LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally? - Loteria del Padre - Jueves -19- Marzo - Atún en aceite, fotos.
Qué
raro es todo. El domingo pasado estaba manifestándome en la calle al
grito de «Manolo, Manolito, la cena tú solito», y hoy estoy encerrada en
casa, mirando por la ventana y recibiendo mensajes de un compañero que
me pregunta dónde puede encontrar atún en aceite de oliva, que en las
tiendas de su barrio ya no queda. Acabáramos. Ni que fuera yo Juan Roig.
Entre la manifestación y la búsqueda del atún, una semana llena de aplazamientos. Lo intocable ha dejado de serlo, todo es susceptible de ser pospuesto. Es la nueva ley de Lavoisier: la materia no se crea ni se destruye, solo se posterga. Llegará verano y celebraremos San Fermín, las Fallas y la Semana Santa al mismo tiempo: los costaleros irán con un pañuelo rojo al cuello, echaremos arroz al paso de las procesiones y terminaremos quemando los tronos, como en «Misión Imposible 2». Que vivimos tiempos confusos ya lo sabíamos. Pero no tanto.
Este aplazamiento de la vida exterior y de las cosas extraordinarias nos permitirá ocuparnos de las cosas ordinarias, de las domésticas, de las tareas de las que escapamos yendo todos los días a trabajar: ordenar los armarios, colgar el cuadro que te regalaron hace tres años, arreglar el enchufe de la cocina. Cuando hayamos terminado con lo ordinario, empezaremos con lo infraordinario: como en un libro de Georges Perec, describiremos los objetos que tenemos sobre la mesa, dibujaremos detalladísimos planos de nuestra casa y haremos una tentativa de inventario de los alimentos líquidos y sólidos que engullimos en el transcurso de la cuarentena. Entonces, y mientras las palomas se adueñan de la calles, nos daremos cuenta de que solo tenemos atún en aceite de girasol. Tener mucha vida interior era esto.
En
el mercado de Nisa, es más caro un churro que un café y en el de Évora,
echas cuentas y sale más caro comprar una merluza o un sargo que
comértelo en un restaurante. Comprar y comer en Portugal. Para comer a
la portuguesa, podemos hacer dos cosas. La más habitual es acudir a uno
de los numerosos restaurantes de la Raya y disfrutar de una opípara
comida a un precio razonable. La otra es comprar los productos en un
supermercado y darse un homenaje en casa. Para quienes deseen optar de
vez en cuando por esta segunda propuesta, les ofrecemos una guía de
supermercados e hipermercados portugueses de la Raya cercanos a la
frontera.
Si empezamos por el sur, en Elvas, destacamos un Pingo Doce, un Continente, un Pagapouco, un Lidl y el Cash Marvanejo, muy surtido y con ofertas interesantes y distintas. Si estamos en Campomayor, en la rotonda de acceso a la villa, un Intermarché y un Continente Bom Dia, ambos con aparcamiento, son dos opciones estupendas y entretenidas. Porque uno de los encantos de comprar en Portugal es que resulta muy divertido ocupar ese rato de la tarde en que no se sabe qué hacer tras la comida pantagruélica y el café. Siempre vamos a encontrar productos distintos, podremos comprar caprichos baratos de esos que reconfortan: esta cervecita, aquel quesito, estos pasteles de nata en oferta: seis por tres euros...
Si subimos hacia el norte, el gran emporio de supermercados fronterizos está en Portalegre, donde en el centro abre un Pingo Doce y alrededor de una rotonda, en la parte baja de la ciudad, a un paso del estadio de atletismo y de la explanada del mercadillo mensual, se han instalado grandes y medianas superficies como Minipreço, Continente, Leclerc e Intermarché. Es en estos cuatro híper y súper mercados donde se encuentra la mayor variedad y las ofertas más interesantes.
Para finalizar, más al norte, en Castelo de Vide, está el supermercado Pingo Doce. Este establecimiento se encuentra en la carretera de salida hacia España, tiene un aparcamiento que no es suficiente para la cantidad de coches portugueses y españoles que van por allí los fines de semana y es, desde luego, el más internacional de todos: por sus pasillos se escuchan no solo conversaciones en castellano y portugués, sino también en holandés, francés, inglés y alemán pues es un supermercado enclavado estratégicamente en una zona donde se han establecido muchos extranjeros desde que, en 2001, Valencia de Alcántara presentó su oferta de segundas residencias en una feria de La Haya.
Ya sea en los supermercados de Elvas, Campomayor o Castelo de Vide, ya sea en los hipermercados de Portalegre, las compras que solemos hacer los extremeños suelen ser las mismas. Así, mantenemos la costumbre de comprar café, aunque en Portugal no encontraremos torrefacto, que siguen haciendo en Delta solo para el mercado tradicional extremeño. No falta en la cesta de la compra la mantequilla con sal: últimamente se vende mucho la de las Azores, que también se distribuye en Extremadura.
En la sección de frutería, la abundancia de piñas y de frutos tropicales es más variada y a mejor precio que en España. Entre las cervezas, la Sagres sin, pero en realidad con un punto de alcohol, es muy solicitada: sabe a cerveza, pero no es un peligro ante el alcoholímetro. Además de los vinos y los licores tradiciones (ginginha, Beirão), hay dos secciones de visita inexcusable: una es el obrador, con esos bollos de pan esponjosos, ricos y baratos, las ofertas de pasteles de nata y los cruasanes macizos que aseguran meriendas deliciosas; la otra es la de lácteos, con quesos de Azeitao, Seia y Nisa que completan una cesta sustanciosa, deliciosa... portuguesa.
Entre la manifestación y la búsqueda del atún, una semana llena de aplazamientos. Lo intocable ha dejado de serlo, todo es susceptible de ser pospuesto. Es la nueva ley de Lavoisier: la materia no se crea ni se destruye, solo se posterga. Llegará verano y celebraremos San Fermín, las Fallas y la Semana Santa al mismo tiempo: los costaleros irán con un pañuelo rojo al cuello, echaremos arroz al paso de las procesiones y terminaremos quemando los tronos, como en «Misión Imposible 2». Que vivimos tiempos confusos ya lo sabíamos. Pero no tanto.
Este aplazamiento de la vida exterior y de las cosas extraordinarias nos permitirá ocuparnos de las cosas ordinarias, de las domésticas, de las tareas de las que escapamos yendo todos los días a trabajar: ordenar los armarios, colgar el cuadro que te regalaron hace tres años, arreglar el enchufe de la cocina. Cuando hayamos terminado con lo ordinario, empezaremos con lo infraordinario: como en un libro de Georges Perec, describiremos los objetos que tenemos sobre la mesa, dibujaremos detalladísimos planos de nuestra casa y haremos una tentativa de inventario de los alimentos líquidos y sólidos que engullimos en el transcurso de la cuarentena. Entonces, y mientras las palomas se adueñan de la calles, nos daremos cuenta de que solo tenemos atún en aceite de girasol. Tener mucha vida interior era esto.
TITULO: EL DIVAN DE OLGA VIZA - Supermercados de la Raya,.
Supermercados de la Raya,.
'Bolos' y 'queixos'. Trece medianas superficies tientan a los viajeros extremeños cerca de la frontera,.
Si empezamos por el sur, en Elvas, destacamos un Pingo Doce, un Continente, un Pagapouco, un Lidl y el Cash Marvanejo, muy surtido y con ofertas interesantes y distintas. Si estamos en Campomayor, en la rotonda de acceso a la villa, un Intermarché y un Continente Bom Dia, ambos con aparcamiento, son dos opciones estupendas y entretenidas. Porque uno de los encantos de comprar en Portugal es que resulta muy divertido ocupar ese rato de la tarde en que no se sabe qué hacer tras la comida pantagruélica y el café. Siempre vamos a encontrar productos distintos, podremos comprar caprichos baratos de esos que reconfortan: esta cervecita, aquel quesito, estos pasteles de nata en oferta: seis por tres euros...
Si subimos hacia el norte, el gran emporio de supermercados fronterizos está en Portalegre, donde en el centro abre un Pingo Doce y alrededor de una rotonda, en la parte baja de la ciudad, a un paso del estadio de atletismo y de la explanada del mercadillo mensual, se han instalado grandes y medianas superficies como Minipreço, Continente, Leclerc e Intermarché. Es en estos cuatro híper y súper mercados donde se encuentra la mayor variedad y las ofertas más interesantes.
Para finalizar, más al norte, en Castelo de Vide, está el supermercado Pingo Doce. Este establecimiento se encuentra en la carretera de salida hacia España, tiene un aparcamiento que no es suficiente para la cantidad de coches portugueses y españoles que van por allí los fines de semana y es, desde luego, el más internacional de todos: por sus pasillos se escuchan no solo conversaciones en castellano y portugués, sino también en holandés, francés, inglés y alemán pues es un supermercado enclavado estratégicamente en una zona donde se han establecido muchos extranjeros desde que, en 2001, Valencia de Alcántara presentó su oferta de segundas residencias en una feria de La Haya.
Ya sea en los supermercados de Elvas, Campomayor o Castelo de Vide, ya sea en los hipermercados de Portalegre, las compras que solemos hacer los extremeños suelen ser las mismas. Así, mantenemos la costumbre de comprar café, aunque en Portugal no encontraremos torrefacto, que siguen haciendo en Delta solo para el mercado tradicional extremeño. No falta en la cesta de la compra la mantequilla con sal: últimamente se vende mucho la de las Azores, que también se distribuye en Extremadura.
En la sección de frutería, la abundancia de piñas y de frutos tropicales es más variada y a mejor precio que en España. Entre las cervezas, la Sagres sin, pero en realidad con un punto de alcohol, es muy solicitada: sabe a cerveza, pero no es un peligro ante el alcoholímetro. Además de los vinos y los licores tradiciones (ginginha, Beirão), hay dos secciones de visita inexcusable: una es el obrador, con esos bollos de pan esponjosos, ricos y baratos, las ofertas de pasteles de nata y los cruasanes macizos que aseguran meriendas deliciosas; la otra es la de lácteos, con quesos de Azeitao, Seia y Nisa que completan una cesta sustanciosa, deliciosa... portuguesa.
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