TITULO: Cartas Olvidadas - Robar la primavera,.
Robar la primavera,.
foto / Hay jóvenes que se han echado a la calle en San Sebastián a dar por saco. El Gobierno vasco cree que hay una organización previa y los sindicatos policiales hablan de 'kale borroka'. En Holanda no ha habido nunca kale borroka y sí una ola de violencia callejera. Por todo el país. Rutte en funciones llama «violencia criminal» a esa batalla entre policías y jóvenes a los que les parece mal el toque de queda entre las 21:00 y las 4:30 (señor, ¿a dónde irán a esas horas estos calvinistas?).
La policía tuvo que usar porras, cañones de agua, perros, caballos y gases lacrimógenos. Lo normal. En la ciudad de Eindhoven los chiquillos llevaban hasta cuchillos. El país amaneció hecho unos zorros. Tampoco es que en Holanda anden por la noche de marcha, pero se supone que hay un malestar provocado por las restricciones. Comercios saqueados, cristales rotos, hospitales apedreados (hasta incendiaron un centro donde se hacían PCR). No sé si alegrarme por no ser sólo nosotros los que estamos siempre con la guerra civil en la boca. El alcalde de Eindhoven, que ha llamado a los alborotadores «la peor escoria del mundo», ve que con este nivel de violencia van hacia una. Los verdes han señalado a la ultraderecha como incitadores. Geert Wilder, el de la pelambrera, ha puesto el grito en el cielo.
Pobres, serán esos jóvenes a los que han robado la primavera. Una vez leí esto tan horrible que les había pasado a los jóvenes durante el confinamiento y no daba crédito. Los jóvenes tienen por delante muchas primaveras. Es por los mayores, que no se echan a la calle, por los que hay que preocuparse. Son ellos, incluso sin enfermar, a los que el virus les ha robado el tiempo. Y ahora les roban hasta las vacunas.
TITULO: Cartas en el Cajon - Los partidos asumen la fecha del 14-F y lanzan la campaña como un todos contra el PSC,.
Los partidos asumen la fecha del 14-F y lanzan la campaña como un todos contra el PSC,.
El Govern insiste en que habría que aplazar los comicios aunque garantiza que lo tiene todo preparado para votar de forma segura. ( foto),.
El Govern catalán y las formaciones con representación parlamentaria se reunieron hoy para ultimar los preparativos de las elecciones autonómicas. Todos en la política catalana, tanto el Ejecutivo como los partidos, aunque buena parte de ellos no están de acuerdo, tienen asumido que los comicios serán el 14 de febrero. El Govern y la mayoría de las formaciones querrían aplazar la cita electoral si bien confían en las medidas puestas en marcha por la administración para que la votación sea lo más segura posible.
El Gobierno catalán insistió hoy en que habría que posponer las elecciones por cuestiones sanitarias pero al mismo tiempo trasladó a los partidos que todo está preparado y que los comicios serán seguros. Entre otras cuestiones, el Govern propone realizar test de antígenos a los miembros de las mesas, que deberán ponerse equipos de protección individual (EPI) en la franja horaria en la que podrán votar las personas contagiadas y en cuarentena, la que va de las 7 a las 8.
Todos los actores de la política catalana se conjuraron en el encuentro a llamar a la participación para evitar una alta abstención que podría restar legitimidad al resultado. Está por ver aún, si el Govern dará la batalla hasta el final por posponer al 30 de mayo, como advirtió Pere Aragonès tras la resolución del TSJC que suspendió cautelarmente el aplazamiento, y si el Gobierno catalán modificará el decreto y planteará una fecha alternativa, como la del mes de marzo que propusieron los socialistas en la anterior reunión.
Operación de Estado
Los partidos trataron de pulir los últimos flecos de la organización de los comicios con el Govern, pero ya están metidos de lleno en la campaña, que empezará formalmente el viernes que viene. Los primeros compases de la carrera electoral están marcados por los ataques casi generalizados contra el ministro de Sanidad y candidato del PSC, Salvador Illa.
ERC, JxCat, comunes, Ciudadanos y PP situaron ayer al dirigente socialista en el centro de la campaña, casi como el enemigo a batir. Le criticaron que esté haciendo campaña en medio de la tercera ola de la pandemia. Y le instaron a responder si aceptará los votos de Vox (fue la propia formación de ultraderecha la que se ofreció) para alcanzar la presidencia.
Pere Aragonès insistió en la idea de que tanto Illa como el TSJC forman parte de una «operación de Estado» para derrotar al independentismo. Los republicanos están dinamitando todos los puentes con el PSC, lo que dificulta más aún posibles acuerdos tras las elecciones. Ambas partes señalan que un tripartito es «imposible», más aún tras el distanciamiento como consecuencia del no aplazamiento electoral. Si algo ha provocado de momento el arranque caótico de la campaña, sin que se sepa aún la fecha definitiva (se sabrá el 8 de febrero), es el acercamiento entre JxCat y ERC, abocados a repetir gobierno de signo independentista. La carrera electoral se planteó en un primer momento como un duelo fraticida entre los dos partidos secesionistas, pero ahora es una pugna entre ambos contra el PSC. «Illa calla ante Vox, uno de los fascismos más casposos de Europa», afirmó ayer Carles Puigdemont. Pablo Casado también arremetió contra el ministro.
TITULO: REVISTA TENIS -Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental",.
Carla Suárez: "No he tenido ningún día de bajón mental",.
La tenista canaria (32 años), diagnosticada de
cáncer, finalizó el lunes la quimioterapia. Y mira al futuro: "Me
gustaría volver en mayo para poder despedirme". (fotos),.
Durante una visita a Madrid para atender compromisos con algunos medios de comunicación, Carla Suárez (Las Palmas, 32 años) atendió a AS poco antes del final del tratamiento de quimioterapia al que se sometió desde que le detectaron el pasado mes de septiembre un cáncer conocido como linfoma de Hodgkin. El lunes se terminó el calvario y todo va bien. La tenista canaria ya piensa en volver a jugar.
-¿Cómo se encuentra?
-Bastante bien, el cuerpo ha respondido muy bien al tratamiento y estoy
contenta. Ha sido un proceso bastante limpio, que ha seguido su curso, e
incluso me han recortado sesiones, algo que siempre es bueno. Me siento
bien.
-¿Cuál es su rutina?
-Las semanas de quimio me levantaba temprano el lunes para ir al
hospital. Allí me hacían una analítica para comprobar que las defensas
estaban bien y después venía la sesión de unas tres horas. Luego, a casa
para estar tranquila hasta el viernes. A partir de ahí, doy paseos para
entrar en una rutina de vida normal. Las semanas sin tratamiento voy al
gimnasio dos veces, juego tres días al tenis y algún día nado. Por lo
demás, hago lo que puedo con cuidado por las dificultades por la COVID,
pero dentro de la normalidad.
-¿Qué tal lleva los efectos del tratamiento?
-Estoy dos o tres días en casa con dolor corporal y un poco en la
barriga, pero muy llevaderos. En ese sentido creo que he tenido bastante
suerte. A partir del cuarto día ya estoy perfecta.
-¿Y de cabeza?
-Muy bien, porque me hice a la idea del tiempo que iba a ser y encima me
recortaron sesiones, como he dicho. Además, en Barcelona estoy
fenomenal, tengo gente que me ayuda y he pasado todo el proceso con mi
madre. No he tenido ningún día de bajón mental.
-¿Ha recurrido a un psicólogo?
-No, porque no lo he hecho casi nunca en mi carrera. Sólo una vez, en
2015, porque venía de hacer finales en Miami y Roma, y después de
Wimbledon encadené nueve derrotas en primeras rondas. Luego nada. ¿Que
de haber ido igual lo hubiera podido aprovechar? Quizás sí, pero había
veces que me resultaba difícil conectar, porque los problemas que tenía
eran compitiendo y era difícil que esa persona me entendiera. Ahora,
mucho menos. Me apoyo en mi madre y hablo casi a diario con mi hermano y
mi padre. Tengo muchos amigos, aunque con la pandemia no les he visto
todo lo que hubiera deseado. He tenido escapatorias con gente cercana y
del tenis. Me he ido distrayendo.
-¿Le costó mucho encajar la noticia de su enfermedad?
-Fue un proceso bastante fácil, porque cuando volví del confinamiento
que pasé en Las Palmas y empecé a entrenarme en Barcelona ya vi que el
cuerpo no me reaccionaba bien. Me cansaba muy rápido, tenía náuseas
constantes… Sabía que había algo raro, aunque no a esos niveles. Me
fueron haciendo pruebas hasta que el doctor me dijo que estaba la
posibilidad del cáncer. Desde esa reunión hasta que me dieron el
diagnóstico, pasaron siete o diez días, así que la noticia no me
sorprendió tanto, porque ya me había puesto en antecedentes. Lo primero
que le pregunté es qué tenía que hacer y cuánto tiempo necesitaría para
recuperarme. Me dijo, 'seis meses', y me metalicé tanto que no tuve
duelo.
-¿Cree que le ha venido bien para pasar esto el hecho de ser deportista?
-Me lo ha dicho todo el mundo, aunque no he hablado con nadie que pasara
por lo mismo sin ser deportista. No puedo comparar. Pero creo que el
ser tenista, en un deporte individual, me ha ayudado mucho en momentos
de dolor, porque convivimos con eso. Puede ser que por eso me diera
cuenta también de que algo iba mal. Luego lo he hecho todo de manera muy
natural, muy tranquila, y además me anunciaron todo lo que me iba a
pasar.
-Entonces sí hablo con alguien que ya lo había vivido.
-Sí, hace tiempo. Rubén Merchán, un tenista, pasó por una situación
similar, aunque a él se le complicó un poco más, hace unos 15 años.
Fuimos a comer y hablamos, porque quería saber cómo iba a ser el proceso
y tranquilizarme un poco. Los médicos, además, me dieron mucha
esperanza y confianza. Por eso tampoco quise buscar a más gente. Cada
cuerpo es diferente.
-¿Y ahora, después de las sesiones, qué?
-Me harán la semana que viene un chequeo para ver cómo ha ido todo. Hay
dos posibilidades, que haya desaparecido todo y ya se termine, o que
quede algo residual y tengan que hacerme alguna sesión de radioterapia.
Después de la cuarta de quimio que me hicieron, ya me dijeron que había
desaparecido casi todo, aunque no me adelantaron cómo iba a ir la cosa.
Por eso me he ahorrado cuatro, de momento. Iban a ser 12 y se han
quedado en ocho. Dos meses menos.
-¿Cómo se ve físicamente?
-Me canso mucho antes y la recuperación es más lenta, pero las semanas
libres estoy siempre activa, 45 minutos o una hora en el gimnasio y
media hora jugando al tenis.
-¿Lo ha echado mucho de menos?
-No, la verdad. Me apenó un poco no haber podido estar en Roland Garros,
porque no sé si podré jugar más allí y me hubiera gustado hacerlo una
última vez. Tampoco está siendo fácil por el coronavirus, así que no lo
he hecho de menos.
-Los compañeros y el mundillo del tenis le han arropado…
-Sí, muchos se ponen en contacto periódico conmigo, para ver cómo voy.
-Entre ellos Garbiñe Muguruza…
-Sí, estuvo en Barcelona y la vi dos tres veces Me haría mucha ilusión
poder jugar algún dobles más con ella, pero hasta que no sepa como
reacciona mi cuerpo, no sé qué pasará. Aunque si tenemos esa ilusión de
reencontrarnos.
-Así que ya piensa en volver a jugar.
-Me gustaría volver para poder despedirme (pensaba retirarse en 2020 y tuvo que aplazarlo a 2021 por la pandemia).
Si el chequeo sale bien y me dicen que todo ha terminado, estupendo.
Pero no sé cuando mi cuerpo eliminará todo lo que le han puesto. Me
gustaría estar lista en mayo. Pero no sé si podre. Para los Juegos, las
invitaciones son muy específicas, pero yo tengo un ranking protegido,
con el número 68, y podría entrar, porque el corte suele estar por ahí.
Ojalá que se puedan celebrar. Podría estar también Wimbledon y US Open
perfectamente.
-¿Está experiencia ha cambiado su percepción de la vida?
-Pues no, porque yo ya había decidido que 2020 sería mi último año por
motivos muy personales y sentimentales. Quería pasar más tiempo con mi
familia y no estar lejos, formar la mía propia… Esto no va me va a
quitar lo que yo ya valoraba. Mi estilo y mi percepción de vida no va a
cambiar, porque yo las cosas esenciales ya las valoraba mucho. Tenía
unos planes que se han roto ahora.
-¿Se han roto o sólo se han frenado?
-Más bien lo segundo, porque puedo seguir con todo. Porque es una
enfermedad que si te curas no vuelve a reproducirse. Tienes que ir
controlando y puede volver, pero no es lo normal. Podré hacer una vida
totalmente normal. El cuerpo me va muy bien.
-¿Cómo ve desde su posición lo que está pasando en Australia?
-Es complicado decirlo desde aquí, pero hay que mirarlo de forma global y
saber que estamos viviendo una pandemia mundial y a pesar de eso, el
Open de Australia se va a poder celebrar. Hay que aceptar las
condiciones, porque en el fondo son privilegiadas por poder jugar un
Grand Slam. Es con lo que hay que quedarse. Lo demás es mala suerte. Hay
gente que ha perdido su trabajo, familiares… Hay que ponerlo todo en
perspectiva. La mejor noticia es que van a poder jugar y deben dar las
gracias.
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