martes, 12 de abril de 2022

Cartas Olvidadas - Algo que parezca una victoria ,. / Cartas en el Cajon - Impresión de la guerra ,. / REVISTA TENIS - Carlos Alcaraz, uno de los elegidos,.

        TITULO: Cartas Olvidadas - Algo que parezca una victoria,.

Algo que parezca una victoria,.


foto / Vladímir Putin se encamina a una nueva fase, la tercera, de su infame guerra. Fracasó la primera, el asalto fulgurante con el que pretendía descabezar el Gobierno para colocar un presidente títere a sus órdenes. También resultó un desastre la segunda, la batalla de desgaste desde las posiciones fijadas en el norte de la capital y en el este del país. Allí ha dejado un reguero de soldados muertos, la chatarra de centenares de carros de combate y, lo que es peor, cualquier idea de honor, profesionalidad y eficacia, virtudes militares incompatibles con el comportamiento del ejército putinista, propio de una banda de asesinos y saqueadores.

Si primero jugó con la sorpresa, el engaño y la favorable desproporción de fuerzas, en la segunda ha contado con la capacidad para asediar y destruir ciudades, matar a sus habitantes o utilizarlos como moneda de cambio para la rendición del adversario. Los bombardeos y la crueldad con la población civil han sido sus armas, con el espantoso resultado que se conoce. Vencida por la audacia guerrillera de las fuerzas armadas ucranias, la soldadesca rusa ha dedicado sus últimas municiones antes de retirarse a la sucia y vergonzosa tarea de exterminar a quienes tropezaban en su camino, fuera una familia agazapada en un desván, un ciclista desorientado o un padre de familia en busca de alimentos.

La tercera fase debería aportar novedades. Volodímir Zelenski ha declarado que lucha para salvar vidas no territorios. El mando ruso redirige ahora todos sus esfuerzos hacia el Donbás, para intentar ocuparlo entero y conectarlo con Crimea. Kiev llama a los civiles a salir de la región ante la batalla que se prepara. No cejarán los reflejos inhumanos del Kremlin a la hora de atacar los corredores humanitarios o las estaciones ferroviarias colmadas de civiles inocentes, pero el objetivo es abiertamente territorial. Moscú quiere limpiar una amplia zona fronteriza con Rusia donde proclamar su victoria sobre las ruinas y el vacío procurados por los bombardeos en alfombra.



Estos son los planes, y ya se sabe que en la guerra ningún plan resiste la entrada en combate. El objetivo actual de Putin es dividir Ucrania en dos, sentarse a negociar y luego anexionar su parte y proclamar la victoria. Y conseguirlo antes del 9 de mayo, aniversario de la Gran Guerra Patria contra el nazismo. Para que los supervivientes rusos de la carnicería, aseados y engalanados, desfilen ante el zar que les ha mandado a la muerte.

Ha sido tanta su incompetencia, que no puede descartarse una tercera derrota. Le quedan fuerzas para evitarla, es decir, bombas y hombres, y sobre todo los ingresos del petróleo y del gas para financiar la guerra. Si luego hay una cuarta fase, será defensiva, tendrá su trinchera en Crimea y alcanzará quizás el punto más peligroso, con un Putin desesperado y dispuesto a utilizar el arsenal maldito de las armas de destrucción masiva.


TITULO: Cartas en el Cajon - Impresión de la guerra,.


 Impresión de la guerra,.


foto / Fue el pasado miércoles a media mañana, en un salón del pabellón Olympia de Londres. Mientras editores y agentes de todo el mundo negociaban derechos en las mesas de los expositores de la feria del libro, un hombre en tensión esperaba para empezar la sesión que protagonizaba. Vestía un chaleco negro y gris, llevaba un jersey de cuello alto negro también. Tal vez fue el acto más concurrido de los celebrados en el recinto durante los tres días de la feria. Todas las sillas ocupadas, gente sentada en el suelo, decenas de personas de pie al fondo de una sala con suelo de moqueta y paredes forradas de madera. Tras la presentación del ciclo Diálogos sobre la guerra, organizado por el PEN Ucrania, el escritor Andrei Kurkov se sentó en la butaca y esperó la pregunta de la periodista Georgina Godwin.

No iba a perder el tiempo. A toda velocidad expuso su visión de lo sucedido, como si su intervención fuese un campo de batalla y él estuviese haciendo la guerra con otros medios: la internacionalización de un relato para derrotar la invasión, su visión dura e irónica expuesta como un severo grito de concienciación.

La puerta de la sala de actos estaba en un pasillo del extremo del pabellón y en ese pasillo el modesto expositor de Ucrania. Su personal repartía unos sencillos folletos con un lema escrito en inglés: “La guerra de Rusia contra Ucrania no es ficción, es hora de actuar”. En el reverso un código QR para acceder a la web de un programa con financiación europea cuyo propósito era interesar a editores del mundo para que tradujesen libros ucranios. Libros como los expuestos en tres o cuatro muebles sencillos que no llegan a sumar un centenar de volúmenes. Algunos en lengua original, otros traducidos al inglés. Estudios sobre la gran hambruna, catálogos sobre el modernismo en Kiev o el arte de vanguardia del país. Monografías de la colección Ukranian Voices, como el estudio sobre la militarización de las redes sociales impulsada desde el Kremlin para legitimar la anexión de Crimea. Y también estaba expuesta la versión inglesa de la novela Las abejas grises, de Kurkov.


Hace tres semanas que nuestro gran reportero Cristián Segura lo entrevistó en el piso de acogida donde vive con su mujer y sus dos hijos en la región de Transcarpatia. Kurkov le habló de esa novela, escrita tras haber contemplado la guerra en Donbás. “Vi que la guerra se convertía en la norma”, puede leerse en el prólogo, “vi a la gente tratando de ignorarla, aprendiendo a vivir con ella como si fuera un vecino ruidoso y borracho”. La novela se rebelaba contra esa apatía, pero desde la invasión ya no puede escribir narrativa. Fue su respuesta cuando se lo preguntaron en Londres. “¿Ficción? Si vives en un país en paz, ¿por qué no?”. Ahora por la mañana se dedica a escribir artículos políticos, por la tarde recaba información de la gente que sabe en peligro, por la noche concede entrevistas digitales. “Ucrania es una marca y ahora vende, pero ya veremos qué sucede cuándo la audiencia se aburra”.

De repente, como buscando una excusa para comprender otra apatía, pregunta de la moderadora. “¿Pueden los ciudadanos rusos saber lo que está ocurriendo y conocer los hechos o son víctimas de la desinformación?”. No titubeó. “Claro que hay gente que vive en un bosque y solo puede ver la televisión, pero la mayoría, si quiere, puede acceder a la información”. Contundente: “no hay excusa”. Lo que hay es una mentalidad dominante que prefiere la estabilidad a la libertad. Es Putin y es la mayoría de una ciudadanía —incluidos centenares de escritores y académicos rusos que han firmado manifiestos de apoyo a la invasión— que tolera o aplaude los crímenes contra la humanidad a la vista de todo el mundo. Prefieren el confort a la verdad. ¿Únicamente ellos? “Quien sigue haciendo negocios con Rusia”, sentenció, “apoya el exterminio”. No tenemos excusas. Kurkov escuchó los aplausos y se fue con prisas.


TITULO : REVISTA TENIS - Carlos Alcaraz, uno de los elegidos,.


Carlos Alcaraz, uno de los elegidos,.


foto / Carlos Alcaraz,.



Los espectáculos de masas los generan millones de personas pero los provocan unos pocos. El deporte es uno de los activos más potentes a nivel social. Y los atletas están en el punto de mira. Apenas unos pocos pasan al siguiente nivel: cuando se pasa de deportista, de simple competidor, a generador de emociones colectivas, alguien capaz de condicionar el sentir del gran público. Carlos Alcaraz ha entrado en el imaginario deportivo español a toda velocidad, convirtiéndose en un atleta que genera expectativa más allá del tenis.

La gente que sigue el circuito conoce desde hace años la proyección de Carlos. Los que se asoman en momentos puntuales al tenis ya han incluido su nombre en esa lista de elegidos a los que mirar de vez en cuando. Probablemente estemos ante uno de los atletas más prometedores del deporte español, una cuna inagotable de figuras. Lo que no admite discusión es que ya estamos ante uno de los mejores tenistas del mundo. En un deporte global, con un nivel medio que se multiplica lustro a lustro, lo ha logrado con apenas 18 años.

Destaca en él su sencillez, una humildad natural y una cercanía que encandila a todos. Es capaz de trasladar a la pista estos valores con un talento y una garra impresionantes. En esta etapa inicial de su carrera, donde los cambios se aprecian a toda mecha, observamos a un deportista con una mente privilegiada. Con resultados que, a su edad, ni los mejores de la historia pudieron conseguir.

Alcaraz ha atravesado una puerta gracias a su talento. Quienes le esperaban a futuro ya le observan en clave actual. Esa expectativa es un reto a asumir desde lo mental desde el siguiente torneo. Con un equipo que tiene claro el camino a seguir, el pupilo de Juan Carlos Ferrero ha devorado en un puñado de semanas los objetivos marcados para todo un año. Ganar un ATP 500, levantar un Masters 1000 y debutar con triunfo en la Copa Davis son méritos que se le cayeron ya de los bolsillos.

Si hay algo que me sorprende de Carlos es su claridad. Afirma las cosas con convicción, no tiene miedo a nada deportivamente hablando y expone sin problema que quiere volar todavía más alto. Lo bonito del deporte es tener objetivos, confianza para perseguirlos y talento suficiente para culminarlos. Alcaraz está demostrando cumplir con creces todas estas etapas del camino.

La ilusión de verle en tierra

Si el inicio de temporada ha supuesto un seísmo en el circuito ATP Tour, se acerca una gira que todos esperamos con una tremenda ilusión. La temporada de arcilla es el tramo del año que más puede gustarle, con torneos europeos como Madrid y Barcelona antes de llegar a París. Muchos le colocan ya como el gran candidato en todas estas citas, un camino que desembocará en el soñado horizonte de Roland Garros.

Carlos ha reconocido sin miedos que irá a por ese torneo. A sus 18 años, tiene claro que desea ganar un Grand Slam esta misma temporada. Y su talento le permite un beneficio de la duda reservado a los elegidos. Si no consigue este objetivo en 2022 entrará dentro de lo normal, pero nadie podrá echarse las manos a la cabeza si termina por coronarlo. Ese es el mérito de un deportista que todavía transita en la adolescencia.

Muchos ven a Alcaraz como un sucesor de Rafa Nadal, pero el murciano está escribiendo en mayúsculas su propio camino. Parece claro que esa etiqueta costará retirarla de sus hombros, especialmente con la figura legendaria de Nadal bien caliente en la mente de todos. Pero el tiempo dará la razón a un joven con su propio estilo, dispuesto a brindar muchos años de más alegrías al deporte español.

Ferrero pedía estos días que se deje a Alcaraz caminar tranquilo. Hay que dedicarse a disfrutar de su juego, muy pocos deportistas alcanzan su nivel y un error frecuente en el circuito es tener prisas con el talento. Es el primer interesado en levantar títulos, disfrutar jugando y competir por los mayores objetivos.

Si algo está logrando Carlos es saciar esas ganas con una precocidad de impresión. Tenemos ante nosotros un diamante en bruto. Vamos a pulirlo con el tiempo.


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