Una anciana de El Morell (
Tarragona)
evitó a paraguazos que le robara un ladrón y su testimonio ayudó a los
Mossos d'Esquadra a detenerle, según informa este cuerpo policial. El detenido, que
ha ingresado en prisión por orden del juez, es un vecino de El Rourell (Tarragona) de 19 años y es el presunto autor de un delito de
robo con violencia e intimidación
en grado de tentativa. También se le imputa tentativa de robo con
fuerza en el interior de un vehículo y otro robo con fuerza en
domicilio, todos cometidos, presuntamente, entre el 5 y el 7 de febrero.
El día 5, sobre las siete de la tarde, una anciana de 73 años se
disponía a acceder al portal de su domicilio, ubicado en la calle
Sardana de El Morell, cuando la asaltó un hombre. El individuo le pidió
todo el dinero mientras esgrimía una navaja. Sin embargo,
tuvo que salir corriendo sin botín alguno porque la mujer reaccionó defendiéndose con un paraguas que llevaba en las manos.
Sobre
las ocho de la tarde de ese mismo día y en la misma calle, un mosso
fuera de servicio vio a un hombre rompiendo el cristal del copiloto de
un camión estacionado en la vía pública.
El ladrón huyó al ser visto, sin llegar a sustraer nada y
aunque el agente no lo pudo interceptar, sí que lo identificó
posteriormente. Por último, al detenido se le atribuye un robo el 7 de
febrero en una casa de Vilallonga del Camp (Tarragona). El propietario
se ausentó temporalmente y, entre las dos y las tres de la tarde, el
ladrón aprovechó para forzar la puerta y llevarse un ordenador portátil,
una consola de juego y tabaco.
A raíz del testimonio de la anciana y de las gestiones realizadas por los investigadores, la
Policía pudo
identificar al presunto autor de los hechos y detenerle este lunes. El
hombre detenido acumula tres antecedentes policiales por delitos contra
el patrimonio y ha pasado a disposición del
Juzgado de Instrucción en funciones de guardia de Tarragona, que ha decretado su ingreso en prisión.
TITULO: HOY LE TOCA - El puente de Primo de Rivera ,.
Hace
justamente un siglo, en los felices años 20, Ribera del Fresno era un
pueblo donde veraneaba la aristocracia, algunos de cuyos más conspicuos
representantes poseían allí tierras y palacios. En esos años, el
dictador Primo de Rivera visitó la localidad y una pancarta lo adoptó.
Decía así: «Bienvenido don Miguel al pueblo que lo vio nacer». La
pancarta se basaba en una lógica irrebatible: si el pueblo se llamaba
Ribera y el general absolutista era Primo de Rivera, ¿dónde iba a haber
nacido si no era allí?
Al poco de ocupar la jefatura del
gobierno, el hasta entonces Capitán General de Cataluña firmó la
adjudicación del ferrocarril de Logrosán, que, partiendo de la línea de
Madrid a Valencia de Alcántara, llegaría a Villanueva de la Serena. La
leyenda dice que aquella línea de ferrocarril, años después cerrada y
nunca estrenada en el trazado completo, se hacía para que el 'general de
Ribera del Fresno' viniera a ver a una amante que tenía en Villanueva
de la Serena. Como la relación se rompió, se acabó el impulso
ferroviario y el tren de Logrosán empezó a agonizar sin haberse
inaugurado.
Estos
dos chascarrillos bastarían para cuestionar la medida adoptada por el
Ayuntamiento de Cáceres, a propuesta del exconcejal de Vox, ahora
independiente, Teófilo Amores, de quitarle a Primo de Rivera su avenida y
dedicársela a Clara Campoamor, personaje fundamental en la historia de
España por haber defendido los derechos de la mujer y haber sido la
principal impulsora del sufragio femenino antes de, a causa de la Guerra
Civil, exiliarse en Suiza, donde murió.
Los méritos de Clara
Campoamor para tener una calle en Cáceres son indiscutibles. Es más, ya
la tiene: una arteria moderna y cortita, pero con buenas vistas, en un
barrio situado entre la Subdelegación de Defensa y el cementerio
municipal. ¿Pero tiene méritos Primo de Rivera para que la placa con su
apellido se mantenga en una avenida principal de Cáceres?, donde
estuvieron el edificio del sindicato vertical y la primera emisora
local, ya desaparecida, y donde están la delegación de HOY y el
mamotreto de Servicios Múltiples, mole que admiran los niños de los
pueblos cuando llegan a Cáceres de excursión y preguntan a sus maestros:
«¿Esto tan grande es de un solo hombre?».
Además de las anécdotas
de Ribera y Villanueva, hay un detalle por el que Cáceres debería
reconocer, aunque solo sea un poquitín, la labor de este dictador que,
dicho sea de paso, no fue especialmente cruel ni exterminó a sus
enemigos de manera sistemática como otros. Para entender ese detalle hay
que trasladarse a otros años 20, pero del siglo XIII, cuando hacia
1228-29, en una de las incursiones del rey Alfonso IX de León para
conquistar Cáceres y Badajoz, se destruyó el puente de Alconétar sobre
el Tajo. Desde ese momento no se pudo ir de Cáceres a Coria, Plasencia o
Salamanca a pie, a caballo ni en carro o coche. 700 años estuvo la Vía
de la Plata sin puente sobre el Tajo hasta que en 1924, a los pocos
meses de 'okupar' el gobierno, Primo de Rivera aprobó la reconstrucción
del puente, que se inauguró en 1927.
Durante su dictadura se
crearon escuelas a un ritmo mayor que en etapas anteriores, el sueldo de
los maestros, estancado desde 1918, subió de 1.500 a 2.000 pesetas
anuales. Se mejoraron las carreteras y se creó la Caja Extremeña de
Previsión Social. Sus partidarios en Cáceres, agrupados en la Unión
Patriótica, que lideraba Gonzalo López-Montenegro, quien en agosto de
1936 cedería su palacio de los Golfines de Arriba a Franco, crearon
Nuevo Diario, un interesante periódico del que hemos extraído y contado
en esta página curiosos reportajes sobre el vuelo comercial
Madrid-Cáceres-Lisboa o sobre la aparición de lobos en la Montaña
cacereña.
Ser un dictador y tener ese apellido predispone a que te
quiten del callejero. Bueno está, pero lo de reconstruir el puente
sobre el Tajo, sin que hubiera una amante por medio, bien merecería, al
menos, que le dedicaran un árbol.
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