TITULO : LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada - Israel asegura que ha desbaratado un plan irani para cometer varios atentados ,.
LA HORMA DE MI ZAPATO, EL OBJETO Y YO, ZAPATILLAS VIEJAS - MORTADELO Y FILEMÓN - Revista Grada - Israel asegura que ha desbaratado un plan irani para cometer varios atentados ,. , fotos.
Israel asegura que ha desbaratado un plan irani para cometer varios atentados ,.
Israel reaccionó este jueves a la investidura del nuevo presidente de Irán, Ebrahim Raisi, con un recordatorio de su capacidad militar y la advertencia de que el país está preparado para atacar al enemigo allá donde se encuentre. El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, denunció que Irán «está aumentando sus fuerzas en Líbano y Gaza, desplegando milicias en Siria e Irak y manteniendo a sus seguidores en Yemen». «Irán es un problema global y regional y un desafío para Israel», aseguró en declaraciones al diario 'Yedioth Ahronoth'.
Tras ser preguntado sobre si el país está preparado para adoptar medidas militares, Gantz respondió con un escueto «sí». «Tenemos que seguir desarrollando nuestras capacidades para hacer frente a estas amenazas en las fronteras. Cuando Yihad Islámica ataca Israel desde Gaza, lo hace con el apoyo y a petición de Irán», adujo.
Poco antes de hacerse pública esta entrevista, el Ejército de Israel había anunciado el lanzamiento de ataques aéreos sobre el sur de Líbano en respuesta a cohetes disparados contra su territorio desde el país vecino. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) precisaron que habían bombardeado «una infraestructura terrorista», además de áreas libanesas «desde las que se dispararon cohetes contra el Estado de Israel» el día anterior, y una instalación que se utilizó para disparar cohetes contra el país en el pasado. Tras los ataques no se informó de que se hubieran producido muertos ni heridos.
La aviación israelí bombardea de manera regular posiciones del movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza y también lleva adelante operaciones en la vecina Siria, donde ataca objetivos de elementos proiraníes. Pero sus últimos ataques aéreos conocidos en Líbano se remontaban a 2014 y se produjeron a raíz de un intercambio de disparos cerca de la frontera con Siria.
El comunicado no detalló si el ejército buscaba atacar posiciones de la milicia chií Hezbolá o de otros grupos. La última vez que Israel atacó el bastión de Hezbolá en el sur de Líbano fue en 2006.
Gantz había pedido el miércoles, cuando cayeron sobre territorio israelí los cohetes disparados desde el país vecino, que se envíe un «firme mensaje» a la Finul, la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano, desplegada en el sur del país en la frontera con Israel.
Presente en Líbano desde 1978, la Finul vigila desde 2006 la demarcación, coordinada con el Ejército libanés, y vela por la aplicación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada tras la guerra que enfrentó a Israel y Hezbolá. Ayer, el comandante de la misión de la ONU, el general Stefano Del Col, celebró una reunión tripartita con los responsables militares de los dos países en la que pidió respeto a su papel de coordinación.
Inquietud
El aumento de la tensión en la frontera con Líbano se añade al nuevo frente abierto la semana pasada a raíz de un ataque contra el petrolero 'Mercer Street', un barco gestionado por la compañía de un multimillonario israelí, en el mar Arábigo. Gantz adelantó que hay conversaciones en marcha con Estados Unidos y otros aliados sobre la «reacción» a las «recientes agresiones iraníes», en referencia al ataque con dron, del que Irán ha negado toda responsabilidad.
El ultraconservador Ebrahim Raisi está ya al frente de la república islámica en sustitución del moderado Hasán Rohaní. Y aunque en su discurso de investidura ofreció ayer un talante conciliador, al asegurar que su gobierno trabajará para fomentar la paz y la estabilidad en la región, sembró la inquietud al asegurar que su país no permanecera en silencio ante «la opresión y el crimen» allá donde se produzca, «ya sea en el corazón de Europa y América o en África, Yemen, Siria, Palestina o en el interior de sus fronteras.
Lo cierto es que Irán enfrenta ahora otros problemas que reclaman toda su atención. Las protestas por los cortes de electricidad y la falta de productos básicos y vacunas crecen cada día y las sanciones internacionales impiden dar una respuesta satisfactoria a la población.
TITULO: Rutas bizarras - Huevos ocultos en catedrales ,.
Martes -3- Mayo , a las 22:00 horas en La 2 / foto,.
Huevos ocultos en catedrales,.
En el tercer programa de la segunda temporada de ‘Rutas bizarras’, Marta y Touri continúan su ruta por el Camino de Santiago. En este tramo van pisando huevos, pero no por lentos, sino porque se los encuentran a cada paso. En la catedral de Santo Domingo de la Calzada son gallina, en la de Burgos de avestruz y en San Juan de Ortega los comerán con morcilla.
No todas las catedrales son iguales, la de Santo Domingo de la Calzada es la única que tiene un gallinero en el interior. Hambrientos por este descubrimiento, Marta y Touri acaban en el horno de Grañón, cantando y bailando para cumplir la tradición. En Belorado, alucinan con unas huellas que encuentran en el suelo, pero todavía más con la reproducción de las trincheras de la Primera Guerra Mundial que tienen en el museo.
Ya en San Juan de Ortega, reponen fuerzas con los excelentes huevos con morcilla de Marcela y siguen camino hasta Burgos, donde encuentran otra cosa única en su catedral: dos huevos de avestruz a los pies de un Cristo con piel real. Al pasar por Astudillo, descubren que el subsuelo del pueblo está atravesado por pasadizos con un origen misterioso. Y terminan el tramo en un albergue de Castrojeriz sin luz eléctrica ni agua caliente, pero con el cielo más estrellado de todo el Camino.
TITULO: Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - «La guerra está ahí, pero la vida sigue adelante» ,.
Peter Falk, el teniente Colombo y el perro - «La guerra está ahí, pero la vida sigue adelante» , fotos .
Kiev trata de recuperar la normalidad. Zonas recién bombardeadas, mercados y gimnasios luchan por sacudirse el estigma del conflicto,.
Los niños juegan entre los escombros, sus bicicletas tiradas en el suelo, mientras los operarios municipales tratan de parchear la desolación absoluta que les rodea, de devolver algo de humanidad a este escenario tan siniestro. «Cuando estalló todo, una tortuga salió volando y cayó en el césped. Estaba viva», exclaman entusiasmados señalando una ventana del quinto piso que saltó hecha pedazos. Nueve alturas reducidas a un amasijo de hierros retorcidos y ventanas desvencijadas,
el suelo cubierto de cristales. No hay luz ni agua, pero sí algunos vecinos, que se refugian como buenamente pueden entre los restos de lo que se resisten a no seguir considerando su casa. Todos recuerdan aquella madrugada del 14 de marzo, cuando un misil supersónico reventó esta fachada de Obolon, un barrio residencial de la periferia de Kiev, arrojándolos de la cama, destruyendo sus sueños y llevándose consigo la vida de dos personas. No es un lugar estratégico de esos que figuran en un mapa de operaciones y pueden cambiar el curso de una guerra. Está pegado a un campo de fútbol y a un colegio. También a un depósito de aguas que no sufrió daños. El misil impactó en el centro del bloque con precisión milimétrica.A Mikola, la destrucción le sorprendió durmiendo. En el piso estaban también su suegra y un hermano, «que seguían en shock cuando llegaron las asistencias». Nos lo encontramos saliendo de un hueco junto a la escalera, apenas tapado por una puerta arrancada de sus goznes con un letrero escrito a mano donde advierte a posibles merodeadores que no conserva nada de valor en su interior. Se alegra de que su mujer y su hija hayan sido evacuadas «para que no puedan ver la magnitud del desastre». Explica que el Gobierno les ha prometido una pronta reparación, pero basta con echar un vistazo alrededor para entender que hará falta algo más que buenos propósitos para devolver a estas familias un lugar digno donde vivir.
El día que cayó el cohete, prácticamente todo el vecindario recogió sus escasas pertenencias y huyó en tren en busca de un lugar donde sentirse a salvo. Forman parte de ese éxodo de 9 millones de personas que deambulan por Europa o realojadas en zonas seguras del país. Es el caso de la esposa y la hija de Denis, que continúan en Amsterdam a la espera de que la situación se estabilice. «Cuando llegaron los servicios de emergencia fueron piso por piso buscando supervivientes y echaron a bajo las pocas puertas que habían permanecido en pie». También Denis ha puesto tierra de por medio. Ahora vive en Fastiv, un pueblo de la periferia donde el jueves estalló otro misil, esta vez dirigido contra una fábrica. La desgracia le persigue.
Misiles y tulipanes
Obolon ilustra a la perfección el afán de las ciudades que no se dejan arrastrar por pensamientos funestos y hacen de sobreponerse a la adversidad su misión cotidiana. Uno camina por sus calles y ve a los vecinos desplazándose en metro, sorteando controles para llegar al trabajo, tomándose un café donde siempre. Como cada sábado, los granjeros de la región de Kiev han acudido al barrio con sus productos, «menos y más caros que de costumbre», explica Sergei señalando tomates y pepinos. Culpa del encarecimiento de precios a la ocupación «que se produjo cuando estábamos en plena siembra y a que muchos campos han quedado inutilizados por el riesgo a pisar una mina».
Lida hace balance desde su puesto de pescado mientras mira al cielo. «Sólo espero que no bombardeen de nuevo, las ventas me dan igual». Acaban de terminar las fiestas de Pascua y la gente vuelve a comprar, «quizá en mayor número, se nota que muchos están regresando y facturamos más». La calle está llena de compradores, muchos de los cuales no renuncian a sus ramos de narcisos y tulipanes ahora que es temporada. «La guerra está ahí, pero la vida sigue adelante», sentencia con la resignación escrita en el rostro.
Cerca de allí se levanta el centro comercial Retroville, cuya explosión dio la vuelta al mundo la noche del 20 de marzo, cuando un misil reventó el complejo de tiendas y oficinas. Las excavadoras han comenzado a trabajar esta semana, sacando escombros y chatarra de este escenario de pesadilla. Tanto es así que las cifras iniciales que hablaban de 4 muertos han quedado ampliamente desbordadas y alcanzan ya los 60, según fuentes oficiosas. El último cadáver fue descubierto el viernes, prensado bajo toneladas de escombros.
Igor es el propietario de las excavadoras que están despejando este infierno de vigas arrugadas y cables que cuelgan de los techos como gusanos sin vida. Agrupados en el suelo hay centenares de zapatos, que saltaron de sus estanterías por la detonación y ahora parecen huérfanos arrumbados sin remedio. En el exterior, los ingenieros siguen de cerca la evolución del edificio, monitorizando varios puntos para determinar si la estructura está herida de muerte o podrán abordar su reconstrucción.
Un gimnasio a la antigua
A 21 kilómetros de allí, en la orilla izquierda del río Dnieper, la vida vuelve a la normalidad. Hombres y mujeres de todas las edades tratan de marcar distancias con la desoladora realidad haciendo ejercicio al aire libre. Han elegido Kachalka, un gimnasio de la era soviética, donde la guerra se antoja tan lejana que cuesta creer que esté llamando a la puerta. Aquí los deportistas son gente ruda, correosa, que sustituye la falta de medios con un entusiasmo contagioso, comunitario. Y sobre todo con dosis industriales de ingenio. No se imaginen un centro de alto rendimiento al estilo de La Castellana. Las máquinas datan de los años 70 y están hechas con material de desecho, chatarra procedente de carros de combate, de autobuses y camiones que hace ya mucho tiempo fueron retirados de la circulación. Cuerpos tatuados y musculosos que desafían el frío y la lluvia, un híbrido entre 'Promesas del este' y 'Danko: Calor rojo'. Auténticos atletas que han dejado el fusil o su trabajo en una consultora para golpear neumáticas con martillos pilones o adiestrarse en la esgrima del boxeo; que fortalecen pectorales, hombros y abdominales con máquinas que fueron en otro tiempo bielas, rodillos, poleas o los engranajes que hacían girar las orugas de los carros de combate. Nunca se hizo más con menos.
Su alcalde, Vitali Klitschko, quince veces campeón del mundo de boxeo, ha sembrado la ciudad de parques y en todos ellos hay aparatos de musculación. Pero ninguno es como Kachalka. Lo corroboran Rustam y Dimitri, ambos empleados en empresas de seguridad y voluntarios en zonas destruidas, hasta donde llevan desde comida y medicinas hasta pañales. Una labor que les ha llevado a Chernigov, Irpin, Borodyanka, algunos de los lugares más castigados por el ejército invasor. Cuando están aquí se vacían por cada poro de la piel.
A su lado está Tatiana. 61 años, nacida en Pripiat, la ciudad habitada sólo por el fantasma de Chernobyl. «Ya fui evacuada una vez, no pienso volver a dejar mi hogar. Moriré en Kiev si es necesario». Su relato hiela la sangre: perdió a su marido debido a la radiactividad. «Formaba parte de los equipos de 'liquidadores', los que limpiaron todo aquel desastre aún a costa de sus vidas. Había un código de silencio y nadie sabía lo que estaba pasando, no es como ahora que con internet te enteras de todo», explica mientras ejercita los abdominales sobre un banco de madera ajado por la lluvia. Su corazón, por el contra, parece de hierro.
TITULO : HOY LE TOCA - El Villarreal, un fenómeno cultural,.
El Villarreal, un fenómeno cultural,.
foto / Romper los límites es una de las sensaciones más bellas del deporte. Cuando ves que tu esfuerzo ha dado un fruto enorme, superior a lo que habías logrado hasta ese momento, te das cuenta de lo hermosa que es la competición. Uno es capaz de lograr mucho más de lo que imagina, y esto sucede en cualquier disciplina.
El fútbol nos ha dejado un ejemplo brillante con el Villarreal, uno de los clubes más queridos del fútbol español por su humildad y profesionalidad en la gestión. El conjunto amarillo ganó la Liga Europa la pasada temporada tras derrotar en la final al Manchester United, culminando su gran logro histórico. Y hace apenas unos días volvió a meterse en las semifinales de la Champions League, situándose entre los cuatro mejores equipos de Europa.
En la víspera de su centenario, una de las citas del fútbol español en 2023, el equipo ha vuelto a dar una lección de ilusión y buen hacer a ojos de todos. Y lo ha hecho sin perder sus raíces: uniendo a un pueblo de apenas 50.000 habitantes en torno a una filosofía de club. Una localidad que va a competir ante los grandes equipos de Madrid, Manchester o Liverpool, ciudades inmensas con las que mantener un pulso sobre el césped.
Si el deporte fuera una ciencia exacta, el desenlace estaría escrito. Es el club con menos experiencia en la gran competición, el más modesto en cuanto a recursos económicos y el menos respaldado por la historia. Pero la fortaleza del grupo les ha permitido tumbar en eliminatorias de ida y vuelta a colosos como Juventus y Bayern de Múnich, auténticos titanes del continente y, en el caso del conjunto alemán, uno de los principales favoritos al gran trono europeo.
Con una plantilla asentada en pilares firmes, como el español Raúl Albiol (campeón de Europa y Mundial) o el argentino Giovani Lo Celso (campeón de América), la eliminatoria puede suponer el gran momento en las carreras de la mayoría de sus integrantes. En momentos así, donde la historia queda ante las manos, la unión del grupo es tan importante como la trayectoria de sus miembros.
Ganarse el respeto
La semifinal ante el Liverpool, uno de los grandes clubes de Europa por historia y por presente, marcará una página inolvidable en la leyenda del club. Y el mayor botín puede estar más allá del resultado: haberse ganado el respeto de todo el continente. Villarreal puede ser una localidad pequeña cercana al Mediterráneo, pero en el planeta fútbol su nombre se ha levantado con fuerza durante años.
La evolución del club ha sido enorme, demostrando poder competir como alternativa a nivel doméstico. Un subcampeonato de Liga y triunfos ante Real Madrid o Barcelona le han convertido en un equipo bien respetado en una de las grandes Ligas del mundo. Y esa sombra ahora se ha alargado en el Viejo Continente. Algo que no se consigue de un día para otro, sino con profesionalidad y confianza en asentar un proyecto.
Es un club que nunca ha dejado de insistir, mejorar, luchar y, sobre todo, creer junto a sus aficionados. Quedan apenas unas semanas para seguir soñando. Ese es el mejor legado que puede dejar un club: levantar el ánimo de quienes apoyan incondicionalmente el rumbo de un equipo.
El choque ante el Liverpool les conectará a una entidad especial, con una de esas aficiones que hacen comunión con el club. Un fenómeno cultural que trasciende el fútbol y crea una identidad colectiva bien potente. Un gran espejo en el que mirarse con vistas al futuro.
El Submarino Amarillo ha dejado de serlo: es una embarcación a flote, viento en popa, a la vista de todos.
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