio en mi vida. Se supone que Electra tiene 20 y es un papel que requiere muchísima energía, un papel muy físico. Mi Electra era una vieja llena de sabiduría a la vez que una adolescente atrofiada. A veces, parecía una vieja señora y a veces que tenía dos años. La amo. Es un personaje que recorre todo el espectro de lo que puede ser una mujer.
MH. ¿Y The Audience?
KST. Al principio no quería hacerla porque Helen Mirren ya lo había hecho. Pero después de Electra estaba tan agotada que necesitaba algo más ligero y que hiciera a la gente feliz.
MH. ¿Ve ahorade manera distinta a la reina Isabel?
KST. Totalmente. En realidad nunca le había prestado mucha atención antes de intepretarla, pero empecé a leer sobre ella y me di cuenta de que Isabel es una mujer asombrosa, fantástica, una fuerza de la naturaleza. La reina nunca ha cuestionado su destino y se ha entregado a él totalmente. Imagínate pensar que has sido elegida por Dios y no cuestionarlo. La reina no es cínica, realmente cree que ese es su papel. ¿Tú querrías ese puesto de trabajo? Yo, desde luego, no lo querría. Cada pequeño detalle de lo que eres y lo que haces es observado y juzgado. Pero ella realmente cree en lo que hace y es tolerante con la diferencia de los demás. Es muy anticuada, muy inteligente y a la vez muy tolerante.
MH. Con los hijos que ha tenido no le ha quedado más remedio...
KST. Pero no solo por eso. Ella es reina de la Commonwealth, es decir, es la reina de todo tipo de sociedades y culturas.
MH. Tal vez tipo de persona tan apegada al sentido del deber sea un producto exclusivo de la II Guerra Mundial.
KST. Sí, pero más que la guerra, yo creo que es una cuestión generacional. Ya no existe ese sentido del deber y nunca volverá. A eso me refería con anticuada. Ahora soy muy fan.
MH. ¿Ya no es republicana?
KST. Nunca lo he sido (a pesar de vivir tantos años en Francia). [Risas]. Siempre me ha parecedio fantástico tener un rey y una reina. Lo que me asusta es la desigualdad. Pero no creo que ellos representen tanto la inequidad, de verdad. Suena paradójico o extravagante. Pero creo ellos lo hacen bien.
MH. Lo que suena es muy británico. Ahora vive en Londres, tras casi 30 años en Francia. ¿Qué es lo que más echa de menos de París?
KST. Las fruterías. Echo de menos la calidad de la comida. También me encanta la radio francesa, France Culture, pero la sigo escuchando en Inglaterra a través de internet.
MH. ¿Y qué echaba de menos de Londres cuando vivía aquí?
KST. La radio también [Risas]. No, la verdad, sobre todo la gente y algunos temas de conversación. Es una cuestión cultural.
MH. Hace años hablaba mucho sobre lo difícil que le estaba siendo compatibilizar la maternidad y su carrera. ¿Para quién cree es más difícil la ausencia, para los hijos que se quedan o para la madre que se va?
KST. [Silencio] Creo que, si habitualmente no estás con tus hijos cuando están creciendo, a ellos les acaba pareciendo normal. Mis hijos siempre sabían que me iba a ir, pero también sabían que iba a volver. Ahora que son adultos excepto el pequeño, que es adolescente, nuestra relación es fantástica. Es muy buena, de verdad. Pero fue muy duro para ellos y para mí vivir tantas separaciones. Muy duro. Pero preséntame a una sola mujer para quien no lo sea. Marcharme era algo que me rompía el corazón cada vez. Los niños en Francia salen a las cuatro de la tarde y a esa hora la llaman "lheure de mama". [Hace como que llora cuando lo dice]. Bueno, ahora cada vez más es la hora de la filipina, pero me dolía mucho no estar allí en ese momento. Cuando era una madre joven, todo el mundo me decía que lo tenía todo: unos hijos maravillosos, un marido fantástico, una carrera brillante... Pero era tan duro no derrumbarse... Constantemente estaba haciendo sacrificios y tenía la sensación de no estar haciendo nada realmente bien. Cuando estás en el trabajo, con el corazón en casa; y cuando estás en casa, con tu cabeza en el trabajo.
MH. Es difícil manejar la culpa...
KST. ¡Pero nunca me sentí culpable! Lo que me sentía era preocupada, triste y cansada.
MH. Hace años dijo en una entrevista que triunfaría como madre si sus hijos no tenían que ir al psicoanalista para hablar de usted cuando tuvieran 20 años. ¿Lo ha conseguido?
KST. Nooo [Risas] Ojalá. No soy tan buena madre. Pero no pasa nada, que vengan los psicoanalistas. Les espero. A veces tenía ese chiste con mi marido: "Echa una moneda para la hucha de la terapia". Mi suegra [todavía no dice ex] es psicoanalista. Antes de llegar a París yo nunca había conocido a nadie freudiano y, de repente, conocí a mi marido...
MH. ¿Usted también se ha tumbado en el diván?
KST. Cuando tenía 30 años. Y fue muy importante para mí. Creo que es muy importante tomarte en serio tu salud mental, pero en Inglaterra sigue siendo algo insólito, raro, sin embargo en París todo el mundo lo hace.
MH. Y eso que en Londres fue donde se exilió Freud.
KST. Sí, de hecho, yo soy muy amiga de Bella Freud, su biznieta.
MH. ¿Y cómo es ella?
KST. Sana [Risas] ¿No es increíble? Es una mujer con muchísimo talento. Me resulta muy reconfortante tener amigos con tanto talento. ¿No es maravilloso cuando, de repente, descubres que un amigo de muchos años hace algo que admiras? Es muy tranquilizador cuando vas a ver a un amigo al teatro, le dices "has estado fantástico" y es verdad.
MH. A veces en sus películas transmite una profunda tristeza. ¿Es un truco interpretativo o viene de dentro?
KST. La tristeza es un sentimiento al que tengo fácil acceso, pero ya me he aburrido de ella. Electra fue mi límite. Ahora quiero hacer a la gente reír, ya me he aburrido de la tristeza. [Hace otro silencio pensativo]. El otro día, una mujer se me acercó en una tienda y me dijo que había estado en primera fila de Electra y había sido una de las experiencias más extraordinarias de su vida. Eso nunca te pasa en el cine, el cine es menos personal. El teatro es un viaje, una experiencia para público y actores.
MH. Pero usted ha hecho películas muy emotivas.
KST. En el cine la gente se emociona, pero la conexión física del teatro es única.
MH. ¿Está aburrida del cine?
KST. Bastante. Estoy esperando que aparezca un buen proyecto que no me aburra, pero tal vez ya no llegue nunca...
MH. ¿Se arrepiente de algunas de sus películas?
KST. Por supuesto. He hecho demasiadas, unas 70. Pero si Almodóvar me llamara mañana le diría que sí al instante. Hay gente con mucho talento en el cine español. También me gusta mucho un escritor español, Javier Marías. No es que ya no ame el cine, pero ya no quiero que mi trabajo sea hacer cine.
MH. ¿Y esa decisión la ha tomado a los 50?
KST. Se estaba cociendo desde antes. Pero ha llegado ahora.
MH. ¿A sus hijos le gustan sus películas?
KST. Sí, sobre todo Cuatro bodas y un funeral. Mi hija la descubrió hace poco y no podía creer lo divertida que era. Creo que El paciente inglés no la han visto nunca.
MH. ¿De verdad?
KST. Eran demasiado pequeños cuando la hice, y hay cosas que no quieres que tus hijos vean de ti. Pero me prefieren en el teatro. Cuando mi hijo pequeño vino a verme a Electra me dijo: "Mamá, ahora entiendo por qué estás tan cansada".
MH. Perdió a su padre y a su padrastro en sendos accidentes de avión. ¿Cree que esas tragedias la hicieron más vulnerable?
KST. Me hicieron más vulnerable y más fuerte. Inevitablemente me construí una armadura para sobrevivir.
MH. ¿Qué relación tiene con la muerte desde entonces?
KST. Trato de evitarla [Risas]. Qué le vamos a hacer. Sucedió en una edad en la que la muerte no estaba prevista. La muerte para mí era algo que le ocurría a tu hamster o a tu abuelo, no al hombre que más amas. Así que fue un gran shock.
MH. He leído que estuvo muy afectada por los atentados en Charlie Hebdo. [Cuando se hizo esta entrevista todavía no había sucedido la matanza de París]. ¿Conocía a alguna víctima?
KST. No directamente. Pero París y el mundo de los periodistas y escritores es muy pequeño. Lo que de verdad me afectó fue la violencia. El hecho de que alguien pueda entrar en una habitación y dispararte a bocajarro. Que quiera hacerlo. Pero cada día ocurre algo todavía más terrorífico, así que es una escalada que no sé adónde nos va a llevar.

TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO -Mujeres: ¿Estamos perdiendo liderazgo?,.  

Mujeres: ¿Estamos perdiendo liderazgo?, foto. 


La mujer lidera una oficinaEllos siguen mandando más que nosotras. Solo les llevamos la delantera en cuestiones familiares, pero conquistar el poder empresarial, político y financiero es cuestión de tiempo... y de ganas. 
Por un momento, imagina que pudieras elegir el género de la persona que ocupará la próxima Presidencia del Gobierno. O de la cabeza visible de la mayor multinacional del mundo. ¿Llevaría traje y corbata o podría calzar zapatos de tacón? Hace un siglo, la pregunta sonaría un tanto extraña. Pensar en una mujer liderando un país o una gran compañía cuando apenas podía formarse y trabajar fuera de casa resultaría complicado, incluso, para los muy imaginativos.
La máxima categoría a la que podía aspirar cualquiera en el colectivo femenino era la de ser una gran mujer detrás de un gran hombre. Y el adverbio "detrás" no admitía variables. Sin embargo, ahora es una mujer quien dirige el Fondo Monetario Internacional, hay 19 presidentas o jefas de Gobierno, y algunos gigantes empresariales como IBM o General Motors están dirigidos por mujeres. ¿Significa eso que la sociedad ya está preparada para confiar en líderes femeninas? ¿O continúan siendo excepciones que confirman la regla?
Dice la Real Academia que un líder es la persona a la que sigue un grupo, reconociéndola como jefa u orientadora. Lo que no añade es que tenga que ser, preferiblemente, hombre. Y, sin embargo, esa parece ser una condición necesaria para la mayoría. Al menos eso se desprende de las conclusiones de la cuarta edición del Estudio de Liderazgo.
Tras entrevistar a 6.000 personas de 12 países, la investigación realizada por la agencia comunicación y relaciones públicas Ketchum, señala que, a nivel mundial, la mayoría confiamos más en líderes masculinos (61%) que femeninos (39%). Y en nuestro país, el 55% de la población deposita mayor confianza en un líder masculino.
¿Por qué la mayoría piensa que ellos son mejores para mandar? La razón es que las estructuras laborales siguen siendo masculinas y en ellas las mujeres se comportan de manera diferente a la de sus colegas hombres, asegura Carmen García Ribas, directora del postgrado de Liderazgo Femenino de la Escuela Superior de Comercio Internacional de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
"Las mujeres en los espacios públicos, independientemente del talento y la preparación que tengan, tienden a comportarse como huéspedes, no se sienten en casa explica la profesora. Por eso desarrollan cualidades adaptativas, como la humildad o el perfeccionismo. La ubicación de las mujeres en la sociedad hace que no tengan poder, y todo lo demás emana de ahí", y añade: "El poder que la sociedad permite a las mujeres sigue estando vinculado a la maternidad".
  • Excepciones de una minoría
Si buscamos en Google imágenes de jefes, presidentes o directores, tecleando esos términos en inglés para evitar sesgos de género, el resultado es que una abrumadora mayoría masculina ocupará la pantalla de nuestro ordenador. De ahí que investigadoras como Elena H. Corrochano, doctora en Antropología y secretaria del Centro de Estudios de Género de la UNED, crean que aún queda mucho camino por recorrer para que la sociedad perciba a unos y a otras en términos de igualdad. "Hay mujeres en la cúpula del poder, pero son excepciones", comenta.
Se refiere a datos como los ofrecidos a principios de este año por la Comisión Europea, que ponen de manifiesto que la presencia de mujeres en los consejos de administración de las principales empresas de la Unión Europea es de un "decepcionante" 20,2% porcentaje, que en España resulta aún menor (en nuestro país, apenas el 17% de los consejos del Ibex es femenino).
Fuera del ámbito empresarial los números tampoco son más igualitarios: menos del 20% de las posiciones estratégicas en laboratorios, universidades y centros de investigación están ocupadas por mujeres, de acuerdo con el Informe Mujeres Investigadoras 2015, del CSIC. Y en otros sectores, como el cine, la situación es aún más llamativa: un estudio de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) ha desvelado que el 92% de las películas que se producen en nuestro país está dirigido por hombres.
¿Son entonces menos capaces ellas que ellos? La respuesta de los expertos es un "no" rotundo. "El hecho de que el colectivo femenino no esté en los puestos directivos no está relacionado con sus aptitudes, sino con la estructura social que limita el acceso", explica Corrochano. "Si observamos lo que está ocurriendo a nivel curricular en las universidades vemos que nuestras alumnas son igual de brillantes que sus compañeros hombres, y la prueba son los premios extraordinarios de carrera", comenta.
El citado Estudio de Liderazgo apoya esta tesis, ya que los encuestados sí reconocen la capacidad de las profesionales Para ellos, las mujeres superan a los hombres en las cuatro características fundamentales de un líder. Y con margen: 38 puntos por encima en liderar con el ejemplo (69% frente a 31%); 32 puntos en admitir errores (66% frente a 34%); 26 puntos en comunicar de forma transparente (63% frente a 37%) y 20 en ser coherentes con los valores de la compañía (60% frente a 40%).
A esos números se suma otra circunstancia paradójica, según los expertos, y es que el liderazgo que se asocia a la mujer es el que está triunfando en el modelo de empresa actual. "Ahora los estilos de liderazgo han cambiado porque se prefiere que la gente trabaje en equipo", recuerda Asunción Bernárdez, directora del Instituto Universitario de Investigaciones Feministas de la Univ. Complutense y profesora de Comunicación y Género.
"Y a las mujeres se nos presupone más capacidad a la hora de organizar equipos y gestionar la cooperación y los esfuerzos porque somos más cooperativas y empáticas. Seguramente no lo seamos por naturaleza, sino por cómo hemos tenido que sobrevivir en un mundo desigual", explica.
  • Estereotipos y prejuicios
Ante este panorama, parece inevitable la pregunta acerca de qué está ocurriendo para que la ecuación no termine de funcionar. Si la mujer profesional tiene las capacidades, un estilo de liderazgo propio que repercute positivamente en la empresa e integra al 50% de la población, ¿por qué no acaba de contar con la confianza de la sociedad y su presencia como líder sigue siendo minoritaria?
"Nos lo hemos preguntado y creemos que la única explicación posible es el prejuicio", dice Aurora García, directora asociada de Ketchum España. "El estudio concluye que en momentos delicados la mayoría de la sociedad percibe que los hombres son más de fiar y para que se dé esa respuesta solo cabe pensar en que los estereotipos pesan mucho", asegura.
Esa misma parece ser la razón por la cual la sociedad considera que el encanto es un atributo mucho importante más para un líder femenino que masculino (estamos hablando de un 40% frente a 25% en ellos, según recoge el estudio de Ketchum). Ocurre algo similar, aunque con una diferencia menor entre géneros, con la categoría "buen aspecto y atractivo". De acuerdo con los resultados, consideramos que estos rasgos son importantes para un líder masculino en un 32%, mientras que para las mujeres líderes el porcentaje es del 42%.
  • ¿Talento perdido?
Para los expertos, el principal problema es que estos sesgos de género, muchas veces inconscientes, influyen a la hora de contratar a profesionales para puestos directivos. Tanto que, con el objetivo de evitarlos, han surgido consultoras dedicadas a incrementar la presencia de la mujer en el ámbito laboral, algunas con nombres tan descriptivos de la situación, como (IN)Visible Talent.
Mientras tanto, los investigadores advierten de que si la balanza no se equilibra, esta situación se traducirá en pérdidas económicas. Así lo desvela el estudio 'El impacto económico de la pérdida de talento femenino', realizado por la Cámara de Comercio de Barcelona, que cuantifica en 977 millones de euros al año la pérdida de talento femenino, solo en Barcelona. Si trasladamos esa cantidad a todo el país, podríamos calcular que las pérdidas ascenderían a billones de euros. Porque, curiosamente, las cuentas son las que no saben de géneros.
En cifras:
  • 61% de la población mundial confía más en los líderes masculinos y 39% en los femeninos.
  • Las mujeres superan a los hombres en las características que más importan en un líder: 69%, liderar con el ejemplo; 66% admitir errores; y 63% comunicar de una forma abierta y transparente.
  • 20,2% es el porcentaje de presencia femenina en los consejos de administración de las principales empresas de la UE y 17% en los consejos de las empresas del Ibex.
  • Menos del 20% de las posiciones estratégicas en universidades y centros de investigación están ocupadas por mujeres
  • 92% es el porcentaje de películas españolas dirigidas por hombres,.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario