- foto-Ruben Plaza gana la etapa del vértigo,.
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Deja a Sagan en Manse, en cuyo descenso Thomas se cae y los favoritos se la juegan,.
Veinte minutos después del paso por allí de Rubén Plaza, ganador en Gap, uno de los médicos del Tour se apresura hacia el terraplén que hay tras una de las malditas curvas del col de Manse, la misma que tiró a Contador en 2013 y tan cerca de la que enterró en asfalto a Beloki en 2003. Es una curva mala, de buena puntería. Esta vez acaba de lanzar contra un poste a Thomas, el gregario fiel de Froome. Allí está. Milagro. Ni un rasguño. Pero tiene las manos en la cabeza. Golpe seco. El médico le agarra. Prueba el estado de su cerebro con una pregunta: «¿Cómo te llamas?». Thomas le mira fijo. Y le suelta: «Froome, Chris Froome». Durante un segundo el tiempo se detiene. Hasta que Thomas, que acaba de incrustarse en el palo, se ríe. El médico cabecea. Entendido. Está bien. A Thomas no le ha tumbado el col de Manse, la cuesta del asfalto movedizo. En la meta de Gap apenas se deja 38 segundos. Ni un rasguño. Le salió barato el susto. A los favoritos aún les temblaba la voz en la meta. «He librado», coincidían Froome, Quintana, Contador y Valverde, el que más se ciñó a las curvas, el que quiso ver si Froome sufre de vértigo y comprobó que el líder no tiembla en la cuerda floja. Ni siquiera en esta cuesta asesina.
En Manse, puerta de los Alpes a plena luz, siempre hay eclipses y escalofríos. Allí se apagó Beloki y allí, a través de un campo de cebada, se libró Armstrong del mismo tropiezo. De eclipses sabe Rubén Plaza, alicantino, 35 años, 15 temporadas ciclistas, cinco Tours. Nació un 29 de febrero (1980). Es bisiesto. Y es de Ibi, la ciudad de los juguetes. Mala combinación: los bisiestos cumplen años cada cuatro. Juguetes cada cuatro años. Plaza cumplirá nueve años en 2016. Así, a ese ritmo bisiesto, ha ido su carrera deportiva: era el juvenil que tuteaba a Valverde. Creció deprisa hasta los 1,91 metros de altura. Y su mecanismo óseo se desajustó. Los tendones de las rodillas no sostenían su fuerza. Jesús Hoyos, médico del Banesto, le ordenó parar: para ser ciclista tenía que dejar la bicicleta. Desapareció durante año y medio en los pasillos de mil clínicas. Le dijeron que ya nunca volvería a correr. Le anunciaron un eclipse total. Pronóstico fallido. Con una pesa de un kilo y el buen ojo del doctor Cotorro, del Club de Tenis Cantabria, recuperó la luz y fue campeón de España en 2003.
Tres años después la desarticulación de la red de dopaje de Eufemiano Fuentes volvió a eclipsarle. Sólo en Portugal le dieron trabajo de ciclista. Otro apagón. Otra temporada sin cumpleaños. «Hubo épocas muy malas, estuve a punto de tirar la toalla», declaró entonces. «Veía con nostalgia las carreras como el Tour». Tan lejanas. Pero los bisiestos saben esperar. Se negó a ese destino y se presentó en la Federación para limpiar su nombre. Hubo sentencia: el corredor había aportado su ADN; Eufemiano Fuentes había declarado que no era su médico, y el listado de llamadas telefónicas de los dos años previos a la 'Operación Puerto' descartaba su implicación en la trama. Salió de ese eclipse. Adelante. «No miro para atrás ni de reojo», dijo.
Como ayer. «Tiré de experiencia, o mejor, de vejez, ja, ja». Conocía de 2013 la subida a Manse. Conocía bien a los veinte con los que compartía la fuga. Sobre todo, a Sagan. «Es un kamikaze. Si no le suelto subiendo...». Dejó que otros iniciaran el desfile de ataques. Y cuando los notó indecisos, se largó. Sin mirar atrás ni de reojo. «La táctica estaba clara. A morir», narró. La presencia atrás de Sagan frenó al grupo. Cepo. Por la cima, Plaza tenía casi un minuto. «Eso me ha animado». Y así, convencido, llegó a la curva de los eclipses. Le titubeó la rueda trasera. «¡Vaya susto!». Libró. Y pudo dedicarle, con un dedo en la boca a modo de chupete, el triunfo a su hijo, a su mujer. «A los que debo tantos días de estar en casa». Tantos años en carreras, tantas semanas respirando la altitud de Sierra Nevada... Apenas le ven. Es un padre y un marido bisiesto. Cada cuatro años. Ayer tocó al fin, diez años después de la etapa que ganó en la Vuelta. «Es mi mejor victoria. Mi recompensa». Tras una década de eclipse.
Ni Sagan, loco, descosido, funambulista con la barbilla en el manillar y el culo sobre la barra de la bici, le atrapó. Escalofriaba mirarle. Piloto suicida. Ni así, colocándose en el cuello el filo de cada giro, le cogió. De nuevo segundo en la meta. Por quinta vez. Vive en pleno eclipse. Mientras Plaza y Sagan se colgaban de las curvas de aceite de Manse, los favoritos subían el puerto. Contador mandó a Kreuziger meter la espuela. Anda el Tour pringado de sudor y polvo. Gastado. Enseguida, sólo se quedaron una docena. Los mejores. Contador trepaba de pie. Buen síntoma. «Pero de tú a tú no soy el más fuerte», sabe. Con todo, lo intenta. Genética de campeón. Valverde, Bardet, Froome, Quintana y Nibali le pegaron sus sombras, deformadas por el esfuerzo. Froome, tranquilo, tenía a Poels y Thomas. El Sky era mayoría. Valverde, que se nota como nunca y que está ansioso por que lleguen los Alpes, soltó sus piernas. Hizo daño. Thomas le calmó. El Sky sólo dejó volar a Nibali, el siciliano que ha perdido el Tour pero no el orgullo, otro corredor hábil. Coronó con unos metros y ya no le vieron: arañó en Gap medio minuto. Era la hora de echarle coraje, de subirse al alambre de Manse que baja a Gap.
«Soy Froome»Iban una decena. En hilera. Así se baja. En cordada. Barguil -el francés dijo que Van Garderen le obligó a cambiar la trazada- se salió de esa raya invisible. Justo en la curva maldita. Giro a la derecha. Barguil la tomó recto. Terror. «Tuve miedo», confesó el joven galo, que esquivó el abismo por poco. Entró derecho, como dispuesto a despegar, y se frenó contra el hombro de Thomas. Ahí cambiaron sus trayectorias. Barguil, tras ese punto de apoyo, recuperó el giro y el pobre Thomas salió directo hacia la nada, hacia un vallado y un poste. Por instinto se protegió la cabeza. Volteado. Desapareció. Eclipse. Qué dolor. El Tour es una carrera dramática. Riviere se partió en un curva así el espinazo. No volvió a caminar. Se suicidó unos años después, pero empezó a morir en aquella caída. ¿Qué ha pasado con Thomas? El médico se lo pregunta. Y él bromea: «Soy Froome. Soy Chris Froome». En pleno caos, luce la flema británica, ese humor tan característico en un momento así. La mejor manera de salir del eclipse de Manse. Froome, el de verdad, está a cuatro etapas de París. «Pero son en los Alpes. Me atacarán todos los días. Lo sé». Thomas, que entró intacto, le defenderá. Ayer compartieron nombre.
TÍTULO: EL HORMIGUERO JUEVES 23 - PRESENTADORA TERESA VIEJO,.
PRESENTADORA TERESA VIEJO,. foto
No me juego nada,. -
Teresa Viejo se pone al frente de la ‘La Mañana de La1’ la próxima semana,.
Absténganse recién licenciados. Para sustituir a Mariló Montero al frente de ‘La Mañana de La1’ (lunes a viernes, a partir de las 10.00 horas) hace falta contar con un extenso currículo televisivo. Si el año pasado Inés Ballester era la elegida para cubrir sus vacaciones de verano, a partir del próximo lunes le toca desempeñar esa labor a la también veterana Teresa Viejo (Madrid, 1963). La noticia la hizo pública ayer TVE, que confirmó una vez más que el cambio de rostros durará hasta septiembre, cuando la periodista navarra se recupere de la enfermedad que la ha mantenido alejada de los platós desde el pasado 2 de junio y regrese al matinal. "No es grave pero su tratamiento impide a Mariló presentar el programa con normalidad", explicó entonces la cadena.
Durante la ausencia de Mariló el encargado de dar los buenos días a los espectadores de TVE ha sido hasta ahora Jota Abril y todo indicaba que iba a continuar durante el verano. Pero la cadena se puso en contacto hace unos días con Teresa Viejo, sorprendida porque que ya estaba haciendo planes vacacionales. "Estoy de enhorabuena ¡pero también me quedo sin verano! Bromas aparte, cuando me lo propusieron me pareció que era un reto pero como vengo de RNE para mí solo será cambiarme al edificio principal", confesaba ayer la nueva presentadora ayer.
Será su cuarto matinal, porque entre 1991 y 1996 colaboró con ‘Pasa la vida’, dirigido y presentado por María Teresa Campos en TVE. Durante los dos años siguientes continuaría en la misma franja horaria y la misma cadena con ‘Mañanas de primera’, junto a la actriz Laura Valenzuela; y en ‘Saber Vivir’ con Manuel Torreiglesias de compañero. También se probó en otros formatos como el espacio de investigación ‘7 días, 7 noches’ o el ‘reality show’ ‘Cambio Radical’ (ambos en Antena 3). Actualmente presentaba ‘La Observadora’ cada domingo en Radio Nacional de España y ha dirigido Interviú.
- ¿Los nervios se pierden con la experiencia?- Yo fluyo con mucha naturalidad, hace mucho tiempo que disfruto con el trabajo. Justo esta mañana (por la de ayer) llegué a la redacción y les dije a mis nuevos compañeros que venía a divertirme. Hay que conocerme para entenderlo.
- ¿Ni por los datos de audiencia?- No me juego nada, trataré de hacerlo lo mejor posible por mis compañeros y por mi empresa durante el verano. Ya conocemos la fecha de fin de contrato y así se trabaja con mucha tranquilidad… Aunque yo realmente siempre trabajo con mucha tranquilidad.
- ¿Ha podido hablar con Mariló?- Todavía no, pero en cuanto la vea le pegaré un achuchón porque es una tipa estupenda.
La casualidad ha querido que el nombramiento de Teresa Viejo coincidiera con el lanzamiento de su tercera novela, ‘Mientras llueva’. "Es un título que sería muy de agradecer en este verano caluroso (risas). La trama está llena de intriga psicología al estilo tradicional de los libros clásicos, con una casa encantada y presencias que no sabes bien si pertenecen al mundo de lo normal o lo paranormal. Yo de pequeña era muy lectora de Agatha Christie y al final acabas escribiendo lo que te gustaba leer".
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