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La Hora Musa - Esmeralda Rancapino: "Entras en Tik Tok y hay niñas con el flamenco. Está de moda ,. .Martes -4- Mayo,
'La Hora Musa', presentado por Maika Makovski ,a las 22:55 horas, en La 2 martes -4- Mayo ,, , foto,.
Esmeralda Rancapino: "Entras en Tik Tok y hay niñas con el flamenco. Está de moda",.
Esmeralda Rancapino. Puerto de Santamaría, Cádiz, 2006. La joven acaba de presentar 'Llegará el amor', su single de debut. Su abuelo, el mítico cantaor Rancapino, dice de ella que dentro tiene "una vieja" y todos los "quejíos" del flamenco.
- Creo que es la artista más joven que hemos entrevistado en la 'contra'.
- A mí me gusta el cante desde siempre. De pequeña, mi juego era cantar y vestirme de gitana. Al crecer, he visto que es mi estilo de vida y a lo que me quiero dedicar.
- ¿Qué mensaje quiere transmitir con su primer single?
- La canción está dedicada a todo tipo de amores: de un padre, una madre, un hijo, un amigo... Yo canto flamenco y soy de mi silla de anea, pero en este caso, me ha gustado hacerlo más modernizado para que todo tipo de edades lo puedan escuchar, lo entiendan y lo disfruten. Lo lanzo con toda humildad y cariño.
- ¿Cuándo se subió por primera vez a un escenario?
- La primera vez que salí en televisión fue con 4 años en el programa Menuda Noche con mi abuelo. Canté con unos tanguillos. Lo veía como un juego y ni nervios ni nada; estaba allí como en mi casa.
- En su casa, el flamenco seguro que sonaba a todas horas.
- Sí, escuchaba a mi abuelo o cantaba por Marisol porque me encantaban sus películas. Aparte del flamenco, me gusta todo tipo de música. Antes, era muy fan de Disney y, de chica, cantaba sus temas por bulerías. Con 3 o 4 años, cantaba La Bella y la bestia, pero por bulerías y hacía mis inventos. Me vestía de gitana o de princesa Disney, y a cantar. Tengo montones de vídeos así.
- Es nieta del cantaor Rancapino e hija del percusionista Ramón Torres Núñez y de la cantaora Ana Núñez Fernández.
- Me enorgullece y me da alegría pertenecer a esta familia, pero también me da miedo y un respeto muy grande.
- Claro, le pueden exigir más que a otra cantaora que esté empezando.
- Sí, cuando dicen 'viene de Rancapino', me causa mucho respeto. Cuando estoy en mi casa ensayando y viene mi abuelo, a veces me pongo nerviosa, porque me pide 'cántame esto', y luego me indica 'hay que hacer un giro aquí'... Se me cae la baba con él.
- ¿Qué consejos le da su abuelo?
- Que esté con los pies en el suelo y que, con humildad, se va a todos los lados.
- Cuando su abuelo la presentó hace un par de años, dijo que tiene dentro todos los «quejíos» del cante gitano.
- Sí, a muchas personas les causa emoción escuchar a una niña de 14 años cantando flamenco ortodoxo y cantes tan hondos. Y me preguntan cómo hago la soleá, que es muy difícil, o los fandangos.
- ¿Y cómo lo hace?
- Cuando canto por soleá, me acuerdo de algo que me enfada mucho. Te lo crees tanto, que lo transmites, cantas y te rompes. Por alegrías, te acuerdas de algo alegre, y para los tangos, me templo y voy con calma. Cada cante requiere una actitud.
- ¿Cómo se puede aprender eso?
- Me sale y también hay que practicar las técnicas. Escucho una y mil veces un fandango de Camarón y luego lo canto por encima de él para que me salga. Constancia, paciencia, esforzarte y estudiar.
- ¿Hoy se entiende bien el flamenco?
- Ahora está más considerado que en otros tiempos. A una muchacha de la calle le preguntas qué le gusta y te puede decir Niña Pastori. Te metes en Tik Tok y hay muchas niñas cantando y bailando flamenco. Está de moda y es una alegría que sea así.
- ¿Qué es el duende?
- Es algo que no ves, pero se siente. Cuando estás cantando en el escenario, esa inspiración hace que te metas para dentro, te da pellizco, la sientes y la transmites a quienes de escuchan. Te dicen 'ole' porque ellos lo han sentido también. Te has inspirado y te ha venido el duende.
- ¿En qué piensa en el escenario?
- Mi mente está oscura y solo estoy yo. Solo existe mi voz y me 'remeto' para dentro para dar lo que llevo dentro.
- A una flamenca de silla de anea, como usted, ¿le gustan las nuevas fusiones?
- Veo bien que haya fusiones para todo tipo de edades, porque un niño de 14, 15 o 16 años, ¿va a escuchar a Caracol o Camarón? Es difícil, pero si empieza a escuchar fusiones, le puede entrar la curiosidad de saber de dónde viene este compás y eso le puede encaminar a lo antiguo. A mí, me gusta todo tipo de música. En móvil, llevo más canciones en inglés y pop que de flamenco.
Raphael: «No vivo de contar batallitas, mi batalla es ahora»,.
El artista celebra sus 60 años en los escenarios con un disco de duetos, que sale hoy a la venta, y un concierto en diciembre en el WiZink Center de Madrid,.
No es Raphael (Linares, Jaén, 1943) una persona que mire atrás. Con 80 millones de copias vendidas, 335 discos de oro y 50 de platino, muchos optarían por vivir cómodamente de las rentas. Pero Raphael está hecho de otra pasta: la que le llevará de nuevo a subirse al escenario del WiZink Center de Madrid el 19 de diciembre, y la que le lleva a sacar hoy viernes 'Raphael 6.0', un disco de duetos con Manu Carrasco, Pablo Alborán, Izal... en el que graba algunas de las canciones que siempre había querido grabar como 'Resistiré', 'Lucha de gigantes', 'Vida loca' o 'Se nos rompió el amor'. «Póntelo fuertecito, porque en esta clase de música hay que oírme respirar», aconseja a sus 77 años.
-Nos va a enterrar a todos...
-No es mi propósito (ríe). ¿En qué sentido lo dices?
-Con 77 años se sigue subiendo al escenario, incombustible, mientras el resto ya vamos peinando canas y comenzamos con los achaques.
-Eso no tiene nada que ver. Hay gente con más ilusión que otra, o gente a la que le gusta trabajar más que a otra, o que tiene más facultades. Yo no hago nada más allá de lo que me gusta hacer. Soy un apasionado de mi profesión, afortunadamente, porque si no no hay quien la aguante. Y tengo la suerte de tener este carácter y de que me gusta lo que hago.
-¿Por qué dice eso de «si no, no hay quien la aguante»?
-Hombre, es una profesión difícil, sobre todo cuando se lleva tantísimo tiempo. Hay que mantener la calidad y hay que mantener la voz. Para estar siempre a punto hay que hacer muchos sacrificios. Fíjate que lo importante no es los años que llevo en esta profesión, sino cómo he llegado hasta aquí y cómo estoy, porque se pueden tener los años que yo tengo y estar cascado y todo eso depende también mucho de la vida que hayas llevado y de lo que te hayas sacrificado. En fin, que a mí me encanta cumplir años en el escenario.
-¿De dónde cree que sale tanta energía?
-Yo creo que de la ilusión que tengo. Siempre he sido una persona con mucha ilusión por lo que hace y eso se me paga de esta manera. Mi recompensa es llegar a estas alturas del partido de mi vida con estas facultades.
-Sesenta años sobre el escenario, ¿suele echar mucho la vista atrás? ¿es nostálgico?
-No, no. Nada, cero, jamás. Nunca lo he sido y no sé si eso está bien o está mal. A mí si me preguntas por el pasado, te voy a contestar, pero no es de mi agrado hablar del pasado, porque el pasado pasado está. Y no tengo nada que lamentar. Yo no vivo de contar batallitas. Mi batalla está ahora mismo (ríe).
-De jubilación entonces ni hablamos.
-No. A ver, lógicamente un día me tendré que ir, pero ese día, entre tú y yo, está lejano.
-Regresa con un nuevo álbum de duetos, con canciones que siempre había querido grabar...
-Sí, pero no están todas. Hay más, lo que pasa es que para muestra un botón de lujo como este.
-¿Fue complicado seleccionar las canciones?
-No, no fue difícil porque las tengo en mente siempre. Son canciones que me gustan mucho, pero que no están hechas para mí ni para mi repertorio, pero me encanta. Estas cosas las puedo hacer cuando llega un aniversario importante y me dan la oportunidad de estar con mis compañeros, a los que quiero y admiro, y pasármelo bien también. Normalmente, los artistas no podemos ir a ver a los demás porque estamos trabajando y nuestros horarios coinciden.
-Vuelve a rodearse de gente joven, ¿se contagia la juventud?
-Diría que algo sí, pero es que yo siempre estoy rodeado de gente joven. Soy muy amigo de los amigos de mis hijos y quizá eso haga mucho también. Desde luego, no soy de sentarme a jugar a las cartas.
-¿Y diría que la juventud es un estado físico o mental?
-Las dos cosas. Es mental y físico. Si yo fuera una persona que ya no tiene fuerzas o que las tiene limitadas, no podría hacer conciertos diarios ni las giras interminables y largas, que para mí son muy agradables.
-Nunca ha tenido pelos en la lengua, ¿le ha jugado eso alguna mala pasada?
-No, pero tampoco soy una persona agresiva. Al revés, soy muy calmado, soy un andaluz tranquilo (ríe).
-No sobre el escenario.
-Sobre el escenario soy andaluz, pero no tranquilo (ríe).
-Atrae a público de todas las edades, ¿cuál es el secreto de su éxito?
-Eso es maravilloso y no lo sé. Van familias enteras… ¿Cómo es posible que le guste a un chico de 16, una chica de veinte igual que a uno de 40 o uno de 60? Tengo ciertas sospechas de que eso se cuece en las familias, que los mismos padres o abuelos le dicen a sus hijos y a sus nietos: «¿Has visto ya a Raphael? Vete a verlo y me cuentas».
-Es clásico y moderno a la vez, ¿cómo se conjuga eso?
-Tal y como lo has dicho.
-¿Pero no hay una contradicción?
-No, porque yo lo soy.
-¿Qué música le gusta escuchar?
-Yo escucho muchísima música, de todas clases. Lo mismo me encuentras escuchando sinfónico, que me encanta ciertas arias de la ópera… Me entusiasma el flamenco, el jazz, el pop, me gusta mucho el rock.
-¿No cierra las orejas a nada?
-No. Luego me gusta o no me gusta, porque ni todo el pop es bueno ni todo el flamenco me gusta.
-Acostumbrado a girar por todo el planeta, ¿cómo ha llevado el confinamiento?
-Ha sido difícil y es difícil, pero como soy una persona que ve, no el vaso medio lleno, sino a reventar de lleno... A mí me pilló de gira. Había ido a recoger un premio a Puerto Rico, salté a México, di cuatro conciertos, y salté a Colombia y ahí ya me llamaron de Madrid diciendo que tenía que volver. Cuando todo se normalice, debo una gira en América. Los dos primeros meses anduve un poco despistado y hablaba con mis hijos por videoconferencia todas las tardes y llevábamos las indicaciones de los expertos a rajatabla. Y ya después empecé a ingeniarmelas para poder llevar a cabo este gran proyecto mío.
-¿Pasó miedo?
-Sí, tampoco terror. Yo estaba viéndolas venir, a ver qué arreglo podía tener esto. Ahora mismo, estoy empezando a estar más tranquilo y con mucha esperanza porque ya se oye la palabra vacuna y estamos hablando un idioma que ya entiendo mejor y que nos deja a todos más tranquilos. Estamos esperando a que estas cosas se resuelvan lo antes posible para que cada uno pueda empezar a rehacer su vida.
-De momento, usted saca disco y el 19 de diciembre volverá a subirse a los escenarios, el WiZink Center de Madrid, nada menos.
-Yo es que soy un aventajado. No estará totalmente abierto a la gente pero si vendrá bastante público. Será un concierto muy seguro porque la gente me tiene que proteger y yo tengo que proteger a la gente.
-¿Sigue pasando nervios antes de salir al escenario?
-Sí, pero son nervios muy controlados. Yo antes era más nervioso, pero después de mi trasplante de hígado soy una persona mucho más tranquila y salgo a disfrutar con el público porque yo también me merezco pasarlo bien cantando. Hay los nervios que tiene que haber en el sentido de que es una responsabilidad.
-Supongo que con la edad se pierden complejos también...
-Sí, pero yo no he perdido nada. Nunca he tenido complejos, no sé lo que es eso. Yo no he perdido nada, ni sentido del humor… Para mí todo ha sido ganar porque la experiencia es maravillosa cuando se sabe dominar. Cuando la tienes, si quieres puedes hasta abusar un poco de ella, te sientes tan bien que te das el lujo de hacer alardes.
-Si pudiera, ¿qué consejo le daría al joven Raphael?
-Es que no tengo consejos que darle porque se porta muy bien, sigue cumpliendo con su obligación con el público y con su familia.
-¿Y a un artista que está empezando?
-(Duda). Es que no me gusta decir tonterías. Solo le diría que mirase al espejo del alma y que se diga: «Vale, yo quiero alcanzar esto» y que se pregunte si puede lograrlo. Si contesta que sí, adelante.
-¿Qué es lo más importante que ha aprendido a lo largo de su trayectoria?
-Seguramente, el haber tenido paciencia para muchas cosas. Yo siempre he sabido esperar mi momento. Luego viene lo difícil, que es mantener ese momento. Llegar a un determinado éxito no es tan difícil, lo difícil es mantenerlo.
-¿Cuál ha sido su mayor error?
-¿Mi mayor error? Ninguno, de verdad, porque si no estaría pagando las consecuencias.
-¿Qué pregunta está harto de que le hagan en todas las entrevistas?
-Esta última que me has hecho, porque nunca es verdad (ríe). Soy un libro abierto.
TITULO: Locos por las motos - Motos y motoristas,.
Motos y motoristas,.
foto / En la década de 1960 llegaron a Badajoz las motos, y pronto las Guzzi, Vespa, Lambretta, Montesa, Lube, Bultaco, Derbi, Ossa, Rieju, Iso, Setter y otras marcas llenaron las calles, requiriendo la presencia de guardias municipales en los cruces más críticos. El tipo industrial fue el motocarro con caja detrás, muy útil para el reparto por calles estrechas, cuyo modelo más conocido era el Isocarro de la cerveza y las gaseosas. Raras, por no decir ninguna, fueron por aquí las motocicletas con sidecar. Los entendidos, en lugar de llamarlas moto, las llamaban máquina.
La estrella de la época era la espectacular Sanglas, que los pocos que poseían una callejeaban ostentosamente para lucimiento propio y envidia ajena. El expansivo pintor Manuel Fernández Mejías, el sastre Felipe Torvisco, o el deportista Juan Rubio eran algunos. Señoritas de espíritu moderno se sumaron pronto a su uso, aunque al principio solo como paquete.
Las potentes DKW de la Policía Armada y de Tráfico, en servicio desde 1941, causaban admiración. Como las Ducati 200 con las que en 1966 se creó la primera Sección Motorizada de la Guardia Municipal. Los Carmona, Sanguino, Magro o Torres, agentes de gran presencia con sus imponentes cascos, botas altas y chaquetones de cuero, eran sus figuras más destacadas.
Como en el caso de la bicicleta, la proliferación de motos propició la aparición de numerosos establecimientos y talleres dedicados a su venta y reparación. Como Plá, Empresa Fernández, Motos Luis y Badajoz, Salazar, Talleres C. Martín, Parra, Antonio y otros.
Sus usuarios crearon una pujante asociación deportiva y social: El Moto Club, con sede en un chalet situado en la carretera de Portugal, donde hoy se halla Decathlon, cuyos actos rivalizaban en brillantez con los del Tiro de Pichón y complejo Dardy's, situados enfrente, Hípica Lebrera, y Casino. Sus excursiones motorizadas a Portugal eran legendarias.
En nuestros días los usuarios de moto se dividen en dos especies: el motorista propiamente dicho, educado y cívico, caballero sobre su vehículo; y el motero. El primero utiliza la moto como instrumento de trabajo, deporte o afición; y como tiene vida aparte de la moto, no necesita ir haciéndose notar por la calle a base de ruidos y cabriolas, incordiando a los demás. Frente a él, el motero basa su existencia en el tamaño, ringorrangos, vestimenta y estruendo de su moto. Porque sin eso no es nada. El repartidor escandaloso es capítulo aparte.
Conocidos motoristas de nuestro tiempo, a los que la moto deparó diferentes peripecias, fueron el vitalista gobernador civil Federico Gerona de la Figuera; el concejal Alberto Astorga, o el versátil político Germán López Iglesias, al que la moto permitía gran movilidad.
Inglaterra tiene como lema: «Dios y mi derecho». Entendiendo el derecho de otra manera, el motero actual tiene como incívica norma: «Mi ruido y yo». Y, molestando a todo el mundo, la ejerce a tope.
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