TITULO: Un país en la mochila - Los Reyes Magos sobrevolarán Cáceres en globo sin llegar a tocar tierra,.
Los Reyes Magos sobrevolarán Cáceres en globo sin llegar a tocar tierra,.
El programa navideño, con conciertos, rutas turísticas y animaciones en los barrios, entre otras actividades, se emitirá desde las redes sociales,.
Los Reyes Magos sobrevolarán la ciudad de Cáceres en tres globos aerostáticos entre los días 3 y 6 de enero. La fecha está por concretar porque depende de que la meteorología y el viento sean favorables para el vuelo de los globos, etc,.
TITULO: AQUI HAY TRABAJO - Modificado el presupuesto de Miajadas para destinar 240.000 euros al Plan de Movilidad Urbana,.
Modificado el presupuesto de Miajadas para destinar 240.000 euros al Plan de Movilidad Urbana,.
foto / La sesión plenaria extraordinaria celebrada el pasado 19 de noviembre aprobó por unanimidad dos modificaciones presupuestarias. La primera, que consta de 240.000 euros, irá destinada al Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) II. La segunda, de 4.300 euros, va dirigida al programa 'El ejercicio te cuida', para hacer deporte., etc,.
TITULO: 80 cm - Javi Montoya ofusca al Don Benito,.
Javi Montoya ofusca al Don Benito,.
El guardameta emeritense desbarata las ocasiones más claras de un igualado derbi que, a los puntos, merecieron llevarse los rojiblancos,.
El Mérida abandonó el derbi con una sonrisa mucho más sincera que la del Don Benito. Porque dentro de la igualdad que reinó en el partido, los rojiblancos siempre merodearon un escalón por encima de los emeritenses. Traducimos: en la suma de todos los minutos, los de Juan García controlaron la mayor parte de ellos; en el 'highligths' , etc,.
TITULO: Hacer de comer - Pelar una patata ,.
lunes -30- Noviembre a viernes -4- Diciembre a las 13:25h, en La 1 , foto,.
Pelar una patata,.
Dice Santiago Alba Rico, en su libro 'Ser o no ser (un cuerpo)': «(…) pelar una patata es una de las tareas más duras y al mismo tiempo más satisfactorias que cabe imaginar. Satisfactoria porque el resultado de la acción es mensurable con los ojos; dura porque dura: porque requiere tiempo.» Con los placeres pequeños pasa algo similar a lo que sucede con las tareas cotidianas: sólo merecen la pena cuando la posibilidad de su repetición está garantizada. De nada sirve —y en muy poco aprovecha— hacer una tarta, acariciar un perro, salir a pasear sin el móvil en el bolsillo o echarse la siesta a sabiendas de que ese rato será el único que podrás dedicarle a esa alegría cotidiana en varios meses. En este sentido, y pese al relato que en ocasiones nos culpabiliza por no ser capaces de «ser felices con poco» —menuda trampa del capitalismo—, los placeres sencillos son en realidad bienes de lujo, porque sus requisitos imprescindibles —el tiempo y la calma— son cada vez más escasos.
El otro día, en un reencuentro pospandémico alrededor de una mesa, un amigo contaba el caso de un arquitecto prestigioso y millonario que, a sus ochenta y tantos, todavía presume de no tener más de veinte minutos para comer. «Yo soy más rico que él —dijo mi colega—, yo puedo tirarme tranquilamente cuatro horas comiendo.» Pienso que en ese adverbio está la clave de todo, porque el tiempo vacío nunca es tiempo libre si está cargado de posibles llamadas urgentes, ansiedad, prisa, miedos o precariedad económica. Horas y sosiego en grandes cantidades y en igual proporción: he ahí la receta de una vida plena. Es incompatible con los horarios que tiranizan nuestro día, y sólo saldrá bien si pelamos la patata con mimo.
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