Cartas Olvidadas - Aerotrastornados ,. / Cartas en el Cajon - Viajar en un tren con agujeros,. / REVISTA TENIS - Nadal ya está en México para asaltar el número 1 en Acapulco,.
TITULO: Cartas Olvidadas - Aerotrastornados,.
Aerotrastornados,.
foto / El escritor y periodista Manuel Chaves Nogales.
Manuel
Chaves Nogales era un aerotrastornado, una de aquellas personas
fascinadas por los progresos de su época. Se subió en un avión y lo
contó. Creía que debían subir a los aviones los literatos, los pintores o
los músicos y así podrían hacer otras novelas, cuadros o sinfonías.
«Hay que hacerse un poco aviador. Una buena butaca y un cigarrillo a dos
mil metros de altura, en el interior de uno de esos confortables
aviones modernos, puede transformar la estética contemporánea más
hondamente que cien polémicas a ras de tierra». Chaves Nogales sería un
fino analista, pero los aviones de los que hablaba nada tienen que ver
con los de ahora. En EE UU se ha montado un lío por un vídeo donde un
señor que viajaba en clase perrera de American Airlines aporrea el
asiento de delante porque la señora reclinó el respaldo.
La
mujer grabó el vídeo después de que el hombre le riñera porque no podía
comer tranquilamente en su bandeja. Lo reclinó otra vez cuando el
hombre terminó de comer. Que si quieres arroz, Catalina. Otro pollo.
Vale que el tío se convirtió en el Michael Douglas de 'Un día de furia'
(aéreo) y que no tengo muy claro qué pasó ahí (la auxiliar de cabina se
puso de lado de él), pero que sepan quienes echan para atrás el respaldo
para vuelos de apenas dos horas que son odiados por la otra parte de la
humanidad que no lo hace.
Observo
estos días en un hospital que la gente se cansa de que los ascensores
tarden y usan el de urgencias de la UCI. Sin urgencia alguna. Sin
educación alguna. Claro que los de ahora no son esos «confortables
aviones modernos» de los que hablaba Chaves Nogales. Pero los modales
tampoco son para tirar cohetes. Hay más aerotrastornados que nunca.
TITULO: Cartas en el Cajon - Viajar en un tren con agujeros,.
Viajar en un tren con agujeros,.
Tren camello, conocido en la Linha do Douro como 'camela'. foto,.
Los últimos de la vía. Ferrobús y camello acabaron en Extremadura antes de ir a Venezuela y Portugal,.
Mi
hijo nació en 1984. Era junio y hacía buen tiempo. Me avisaron de que
ya estaba todo a punto y a las ocho de la mañana cogí un tren en
Vilagarcía de Arousa. Fui haciendo transbordos durante todo el día y el
plan era llegar a la estación de Palazuelo Empalme, donde me montaría en
el Lusitania Exprés para estar en Cáceres a las cuatro de la madrugada.
Afortunadamente, mi padre se apiadó de mí, pensó que o me venía a
recoger a Plasencia a las once de la noche o cuando llegara, mi hijo ya
estaría corriendo por el hospital, y me recibió al pie del ferrobús en
la estación placentina. «Es un niño», me anunció al bajar del tren. Dejé
la maleta en el suelo, le di un abrazo, me emocioné y a eso de la
medianoche, tras 16 horas de viaje, vi por primera vez a mi hijo.
En
1984, aún había trenes entre Cáceres y Astorga y eso me permitió coger
un ferrobús que salía de Salamanca al atardecer camino de Palazuelo
Empalme. Nunca olvidaré aquel tren. Llevó una docena de viajeros hasta
Guijuelo y después quedamos en el convoy un señor que daba voces y
parecía un poco raro y un servidor. El revisor miraba hacia atrás, veía a
un tipo dando voces y a otro desesperado con cara de alucinación y
agotamiento, que suspiraba a cada rato con mucho sentimiento, y debió de
pensar que mejor se quedaba con el maquinista y no se aventuraba por el
fondo por lo que pudiera pasar.
Nuestro
vagón tenía un agujero en la carrocería, exactamente en el suelo. Se
veían las traviesas pasar vertiginosamente. Bueno, tampoco muy
vertiginosamente porque aquel cacharro no pasaba de 50. Como era junio y
hacía ya calor, el agujero en el fuselaje funcionaba como aparato de
aire acondicionado y el señor que gritaba y un servidor viajábamos tan
ricamente, fresquitos y sin que nadie nos molestara ni tan siquiera para
pedirnos el billete. Pero a mí me mosqueaba un poco lo del agujero, me
parecía inaudito. El caso es que, picado por la curiosidad, decidí
abandonar el vagón de los extravagantes y acercarme a la cabecera del
tren. El revisor, al ver que me aproximaba, se puso en guardia, pero yo
le sonreí para tranquilizarlo y le planteé mi duda.
«Oiga, mire,
por favor, mi vagón tiene un agujero en el suelo, ¿no será peligroso,
verdad?», pregunté. El revisor respiró aliviado, como si hubiera
esperado antes un atraco que una pregunta, y respondió con amabilidad y
mucha información: «No se preocupe, no pasa nada. Lleva así un par de
meses, pero no lo arreglamos porque ya hace buen tiempo y porque el mes
que viene, estos ferrobuses se los vamos a vender a Venezuela». Agradecí
la información, volví junto al señor de los alaridos y, suspirando con
ardos y a conciencia, continué viaje hasta que en Plasencia supe que era
padre de un niño.
Me acuerdo ahora de aquel ferrobús y me
pregunto si seguirá circulando por las vías venezolanas con su agujero
refrescante. Y me acuerdo de aquel tren porque acabo de leer que los
portugueses, para atender a la cantidad de viajeros que cogen los
'comboios' en verano en la ruta del Duero, alquilaron a España aquellos
trenes camello que solo circulaban por Extremadura y por alguna que otra
región secundaria y marginada. El otro día, le preguntaron al ministro
portugués de transportes por 'as automotoras camelas' (así las llaman
allí). El ministro, ironizando, pidió que por favor no le hicieran
hablar de las 'camelas' porque no han dejado de tener averías desde que
las alquilaron en 2010.
Ferrobuses con agujeros circularon por
nuestras vías en los 80, cuando ya no los querían en ningún sitio. De
aquí se fueron a Venezuela. Los renqueantes camellos también acabaron
aquí sus días, antes de alquilárselos a Portugal. ¿Si algún día tengo un
nieto, vendré a verlo en AVE o en un R-598 con agujeros?,.
TITULO: REVISTA TENIS - Nadal ya está en México para asaltar el número 1 en Acapulco,.
Nadal ya está en México para asaltar el número 1 en Acapulco,.
El tenista manacorí aterrizó en México para
disputar la próxima semana el Abierto Mexicano de Acapulco. Podría salir
como número 1 dependiendo de lo que Djokovic en Dubai.
foto / Rafa Nadal ya está en México para competir la próxima semana en el Abierto Mexicano de Acapulco (24-29 febrero),
en un torneo habitual en el calendario del tenista manacorí en los
últimos años. Poco después de su llegada, se entrenó bajo la supervisión
de Carlos Moyá y de Tomeú Salvá. Nadal,
ganador del torneo en 2005 y 2013, buscará su tercer título en el
torneo mexicano, donde el año pasado cayó en octavos de final ante Nick
Kyrgios y en 2017 perdió en la final ante Sam Querrey.
El Torneo de Acapulco se presenta como una gran ocasión para Rafa Nadal en la lucha por el número 1 del ranking. Si
el balear se proclama campeón, sumaría 500 puntos para situarse con
9.850 (defiende 45 del año pasado), por lo que sobrepasaría a Djokovic
en la clasificación... aunque deberá esperar para ver qué hace el serbio
en el Dubai Duty Free Tennis Championship, donde competirá la próxima semana.
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