jueves, 30 de julio de 2015

Comando al sol - Playas, ríos y calas,./ CALLEJEROS - SANDALIAS CON CALCETINES,.

TÍTULO: Comando al sol - Playas, ríos y calas,.

Comando al sol - Playas, ríos y calas- foto

  • El agua es la esencia del verano

  • Este martes a las 22:30 en La 1

Resultat d'imatges de comando al sol playasEs la imagen que todos tenemos en mente si pensamos en las vacaciones: estar en remojo. Por afición o economía, incluso como el medio donde ganarse y jugarse la vida, el agua es la esencia del verano. Playas masificadas, calas inaccesibles, ríos familiares o peñascos donde se reproduce el marisco más preciado y también el más difícil de capturar... todo ocurre en nuestras playas, en los ríos y en las calas.
Juan era torero, pero hoy es uno de los 15 mariscadores que trabajan en las Baleares. Estamos en temporada de la ortiga en la isla de Menorca, una especie que puede amargarte el verano si la tocas, aunque él esté inmunizado a su picadura. Nos enseña a capturarlas, a cocinarlas... y a torear de salón a pleno sol en la azotea de su casa. También viajamos con El Nano en su lancha recorriendo las calas inaccesibles a pie, incluso esas cuevas donde los piratas escondían sus barcos. Cobra 30 euros por dos horas de navegación, chapuzón y aperitivo incluido.
La de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria, es una de las mejores playas urbanas del mundo. Rafael lleva casi medio siglo como hamaquero y recuerda la invasión turística de los 60. Como en una película de aquellos años nos muestra las fotos de sus conquistas, cuando lucía bañador ceñido y bigotillo a lo Clark Gable. Aquí comer pescado es religión, disfrutar del sol durante todo el año tan habitual como respirar... y llenarla en una noche algo excepcional. Hoy vemos cómo más de cien mil personas bajan a la playa a contemplar los fuegos artificiales.
Veinte culturistas han decidido pasar el domingo en la playa de Madrid. Así llaman al río Alberche, y aquí se comerán una paella de las que hace Maribel en su chiringuito. Un local por el que paga 6.000 euros de concesión al año, pero por el que llegó a pagar el doble hace 20 años, cuando había negocio del de verdad. El río da la vida a Navaluenga, donde cuentan incluso con un campo de golf “low cost”.
En Corme (A Coruña) se juegan la vida tres meses al año, los que dura la campaña del percebe. Hoy los percebeiros podrán ganar algo más. Es la Fiesta del Percebe y les permiten pescar seis kilos en lugar de los cinco habituales. Podrán pagarles hasta 80 euros por kilo. Lo curioso es que aquí casi toda esta peligrosa labor la realizan las mujeres. Conocen las olas como la palma de su mano, y les basta con ver un ligero movimiento de mar a cien metros para dar la señal de alarma a sus compañeros.

TÍTULO: CALLEJEROS - SANDALIAS CON CALCETINES,.

Viajeros cargados con maletas rodantes por la plaza Mayor de Cáceres. :: HOYSandalias con calcetines

Viajeros cargados con maletas rodantes por la plaza Mayor de Cáceres. foto,.
  • La madurez puede ser viajar con lo imprescindible y afeitarse poco,.

    Mi degeneración no tiene límites. Empecé yendo a trabajar con americana y corbata, con maletín y pluma estilográfica y hoy voy con un polo de tejido transpirable y deportivo, que hace 20 años no me hubiera puesto ni para hacer deporte, con unos pantalones de montañero, muy fresquitos y prácticos (tienen seis bolsillos con cremallera), pero nada elegantes y calzo sandalias, zapato que antes asociaba con la playa y la piscina y del que hoy no me despego. Y en vez de maletín, cargo con una bolsa de plástico blanco hecha en Olivenza (las compro de 300 en 300) y con un bolígrafo de propaganda.
    El primer día que fui a mi instituto, recién casado y con 24 años recién cumplidos, los compañeros, una caterva de profesores gallegos, nacionalistas, comunistas y radicales en general, me miraron como si se les hubiera aparecido un marciano, aunque me perdonaron la vida porque era el primer colega extremeño que veían y pensaron que aquí vestíamos todos así, en plan señorito.
    Los alumnos me preguntaron que si era médico y yo, que, aunque pardillo, había desarrollado cierto sentido del ridículo, entendí enseguida que vestir así en un instituto periférico y costero no tenía mucho sentido, así que desterré la americana y la corbata para los restos, guardé el maletín de cuero en el armario (aún lo guardo como reliquia) y me agencié una bolsa de lona para llevar en bandolera.
    Con el paso de los años, mi vestimenta fue degenerando paulatinamente para acabar arrumbando abrigos y chaquetones y adoptando anoraks y parkas hasta llegar al estado de comodidad y desenfado tan lamentable en que me encuentro. A tanto ha llegado la degeneración, procurada por el paso de los años (ya saben que cuanto más mayores, más descuidados y menos presumidos), que hoy acudo a trabajar con mochila, cual vulgar Toni Cantó, y con gorras de tela o de lana, dependiendo de la estación, como si fuera rapero, estibador o poligonero.
    Una vez salí en la tele con una camiseta blanca asomando bajo el jersey y mi padre me montó una bronca descomunal. Durante una semana le hice caso y fui a trabajar con americana, camisa y pantalón con raya, pero me pudo la comodidad y pronto retorné al tejano viejo, el jersey desmañado y los faldones de la camisa adornando la cintura. Es una forma de vestir que choca con mi educación de niño cacereño hijo de funcionario, que debe aparentar cierto decoro, pero es que me puede la ola de informalidad que nos invade y este estilo medio finlandés, medio sueco, que consiste en ponerte lo más cómodo salvo si vas de fiesta o ceremonia. Vestimos, en fin, como aquellos turistas europeos que nos escandalizaban en los 70 y solo nos falta dar el salto definitivo hacia la desinhibición absoluta, es decir, llevar calcetines con las sandalias, algo muy útil en ocasiones, pero que aún provoca demasiado sarcasmo. Todo se andará. Pero si escribo todo esto sobre mi degeneración, no es tanto por la manera de vestir cuanto por la forma de viajar. Porque este verano he llegado al colmo de la vulgaridad tras descubrir que la mejor manera de llevar el equipaje es en unas bolsas del hipermercado. Tras años tirando de maletas rodantes y elegantes, este verano me he liberado de cualquier reparo y viajo con el equipaje guardado en bolsas grandes del Día, el Carrefour y el Mercadona. Es práctico y utilísimo: como no llevo camisas ni pantalones que puedan arrugarse, cojo las prendas, el calzado y el aseo, lo apelotono todo en la bolsa y al coche. Hago la maleta en tres minutos y, a la vuelta, la deshago en dos.
    He eliminado la peor parte del viaje y, durante mi estancia, lo tengo todo a mano: lo cojo directamente de la bolsa. Y si antes viajaba con ropa y calzado para cambiarme varias veces y manifestar buen tono, ahora llevo lo imprescindible, me afeito cada tres días y ni se me ocurre echarme colonia. Dicen que todo esto son síntomas de madurez. A mí me parecen síntomas de degeneración.

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