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TÍTULO: BOLIGRAFO Y LIBRETA -   EL BINGO - Barcelona e Mobile  ,.

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Barcelona e Mobile,.

Últimamente no gana una para disgustos. Cuando ya nos habíamos hecho a la idea de que una tos más o una mascarilla menos no iba a afectar masivamente a nuestra, en otros campos, maltrecha salud como país -una salud recia, curada de espanto y prácticamente inmunizada a base de jamones ibéricos y sinsabores políticos- resulta que por un quítame allá esos estornudos ha llegado la catástrofe: se cancela el Mobile World Congress en Barcelona.
La feria expositora de telefonía y comunicación más importante del mundo no va a celebrarse por temor a un contagio colectivo e intergaláctico de coronavirus. O al menos esa es la razón alegada por sus organizadores quienes, en vista de la desbandada de empresas importantes, habrán considerado más rentable suspenderla que terminar rellenando los stands vacíos con manteros de las Ramblas vendiendo fundas de móviles. O convocar un concurso de imitadores de Gila llamando al enemigo -el virus en este caso- con teléfonos híper-modernos y preguntándole a qué hora piensa atacar.
Total, que Cataluña se ha quedado sin una buena inyección económica. Si algo les quedaba a los republicanos para justificarse, ya tienen la excusa perfecta: ¿la corona?, ni en virus.

Es parte de nuestra geografía e historia y a la que deberíamos librarnos de desearle nunca ningún mal

Es esta una situación llena de paradojas. Para empezar la propia dualidad virus-tecnología. Parece increíble que un agente microscópico haya vencido a ese derroche de técnica y avance que los aparatos mostrados en este congreso habrían de desplegar. El Homo sapiens, convertido casi en Homo Deus gracias a la tecnología, rindiéndose ante el animal humano y su fragilidad frente a la enfermedad.
La paradoja geográfica. El temor y el recelo a los desterrados que cruzan la valla de Ceuta o llegan en pateras o lanchas por el Mediterráneo frente a la realidad: en España los dos únicos casos confirmados de coronavirus -controlados, sin consecuencias, pero contaminados- han venido en avión lo que es como decir que, para variar, los infectados no han sido los emigrantes pobres sino los viajeros 'ricos'.
Y luego está la propia dicotomía barcelonesa. Las antiguas declaraciones de la ahora alcaldesa dudando de la conveniencia del Mobile. Su desplante a la Corona -a la española, no a la vírica- en las recepciones oficiales. El tufillo a quemado que dejaron los altercados de octubre o las amenazas de huelga -huelgas reales otros años- de alguno de los sectores que ahora se ven afectados por la cancelación. Todo ello conforma un panorama confuso, tan ambiguo como las imágenes de su institución ferial con carteles a medio poner que han quedado obsoletos antes de inaugurarse.
Como española siento que no se celebre ese congreso. Me gustaba la imagen, lejos del sol y la pandereta, que proyectábamos al mundo entero. Una Barcelona bonita y moderna, cabeza del progreso bañado por la luz mediterránea. Parte de nuestra geografía e historia y a la que, pese a quien pese, deberíamos librarnos de desearle nunca ningún mal.

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Prueba de fuego en El Toralín,.

Manuel Mosquera anima a sus jugadores en el partido ante el Tenerife.

El Extremadura juega mañana un partido importante que servirá para ver si los jugadores han podido aislarse de los problemas en la directiva,.

El Extremadura quiere olvidar su semana más convulsa en los despachos con una victoria en Ponferrada. El club azulgrana atraviesa una crisis institucional que ha calado en la plantilla dirigida por Manuel Mosquera. Ahora solo queda ver si los jugadores han podido aislarse del ruido lo suficiente para plantar cara a la Ponferradina en El Toralín y conseguir un resultado positivo o, si por el contrario, los problemas en la directiva van a pasar factura en el terreno de juego.
Lo cierto es que la situación es cuanto menos complicada y los jugadores son los que tienen la posibilidad de brindarle una alegría a la afición. Desde la derrota ante el Tenerife todo han sido malas noticias en el club -excepto la retirada de la segunda amarilla a Álex Alegría-, por lo que el control del vestuario por parte de Manuel Mosquera va a ser clave para que los futbolistas consigan centrarse solamente en la Ponferradina.
El entrenador del Extremadura es consciente de que la situación es rara para los futbolistas porque no pueden huir de todo lo que está pasando en la entidad almendralejense, pero tampoco quiere que sirva de excusa en caso de derrota. «Nosotros no somos insensibles a esas diferencias. Es decir, sabemos lo que está ocurriendo en el club. Lo que hacemos nosotros es hacer todo lo posible para que las diferencias las arreglen y tomen las decisiones oportunas para que el club vuelva a ser lo que es, pero al mismo tiempo los jugadores y yo tenemos una mentalidad de estar en el medio porque lo que tiene que recibir de nosotros la afición es ni excusas ni quejas ni victimismos», señala Manuel.
Por eso, el técnico solo tiene entre ceja y ceja lo que puede pasar sobre El Toralín, ya que el Extremadura está a tres puntos de la salvación y no es momento de bajar los brazos: «Nosotros nos centramos de una manera muy clara en el terreno de juego porque es un ejercicio de responsabilidad. Nada nos distrae de nuestro partido y la afición debe estar tranquila de que sus jugadores van a estar como están ahora, matándose vivos por esta camiseta».
Manuel Mosquera tiene las dudas de Kike Márquez y Nono, además de la de Zarfino, aunque este último partirá de inicio. El de Sanlúcar de Barrameda está casi descartado, ya que no consigue recuperarse al cien por cien de sus molestias, las cuales le han dejado fuera de varios partidos esta temporada y no le han dejado rendir al máximo de su capacidad, y su participación en el partido de mañana pende de un hilo. Por su parte, Nono también está tocado, con molestias durante la semana, y es muy complicado que pueda jugar de inicio ante la Ponferradina. El extremo pacense no ha entrenado con regularidad durante la semana, aunque podría entrar en la convocatoria de Manuel Mosquera.
Además, Gio Zarfino también arrastra problemas físicos, pero el uruguayo forzará, una vez más, para intentar ayudar a sus compañeros desde dentro del terreno de juego. El que sí estará es Álex Alegría, que vio la roja ante el Tenerife, pero al que el Comité de Competición le ha retirado la segunda amarilla.
Pese a las bajas y a que la plantilla no es muy extensa, Manuel Mosquera confía en que sus jugadores vuelvan a dar la talla fuera de casa. El entrenador azulgrana destaca que sus futbolistas no van a bajar los brazos pese a la derrota en Tenerife y ahora espera que puedan superar un partido que será «dificilísimo» por el rival y por el escenario: «En ningún momento nos venimos abajo por lo del Tenerife ni tenemos una euforia por lo del Lugo. Me gusta explicar esto porque a todos nuestros aficionados, que tienen derecho a sentirse decepcionados por lo que pasó ante el Tenerife, de alguna forma les va a venir bien».

 

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Interinos,.

Cuando veo a los jubilados buscando espárragos en la sierra y a los niños piedritas de colores por el parque de Castelar, pienso en todas aquellas personas de edad madura que siguen buscando su sitio. En estos días pienso sobre todo en los interinos.

En España hay cerca de un millón de empleados públicos interinos. Diez mil de ellos extremeños, según los sindicatos. En nuestro caso, cientos de trabajadores con quince o veinte años de servicio en la Administración que, en menos de un mes y cuando se resuelva el concurso de traslado que se tramita en la Junta, pasarán a engrosar las filas del paro sin derecho a indemnización. Casi con seguridad pasarán a ser parados de por vida, porque la mayoría se encuentran en la franja de edad que va de los 45 a los 55 años y tendrán muy difícil volver a incorporarse al mercado laboral. Aunque aún más complicado será justificar este repentino incremento del índice de desempleo, ya de por sí disparatado en nuestra región.
Hacer chirigotas de los interinos es fácil. Lo difícil es tener vocación de servicio a la sociedad con la espada de Damocles del despido libre y gratuito sobre la cabeza, como escribí hace dos años en este mismo diario (HOY 4/2/2018). La situación no tiene visos de prosperar y el interino continúa trabajando en precario, con menos derechos que su compañero de mesa, aquel que tuvo la suerte de conseguir plaza por una décima de más. Médicos, maestros y resto de personal público sobradamente cualificado, que fueron sumando trienios mientras realizaban su labor con dignidad, sabiendo que la Administración no haría nada por estabilizarlos en sus puestos, pese a que la Unión Europea lleva décadas advirtiendo sobre el fraude de Ley que suponen las contrataciones interinas de larga duración.
Hace tres años, los sindicatos acordaron con el ministro Montoro la consolidación de 250.000 puestos de interinos con objeto de rebajar la tasa de temporalidad, que en la actualidad se sitúa en torno a un alarmante 28%, pero aquella promesa quedó en aguas de borrajas y en los próximos meses asistiremos al ERE masivo de miles de trabajadores en todas las Administraciones públicas. Trabajadores que, como se encargan de remachar las plataformas que los representan, aprobaron varios procesos selectivos, acreditando holgadamente y durante lustros los principios de igualdad, mérito y capacidad que establece la Constitución Española como requisitos de acceso a la función pública.
El pasado sábado se manifestaron en Madrid miles de interinos para pedir que se apliquen de modo inmediato las directivas europeas, que dejemos de ser el hazmerreír de los países de nuestro entorno y que se les confirme en los puestos de trabajo que han venido desarrollando durante años. Yo estoy con ellos. Porque pienso que es una cuestión de justicia social y que verdaderamente está en peligro el futuro de miles de familias. De interinos que buscan su sitio. Hijos de quienes buscan espárragos en la sierra y padres de quienes buscan piedritas en Castelar.

TITULO:  El país de El sol, nuestra última frontera,.

El Martes -18- Febrero 22:00 por la Sexta,foto.

El sol, nuestra última frontera,.

Desde la UEx estamos realizando un enorme esfuerzo investigador por desentrañar los niveles de actividad solar de los últimos siglos y así mejorar el conocimiento de la climatología del espacio,.

El pasado 10 de febrero se lanzaba con éxito la sonda espacial europea 'Solar Orbiter'. Así se inicia la etapa operativa de una misión que ya ha consumido años de trabajo a un nutrido grupo de científicos europeos, incluyendo varios grupos de investigación españoles. Esta sonda proporcionará con seguridad notables avances en la compresión de los fenómenos físicos que regulan el funcionamiento del Sol. Recuerdo nítidamente, con cierta satisfacción, cuando la comunidad española de física solar y heliosférica se reunió en el Centro Universitario de Mérida de la Universidad de Extremadura (UEx) en junio de 2017 con la sonda 'Solar Orbiter' y el futuro 'Telescopio Solar Europeo' como grandes protagonistas del encuentro.
Pero lo cierto es que este es solo uno más de los grandes hitos que estamos viviendo en el estudio del Sol. El pasado 30 de enero, podíamos ver en la portada del 'New York Times' una imagen espectacular de la fotosfera (la parte más baja de la atmósfera del Sol) obtenida con el nuevo Telescopio Solar Daniel K. Inouye (DKIST), instalado en Hawai. Y hace poco más de un año, en agosto de 2018, fue lanzada al espacio la sonda solar 'Parker' (en honor al físico Eugene Parker, gran investigador de este campo y profesor emérito en la Universidad de Chicago).
Todos estos hechos son la prueba del creciente interés de la sociedad en general (y de los científicos en particular) por desentrañar el comportamiento de nuestra estrella. Ello no obedece a intereses puramente científicos, que también existen. ya que el Sol es la estrella más cercana y, por lo tanto, es clave para comprender el resto de los cuerpos estelares. Hay grandes intereses sociales y económicos que explican este inusitado interés.
Por un lado, vivimos en una sociedad cada vez más tecnológica. Un fallo global en nuestras tecnologías resultaría fatal en nuestro modo de vida que, cada vez más, depende de ella. Podemos poner un ejemplo sencillo. Hace 30 años, íbamos al médico con las pruebas en papel, nuestro historial médico estaba hecho de fichas escritas a mano por el médico y, si había un apagón, la consulta diurna podía seguir con cierta normalidad abriendo bien las persianas.
Sin embargo, hoy en día la situación es totalmente diferente. Las pruebas médicas están almacenadas en 'la nube' nuestro historial se consulta por internet y, si hay un apagón, la consulta colapsaría. Y, si miramos prácticamente a cualquier sector económico, nos damos cuenta de que dependemos enormemente de la tecnología. Un fallo global no solamente implica que nos quedemos sin Facebook o sin WhatsApp. Insospechadas facetas de nuestra actividad diaria se verían enormemente afectadas. Y esa tendencia es cada vez más clara.
El gran problema actual es que nuestra tecnología es fuertemente dependiente del estado del campo magnético de nuestro planeta que, a su vez, depende de la actividad magnética del Sol.
Es decir, si ocurre una tormenta solar, es posible que se desencadene una tormenta geomagnética en nuestro planeta. Hace siglos, si nuestro campo geomagnético se veía fuertemente perturbado por una poderosa tormenta solar, lo único que notábamos era la presencia de la aurora boreal. Sin embargo, hoy en día, las perturbaciones de nuestro campo magnético afectan gravemente a nuestra tecnología (distribución eléctrica, telecomunicaciones, satélites, etc.).
Por otro lado, tras más de 50 años de tímida presencia humana en el espacio, estamos asistiendo a una verdadera revolución en la exploración espacial. Tenemos astronautas permanentemente en la Estación Espacial Internacional y, en las próximas décadas, veremos las primeras colonias humanas en otros cuerpos celestes como la Luna.
Imagínense, por ejemplo, el gran negocio que supondría obtener metales preciosos de un asteroide u otro cuerpo del sistema solar. En esta importante revolución, el mayor problema de nuevo radica en el Sol. Nuestro astro es quien regula las durísimas condiciones del medio interplanetario y modula la intensidad de los letales rayos cósmicos galácticos. Si no conseguimos desarrollar modelos que permitan de predicción de la 'meteorología del espacio', el desarrollo de la exploración espacial se verá muy mermado.
Por todo ello, el estudio del Sol es y será uno de los grandes retos de este siglo XXI. Desde la UEx, estamos realizando un enorme esfuerzo investigador por desentrañar los niveles de la actividad solar de los últimos siglos y así mejorar el conocimiento de la climatología del espacio. Del Sol dependen dos aspectos esenciales para nuestro futuro: la confianza en nuestros sistemas tecnológicos y el desarrollo de la exploración espacial. La nueva frontera de la humanidad para el siglo XXI será el Sol.