Envenenado con panceta
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El Tour y el Cacereño son dos motivos de inspiración creativa,.
Estos días pasados han sido muy deportivos: he dedicado las mañanas a hacerme socio de mis equipos y las tardes, a ver el Tour, esa carrera ciclista que se ha convertido en un documental de viajes a mayor gloria de Francia, el país que mejor sabe explotar el turismo y al que siempre ponemos como ejemplo para comparar: si nuestras gargantas, monumentos, dehesas y gastronomía estuvieran en Francia, Extremadura estaría en cabeza del turismo cultural y de naturaleza. Pero por aquí no pasa el Tour. Como mucho, celebramos el campeonato de España de ciclismo, que aísla Cáceres durante tres días y no sale en la tele.
El Tour, como deporte, es cada vez más aburrido, salvo algún que otro destello o si se caen los ciclistas. Es más, algunas etapas han sido emocionantes no por las escapadas, sino por los derrapes en las curvas. Y luego está el sonsonete acariciador y doméstico de sus sempiternos comentaristas, que parece que están embalsamados y los resucitan cuando llega julio. El Tour destila una cadencia adormecedora, un pedaleo rítmico que te lleva a la siesta quieras o no y te despierta porque los locutores alzan la voz en los kilómetros finales: no narran los últimos demarrajes, te gritan para que te despiertes y veas la llegada. Desde que acabó el Tour, si pongo la tele después de comer, me desvelo, pero hace una semana, caía redondo en un sopor delicioso de piñón fijo.
El Tour es una carrera más para leer que para ver. Noveladas o contadas, las etapas se convierten en aventuras épicas llenas de intriga y emoción, repletas de emboscadas, traiciones, mentiras, heroicidades, muerte y resurrección. Leyendo la literatura del Tour en la pluma de Javier García Sánchez o del extremeño Eugenio Fuentes, devorando las crónicas periodísticas de Carlos Arribas o Benito Urralburu, la excitación me consume y el ciclismo se mitifica y ensalza. Este verano, tras ver la etapa del día, por la noche, en el balcón, leía "Plomo en los bolsillos" de Ander Izaguirre, un maravilloso libro sobre las historias del Tour que me ha enganchado sin remedio.
Pero esa era por lar tardes y por las noches. Durante las mañanas, me he dedicado a hacerme socio de mis equipos favoritos, los cercanos, los únicos que me emocionan ya: el Cáceres de baloncesto y el Cacereño de fútbol. De baloncesto entiendo algo (como me gustaba mucho y no podía jugar en serio, me hice entrenador y árbitro) y de fútbol no entiendo casi nada, pero me inspira más el Cacereño que el Cáceres. Quizás se deba a que el equipo de baloncesto es más ganador, más 'cool' y ver sus partidos resulta más cómodo (aunque la temporada pasada fue multado varias veces por el frío que hacía en el pabellón).
El club verdaderamente literario es el Cacereño. Sus instalaciones (cafetería, letrinas) son tan sórdidas, su trayectoria es tan de detective de segunda, de 2ª B, y su público es tan fiel, tan resignado y tan sufrido que es sentarme en la grada y empezar a tener ganas de escribir. El año pasado, batiendo su récord de derrotas seguidas en el inicio del campeonato, los primeros partidos eran pura literatura del fracaso. En mi zona, se sentaban varios ancianos (ya lo eran en la Ciudad Deportiva, durante mi etapa de socio infantil), que acudieron al estadio, con 40 grados y con 4, hasta que tuvieron que encamarse para fenecer. Y todo, en fin, tenía un aroma tremendista al que solo le faltaba un envenenamiento con panceta en el antepalco para componer una novela negra fascinante.
Antes de Navidad, empezamos a ganar; antes de primavera, se anunció la llegada de una rica americana, que nos convertiría en un equipo lujoso, y temí que el Cacereño dejara de inspirarme. Pero no, falsa alarma. Primero, volvimos a perder y después, el lujo azteca acabó convertido en culebrón mejicano. La temporada que viene, más sufrimiento así que me he ido rápidamente al club, me he vuelto a hacer socio y estoy deseando empezar a padecer, que es lo mejor para escribir.
TÍTULO: CRONICAS - EN PORTADA, EL ARTE DE LO IMPOSIBLE,.
Crónicas
Jueves a las 23.45 horas
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Crónicas - El arte de lo imposible
Un truco de magia rompe los esquemas lógicos de nuestra mente. Los objetos levitan, las monedas desaparecen, las cartas de la baraja se transforman...Delante de nuestros ojos suceden cosas imposibles. Volvemos a ser niños y nos dejamos invadir por el misterio de lo inexplicable.Un equipo de Crónicas ha entrado en este fascinante mundo guiado por los profesores y los 40 alumnos pioneros del Real Centro Universitario María Cristina de San Lorenzo de El Escorial que estudian Ilusionismo. Durante cuatro años, aprenderán el temario más singular de la Universidad: cartomagia, levitaciones, escapismo, hipnosis o magia con monedas; hasta setenta materias que imparten algunos de los mejores ilusionistas de España.
A través de las clases y de sus actuaciones, Crónicas ha descubierto el paralelismo que existe entre la magia y el teatro, y la profundidad psicológica del 'arte de lo imposible'.
TÍTULO: ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! - JUAN IBAÑEZ - Mi primer sueño erótico fue con Irma Soriano,.
Mi primer sueño erótico fue con Irma Soriano,.
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Entrevista Juan Ibáñez - foto
Curra como hormiga junto a Pablo Motos desde el principio. ¿Cómo lleva la espalda con tanta carga?Tengo la espalda tan torcida que me tengo que comprar las camisetas en Desigual (risas).
Aunque haga de Trancas, en su DNI aparece Juan Ibáñez. Un amigo diría que con ese nombre no se llega a ningún lado...Y encima soy Pérez de segundo, más común no puede ser. Pues por ahora soy una hormiga morada, que no está mal. Considero que somos los espinetes del siglo XXI.
En Colombia, el apellido Ibáñez en sinónimo de político. Tal vez usted...Yo lo más alejado posible de la política, sobre todo porque no me entero ni me gusta. Y aunque quisiera mentir, como hacen ellos, se me notaría.
¿Qué le diría a Pablo Iglesias?A Pablo Iglesias lo pondría de tercera hormiga, sería genial. Molaría, ¿eh? Imagínese que saliera del agujero de la mesa un día. ¡Fliparía el invitado! (risas).
Podría haber sido becario en la Casa Blanca, ya que dicen que 'trabaja' a lo Mónica Lewinsky, debajo de la mesa...Lo he pensado, pero mis actividades debajo de la mesa son bastante pulcras. No hago guarrerías.
¿No le mete mano a ninguna invitada?Una vez a Kira Miró le toqué la pierna sin querer con el codo y pegó un grito que paró el programa. Entonces decidí que no le iba a meter mano a nadie porque se enteraría media España.
Usted sí sabrá lo que es enamorarse hasta las trancas, ¿no?Casi todo lo que sea hasta las trancas lo sé hacer. Soy muy pasional (risas).
Precisamente dicen que tiene una parte femenina sensible y maravillosa, aunque no da esa imagen.¡Eso lo ha dicho Nerea (Barros, su novia)! Ya le vale destapando las vergüenzas (risas). Soy sensible a la belleza como un artista.
Un artista que luego tiene colgado en su salón el cuadro 'Culo visto desde dentro afuera'.Es una obra de arte a la que le tengo mucho cariño. Fue del primer año de 'El Hormiguero'. Hicimos que las hormigas pintaran cuadros y los tengo en el salón.
Que se unen a todo tipo de juguetitos mecánicos, muñequitos de Tim Burton y Mazinger Z, dos «gatoperros»... ¿Algo más friki que añadir?Lo más friki que tengo es un jacuzzi inflable desde hace tres años. Iba con Nerea a comprar una piscina 'Toi' para la terracita y de repente lo vimos. ¡Es maravilloso! Es el lujo cutre, porque es inflable pero no deja de ser un jacuzzi.
¿Y tiene muchas Trancas en su casa?Tengo de todo: la taza de Trancas, el pijama, las pantuflas... Lo utilizo todo. Y Nerea también va con el pijama de Trancas y Barrancas por casa.
¿Y qué le dice de todo eso el psicólogo?No tengo tiempo de ir. Además, me da miedo, a ver si me va a diagnosticar algo... A ver si voy a estar loco de verdad (risas).
Como buen Leo, me parece que a veces llama demasiado la atención.A veces no, lo intento casi siempre. Intento controlarlo, pero me gusta llamar la atención.
¿Qué le parece a su madre tener en la familia a una hormiga, a un Hombre de Negro, a una nuera con un Goya...?Mi madre está encantada y presume un montón con los amigos.
¿Ya le ha perdonado que no terminara la carrera?Todavía le ha quedado la espinita y de vez en cuando me dice que para cuatro asignaturas que me quedan, me las saque.
En un mano a mano con su hermano, el Hombre de Negro, ¿quién gana contando chistes?¡Gano yo! Aunque mi hermano, ahí donde lo ve, no es tan serio. Eso sí, él me gana en todo lo demás.
Me han soplado que mejor que no le dé por estornudar.Estornudo de forma bastante escandalosa, pero nada comparado con mi madre. Me debe venir de familia. Mi madre estornuda y rompe los cristales del vecino; le salen unos berridos espectaculares.
Con su banda, El hombre linterna, hace versiones de la música de los dibujos animados, ¿usted cuál sería?Chicho Terremoto.
¿Para ver bragas y encestar?Nooo, porque jugaba muy bien al baloncesto (risas).
¿Con quién ha tenido sueños subiditos de tono?Tengo uno mítico muy 'heavy': mi primer sueño erótico fue con Irma Soriano.
¿Quema mucho la noche?Salgo poco, pero cuando lo hago es a tope.
¿Y al día siguiente qué tal?Fatal, llevo las resacas fatal. Me deprimo, me arrepiento y todo.
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