Lunes -6- Julio a las 22:00 en La 2 / foto,.
Universidades permitira los catedraticos no funcionarios .
Los sindicatos docentes consideran «desproporcionado» el endurecimiento de requisitos, centrado en el número de publicaciones científicas,.
La evaluación de los méritos mínimos en docencia e investigación para que los aspirantes puedan recibir la acreditación se ha endurecido sobre todo en este segundo aspecto, en el que los nuevos criterios dan un gran protagonismo a las publicaciones realizadas por los docentes en las revistas especializadas de prestigio, exigiendo como norma general un mayor número que hasta ahora para superar la criba. En el caso de los catedráticos, se pide más publicaciones para acreditar el bagaje mínimo investigador en 18 de los 21 áreas de conocimiento que se evalúan. Con los profesores titulares ocurre lo mismo, pero en 7 de las 21 áreas.
El sindicato CSIF rechazó hoy los nuevos criterios de la Aneca, que recordó que no han sido consensuados con los representantes de los docentes, porque «no valoran de manera suficiente los sexenios de investigación» (bloques de seis años de investigación certificada), que hasta ahora eran el criterio fundamental para la acreditación. «Sin embargo, ahora, el peso de la experiencia es residual y se prima el número de publicaciones».
El sindicato aún espera que el ministerio «rectifique» y abra un proceso «verdadero» de negociación, porque, en caso contrario, avisa de que el «drástico» cambio de criterios impedirá que centenares de profesores universitarios logren su ascenso.
La Aneca permitirá que los solicitantes con el expediente aún en tramitación, que pueden superar el millar, elijan en los próximos dos meses entre continuar la evaluación según los nuevos criterios o mantener los vigentes antes del 17 de noviembre de 2017.
TITULO: Zona indie -Cine - La canción de July (Serie de TV) ,.
Este lunes -6- Julio a las 23:30, en la ‘Zona indie’ de La 2 se emite la película, foto.
- Reparto
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Tamara Lawrance, Hayley Atwell, Michael Culkin, Leo Bill, Jack Lowden, Arinzé Kene, Jordan Bolger, Sharon Duncan-Brewster, Madeleine Mantock, Gordon Brown, Dona Croll, Lizzie Hopley, Joy Richardson,.
- Narra la historia de una esclava de color en el siglo XIX en la Jamaica bajo el dominio británico.
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TITULO: + Cotas - Valdecañas: los pájaros y el hombre,.
El Sabado -4- Julio a las 9:30 por La 1, foto,. -
Valdecañas: los pájaros y el hombre,.
Los jueces han valorado la ingente documentación acumulada sobre el caso y han decidido lo que jurídica y socialmente parece más razonable: conservar lo construido y ordenar la demolición de las zonas no terminadas.
El auto judicial reconoce lo que quienes hemos seguido el pleito sabemos: que en la construcción de Valdecañas no se respetó la ley, por lo que el complejo fue declarado ilegal por los tribunales; pero da un paso más al sentenciar que la demolición de lo construido, tal como han reclamado los ecologistas, produciría más daños que beneficios.
Los jueces no comparten la postura maximalista de las asociaciones conservacionistas de que, dado que el complejo es ilegal, hay que derribarlo caiga quien caiga y perjudique a quien perjudique. Al empleo, a los pueblos colindantes, a la propia Isla de Valdecañas.
Con esta decisión el tribunal extremeño está en sintonía con buena parte de una opinión pública que se ha manifestado a favor de la pervivencia del complejo. Solo los ecologistas más radicales han mantenido sin fisuras la postura de que había que tirarlo.
«Hágase justicia y perezca el mundo», parece haber sido la posición de Ecologistas en Acción y Adenex, insensibles al hecho de que los pueblos de la zona pedían que no se derribara porque ello supondría destruir el empleo y la actividad económica que ha generado. La constatación de que la existencia del complejo y su funcionamiento no suponen una agresión al medio ambiente, tal como recoge el Tribunal Superior, hace todavía más razonable el fallo judicial. En un país en el que tantos 'ecocidios' se han cometido y se cometen, no parece que Valdecañas sea el mayor problema ecológico de la región, por más que se incumplieran las normas urbanísticas en su aprobación.
En Valdecañas, tal como han puesto de manifiesto conservacionistas menos radicales que los demandantes, pueden convivir sin problemas los pájaros y el hombre. Los propios vecinos de la zona han insistido una y otra vez en que antes de que se construyera el complejo la isla de Valdecañas se parecía más a un vertedero que a un paraíso, por más que estuviera declarada zona ZEPA. Y quienes defienden que la mano del hombre no altere la naturaleza tampoco deberían olvidar que la propia isla de Valdecañas es una creación artificial dentro de un pantano también artificial. Los humanos siempre hemos modificado nuestro entorno.
El hecho de que Valdecañas no se derribe nos ahorrará muchos millones a los contribuyentes extremeños, pero más importante que ese dinero es el mensaje que transmite el auto: en Extremadura no todo proyecto turístico o industrial está necesariamente abocado al fracaso.
Se ha asentado la idea de que nuestro único futuro es convertirnos en el paraíso de los pájaros porque cualquier iniciativa de desarrollo tiene que salvar el 'NO' de asociaciones y partidos más preocupados por preservar el medio ambiente que por el empleo de los extremeños. No debería ser así. Extremadura cuenta con unos espacios naturales y una calidad ambiental por encima de la media europea y española. No debería haber incompatibilidad entre el desarrollo sostenible y la preservación de la naturaleza. Salvo que nuestra única apuesta fuese en favor de una naturaleza virgen, no turbada por ninguna actividad humana salvo la de los avistadores de aves.
TITULO: Generaciones - Pandemia de odio,.
Pandemia de odio,.
Que levante la mano el que, en el transcurso de los aciagos días de confinamiento, no haya abandonado un grupo de whatsapp o bloqueado a un tuitero, acosado por mensajes o comentarios que incitaban directamente al odio y al linchamiento gratuito de personajes públicos o colectivos especialmente vulnerables. Y que levante la otra el que atine a barruntar en qué preciso momento, el desprecio más abyecto, la humillación arbitraria, el frívolo deseo de venganza, de contemplar arruinada, aniquilada y reducida a pingajos una persona, por el simple hecho de pensar o actuar diferente, familiarizó entre nosotros.
Yo solo podría levantar una mano. No sabría decirle cuándo arribó entre nosotros el repugnante virus del odio, aunque sí que prosperó, multiplicándose y propagándose de manera incontrolada, a raíz del confinamiento obligado por el estado de alarma. Allí, en nuestros hogares y quizás sin saberlo, incubamos otro virus más nocivo y dañino, cuando al dolor de las noticias tras las primeras muertes de la pandemia, siguió la negación de la enfermedad y la magnitud de sus fatídicos efectos, como antesala de la fase de ira que todo proceso de duelo conlleva.
Fue entonces cuando el consumo compulsivo de información no contrastada acabó siendo pasto abonado para los opinadores de baja estofa que, atrincherados en la aparente impunidad que les brindan las redes sociales, se erigieron en caudillos de los más incautos, predicando el fanatismo ideológico, la demonización del rival y la condena moral del contrario. Y en la inmediatez de la fase de ira sucedió una deflagración de odio en cadena que nadie ha sido capaz de detener. Porque los algoritmos siguen retroalimentando de odio a la manada, viralizándolo de modo aún más punzante y furioso que la propia pandemia que sirve a sus propósitos.
La máscara agudiza el odio y la distancia social lo fortalece, por lo que no existe alivio tradicional que lo refrene, ni vacuna inmediata que nos inmunice frente a esta enfermedad tóxica y dañina como ninguna. Todos estamos expuestos al odio y a la lapidación gregaria e injustificada, que licúa los cimientos de la sociedad corroyendo primero, uno por uno, a sus ciudadanos. El odio es la gangrena de la democracia, a la que vacía de solidaridad y tolerancia para convertirla en páramo desolado de la convivencia. El odio viaja dentro de un maletín nuclear, aunque solo los políticos más cretinos y miserables están dispuestos a activarlo a cambio de un puñado de votos.
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