LA CHICA LUNES 20 JULIO DOMINGO 26 JULIO - ANA MARIA COCINERA,./ ME RESBALA - No me gustan ni el agua ni el sol,.
TÍTULO: LA CHICA LUNES 20 JULIO DOMINGO 26 JULIO - ANA MARIA COCINERA,.
-1- foto--Ana María es una cocinera nacida en Madrid y nos escribe este texto llamado Sopletes para maridos,.
Sopletes para maridos
Varios hombres participan en un curso de cocina. 2- foto
Está de moda regalar menaje de cocina sofisticado a los varones,.
Mi sobrino más pequeño acaba de cumplir cuatro años y mi mujer le ha
regalado un juego de cacharros de cocina. El niño ha recibido
entusiasmado sus sartenes, cazos, cazuelas y espumaderas y ni sus padres
ni su abuela han reaccionado con caras raras. Al chaval le gusta jugar a
las cocinitas y nadie ha puesto el grito en el cielo imaginando que
fomentar ese hábito puede ser nefasto para su educación. No sé si los programas televisivos de cocina han ayudado a que sea
normal lo que era lógico, pero sí es cierto que regalar un delantal y
una olla a un niño hubiera sido anatema hace nada y se hubiera colocado
en el ámbito de lo traumático. Aunque no, no hacía falta que llegara
Master Chef para que supiéramos que la cocina es algo que gusta o no
gusta, independientemente de si eres hombre o eres mujer.
Durante la última semana, me he levantado temprano para ver los
encierros de San Fermín (no, no soy antitaurino) y después me he puesto a
cocinar. Nadie me regaló una cocinita siendo niño, pero mi lectura
favorita cuando tenía gripe era el Gran Libro de Cocina Nauta, una
enciclopedia de recetas con fotos magníficas que me hacía soñar con
platos desconocidos como el rosbif o el tournedó. Y mis novelas de
adolescencia, las de Enid Blyton, me atrapaban por la intriga, pero
también porque sus protagonistas tomaban unos desayunos que me hacían la
boca agua. Es decir, nadie me educó para cocinar, me eduqué yo solo
porque los fogones me fascinaban tanto como la radio, el ciclismo o la
ganadería.
A mi hijo, tampoco nadie le regaló sartenes de juguete ni lo educó
para amar los pucheros, pero es cocinero de profesión y cada día prepara
la comida para medio centenar de personas. Hacer de comer no tiene
género, edad ni misterio: te gusta o no te gusta como pescar o hacer
puzzles.
Sin embargo, regalar cazos y cazuelas a un niño puede ser interesante
porque normaliza lo que, aún, sigue siendo extraordinario en los
varones. Los papeles están predeterminados todavía y parece que una
madre cocina por obligación y un padre, por placer. Ella es cocinera y
él es cocinillas. Ella es la responsable de las lentejas del lunes, los
macarrones del martes, las patatas con costillas del miércoles... Él
solo debe preparar el asado de la cena del sábado con los amigos o la
paella familiar del domingo. Y cuando va más allá de esos cometidos, tan
lúdicos como esporádicos, el hombre es presentado ante familiares y
conocidos como una especie de héroe que provoca esa frase tan terrible
dirigida a su pareja: «¡Hija, qué suerte has tenido!».
La televisión está convirtiendo la cocina en un arte o, cuanto menos,
en una destreza muy experimental y muy chic que se aleja de la llamada
cocina de batalla, la del día a día. Y los hombres, a los que ya he
escrito alguna vez que hay que dejarlos entretenerse, ya sea con una
bici, una caña de pescar o un telescopio, han descubierto que elaborar
platos es un entretenimiento que da mucho de sí. De ahí la proliferación
de menaje de cocina sofisticado para que enreden y se diviertan.
A una mujer, le basta con una cazuela, un cuchillo y una cuchara de
madera para hacer la comida diaria. El hombre necesita sopletes gourmet,
sifones de espuma o hiladores de huevo y conviene regalárselos en Reyes
y cumpleaños para tenerlo entretenido y que no empiece a pensar cosas
raras.
Pero es mucho mejor obsequiar sartenes de juguete a los sobrinos. Así
se acostumbran desde pequeños a cocinar con normalidad, de lunes a
viernes, albóndigas y pescadillas, sin necesidad de que su equilibrio
emocional dependa del crujiente de una tempura.
TÍTULO: ME RESBALA - No me gustan ni el agua ni el sol,.
ME RESBALA - No me gustan ni el agua ni el sol,. fotos
No me gustan ni el agua ni el sol,.
Alfonso Lara es el capitán de barco de 'Anclados', que despide hoy
su primera temporada.«La serie es una metáfora de nuestro país. En un
episodio nos visitó Merkel y casi se le rindió pleitesía»,.
Aunque no le gustan ni el agua ni el sol, Alfonso Lara (Madrid, 1968)
ejerce de capitán de barco en 'Anclados' (su personaje es Gabriel). La
comedia de Telecinco regresa a puerto esta noche (22.30 horas) y despide
su primera temporada como la opción preferida de los lunes (20,2% de
'share' y 3.733.000 espectadores de media).
Fue la segunda opción para su papel. Primero pensaron en Daniel Guzmán.
Es muy difícil hacer un papel de protagonista en una serie como
esta, sobre todo para según qué actor. Yo llegué aquí porque la
productora me conoce y tenía reciente mi papel en 'Aída' y, además, el
perfil del personaje cambió.
¿Son los sucesores de 'Aída'?
Esta serie es una muy digna sucesora de 'Aída' y en cuanto a
producción tiene un nivel superior. Solo hay que mirar cómo han recreado
el crucero, no son los decorados de una 'sitcom' normal.
Les ha ido bien. No sé si lo tenían claro desde el
principio. - Uno nunca piensa en eso al principio, de verdad. Ni que va a
ir mal ni bien. Yo soy un desastre en estrategia comercial y para eso
ya hay otras personas, pero la gente sabe que si se quiere divertir
puede contar con 'Anclados'.
¿Qué compañero le ha sorprendido más?
A Miren (Ibarguren) la conocía de 'Aída' pero no deja de
sorprenderme a diario. ¡Es tremenda! Los demás también me han
sorprendido porque mi afán como actor es el de mirar a los compañeros,
yo no quiero mirarme a mí mismo porque no estoy encantado de haberme
conocido ni nada por el estilo, me interesan los demás.
¿El teatro sigue siendo su particular refugio?
¡Claro! Yo tengo mi casa en el teatro. Es difícil vivir allí aunque
yo no me puedo quejar. Soy otro Alfonso y dirijo mis cosas, pero como es
tan complicado tener un papel en el cine o la televisión cuando te toca
uno tienes que ponerle el alma y el corazón.
¿Qué les dice a los actores jóvenes sobre la profesión?
Cuando doy clases de interpretación les digo que no reduzcan su
carrera al hecho de ser actor y a esperar que les llamen por teléfono,
se morirán de angustia o de pena. Hay que escribir, dirigir, hacer otras
cosas, y eso el teatro te lo permite más porque el cine es muy caro. El
teatro es la madre de todo esto, tiene 3.000 años y por algo será.
«Manga ancha con el humor»
¿Y se apoya lo suficiente?
No, aparte del 21% de IVA, que está el tema más que sobado, en
España hay poco respeto a la cultura. Y esto no es un reproche a los
gobernantes, que no son más que un reflejo de la sociedad. Entre todos
tendríamos que analizar este fenómeno. Como decía Fernando Fernán Gómez,
'el pecado del español no es la envidia, es el desprecio'. A Pedro
Almódovar en Cannes le hacen una retrospectiva, es una estrella,
mientras que en España le damos palos. En Francia se han apropiado hasta
de Picasso por culpa de nuestra torpeza.
Pues el humor de 'Anclados' es muy español.
Totalmente. Mi personaje es muy reconocible dentro de nuestra
sociedad, y realmente 'Anclados' es una metáfora de este país. En el
primer capítulo nos visitó Angela Merkel y poco más que se le rindió
pleitesía, como si se la debiésemos... A lo mejor hay que decirles que
no, eso que están intentado los griegos si les dejan.
¿Qué me dice de las críticas que han recibido?
¿Cuál es la esencia de la comedia? Reírse de uno mismo. En el teatro
interpreté a un tartamudo y recibí una queja de la asociación de
tartamudos de Cataluña. Creo que tenemos que tener un poquito más de
manga ancha.
¿Ha ido alguna vez de crucero?
Que me perdonen, y con esto se me va a acabar la posibilidad de
hacer un anuncio de cruceros, pero no me atraen. No me gusta mucho el
agua porque nado regular, tampoco me gusta el sol.
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