TITULO: REVISTA FARMACIA - Extremadura no registra ningún muerto por covid tras más de cuatro meses, Más de un mes sin nuevos positivos de coronavirus en las residencias ,.
REVISTA FARMACIA - Extremadura no registra ningún muerto por covid tras más de cuatro meses . Más de un mes sin nuevos positivos de coronavirus en las residencias , fotos,.
Extremadura no registra ningún muerto por covid tras más de cuatro meses,.
La última jornada en la que no hubo fallecidos por coronavirus fue el pasado 18 de octubre,.
Una jornada sin muertes por coronavirus después de 138 días. O lo que es lo mismo, tras cuatro meses y 18 días Extremadura
no tuvo que lamentar ningún fallecimiento en las últimas 24 horas. Así
lo recoge el parte diario que hizo público el Servicio Extremeño de
Salud (SES) este sábado. Es algo que no sucedía desde el pasado 18 de
octubre, etc,.
Más de un mes sin nuevos positivos de coronavirus en las residencias,.
Ya están libres de covid todos los centros residenciales a excepción del de Los Santos de Maimona, que tiene dos personas infectadas,.
El pasado 2 de febrero se registró el último positivo de covid
en un centro residencial de la región. Más de un mes sin detectar un
solo contagio. Una excelente noticia para unos espacios que han sido muy
duramente golpeados por la pandemia, especialmente en la primera ola, etc,.
TITULO: CAFE, COPA Y Invierno cuatro estaciones,.
Invierno cuatro estaciones,.
foto / Hoy se cumple un año desde el inicio del primer confinamiento. La medida, en la que todos los ingenuos depositamos nuestras esperanzas de poder seguir con nuestra vida después de quince días en casa, se ha ido transformando y ampliando hasta abarcar, contra la voluntad del mundo, doce meses gobernados por la dictadura de la frustración, el orfidal y la levadura química. Esto, por tanto, no es una columna, sino una estampa del último lunes del invierno más largo de nuestra vida; un invierno que merece el epíteto de 'cuatro estaciones' no solo por su duración, sino también por sus ingredientes: al igual que en esa receta en la que parece que el pizzero ha vaciado sobre la masa todo lo que le quedaba en la nevera —pepperoni, aceitunas, ¿alcachofas, en serio?—, este 'annus horribilis' también ha carecido de cualquier atisbo de coherencia argumental.
Es paradójico, incluso macabro, que este primer aniversario de las restricciones en vigor caiga en lunes, porque desde el 15 de marzo de 2020 todos los días se han asemejado al comienzo de una semana especialmente cargada de mierda. Más que para valorar lo que de bueno tenían nuestras vidas –gracias por el paternalismo, pero antes ya sospechaba que prefería la resaca a la ansiedad–, la pandemia nos ha servido para ponerle palabras a lo que no queremos: quizás el teletrabajo no era tan buena idea; puede que, después de todo, esos treinta metros cuadrados ya nos atenazaban antes; a lo mejor es que la vida no está en una pantalla; y probablemente el higienismo extremo siga siendo, dos siglos después, una forma depurada de clasismo. Decir bien alto lo que no vamos a volver a tolerar es un modo de atrincherarse en el bando de la primavera.
TITULO: Documental - Un país hecho jirones en el corazón de África,.
Un país hecho jirones en el corazón de África,.
Estado fallido | La República Centroafricana está perdida en un laberinto de intereses económicos, violencia y corrupción. Desde el Año Nuevo vive una nueva guerra dentro de su territorio,.
Bangui ha recuperado su cordón umbilical. La capital de la República Centroafricana ha restablecido su conexión con el mundo tras permanecer varias semanas aislada y acosada. La democracia ha cobrado un precio muy elevado a los habitantes de esta ciudad extensa, ribereña de río Ubangui. El 27 de diciembre, sus ciudadanos acudieron a las urnas para elegir un nuevo presidente, y tan sólo cuatro días después, en su mensaje de Año Nuevo, Faustin Archange Touadéra mezcló los buenos deseos para 2021 con el anuncio de que el país se hallaba en guerra.
No se trataba de una metáfora. El 13 de enero las granadas comenzaron a caer en el extrarradio de la ciudad. Las fuerzas antigubernamentales habían alcanzado el perímetro urbano y los residentes huyeron precipitadamente al centro o se subieron a una canoa para cruzar las aguas y buscar refugio en el limítrofe Congo. «La población es extremadamente resiliente», asegura el barcelonés Ferrán Puig, director de la ONG Intermón Oxfam, desde la castigada población.
La pesadilla no comenzó después de Navidad, sino que se remonta a 2013, cuando el Estado colapsó tras una década de combates contra insurgentes procedentes de las provincias orientales. Entonces, Séléka, una coalición de fuerzas rebeldes, ocupó la capital y obligó a huir al presidente François Bozizé. Allí culminó la desintegración de un país. «Las instituciones se deshicieron y la sociedad civil fue víctima del fenómeno. A partir de ahí su papel ha quedado muy disminuido y no han podido influir en su futuro». A los invasores, miembros de la minoría de confesión islámica, menos de un 20% del total, se les acusó de todo tipo de desmanes contra los civiles, mayoritariamente cristianos, en una atmósfera de absoluta impunidad.
El poder de sus armas parecía retar al de los números y fracasaron. Las masacres fueron respondidas con la creación de las milicias anti-balaka, de base cristiana y animista, que combatieron a los ocupantes con tanta o más crueldad y provocaron su repliegue. La venganza se guió por criterios de fe. El vecindario musulmán de Bangui sufrió el ánimo de revancha, con pillajes, muertes y una puesta en escena brutal que incitaba a la limpieza religiosa. Los asesinatos indiscriminados culminaban con desmembramientos y actos de canibalismo. Decenas de miles de personas huyeron hacia el norte, a Chad. «Antes, los que permanecieron no podían salir de su barrio, pero hoy se les puede ver por toda la ciudad», explica el cooperante.
La ONU y el Elíseo
Francia y la Unión Europea impulsaron un proceso de diálogo en un país hecho jirones. Los anti-balaka aún controlaban el oeste y el sur, mientras que las fuerzas que habían creado Séléka dominaban el norte y este. La ONU creó una misión militar específica, la Minusca, que contribuyó a crear cierta atmosfera de estabilidad y el Elíseo envió efectivos encuadrados en la denominada Operación Sangaris.
El acuerdo de paz llegó en 2014 y un año más tarde, Touadéra venció en unos comicios que debían iniciar el camino de la reconciliación y el regreso de más de un millón de desplazados, casi el 20% de la población total, el mayor porcentaje en todo el planeta. Había cláusulas que garantizaban la falta de castigo para los culpables. «Una de las condiciones firmadas era la inclusión como consejeros militares a elementos de los 24 grupos que firmaron el compromiso».
Pero la reunificación no llegó y la convocatoria del pasado diciembre, interpretada como la culminación del proceso de transición, fue el detonante de una nueva crisis. El depuesto Bozizé, origen del caos, quiso participar en el pulso electoral, pero el Tribunal de Justicia se opuso. El dirigente respondió con la creación de la Coalición de Patriotas por el Cambio (CPC), una nueva alianza que, curiosamente, reunió contra la autoridad a los antiguos enemigos, los ex Séléka y anti-balaka, musulmanes y cristianos, aquellos que se habían repartido el territorio y que, tras los acuerdos de paz, habían accedido al gobierno al que, ahora, combatían. Bozizé los azuzaba contra Touadéra, que había sido su primer ministro, el hombre de máxima confianza.
¿Cómo era posible que los rivales a muerte combatieran ahora juntos? «Esto demuestra que el problema no era un conflicto religioso, sino una lucha de intereses, una pugna por los recursos naturales», advierte el cooperante. La República Centroafricana es uno de los principales productores de oro, diamantes y uranio. El actual clima bélico parece alentado por el despechado dirigente, frustrado en su intento de recuperar el poder. «Se levantó porque decía que los resultados habían sido manipulados. Ahora bien, la alianza contra natura tan sólo demuestra que no existe ninguna visión política».
Los datos
- 2,8
- millones de centroafricanos, más del 50% de la población, necesita ayuda humanitaria y protección, según los datos que manejan las organizaciones de ayuda que trabajan en la zona.
- 240.000
- personas se han visto desplazadas en el interior del país por la ofensiva rebelde que se desató a finales del pasado mes de diciembre tras las elecciones que ganó Faustin Archange Touadéra.
- 44
- son los grupos armados que hay en estos momentos actuando de forma impune en el interior del país, incluidas milicias sudanesas que han ocupado el extremo nororiental de la república.
La ofensiva no consiguió ocupar la ciudad, pero la condenaron al hambre tras hacerse con la carretera que la une con Camerún, de donde llegan los suministros de alimentos y medicinas. El precio de la harina llegó a superar los 80 euros en Bangui, y la situación era mucho peor en las provincias. Decenas de miles de nativos huían de sus casas y se refugiaban en las iglesias o al abrigo de las bases de la Minusca. El aislamiento se agudizó en un país carente de infraestructuras viarias y las organizaciones humanitarias han recurrido a helicópteros para socorrer a las víctimas, proporcionar víveres y crear refugios y letrinas de emergencia.
El imperio de Bokassa
La capital de un imperio efímero, aquel que proclamó Jean Bedel Bokassa hace 45 años, espera tiempos mejores ahora que ha recuperado su vínculo con el mundo. Pero las incógnitas superan ampliamente a las realidades de esta república fantasmagórica situada en el corazón del continente. Los rebeldes del CPC fueron repelidos por el Ejército, la Minusca, tropas ruandesas y los mercenarios rusos de la compañía Wagner. ¿Qué rol juegan estas fuerzas extranjeras? «Es la pregunta del millón», apunta Puig. Cuando Francia sacó a la Sangaris, Rusia aprovechó para enviar instructores con el visto bueno del Consejo de Seguridad. «Detrás siempre está el interés por explotar las minas».
Más allá de Bangui hay carreteras de tierra, el 72% de su infraestructura hospitalaria destruida y muchos problemas. «Nosotros tenemos que tratar con las guerrillas para implementar proyectos», confiesa. «Ellos administran vastas zonas, cobran los impuestos e imparten su justicia». Las milicias se aprovechan de ancestrales conflictos, como el que enfrenta a los nómadas ganaderos y los sedentarios agricultores. El cambio climático impele a recorridos más largos, a avanzar más hacia el sur en busca de agua y pastos suficientes. Las vacas invaden cultivos y son apresadas por las autodefensas locales. La disputa suele resolverse a tiros. «No hay una administración que dirima estas diferencias y los grupos armados se benefician».
El gobierno recaba ayuda internacional para sobrevivir, mientras que la organización regional Cedeao, más pragmática, ha iniciado conversaciones con el hijo del omnipresente Bozizé para, tal vez, urdir otro acuerdo de paz más. República Centroafricana lleva camino de convertirse en uno de esos estados fallidos, objeto de periódicas conferencias y operaciones de rescate, escenario de súbitos estallidos de violencia que ya no atraen a los medios de comunicación, otra pieza más que cae en el sumidero geopolítico. «Espero que no sea un proceso irreversible, pero va a costar», admite el cooperante.
Nadie tiene las manos limpias en Bangui
El banquillo ha unido los destinos de Alfred Yekatom, alias 'Rambo', y Patrice Edouard Ngaissona, dos destacados líderes 'anti-balaka'. El primero llegó a ser Jefe de las Fuerzas Armadas y el segundo ostentó el cargo de Coordinador Nacional de esta milicia que combatió a los musulmanes de Séléka. Ambos han acabado en una celda del Tribunal Penal Internacional acusados de la comisión de crímenes de guerra y lesa humanidad.
Su juicio comenzó hace un mes y el sumario expone todo tipo de atentados contra los derechos humanos, como el asesinato, la mutilación, la deportación o el alistamiento de menores de 15 años.
El escenario político de Bangui sobrepasa a cualquier enrevesada trama de novela policíaca. La ONG The Sentry, impulsada por el actor George Clooney, ha difundido un informe en el que califica la ex colonia francesa como un 'Estado presa' en el que no hay buenos ni malos, sino tan sólo sujetos corruptos camuflados bajo siglas rimbombantes o el paraguas de la Administración. El análisis asegura que toda la clase dirigente está imbuida por un similar espíritu depredador.
La entidad afirma que Touadéra y los rebeldes están implicados en el saqueo de las riquezas mineras, el lavado de dinero negro, la venta de pasaportes diplomáticos y el tráfico de drogas y armas.
TITULO: El escarabajo verde - Una ballena en La Mancha,.
Una ballena en La Mancha,.
En los Yébenes (Toledo) conviven cinco taxidermias, razón de que sea el único pueblo de España con un Museo Nacional de Ciencias Naturales. Un cetáceo de 23 metros de largo es la estrella de centro,.
fotos / Un vídeo sexual de Olvido Hormigos colocó en el mapa a Los Yébenes. Pero, con perdón de la exconcejala, de monterías y cornamentas saben un rato en su pueblo. En este rincón de Toledo dominan como pocos el arte de poner cuernos. Sin ironías. Porque Los Yébenes es territorio de caza mayor desde tiempos remotos y en sus montes corren los ciervos y abundan gamos, corzos y muflones. De ese tesoro cinegético viven 50 empresas y la mitad de sus seis mil vecinos.
Tanta testa brincando por sus bosques permite entender que funcionen a pleno rendimiento cinco empresas de taxidermia, algo insólito en España, y la razón de que Los Yébenes sea el único lugar fuera de Madrid con un Museo Nacional de Ciencias Naturales. Los visitantes que se dejan caer por allí alucinan cuando se tropiezan con una ballena de 23 metros varada en sus salas. El ejemplar, o mejor dicho su impresionante esqueleto, es la estrella del museo, y su presencia arrastra una curiosa historia en la que, precisamente, aparece implicada la saga más antigua de los taxidermistas de Los Yébenes, la familia Garoz.
Hace diez años los Garoz, que llevan desde 1947 naturalizando la vida salvaje, ganaron un concurso para restaurar tres mil animales disecados del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en la capital. El centro, que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quedó muy satisfecho con el trabajo y desde entonces se estableció una buena conexión entre las dos partes.
Un día a los Garoz les llegó la noticia de que en una nave donde el museo almacena piezas que ya no le caben, llevaban largo tiempo arrumbados los restos mezclados de ocho rorcuales que habían aparecido en las costas catalanas en el siglo XIX.
Sin ser científicos, los Garoz supieron separar unos huesos de otros hasta completar el esqueleto entero de uno de aquellos colosos del mar. Entonces propusieron a los conservadores del CSIC rescatar del olvido semejante patrimonio y mostrarlo al público.
Y qué mejor lugar para exhibirlo que un pueblo como Los Yébenes, donde los taxidermistas sabrían cómo modelar y montar aquella gigantesca estructura, y donde a los alumnos de la comarca no se les presentan demasiadas oportunidades de desplazarse a Madrid, pese a que apenas dista hora y media en coche.
Así que se firmó un convenio entre el CSIC y el Ayuntamiento, y hoy 'Paloma', como han bautizado al cetáceo los yebenenses, deja con la boca abierta a un viajero que lo último que espera encontrarse entre este mar de olivos que baña Los Yébenes es una 'Moby-Dick' de aires quijotescos.
Fruto del acuerdo, el CSIC presta al museo local piezas que le sobran y que de otro modo sólo servirían para adornar sus sótanos. Entre osos, alces, pingüinos, reptiles, anfibios y un sinfín de invertebrados se alza majestuosa 'Paloma', a la que hubo que retorcer la cola pues sus 23 metros superaban con creces las dimensiones del pabellón de exposiciones.
La milla de oro de la caza
Los talleres de taxidermia de Los Yébenes deben su razón de ser a la caza del ciervo, tan presente en cada rincón del pueblo en forma de esculturas en calles y plazas o de estofado en los bares. Jabalíes, conejos, liebres, perdices, linces, águilas reales... completan la fauna de las 68.000 hectáreas del término municipal, uno de los más extensos de Castilla-La Mancha y entre los 30 primeros del país, lo que llama la atención teniendo en cuenta el discreto tamaño de su núcleo urbano.
En ese agreste territorio que se adentra en los Montes de Toledo se reparten 48 grandes fincas de caza mayor. Entre sus propietarios figuran empresarios, banqueros, hombres de negocio y aristócratas de renombre y con cuentas corrientes tan interminables como sus quintas. Al aire limpio de esta 'Marbella invernal' se asoman escopetas de la 'jet' nacional y rifles que no necesitan presentación. Hace unos meses pateó esta 'milla de oro' cinegética el hijo mayor de Trump. El rey Juan Carlos es otro de los asiduos. Suele acudir invitado a la finca de Juan Abelló, con tan buen gatillo para los negocios (decimotercera fortuna de España con 2.250 millones de euros) como para los venados (abatió en 2004 un ciervo de 228 puntos, récord de España).
Así que los vecinos de Los Yébenes andan más que acostumbrados a ver desfilar en procesión los todoterreno que bajan del monte cargados de piezas cobradas en las balaceras de fin de semana. Antes de proseguir en dirección a Madrid, hacen un alto en alguna de las taxidermias del pueblo, donde se queda el cráneo con su cornamenta y la piel para su transformación en el trofeo que luego colgarán en la pared de sus salones.
«No te puedes ni imaginar la cantidad de extranjeros que vienen a España a cazar, gente muy importante», comenta Ramón Garoz, hijo y nieto de taxidermistas, que a sus 41 años gestiona el negocio familiar junto a su hermano mayor, Juanjo.
La fama de los Garoz ha traspasado fronteras y reciben encargos de todos los continentes. El 80% de sus trabajos son para clientes extranjeros.
Esta misma mañana les ha llegado un cajón de madera con un argali de Altai (un carnero salvaje de Asia) dentro. O mejor dicho lo que queda del bicho: el cráneo limpio, desinfectado y envuelto en plástico; las cuernas, y la piel «seca y salada» doblada como un mantel. Y con todos los permisos sanitarios y los certificados de la aduana de Barajas. Este macho en concreto fue abatido por un empresario italiano «muy conocido» en las montañas de Mongolia, a tres mil metros de altitud.
El misterioso cliente italiano
– ¿Quién es ese cliente italiano?
– Ja, ja, ja, no te lo puedo decir. Es el dueño de una importante marca de coches...
– ¿Ferrari?– No, no. Más importante, pero no me tires de la lengua, no insistas; que aquí la discreción es la norma.
Además de los hermanos Garoz, (el padre, Juan, de 70 años, se ha retirado de la primera línea), tres empleados ayudan en las tareas de encurtido, limpieza y secado de las pieles, y a dejar bien pulidas las calaveras. Trabajan en cadena y el último paso lo da Juanjo, de 44 años, el más artista de la familia, el que modela las figuras de los animales (desde la testa de una cabra ibérica a las hechuras de un guepardo de Namibia) y devuelve la vida a lo que antes parecían despojos, como si sus manos de taxidermista mediaran entre la bala y la inmortalidad. Juanjo y Ramón rematan la faena enfundando la piel al molde que han creado, colocando los ojos de cristal y esmerándose en los detalles finales (acertar con el pelaje del hocico o la posición de las orejas) que darán la expresión definitiva al trofeo.
Los Yébenes alberga también un museo de caza con 800 piezas, entre ellas la mejor colección de aves europeas
Previamente las pieles han sido sumergidas una semana en piletas donde se curten en una solución de ácido fórmico, agua y sal. «Antiguamente, hará siglo y medio o más, se conservaban en arsénico y no veas la cantidad de taxidermistas que morían».
Bajo la pócima de las bañeras se oculta todo un zoo inerte. Adrián, uno de los trabajadores, mete sus brazos tamaño XXL bajo el agua y extrae los 90 kilos de piel de un cocodrilo, incluida cabeza y mandíbulas. Salta a otra pileta, introduce un palo y va extrayendo pieles al azar, la de una gacela del Atlas, la de una jirafa de África del Sur, la de una hiena de Zambia... Convertir esos jirones sin forma definida en las piezas perfectamente montadas que el cliente se lleva a casa tiene un precio. Un animal entero (han montado hipopótamos, leones, rinocerontes...) cuesta de mil a 2.500 euros, según el tamaño, la postura y los complementos. Solo el cráneo de un ciervo con su cornamenta sale por cien euros, y si es la cabeza y la pechera con la piel, unos cuatrocientos. En un año pueden despachar de trescientos a un millar de encargos (obviamente no es igual naturalizar un jabalí que un búfalo). Muchos les llegan de cazadores que han soltado un dineral (tienen en el taller un markhor de Astor cazado en Pakistán por un cliente que pagó «de 80.000 a 120.000 euros por la jornada de caza, incluyendo los permisos estatales»), pero también de zoos y centros de recuperación, donde los animales han muerto de viejos o de enfermedad. Antes de partir a su destino final, se desmonta cada pieza, se envuelve bien y se identifica.
Suena un móvil. Es el de Ramón. Mira de reojo la pantalla y se disculpa. «Perdona, es un cliente importante». Podría ser un financiero de altos vuelos, un noble inglés o el ministro de algún país africano. Por ejemplo, el de Petróleo de Nigeria, que estuvo de caza en Gredos y abatió una cabra hispánica que mandó a Los Yébenes para disecarla. Las taxidermias de los Garoz pueden acabar decorando un humilde club rural de cazadores o la mansión de un millonario, pero también reciben encargos de museos públicos y privados. Hace poco han suministrado animales para un pabellón de Ciencias Naturales de Catar y han concursado para la dotación de un museo en Hungría.
Para no caer en la rutina, por muy artesanal que esta sea, Juanjo y Ramón no dejan de actualizarse explorando nuevas técnicas, buscando pegamentos más naturales o unos ojos artificiales más expresivos («los alemanes en esto son los mejores»). Hace unas semanas que han regresado de Reno (EE UU), donde han compartido experiencias con Mike Boyce, uno de los mejores taxidermistas del mundo. «Nosotros estudiamos Bellas Artes, pero este oficio tan especial y raro tiene mucho de autodidacta y de aprender de los que saben, como mi padre y mi abuelo. Tienes que saber de anatomía y tener una base de escultor, pero también de herrero, carpintero, curtidor, pintor...», explica Ramón. Su hermano, que luce en su muñeca el tatuaje de un ciervo prehistórico, asiente mientras cubre con piel el molde de un venado. A ambos les gusta definirse como «escultores científicos».
De Alaska a Camerún
Dicen que el sentimiento del cazador (puede que hasta el de 'mea culpa') se reconforta cuando su presa perpetúa su descanso hasta la eternidad al 'revivir' con la taxidermia. De ser así los Garoz han aliviado muchos corazones, incluidos los suyos propios pues muchos de los ejemplares que han naturalizado han caído muertos bajo la mira de sus fusiles. Han recorrido el planeta cazando osos polares en Alaska o elefantes en Camerún. «Siempre con los permisos correspondientes», puntualizan para dejar claro que ellos no están metidos en el mismo saco que los traficantes ilegales de animales.
En sus antiguos talleres han montado un museo de caza, que, en palabras de Jorge Lobo, científico del CSIC y exvicedirector de colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales, «es de lo mejor de España en su género». La instalación impresiona. Cuenta con 800 piezas, de las que 450 son pájaros, la mejor colección de aves de Europa, desde el quebrantahuesos a un reyezuelo sencillo, de seis gramos. A la entrada se puede leer: «La taxidermia es emoción y recuerdo, nunca es justificación de la muerte».
TITULO: Días de cine clásico - Cine - La conquista del Oeste ,. , Miercoles -17- Marzo ,.
Este Miercoles -17- Marzo a las 22:00 en La 2 de TVE, foto,.
- Reparto
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Carroll Baker, James Stewart, Debbie Reynolds, Gregory Peck, George Peppard, John Wayne, Henry Fonda, Richard Widmark, Eli Wallach, Lee J. Cobb, Karl Malden, Harry Morgan, Robert Preston, Walter Brennan, Agnes Moorehead, Russ Tamblyn, Raymond Massey, Spencer Tracy, Harry Dean Stanton, Lee Van Cleef,.
- La expansión hacia el Oeste protagonizada por los colonos, la anexión de Texas (1845) y la incorporación de Arizona, Nuevo México y California, tras una guerra con México que se salda con la victoria de los Estados Unidos (Tratado De Guadalupe-Hidalgo:1848) suponen un avance espectacular de la frontera norteamericana hacia el Pacífico. La película consta de cuatro episodios sobre la colonización del Oeste que tienen lugar entre 1830 y 1890. Los dos primeros y el último, fueron dirigidos por Hathaway, y el tercero, por Marshall, pero incluye también un interludio, dirigido por John Ford, ambientado en la guerra de Secesión (1861-1865), con un diálogo entre los generales nordistas Sherman (Wayne) y Grant (Morgan). Primera película rodada en Cinerama. El narrador es Spencer Tracy.
TITULO:
Un
país para escucharlo - Ariel Rot se despide de 'Un país para escucharlo' en un encuentro muy especial ,.
Este martes -16- Marzo , a las 23.00 por La 2, fotos.
Hay viajes que deberían ser infinitos. El de Un país para escucharlo es uno de ellos. Una ruta emocional creada por y para la música, llena de viejos amigos, rock & roll, folclore patrio y nuevos caminos. Una experiencia inolvidable y evocadora por la que dejarse llevar junto a nuestro porteño más querido, Ariel Rot.
Desde las marismas de la Isla Mínima al desierto de Tabernas de Almería, de Norte a Sur, a lo largo de sus tres temporadas, Un país para escucharlo ha trazado un camino irrepetible por lugares asombrosos de nuestra geografía. En ellos, Ariel Rot se ha encontrado con trovadores del verso y la palabra, artistas irreverentes, iconos de la contracultura, transgresores y bohemios con los que ha reivindicado la banda sonora de nuestro país, desde la raíz de nuestros pueblos hasta los sonidos más actuales de las grandes capitales.
Ariel Rot es ya nuestro "Labordeta musical", una figura que gracias a Un país para escucharlo formará parte, para siempre, de la memoria emocional de varias generaciones. Coincidiendo con el fin de temporada, este martes 16 de marzo, charlamos con Ariel Rot en un encuentro digital que podrá verse en el canal de Youtube de La 2 a partir de las 22.30h. Justo antes del comienzo del último programa que tendrá lugar en las provincias de Almería y Melilla.
Un charla en la que hablaremos de los mejores momentos que el presentador ha vivido durante estas tres temporadas de Un país para escucharlo y recuperaremos algunas de las mejores colaboraciones que el excomponente de Tequila ha realizado en el programa con bandas, artistas y músicos de todo el país. Actuaciones que adelantamos aquí y entre las que destacan artistas como Kiko Veneno, Pablo Alborán, Vetusta Morla, Loquillo, Martirio, Perales y Rozalén.
El patio andaluz en el que comenzó todo
La pandemia también transformó parte de la esencia de Un país para escucharlo. La esponetaneidad, los abrazos del comienzo, la cercanía... todo tuvo que contenerse en la tercera temporadada, acorde a las medidas de seguridad sanitaria. Pero hubo un tiempo en el que aquellas barreras no existían. Reflejo de ello es este encuentro que tuvo lugar en el arranque de la primera temporada entre Kiko Veneno, Canijo de Jérez, Juanito Makandé y Ariel Rot en un patio andaluz interpretando canciones de Los Rodriguez y una de las versiones más alegres del Volando voy de Kiko Veneno.
Alborán, LaMari y Vanesa Martín con Ariel Rot desde las Cuevas de Nerja
Las blancas calles de Málaga y Ceuta llevaron a Ariel Rot en 2020 a recorrer junto a Vanesa Martín los sonidos de una tierra llena de artistas y cantantes de éxito. Desde los tablaos con más solera de España y hasta el interior de las cuevas del alma malagueño, Ariel Rot interpretó junto a Pablo Alborán, LaMari de Chambao y Vanesa Martín, la canción Duende del Sur. Una de las actuaciones más mágicas de Un país para escucharlo que tuvo lugar durante la segunda temporada del programa.
Vetusta Morla, Rosenvinge y Ariel Rot en 'Cuarteles de Invierno'
La primera vez que Ariel Rot pisó las calles de Madrid, las calles de la capital ardían bajo el sol de agosto. Era el año 1976 y el, entonces, componente de Tequila tenía urgencia por descubrir cada rincon de aquella ciudad. Durante todos estos años, Ariel ha visto la visto la transformación de Madrid y de sus escenas musicales, convirtiéndose en uno de sus protagonistas. En 2019, junto a Cristina Rosenvinge volvió a recorrer su mapa sonoro y nos regaló una de las colaboraciones más especiales del programa interpretando junto a Rosenvinge y Vetusta Morla aquel Cuarteles de invierno.
Con Siniestro Total y Novedades Carminha
También en la primera temporada, Ariel Rot visitó la tierra de la retranca y las muñeiras. En el fin de la tierra, desde A Coruña y Santiago de Compostela, el excomponente de Tequila participó junto a Siniestro Total y Carlangas de Novedades Carminha en este A Santiago voy de la banda gallega.
Loquillo, Erentxun y Rot en Donostia
En tierras norteñas, Ariel Rot se dio cita con dos grandes del rock patrio. Loquillo y Mikel Erentxun se unieron en la segunda temporada a la guitarra del excomponente de Tequila para interpretar esta versión canalla de Mala reputación frente al paseo marítimo de Donostia.
Alma maña con Amaral y Ariel Rot
El cierre de la primera temporada tuvo como anfitriones a los dos componentes de una de las bandas más queridas de nuestro país, Amaral. Eva y Juan, Ariel Rot interpreta Unas veces se gana y otras se pierde en mitad de las ruinas zaragozanas, en el corazón de los recuerdos de viejas batallas.
Una mina musical a cielo abierto
Folclorica, punk y libertaria. Ariel Rot no podía tener una anfitriona mejor para Huelva que Martirio. Con ella arrancaba la tercera temporada de Un país para escucharlo. Una mujer de coplas de madrugada, flor de piel y mucho corazón con la que el excomponente de Tequila pudo interpretar 'Mi Huelva'. Junto a ellos, el guitarrista de renombre e hijo de Martirio, Raúl Rodriguez. Una actuación que hizo latir las entrañas dormidas de las Minas de Riotinto.
La banda a la que Ariel (y tod@s) queremos pertenecer
También en la última temporada tuvo lugar uno de los encuentros musicales más destacados de estas tres temporadas. Frente a las costas de Cadaqués. En su bahía, un lugar privilegiado donde lo real y lo sublime casi se tocan, Ariel Rot se dio cita con Sidonie. Tres viejos amigos, enamorados del arte de contar historias, que crearon “esa banda a la que todos queremos pertenecer”, como confiesaba Rot. “Solo somos tres amigos con unas ganas locas de jugar y probar cosas”, apuntaba Marc Ros. Y así, como si fuera un juego maravilloso, los tres amigos ampliaron la banda con un guitarrista de ensueño, Ariel Rot, junto al que reinterpretaron Portlligat.
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