TITULO: DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Óscar Camps, fundador de Open Arms ,.
DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Óscar Camps, fundador de Open Arms , fotos,.
La matemática del espejo - Óscar Camps, fundador de Open Arms,.
Carlos del Amor entrevista esta semana en ‘La Matemática del Espejo’ al socorrista y activista Óscar Camps. Con su ONG Open Arms ha rescatado a más de 60.000 personas desde 2015, y su activismo no deja indiferente a nadie. Para unos es un héroe y para otros, alguien muy incómodo.
‘La Matemática del Espejo’ habla con Óscar Camps, director de la ONG Open Arms que, desde el año 2015, ha rescatado a más de 60.000 personas de morir ahogadas en el Mediterráneo. Carlos del Amor se encontrará con él a pie de playa, en la Badalona que le vio nacer, y conversarán sobre ese mar que se ha convertido ya en “la mayor fosa común del planeta”.
( Desayuno),.
También viajarán en el Astral, para conocer de primera mano algunas de las historias más impactantes que se han vivido a bordo del velero. Y, a lo largo del programa, tratarán de contactar con algún barco en plena misión de rescate. ( Cena )
En 2015, Camps vio la fotografía de un niño ahogado y decidió cambiar su vida por completo. Desde entonces, ha sido premiado en varias ocasiones, pero también muy criticado, y ha tenido que pagar un alto coste familiar. Para unos es un héroe y para otros, alguien muy incómodo.
TITULO: Viaje con nosotros - El huevo de colon telecinco - Las tres puertas - Raphael Minder,.
- Viaje con nosotros,.
- Javier Gurruchaga lo presenta - Comenzó a emitirse el 26 de enero de 1988. Tenía una periodicidad semanal (martes) y se emitió hasta el 31 de diciembre de ese mismo año. Ese día se emitió el programa titulado "La última cena", espacio promovido por Pilar Miró, por aquel entonces directora general de RTVE, en el que también participó Elton John y que no estuvo exento de polémica. Entre los personajes famosos que "viajaron" con Javier Gurruchaga estuvieron: Luis Antonio de Villena, Iñaki Perurena, Pedro Almodóvar, Chumy Chúmez, José Luis Coll, Ana Obregón, José Luis Garci, Inés Sastre, Joaquín Sabina y Sara Montiel. Gurruchaga ejercía de coguionista junto al colectivo Lo que yo te diga.
- El huevo de Colón,.
- Javier Gurruchaga lo presenta - Fue estrenado en Telecinco el 4 de julio de 1992, y se emitía los sábados a las diez de la noche. Era un programa de variedades que incluía actuaciones musicales, una sección de cámara oculta y varios juegos de habilidad en antena.
- Las tres puertas - Raphael Minder,.
Raphael Minder,.
foto - Raphael Minder: “Llegué a una España sin banderas y ahora las llevan los perros”,.
El corresponsal de ‘The New York Times’ dice adiós a un país “cálido y muy abierto” en el que ha visto muchos cambios,.
Un periodista no suele convertirse en noticia, pero la historia de Raphael Minder, corresponsal de The New York Times en España desde hace doce años, no se ha librado de las emociones que se desataron a partir del procès. Escribir sobre ello le generó los momentos más complicados, pero su andadura ha sido básicamente feliz, muy feliz. Minder (Ginebra, 51 años) se muda de periódico y de universo, ya que en pocas semanas se asentará en Polonia como nuevo corresponsal de Financial Times.
Pregunta. ¿Qué le sorprendió al llegar?
Respuesta. Creía que no me esperaban muchas noticias, pero estalló la crisis financiera, España asumía la presidencia de la UE y lo primero que tuve que cubrir fue el rescate a Grecia. A partir de ahí he vivido una década excepcional.
P. ¿Y de la vida, de las costumbres?
R. Es un país superabierto. Yo venía de Hong Kong y de un entorno mucho más cerrado y complicado y me encontré con que aquí puedes hablar con cualquier persona. Para mí eso sigue siendo increíble. Los sondeos dicen que la gente desconfía de los periodistas, pero aquí me han enseñado hasta el DNI para que escribiera bien el nombre y sin pedirlo. La gente aquí es muy cálida.
P. ¿En qué ha cambiado España en este tiempo?
R. Llegué a una España sin banderas y ahora vivo en un barrio, Chamberí, donde muchos pasean un perro con un collar con la bandera de España. El nacionalismo y las tensiones desatadas a raíz del independentismo de Cataluña han sido un cambio notable. Cuando llegué había tensiones, claro, pero se centraban en cómo pagar la hipoteca o la destitución del juez Garzón y la frágil aceptación del legado de la Guerra Civil. En ese sentido España ha cambiado. Y en muchos. Uno de mis últimos artículos es sobre la llegada masiva de latinoamericanos de gran poder adquisitivo a Madrid, ahora es una ciudad más cosmopolita. Otra novedad es la crispación entre la izquierda y la derecha, mucho mayor que en 2010. No me acuerdo de que entonces se hablara rojos y fascistas y ahora es lo más normal del mundo.
P. ¿Y en qué le ha cambiado España a usted?
R. He aprendido a compaginar temáticas muy distintas y eso me ha permitido ser más completo. También me he vuelto menos formal y puntual, muy dispuesto a cenar a horarios que no se corresponden nada ¡a las 19.30 de mi madre en Ginebra!
P. Se va a Polonia. ¿Qué va a echar de menos?
R. A la gente. Cada aspecto de mi vida aquí me parece absolutamente privilegiado: el contacto con el camarero al tomar un café aquí es algo divino, muy especial, porque no solo te pregunta qué quieres sino que empiezas una conversación que acaba con recomendaciones… También hablar el mismo idioma.
P. ¿Aprenderá polaco?
R. Lo estoy intentando con una app y de momento es complicadísimo. La palabra “hombre” tiene ¡cuatro consonantes unidas!
P. ¿Esto le acerca más a su casa?
R. Toda mi familia viene de Europa del Este y no tengo ni una gota de sangre suiza. Mi padre nació en Budapest y mi madre era de origen ruso y georgiano, pero mi padre fue el típico inmigrante que se convirtió en más suizo que cualquier suizo: aprendió los cuatro idiomas de Suiza, fue capitán en el Ejército suizo, hizo todo lo que se podía hacer para integrarse. Una vez tuvimos una discusión sobre Suiza y le dije: “¿Por qué estás defendiendo Suiza como si fueras suizo?”. Y me respondió: “A un país que te da una segunda oportunidad en la vida, le debes todo”. Y se acabó la discusión. ¿Me acerca esto a mi origen? En cierto modo sí, porque tengo un poco de sangre polaca y ucrania y es la primera vez que me acerco a una parte del mundo que siempre ha formado parte del relato de mi familia. Mis abuelos siempre hablaban con mucha nostalgia de la antigua Rusia blanca, tenían recuerdos muy idealizados de aquello porque mi abuelo era pianista y tenía una herencia de la música clásica rusa muy fuerte. He crecido en este ambiente en que se hablaba mucho de lo austrohúngaro y la Rusia zarista.
P. ¿Y de dónde se siente?
R. Me siento ciudadano del mundo porque soy una mezcla. Creo que muchos somos una mezcla, aunque algunos no lo sepan. Yo soy suizo, es donde he nacido y luego he trabajado en siete países. Voy allí para ver a mi familia, no para estar en mi sociedad suiza. Y aunque soy nómada, mis raíces están en una profesión que amo y ejerzo desde hace 30 años. Muchos han cambiado su vida profesional, así que tengo más continuidad que otros. He crecido en una familia muy mezclada, padre protestante, madre rusa ortodoxa, confirmado en iglesia anglicana y tengo sangre judía así que me falta poco para representar casi todas las religiones sin sentirme incorporado en ninguna de ellas.
P. ¿Será distinto ser corresponsal para un medio británico?
R. No tanto, porque al final el trabajo del corresponsal es el mismo. Eso sí, vuelvo a un ambiente más inglés en el que hay que leer un poco entre líneas, porque cuando un inglés te dice que tu artículo es “interesting” puede significar que es lo peor que ha leído en el último mes o que sí lo es interesante [ríe].
P. ¿Lo más complicado ha sido el independentismo?
R. Sí, ha sido lo más complicado porque entré en esta temática bastante bien preparado. Una editorial inglesa me había propuesto escribir un libro sobre Cataluña y tenía un conocimiento bastante profundo, había hecho 200 entrevistas para el libro [The Struggle for Catalonia: Rebel Politics In Spain]. Pero rápidamente me di cuenta de que las emociones que acompañaban este tema me superaban. Para algunas personas era casi imposible hablar sin perder el control de sus emociones. He sufrido ataques personales a veces complicados. Y eso me ha dolido especialmente por parte de gente con la que había tenido muy buen trato y que de repente al molestarse por un artículo o por algo que habían escuchado y que ni siquiera habían leído ya no querían hablar conmigo, a veces de manera grosera.
P. ¿Siente que ahora hay menos emociones en el asunto?
R. Creo que hay un poco menos, pero sigue siendo un tema latente, un fuego con las cenizas aún muy vivas. El tema no está resuelto. El fuego tiene menos vivacidad, pero se puede reactivar.
Un periodista no suele convertirse en noticia, pero la historia de Raphael Minder, corresponsal de The New York Times en España desde hace doce años, no se ha librado de las emociones que se desataron a partir del procès. Escribir sobre ello le generó los momentos más complicados, pero su andadura ha sido básicamente feliz, muy feliz. Minder (Ginebra, 51 años) se muda de periódico y de universo, ya que en pocas semanas se asentará en Polonia como nuevo corresponsal de Financial Times.
Pregunta. ¿Qué le sorprendió al llegar?
Respuesta. Creía que no me esperaban muchas noticias, pero estalló la crisis financiera, España asumía la presidencia de la UE y lo primero que tuve que cubrir fue el rescate a Grecia. A partir de ahí he vivido una década excepcional.
P. ¿Y de la vida, de las costumbres?
R. Es un país superabierto. Yo venía de Hong Kong y de un entorno mucho más cerrado y complicado y me encontré con que aquí puedes hablar con cualquier persona. Para mí eso sigue siendo increíble. Los sondeos dicen que la gente desconfía de los periodistas, pero aquí me han enseñado hasta el DNI para que escribiera bien el nombre y sin pedirlo. La gente aquí es muy cálida.
P. ¿En qué ha cambiado España en este tiempo?
R. Llegué a una España sin banderas y ahora vivo en un barrio, Chamberí, donde muchos pasean un perro con un collar con la bandera de España. El nacionalismo y las tensiones desatadas a raíz del independentismo de Cataluña han sido un cambio notable. Cuando llegué había tensiones, claro, pero se centraban en cómo pagar la hipoteca o la destitución del juez Garzón y la frágil aceptación del legado de la Guerra Civil. En ese sentido España ha cambiado. Y en muchos. Uno de mis últimos artículos es sobre la llegada masiva de latinoamericanos de gran poder adquisitivo a Madrid, ahora es una ciudad más cosmopolita. Otra novedad es la crispación entre la izquierda y la derecha, mucho mayor que en 2010. No me acuerdo de que entonces se hablara rojos y fascistas y ahora es lo más normal del mundo.
P. ¿Y en qué le ha cambiado España a usted?
R. He aprendido a compaginar temáticas muy distintas y eso me ha permitido ser más completo. También me he vuelto menos formal y puntual, muy dispuesto a cenar a horarios que no se corresponden nada ¡a las 19.30 de mi madre en Ginebra!
P. Se va a Polonia. ¿Qué va a echar de menos?
R. A la gente. Cada aspecto de mi vida aquí me parece absolutamente privilegiado: el contacto con el camarero al tomar un café aquí es algo divino, muy especial, porque no solo te pregunta qué quieres sino que empiezas una conversación que acaba con recomendaciones… También hablar el mismo idioma.
P. ¿Aprenderá polaco?
R. Lo estoy intentando con una app y de momento es complicadísimo. La palabra “hombre” tiene ¡cuatro consonantes unidas!
P. ¿Esto le acerca más a su casa?
R. Toda mi familia viene de Europa del Este y no tengo ni una gota de sangre suiza. Mi padre nació en Budapest y mi madre era de origen ruso y georgiano, pero mi padre fue el típico inmigrante que se convirtió en más suizo que cualquier suizo: aprendió los cuatro idiomas de Suiza, fue capitán en el Ejército suizo, hizo todo lo que se podía hacer para integrarse. Una vez tuvimos una discusión sobre Suiza y le dije: “¿Por qué estás defendiendo Suiza como si fueras suizo?”. Y me respondió: “A un país que te da una segunda oportunidad en la vida, le debes todo”. Y se acabó la discusión. ¿Me acerca esto a mi origen? En cierto modo sí, porque tengo un poco de sangre polaca y ucrania y es la primera vez que me acerco a una parte del mundo que siempre ha formado parte del relato de mi familia. Mis abuelos siempre hablaban con mucha nostalgia de la antigua Rusia blanca, tenían recuerdos muy idealizados de aquello porque mi abuelo era pianista y tenía una herencia de la música clásica rusa muy fuerte. He crecido en este ambiente en que se hablaba mucho de lo austrohúngaro y la Rusia zarista.
P. ¿Y de dónde se siente?
R. Me siento ciudadano del mundo porque soy una mezcla. Creo que muchos somos una mezcla, aunque algunos no lo sepan. Yo soy suizo, es donde he nacido y luego he trabajado en siete países. Voy allí para ver a mi familia, no para estar en mi sociedad suiza. Y aunque soy nómada, mis raíces están en una profesión que amo y ejerzo desde hace 30 años. Muchos han cambiado su vida profesional, así que tengo más continuidad que otros. He crecido en una familia muy mezclada, padre protestante, madre rusa ortodoxa, confirmado en iglesia anglicana y tengo sangre judía así que me falta poco para representar casi todas las religiones sin sentirme incorporado en ninguna de ellas.
P. ¿Será distinto ser corresponsal para un medio británico?
R. No tanto, porque al final el trabajo del corresponsal es el mismo. Eso sí, vuelvo a un ambiente más inglés en el que hay que leer un poco entre líneas, porque cuando un inglés te dice que tu artículo es “interesting” puede significar que es lo peor que ha leído en el último mes o que sí lo es interesante [ríe].
P. ¿Lo más complicado ha sido el independentismo?
R. Sí, ha sido lo más complicado porque entré en esta temática bastante bien preparado. Una editorial inglesa me había propuesto escribir un libro sobre Cataluña y tenía un conocimiento bastante profundo, había hecho 200 entrevistas para el libro [The Struggle for Catalonia: Rebel Politics In Spain]. Pero rápidamente me di cuenta de que las emociones que acompañaban este tema me superaban. Para algunas personas era casi imposible hablar sin perder el control de sus emociones. He sufrido ataques personales a veces complicados. Y eso me ha dolido especialmente por parte de gente con la que había tenido muy buen trato y que de repente al molestarse por un artículo o por algo que habían escuchado y que ni siquiera habían leído ya no querían hablar conmigo, a veces de manera grosera.
P. ¿Siente que ahora hay menos emociones en el asunto?
R. Creo que hay un poco menos, pero sigue siendo un tema latente, un fuego con las cenizas aún muy vivas. El tema no está resuelto. El fuego tiene menos vivacidad, pero se puede reactivar.
TITULO: POLICÍAS EN ACCIÓN - Dos detenidos acusados de robar diez bicicletas,.
Los detenidos son una mujer de 33 años y un hombre de 43 con numerosos antecedentes,.
foto / La Policía Nacional de Don Benito- Villanueva de la Serena, detuvo el pasado 19 de enero a dos personas por su presunta autoría de varios delitos contra el patrimonio.
Los hechos sucedieron sobre las 23:30 horas del pasado 19 de enero cuando, el sistema de alarma de un establecimiento comercial, situado en la calle Ayala de Don Benito,.
TITULO: 3 RAZONES CON - La magia del baloncesto - EUROLIGA - BARCELONA -83 - REAL MADRID- 86.
El Madrid, de derrota en derrota hasta la victoria final,.
Los blancos abaten al Barça de una gran Mirotic (39 de valoración) y se meten en su 19ª final de la Euroliga tras remontar 13 puntos en la segunda parte. Causeur, Llull y Yabusele, decisivos.
De derrota en derrota hasta la victoria final. Ni era un lema ni mucho menos una estrategia, solo la descripción de lo ocurrido, de una resurrección inopinada a la que se abrazan ahora eufóricos los seguidores del Real Madrid. El Barça hegemónico hincó la rodilla en el día D y la hora H (83-86). El mismo que acumulaba 11 victorias, cinco consecutivas, en los últimos 14 Clásicos. Podía haber perdido todos esos duelos anteriores, pero el que debía ganar, el de la Final Four, se le escapó de manera casi inexplicable. Era este o nada, y salió nada.
Venció el Madrid, que iba cuesta abajo en la rodada en los cara a cara y se sacudió el dominio como los grandes, cuando tocaba. De cabeza a su 19ª final de la Copa de Europa, por delante del Maccabi (15) y del CSKA (14). En la final en fútbol y baloncesto por quinta vez en su historia tras las ediciones de 1962, 1964, 2014 y un 2018 donde conquistó el primero doblete de un club europeo. A una victoria en ambos deportes de repetir hazaña. A solo una de lograr la undécima Euroliga en Belgrado, en la Ciudad Blanca, que eso es lo que significa Beograd. Espera ya este sábado a las siete el vigente campeón, el Anadolu Efes.
Causeur, determinante
Para plantarse ahí tuvo que abatir a su ogro particular de los dos últimos años. Y lo consiguió viniendo desde atrás (38-52 en la segunda parte), con el corazón de Llull y de un Causeur otra vez trascendental en el Stark Arena con 18 puntazos en tramos determinantes. Y con Yabusele pletórico, y momentos clave de Poirier y Deck, también de Abalde.
Cuando un entrenador como Laso tiene que hacer malabares, ir a contracorriente e inventar cosas, es que siente que su equipo necesita un as en la manga para sorprender. Y así vimos de salida al Madrid. Un cuarto y medio antes de un desplome que lo lógico es que le hubiera costada el triunfo. La lesión de Williams-Goss a los 52 segundos había sido el primer torpedo en su línea de flotación. Llull se quedaba como único base con la ayuda de Abalde.
A la vuelta de vestuarios, el +13 (47-34) era elocuente para el Barça, y eso pese al arranque potente de su adversario, con Yabusele de cinco y Deck de cuatro. El francés volvió loco a Sanli y aprovechó para meter dos canastas y dos triples cómodos. El impulso inicial (2-8 y 8-14) se fue diluyendo con las rotaciones, la entrada de Davies fue certera ya con Tavares en cancha. Dos tiros lejanos para mover al pilar de la zona. Mirotic irrumpía en escena con la constancia de un martillo pilón (26 puntos, 12 rebotes, 5 asistencias y 39 de valoración, pero acabó con cara de perdedor) y Laprovittola lo hacía a continuación. Primero empate a 27, 29 y 31 y pronto hundimiento del Real, que dejó de penetrar, acusó la fatiga y cambió su baloncesto. El Barça se desató, incluso en campo abierto tras varias pérdidas merengues, las que había dejado a cero en el primer acto. El parcial de 13-1, completado a la vuelta de vestuarios, hería de muerte el Clásico... lo parecía. Solo un espejismo en el desierto más inhóspito.
La resurrección del Madrid
El muerto, el Madrid, claro, estaba muy vivo. Resucitó a ojos de todos con una réplica tan demoledora como inesperada: 2-15 en 4:22. Del 54-43 al 56-58, y luego 56-62 en el inicio del cuarto periodo (ese 2-19 levantó su existencia en la Final Four). El Barça se había dormido, lo hizo Jasikevicius, y Higgins demostró que no andaba para nada. Abalde, como base, lideró el primer empellón y entró Llull para acompañarle, los dos armadores juntos. Tavares castigaba al poste y luego Poirier apretaba en las ayudas, mientras que Causeur lo remataba todo con otra actuación estelar. En el cuarto definitivo, la renta alcanzó el +7 a falta de 4:23 tras un triple de Yabusele (66-73). Llull tuvo instantes de lucidez y otros en los que se veía que no iba a dar abasto si acarreaba el balón de principio a fin, así que las descargas de Yabusele y de Poirier, con dos matazos, resultaron esenciales para la supervivencia.
Muchos aficionados madridistas creyeron ver morir en la orilla a los suyos con un demarraje de casta de Laprovittola y un rebote de ataque de Mirotic: 75-75 a 2:45. Otro espejismo: Causeur aprovechaba un resbalón del argentino para clavarle un triple y en menos de 20 segundos robaba en la ayuda un balón providencial y encestaba. La doble bocanada final, la que mantuvo con oxígeno a los blancos hasta el bocinazo. Una diana de Llull y dos libres de Hanga evitaron la remontada postrera culé antes de que Yabusele atrapara el rebote definitivo. De derrota en derrota hasta la victoria final, una locura de Clásico que deja al Madrid a las puertas de la Undécima, en su 19ª final.
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