TITULO: Documaster - La sal de la Tierra,.
Documaster - La sal de la Tierra / foto,.
Sebastião Salgado, fotógrafo social, tras 40 años capturando la condición humana en un mundo en transición (trabajadores, migrantes, genocidio y hambruna en los cinco continentes), regresa a casa, en Brasil, y aborda un nuevo proyecto: crear vida repoblando los bosques de su hacienda.
TITULO:
LUNES - 18 - MARZO - EN EL PUNTO DE MIRA - «Es doloroso, pero la Iglesia debe afrontar los abusos a menores para ser creíble» ,.
LUNES - 18 - MARZO - EN EL PUNTO DE MIRA ,.
En el punto de mira es un programa de televisión que se emite en el canal Cuatro y que se estrenó el 26 de julio de 2016.1 En este se tratan temas de actualidad y de investigación, ofreciendo como novedad en el formato, imágenes de cámaras 360° junto a grabaciones panorámicas hechas desde drones y sistemas de grabación oculta. Así, a manos de varios reporteros, profundizan en temas como la trata de animales, el negocio de las farmacéuticas o la caza ilegal. Lunes - 18 - MARZO - a las 22:40h, etc.
«Es doloroso, pero la Iglesia debe afrontar los abusos a menores para ser creíble»,.
Las diócesis reafirman que serán inflexibles para evitar nuevos casos de pederastia en una región donde ha habido siete condenas en 30 años,.
Esa reunión puso el foco en un problema que amenaza la credibilidad de una institución religiosa que ha recibido esta semana un nuevo mazazo: la condena de seis años de cárcel para el cardenal australiano George Pell, exresponsable de las Finanzas vaticanas, por abusar sexualmente de dos menores en la década de 1990.
El empeño de Francisco por abordar esos abusos calificados por el propio Papa como «monstruosidades» no es un empeño exclusivo de El Vaticano. La Iglesia extremeña también se ha embarcado en la lucha contra la pederastia y el pasado mes de octubre aprobó un protocolo en el que se compromete a comunicar a la Fiscalía todas las denuncias de abusos de menores de las que tenga conocimiento.
La última condena que ha sacudido a la Iglesia extremeña es la del sacerdote pacense José Donoso, destinado durante los últimos años como párroco en Mengabril (Badajoz). Fue condenado a 17 años de prisión por abusar sexualmente de dos menores y ya cumple condena, aunque la sentencia está recurrida.
Para las diócesis de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres, Plasencia y Toledo, todas ellas con presencia en territorio extremeño, el principio de actuación es el mismo que predica desde Roma el Papa Francisco. «Si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso –que representa ya en sí mismo una monstruosidad–, ese caso será afrontado con la mayor seriedad».
Esas palabras se transformarán pronto en un reglamento de aplicación obligatorio en todas las diócesis del mundo. Pero mientras llega esa norma, la Iglesia extremeña avanza en la lucha. «No se trata de crear una psicosis, pero sí hay que tener claro que al menor indicio hay que abrir una investigación rigurosa», añade Carlos Torres.
En la misma línea se ha expresado el vicario general de la Diócesis de Coria-Cáceres, Diego Zambrano. «Que un miembro de la Iglesia católica cometa un delito, y más de esta índole, supone una profunda consternación, sobre todo cuando se espera de él una conducta ejemplar conforme al Evangelio que predica».
«Ante estas situaciones sentimos dolor y desconcierto, porque aunque ciertamente son pocos los casos, provocan mucho dolor cuando ocurren... Pero tampoco podemos extender un velo de sospecha sobre toda la Iglesia, porque esos casos no son la generalidad y la mayoría de los sacerdotes están haciendo una labor digna de admiración», argumenta Torres.
«Número limitado»
El fiscal jefe de Badajoz, Juan Calixto Galán, ha confirmado que desde que ocupó el cargo hace ahora cuatro años se han investigado dos casos en la provincia de Badajoz: el del sacerdote de Mengabril y el de otro presbítero que fue condenado a seis meses de prisión por ofrecer dinero a un menor de 17 años a cambio de sexo junto a un instituto de Badajoz. «Afortunadamente, el número de casos aquí es limitado, pero es un asunto que nos preocupa porque esos hechos tienen consecuencias muy serias para las víctimas».La trayectoria de la Fiscalía de Badajoz en la lucha contra estos hechos viene de lejos. A principios de la década de 1990 el empeño de una fiscal que entonces estaba iniciando su carrera permitió condenar a un sacerdote que había abusado sexualmente de un menor desde que el chico tenía 15 años.
Los hechos se descubrieron después de que la víctima, con 21 años cumplidos, apuñalase en cuatro ocasiones al sacerdote para poner fin a la relación que tenían.
Existe un protocolo que obliga a comunicar cualquier hecho que conozcan a la Fiscalía
Ese caso, desconocido para los sacerdotes
más jóvenes, debió suponer un antes y un después para el clero
extremeño, que en una época en la que apenas se denunciaban este tipo de
hechos se vio sacudido por aquel terrible suceso.El secretario de la Diócesis de Mérida-Badajoz ha confirmado que cuando se tiene conocimiento de una denuncia de este tipo se aplica a rajatabla el protocolo aprobado el pasado año por las tres diócesis extremeñas.
En ese documento se indica que el sacerdote tiene la obligación de informar al vicario general de la diócesis (el número dos del obispado), quien a su vez debe comunicárselo al obispo, que es el encargado de notificar los hechos a los servicios especializados de menores y al Ministerio Fiscal. «En estos momentos es imposible que se escape un caso», asevera.
Esa medida pone en marcha la maquinaria judicial, puesto que estas denuncias son investigadas por las Fiscalías de Badajoz o Cáceres con el apoyo de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
De forma paralela, la Iglesia debe iniciar un procedimiento eclesiástico, que comienza con el nombramiento de un instructor y la apertura de una investigación previa en la que se toma declaración al denunciante, al acusado y a los posibles testigos.
Cuando el instructor termina el informe, debe entregárselo al obispo, que es el encargado de enviarlo a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Allí, un tribunal –la iglesia lo llama colegio– formado por varios cardenales analiza el caso y decide si el procedimiento eclesial debe culminarse en la diócesis donde se produjeron los hechos o en El Vaticano, opción que se aplica cuando la investigación es muy compleja.
Cuando el caso vuelve a la diócesis se celebra una especie de juicio y las actas finales son enviadas a la Congregación de la Doctrina de la Fe para que proponga la pena que se aplica, tal y como ocurrió con el sacerdote condenado por ofrecer dinero a cambio de sexo a un menor de Badajoz.
«El centro de gravedad gira ahora en torno a la protección de la infancia», afirma el secretario de Mérida-Badajoz
En ese caso, fue apartado de forma indefinida del ministerio sacerdotal, por lo que en la actualidad –el condenado está ingresado en una residencia de ancianos– no puede decir misa ni administrar ninguno de los sacramento. «El centro de gravedad en este tipo de casos gira ahora en torno a la protección de la infancia», señala Torres, que ofrece a las posibles víctimas la posibilidad de denunciarlos. «Es algo doloroso, pero también es algo que la Iglesia debe afrontar para ser creíble en su anuncio del Evangelio. No sé si surgirán nuevos casos, pero de aquí en adelante será mucho más difícil que ocurran porque hay una sensibilidad clara», concluye Torres.
TITULO: LUNES - 18 - MARZO - Madridistas por el mundo -El bebé que hablaba en latín y el misterio del fuego de Torrejoncillo ,.
Realmadrid TV emite - LUNES - 18 - MARZO- noche, a partir de las 22:30 horas, una nueva entrega de Madridistas por el mundo -El bebé que hablaba en latín y el misterio del fuego de Torrejoncillo ,.
El bebé que hablaba en latín y el misterio del fuego de Torrejoncillo,.
fotos / Ya la he liado en la Redacción. Bueno, eso es lo que dice Manuel Caridad, el del HOY Digital.
–¡Pero bueno, juntaletras! – me dijo – ¿Pero cómo eres tan insensato de dejarle al chispacero todos esos libros de Iker Jiménez?
–Hombre, le gustó tanto su programa de los ángeles malos de Talaván, que me preguntó si sabía de más cosas misteriosas ocurridas en Extremadura, y me acordé cuando Iker no era famoso y venía por esta Redacción a presentarnos sus primeros libros. Los busqué en mi biblioteca y se los dejé. Pero yo no sabía que se iba a poner así.
Al fotógrafo Salvador Guinea le dejé cinco libros de Iker Jiménez (Victoria, 1973): Dos tomos de 'Enigmas sin resolver', 'Fronteras de lo imposible', 'Encuentros. La historia de los OVNI en España' y 'El paraíso maldito' que es un monográfico de Las Hurdes. Guinea comenzó a devorarlos y se volvió como Don Quijote con los libros de caballería. Comentaba sin parar, a voz en grito, lo que leía en los libros, y se pasaba la mitad del día y sobre todo de la noche, mirando al cielo, para ver si venía alguien de no sé qué Ganimedes.
–¡Coño! Esto si que es gordo, ¡y está documentado! ¿Eh? Nada de invenciones – dijo una tarde, cogiendo uno de los libros y leyéndolo de un lado a otro del pasillo entre las mesas de los redactores. – Aquí lo dice bien claro. Iker fue en 1999 a Villafranca de los Barros ya que al hacer limpieza en el archivo municipal, encontraron un legajo de nada más y nada menos que de 1617, con una detallada investigación judicial ya que un bebé de unos cuatro meses hablaba latín. ¡Latín, ahí es nada!
Leyó entonces la declaración jurada del médico del pueblo, José de Ribera Padua, que dijo que estando de visita en su casa su prima María Batista, con su pequeña llamada Antonia, miró al bebé e hizo lo que atestiguó: «Con violencia comenzó a levantar los brazos y piernas, poniéndosele la cara muy roja, y este testigo juzgó que le daba algún accidente a la niña, levantando la cabeza del brazo de su madre comenzó y dijo en voces altas y claras: DOMUS, AUSTRIACA, CONTERET CAPUT, TUUM. Comenzó en tono bajo y acabó en tono alto, con mucha fuerza y violencia». El médico fue en busca de más testigos que también declararon que escucharon al bebé hablar en latín. Iker aseguraba que al traducir lo que dijo, se podía entender que en aquella casa había ocurrido un asesinato, cortándole la cabeza a la víctima.
El chispacero siguió contando que en Villafranca de los Barros, también ocurrió lo que fue considerado como un milagro, ya que la noche del 22 de agosto de 1675, comenzaron a sonar las campanas de la ermita de Nuestra Señora de la Coronada, sin que se viera a nadie que moviera la campana.
Los compañeros me miraban y cabeceaban, y Caridad, cuando no le vio el fotógrafo, me señaló y luego movió un dedo índice sobre su sien, como diciendo que yo estaba loco por dejarle los libros.
A la siguiente tarde el chispacero estuvo buscando noticias de fenómenos extraños en documentación y volvió a hacer lo mismo.
–¿Y lo de Torrejoncillo? ¡Eso sí que es fuerte! – dijo paseando otra vez con otro libro – Fue en septiembre de 1980. En las afueras del pueblo dos hermanos cabreros y su madre estaban descansando en su chamizo, a las tres de la tarde, cuando les despertó un ruido enorme. Salieron fuera y vieron acercarse por el aire una bola de fuego. Escaparon de milagro. El fuego calcinó unas 25 hectáreas, dejando más pobres a los cabreros ya que se fundieron 160 kilos de queso curado, carbonizó a 24 gallinas y cientos de conejos. Hay una fotografía de un gato chamuscado.
Siguió hablando de un tal Manuel Trejo, que el 14 de noviembre de 1968, en Zafra, vio a un humanoide de cuyo cuerpo salían destellos. No paraba. También habló de José Pancho, un pastor de Garganta la Olla, que murió en 1947 después de ver a un ser gigantesco con patas de chivo. Siguió su perorata con lo que le ocurrió a Marí Carmen Ramos, en 1984, en Saucedilla, cuando vio a una mujer de negro de tres metros deslizándose a un palmo del suelo. También de lo que ocurrió en la base aérea de Talavera la Real (Badajoz) la madrugada del 12 de noviembre de 1976,
cuando dos soldados aseguraron que habían disparado contra un ser
gigantesco que flotaba en la oscuridad. Esa tarde hasta nos habló de la
estela romana encontrada en Casar de Cáceres, que está en el Museo de Cáceres,
que según él es un extraterrestre. Caridad me miraba con los ojos
inyectados en sangre, y una vez que no le veía el charlatán, me señaló y
luego se pasó el dedo índice por la garganta.
Hubo una tercera tarde en la que resumió el libro de Las Hurdes, enseñándonos las recreaciones de las apariciones de 'El niño Blanco' y el 'Tío del Bronci'.
–¡La madre que me parió! – empezó con sus paseos con el libro abierto – Aquí hay otra aparición documentada. En el primer Congreso de Hurdanófilos, el que se celebró en Plasencia en 1907, el párroco de Ladrillar, Isaac Gutiérrez,
dijo que en el pueblo se aparecía un extraño personaje, quizás un
duende de poco más de un metro, que volaba acompañado de dos luces. ¡¿Y
lo que ocurrió en Vegas de Coria, en febrero de 1983?!
Cuando nueve vecinos dijeron que habían visto a un ser vestido de negro
con la cabeza en forma de almendra, sin nariz, ni bocas, ni orejas...
Vi entonces como Caridad cogía su teléfono móvil y empezaba a dar voces: «¡¿Cómo?! ¡¿Varias personas heridas, puede que algún muerto?! Sí ahora va un fotógrafo». Al dejar el móvil, le dijo al chispacero: «Guinea, haz el favor. Ves a hacer una foto enseguida a un accidente de tráfico junto a la Plaza de Toros. Es grave».
Cuando se fue corriendo, Caridad tomó una bolsa y tiró dentro los libros con fuerza, diciendo: «¡A tomar por culo, los libros!» y arrojó la bolsa a la basura. Luego llamó el fotógrafo diciendo que no encontraba el accidente, respondiéndole Caridad que habría sido un bromista y que se fuera para casa.
Al día siguiente Guinea buscaba los libros por todas partes. Preguntaba y nadie sabía nada. Unos le echábamos la culpa a la señora de la limpieza viendo su cara como a punto de llorar. Caridad, sonrió malignamente cuando le dijo: «Igual se los ha llevado alguno de tus seres extraños para ver lo que cuentan de ellos. Pero bueno, pregúntale a Iker».
No tiene corazón.
–¡Pero bueno, juntaletras! – me dijo – ¿Pero cómo eres tan insensato de dejarle al chispacero todos esos libros de Iker Jiménez?
–Hombre, le gustó tanto su programa de los ángeles malos de Talaván, que me preguntó si sabía de más cosas misteriosas ocurridas en Extremadura, y me acordé cuando Iker no era famoso y venía por esta Redacción a presentarnos sus primeros libros. Los busqué en mi biblioteca y se los dejé. Pero yo no sabía que se iba a poner así.
Al fotógrafo Salvador Guinea le dejé cinco libros de Iker Jiménez (Victoria, 1973): Dos tomos de 'Enigmas sin resolver', 'Fronteras de lo imposible', 'Encuentros. La historia de los OVNI en España' y 'El paraíso maldito' que es un monográfico de Las Hurdes. Guinea comenzó a devorarlos y se volvió como Don Quijote con los libros de caballería. Comentaba sin parar, a voz en grito, lo que leía en los libros, y se pasaba la mitad del día y sobre todo de la noche, mirando al cielo, para ver si venía alguien de no sé qué Ganimedes.
–¡Coño! Esto si que es gordo, ¡y está documentado! ¿Eh? Nada de invenciones – dijo una tarde, cogiendo uno de los libros y leyéndolo de un lado a otro del pasillo entre las mesas de los redactores. – Aquí lo dice bien claro. Iker fue en 1999 a Villafranca de los Barros ya que al hacer limpieza en el archivo municipal, encontraron un legajo de nada más y nada menos que de 1617, con una detallada investigación judicial ya que un bebé de unos cuatro meses hablaba latín. ¡Latín, ahí es nada!
Leyó entonces la declaración jurada del médico del pueblo, José de Ribera Padua, que dijo que estando de visita en su casa su prima María Batista, con su pequeña llamada Antonia, miró al bebé e hizo lo que atestiguó: «Con violencia comenzó a levantar los brazos y piernas, poniéndosele la cara muy roja, y este testigo juzgó que le daba algún accidente a la niña, levantando la cabeza del brazo de su madre comenzó y dijo en voces altas y claras: DOMUS, AUSTRIACA, CONTERET CAPUT, TUUM. Comenzó en tono bajo y acabó en tono alto, con mucha fuerza y violencia». El médico fue en busca de más testigos que también declararon que escucharon al bebé hablar en latín. Iker aseguraba que al traducir lo que dijo, se podía entender que en aquella casa había ocurrido un asesinato, cortándole la cabeza a la víctima.
El chispacero siguió contando que en Villafranca de los Barros, también ocurrió lo que fue considerado como un milagro, ya que la noche del 22 de agosto de 1675, comenzaron a sonar las campanas de la ermita de Nuestra Señora de la Coronada, sin que se viera a nadie que moviera la campana.
Los compañeros me miraban y cabeceaban, y Caridad, cuando no le vio el fotógrafo, me señaló y luego movió un dedo índice sobre su sien, como diciendo que yo estaba loco por dejarle los libros.
A la siguiente tarde el chispacero estuvo buscando noticias de fenómenos extraños en documentación y volvió a hacer lo mismo.
–¿Y lo de Torrejoncillo? ¡Eso sí que es fuerte! – dijo paseando otra vez con otro libro – Fue en septiembre de 1980. En las afueras del pueblo dos hermanos cabreros y su madre estaban descansando en su chamizo, a las tres de la tarde, cuando les despertó un ruido enorme. Salieron fuera y vieron acercarse por el aire una bola de fuego. Escaparon de milagro. El fuego calcinó unas 25 hectáreas, dejando más pobres a los cabreros ya que se fundieron 160 kilos de queso curado, carbonizó a 24 gallinas y cientos de conejos. Hay una fotografía de un gato chamuscado.
Hubo una tercera tarde en la que resumió el libro de Las Hurdes, enseñándonos las recreaciones de las apariciones de 'El niño Blanco' y el 'Tío del Bronci'.
Vi entonces como Caridad cogía su teléfono móvil y empezaba a dar voces: «¡¿Cómo?! ¡¿Varias personas heridas, puede que algún muerto?! Sí ahora va un fotógrafo». Al dejar el móvil, le dijo al chispacero: «Guinea, haz el favor. Ves a hacer una foto enseguida a un accidente de tráfico junto a la Plaza de Toros. Es grave».
Cuando se fue corriendo, Caridad tomó una bolsa y tiró dentro los libros con fuerza, diciendo: «¡A tomar por culo, los libros!» y arrojó la bolsa a la basura. Luego llamó el fotógrafo diciendo que no encontraba el accidente, respondiéndole Caridad que habría sido un bromista y que se fuera para casa.
Al día siguiente Guinea buscaba los libros por todas partes. Preguntaba y nadie sabía nada. Unos le echábamos la culpa a la señora de la limpieza viendo su cara como a punto de llorar. Caridad, sonrió malignamente cuando le dijo: «Igual se los ha llevado alguno de tus seres extraños para ver lo que cuentan de ellos. Pero bueno, pregúntale a Iker».
No tiene corazón.