sábado, 9 de febrero de 2019

LA NOCHE ABIERTA - ENTREVISTA -El pequeño comercio agoniza: 6.689 establecimientos echan el cierre en 2018,. / COPA Y PURO - Amazon, ten cuidado con Woody Allen,.

TITULO:  LA NOCHE ABIERTA - ENTREVISTA -El pequeño comercio agoniza: 6.689 establecimientos echan el cierre en 2018,.

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 LA NOCHE ABIERTA

Progroma presentado por Pedro Ruiz, entrevistas por La 2 los martes a las 22:30, un gran espacio de música, foto etc. 






El pequeño comercio agoniza: 6.689 establecimientos echan el cierre en 2018,.

El comercio electrónico y los descuentos permanentes de los grandes grupos están reduciendo el sector,.

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foto / La Gran Vía madrileña se ha convertido en el paradigma del comercio moderno. Las pequeñas tiendas de toda la vida han sido barridas por las grandes cadenas y resulta casi imposible encontrar algún establecimiento de los de antes. Cada año, miles de estas pequeñas tiendas echan el cierre. El año pasado lo hicieron 6.698 en toda España, según los datos del directorio de empresas (Dirce) del Instituto Nacional de Estadística (Dirce). De 458.169 empresas de comercio minorista con menos de veinte trabajadores o autónomos que había en 2017 se pasó a 451.471. En 2015 su número superaba las 469.000. La situación es todavía más dramática entre los negocios sin asalariados. El año pasado se perdieron 10.000, según los datos de la Confederación Española de Comercio (CEC). El Índice del Comercio Minorista del INE de 2018 refleja que los pequeños y medianos establecimientos fueron los únicos que presentaron tasas de crecimiento negativas, -0,7%.
El auge del comercio electrónico y la “fiebre de los descuentos permanentes”, como la define la CEC, están esquilmando a marchas forzadas al comercio tradicional. En ambas causas, las grandes cadenas han tenido mucho que decir. Respaldadas por su músculo financiero, las grandes cadenas de distribución han aprovechado la liberalización del periodo de rebajas para hacer de los descuentos permanentes parte importante de su plan de negocio. Una estrategia contra la que los pequeños comercios no pueden competir. Aunque se ven arrastrados a adherirse a la tendencia, lo hacen a coste de una fuerte reducción de sus márgenes, lo que está llevando a muchos a su desaparición. Sectores como el textil son exponentes de una espiral que la patronal, Acotex, viene denunciando desde hace años. Incluso algunas de las grandes cadenas, como Inditex, dudan de lo adecuado del modelo. La multinacional gallega, de hecho, ha decidido desmarcarse de esta tendencia en los últimos meses aunque ello le haya supuesto un menor crecimiento y cierto castigo de los inversores. Las quejas del pequeño comercio han llegado ya hasta la mesa de Reyes Maroto, ministra de Industria y Comercio, que ha prometido constituir una mesa para analizar las consecuencias de la liberalización de las rebajas aunque, de momento, no ha tomado partido por ninguna postura, aseguran desde la CEC.
El comercio online es otra dura realidad con la que el pequeño comercio debe convivir en clara desigualdad de condiciones. Mantener el servicio abierto las 24 horas no es ni logística ni económicamente viable para el pequeño comercio. Por no serlo, no lo es ni para las grandes cadenas. A excepción de Inditex, que asegura que en sus ventas a través de internet no sufren merma en sus márgenes, el resto reconoce de un modo u otro que es un canal en el que hay que estar aunque aunque ahora cueste rentabilizarlo porque es el futuro. Y cada vez más el presente. Según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNCM), en el primer trimestre de 2018 el comercio electrónico superó los 8.900 millones de euros, un 32,8% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior.

  TÍTULO: COPA Y PURO -  Amazon, ten cuidado con Woody Allen ,.

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  Amazon, ten cuidado con Woody Allen,.


Resultat d'imatges de Amazon, ten cuidado con Woody Allen
Resultat d'imatges de COPA Y PURO Woody Allen quiere su dinero y sus películas, y los amantes de la libertad y el cine anhelamos que exprima a Amazon hasta el último centavo de los 68 millones de dólares que pide. Esa es la cuantía de su demanda contra el gigante presentada en un juzgado de Manhattan. Como recordarán, la compañía mantiene congelada la última cinta del realizador, «A rainy day in Manhattan», después de que el movimiento #MeToo lograse estigmatizar al director por unas acusaciones de abuso sexual que en 1992 rechazaron todos los expertos del caso. Hasta el punto de que fue desestimado y nunca llegó a juicio.

Pero la histeria, los gritos del coro y la reclamación de la ordalía y la picota arrasan cualquier mesura. Allen fue estigmatizado. Varios de los actores que habían trabajado con él, especialmente los más jóvenes, se declararon abochornados. Renunciaron a sus sueldos. O los cedieron a la caridad. De poco ha servido que tipos tan reconocidos como Javier Bardem, Diane Keaton, Alec Baldwin y Jude Law hayan clamado por la presunción de inocencia y denunciado los abusos retóricos de los modernos cazadores de brujas. Amazon no estrenaría «A rainy day in Manhattan» ni financiaría más cintas suyas. Woody estaba acabado. Kaput. Más le valía aceptarlo y, como medida suplementaria, quemarse a lo bonzo en mitad de la vía pública. En la demanda interpuesta ante un juzgado de Nueva York los abogados del genio afirman que «Amazon ha tratado de excusar su acción escudándose en una acusación sin fundamento de hace 25 años contra el señor Allen, pero esa afirmación ya era bien conocida por Amazon (y el público) antes de que Amazon firmara cuatro contratos con el señor Allen, y en cualquier caso, no proporciona una base para que Amazon rescinda el contrato...
Simplemente, no había ningún fundamento legítimo para que Amazon renunciara a sus promesas». Vivimos días extraños. Un sector del feminismo, dopado de posmodernismo, enamorado de la ingeniería social, abandera una cruzada ideológica más similar al macartismo o la paranoia fomentada por personajes tan turbios como Hoover que al movimiento de las heroicas sufragistas. Los rumores, las maledicencias, las acusaciones sin pruebas, valen por la sentencia de un jurado. La caída de un hombre, con independencia de que fuera inocente, se justifica con mantras típicamente psicopáticos, del tipo de que no es posible hacer una tortilla sin romper huevos. Los propios jueces fueron suplantados por una pandilla de resentidos y analfabetos desde los vertederos de las redes sociales.
Que Woody Allen haya respondido alienta la esperanza de un futuro algo menos claustrofóbico. Mientras la justicia decide, y mientras confiamos en que estrene, al fin, su penúltima obra, las mejores intenciones amenazan ruina total secuestradas por las enloquecidas consignas de los filisteos.


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