LA LOTERIA DEL VIERNES - ¿Dónde está Wally? - EL CRISTO QUE LLEGÓ DE MEXICO ,. , fotos,.
EL CRISTO QUE LLEGÓ DE MEXICO ,.
El Cristo de la Misericordia de Valverde de Leganés ya está en su ermita tras un minucioso proceso de restauración.
La talla cuando estuvo expuesta en el Museo de Cádiz-Foto.
Para
el secado de los productos utilizados en la restauración, la imagen
estuvo varias semanas expuesta en el Museo Provincial de Cádiz, junto a
importantes obras de Murillo, Zurbarán, Rubens, etc., donde fue muy
visitada. El regreso del Cristo a Valverde fue celebrado con una
Eucaristía y procesión, y estuvo expuesto unos días en la Parroquia de
San Bartolomé hasta que fue trasladado a su ermita donde puede ser
visitado diariamente.
La Hermandad del Cristo
organizó una conferencia a cargo de los dos restauradores en la que se
detallaron los trabajos realizados y datos sobre la fecha, procedencia y
características de la imagen.
Pablo Amador clasifica la imagen entre
las conocidas como 'Cristos de Caña', constituida de materiales
blandos, distinguiéndose la caña de maíz, diferentes tipos de papel
(incluido fragmentos de códices novohispanos), tejidos y madera de
colorín en manos y pies. La figura tiene un grosor de entre 1,5 y 2 cm.,
lo que hace que, a pesar de su tamaño 200x200x63 cm., sea muy ligera
facilitando así su uso procesional portado por un único hermano como
marcaban las directrices de la época.
Por
parte de la Hermandad del Cristo, su Hermana Mayor, Antonia María
Ortiz, mostró su satisfacción por los resultados finales de la
restauración y el agradecimiento de la Hermandad y de la Parroquia a
todos los valverdeños y asociaciones que han colaborado en conseguir los
fondos para sufragar los gastos y que según nos manifestó fueron 10.700
euros la restauración y 1.260 euros los gastos de traslados y seguros.
Más información se puede encontrar en 'Exposición la imagen recuperada'
del buscador Google.
TITULO: EL DIVAN DE OLGA VIZA - El Columpio Asesino regresa para combatir la felicidad por obligación,.
El Columpio Asesino regresa para combatir la felicidad por obligación,.
Después de un parón de seis años, la banda alerta contra la presión social por aprovechar el tiempo y aboga por los momentos improductivos,.
“Parece como si todos los pasos debieran tener un fin productivo, y a veces la vida contemplativa es necesaria”, añade Daniel Ulecia (48 años), bajo y sintetizadores de la veterana banda indie, que arrancó su andadura hace más de dos décadas, en 1999. “Y eso nos lleva a una especie de autoexplotación. Es como si nos hubiesen metido al jefe dentro”, cierra Albaro. Por eso, la canción recita en bucle, casi como un mantra, “Yes we can”, el famoso eslogan que lanzó el demócrata Barack Obama en la campaña presidencial de 2008 que le llevó a la Casa Blanca. Según El Columpio Asesino, el lema se ha pervertido, si en principio tenía una finalidad más de superación personal y colectiva, casi se ha convertido en un “Yes We Can” de autoexplotación.
Quizá por eso, porque hay veces que no se puede, porque hay veces que hay que parar, El Columpio no sacaba un disco desde Ballenas muertas en San Sebastián (2014). Y quizá por eso, dice Albaro, para “aceptar el silencio, la angustia, el vacío, porque forman parte de la vida”, incluso se tomaron algo más de un año sabático, entre enero de 2016 y marzo de 2017, en los que se olvidaron de la banda.
“Estábamos muy cansados porque la gira de Diamantes (2011) fue muy larga, empalmábamos disco con gira y al final no acabábamos de desconectar”, recuerda la cantante del grupo, Cristina Martínez (50 años), “tras Ballenas acabamos tronchados y decidimos parar. La premisa fue no hablar ni una sola palabra del Columpio entre nosotros durante ese año, y lo cumplimos a rajatabla”. Al parecer, se veían como amigos —“Pamplona es muy pequeño”—, pero la música, ni mentarla.
Cristina, Daniel, Albaro y el hermano de este, Raúl Arizaleta (44 años, guitarra), se encuentran a finales de febrero en Madrid para promocionar el que quizá sea el disco más pop de su trayectoria. Falta el actual quinto integrante, Jaime Nieto (teclados), que se ha incorporado tras la reciente marcha de Iñigo Sola. “Por la banda han pasado un montón de gente, todos amigos, porque en principio siempre ha sido eso, un grupo de amigos”, explica Albaro, “hasta que con Diamantes se fijó la formación con la que más tiempo hemos estado”.
El éxito supuso el espaldarazo a la decisión de dedicarse profesionalmente a la música. Durante los primeros años, los miembros compaginaban la banda con empleos de todo tipo. “Por entonces había trabajo, en una fábrica, en una obra, y encima te pagaban bien, las cosas como son, con 18 años ganaba 180.000 pesetas al mes”, cuenta Albaro. Es decir, un sueldo mileurista pero, eso sí, hace más de 20 años. “Era un coñazo trabajar en una fábrica, pero como decía mi padre: ‘Haber estudiado’. Lo bueno es que, cuando salías y fichabas, te olvidabas de todo. Con la música, no, como si se te hubiera metido una lechuza en la cabeza”. Ya con la crisis se plantearon poner todos los huevos en la cesta de El Columpio Asesino. Y se profesionalizaron aún más con la incorporación de Daniel Ulecia con el disco Ballenas muertas en San Sebastián: “Creo que hemos perdido frescura, pues antes mezclábamos las cosas de una manera inconsciente, y con el tiempo hemos ganado en artimañas. Hemos afinado mucho más el tiro”, comenta Albaro, en referencia a un “trabajo de laboratorio” en el que usan más el estudio que el local de ensayo.
En cuanto al nuevo disco, la intención de la banda era cerrar la etapa que identifican con Ballenas. “Aquel disco correspondía a un momento tanto social como personal oscuro, y el sonido también lo reflejaba. Queríamos también recuperar el espíritu de los primeros discos”, aclara Albaro, en referencia a darle mucha importancia a la melodía. “La única directriz es que no se podía ir más oscuro que Ballenas… porque entonces ya caería en un pozo sin fondo”, puntualiza Daniel.
Finalmente, los músicos de Pamplona cierran la entrevista con una nueva “no explicación” del truculento nombre del grupo. “Nos hemos inventado tantas trolas que ya no sabemos ni de donde viene”, comenta Albaro, que también aclara que “no hay detrás una tragedia”. Y zanja el tema: “Tiene un punto dadá, ha habido sus más y sus menos con el nombre e incluso hubo un tiempo en que me decía ‘la madre del cordero, cómo se me ha ocurrido’, pero ahora me mola mucho”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario