martes, 13 de octubre de 2015

DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES - Raquel Mateos y Miguel Coca, campeones de España ,./ CALLEJEROS : LA AFICIÓN REPRUEBA LOS PITOS,.

TÍTULO: DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES - Raquel Mateos y Miguel Coca, campeones de España ,.

DESAYUNO - CENA - JUEVES - VIERNES - Raquel Mateos y Miguel Coca, campeones de España , fotos.
Raquel Mateos y Miguel Coca, campeones de España RIATLÓN CROS

Raquel Mateos y Miguel Coca, campeones de España,.

  • La cadete María Rico y el paratriatleta Kini Carrasco también se cuelgan la medalla de plata en Cantabria,.

Resultat d'imatges de cafe con tortitasplasencia. La localidad cántabra Castro Urdiales puso fin este lunes al gran fin de semana multideportivo en el que ha sido sede de los Campeonatos de Europa y de España de Duatlón Cros, y de los Campeonatos nacionales de Triatlón Cros y Cuadriatlón. Y sin en la jornada inicial los extremeños brillaron con luz propia, logrando un total de siete medallas en la modalidad de Duatlón Cros, en el cierre de este evento hicieron lo mismo con la disputa del Campeonato de España de Triatlón Cros. Los medallistas, los mismos que el pasado viernes: María Rico, Raquel Mateos, Miguel Coca y Kini Carrasco.
Resultat d'imatges de huevo frito con patatas fritas y filete panLos dos deportistas placentinos, Raquel Mateos y Miguel Coca, se proclamaron campeones de España de sus respectivas categorías. Mateos confirmó su recuperación física tras estar parada durante cuatro meses por una lesión en el hombro. En la jornada inicial logró sendas medallas de platas en el Europeo y en el Nacional de Duatlón Cros Junior Femenino. Y en la clausura, ya desterrados los nervios de su reaparición, fue la mejor en el Nacional de Triatlón Cros Junior Femenino.
La triatleta del Cidade Lugo Fluvial salió del agua en el grupo de cabeza que conformaban cuatro chicas. En el segmento de BTT, la extremeña marcó ritmo en la subida junto a la madrileña Sara Ruiz (campeona en duatlón) y la vallisoletana Elena Díez, y ya en la bajada decidió arriesgar gracias a su mejor técnica para sacar cerca de un minuto y medio a sus rivales. Un tiempo que supo mantener en la carrera a pie. Segunda fue Elena Ruiz y completó el podio Sara Ruiz. Para Raquel Mateos acaba aquí una temporada que empezó condicionada por su lesión de hombro, pero que ha acabado a lo grande. El próximo año seguirá siendo junior y entrenando en el Centro de Tecnificación Deportiva de Cáceres. «Lo mejor de todo es que no he sentido ninguna molestia. Estoy muy contenta, me he quitado la espina de los últimos meses», decía al acabar la prueba.
El otro placentino presente en Castro Urdiales también se proclamaba campeón de España. Tras lograr dos medallas de oro en los Campeonatos de Europa y de España de Paraduatlón Cros de su categoría, Miguel Coca hacía el triplete al alzarse con el triunfo en el Nacional de Paratriatlón Cros.
Medallas de plata
En otra categoría del Campeonato de España de Paratriatlón Cros, el cacereño Kini Carrasco se alzaba con la medalla de plata, que metía en la mochila junto a sus dos medallas de oro en el Europeo y en el Nacional de Duatlón Cros del pasado viernes.
Y la cuarta medalla de este lunes llegó de la mano de María Rico, que se proclamaba subcampeona de España de Triatlón Cros en categoría cadete femenina. Era la segunda medalla de plata para la deportista villalbense tras la conseguida el pasado viernes en Duatlón.
Un podio que tuvo un sabor muy dulce por cuanto llegó tras una gran remontada. María Rico sólo pudo salir del agua en el noveno puesto, pero a partir de ahí apretó los dientes y fue ganando posiciones. En el segmento de BTT, tras arriesgar mucho, llegó hasta el tercer puesto; y en la carrera a pie, se hizo acreedora de una segunda plaza y un subcampeonato que pone de manifiesto la progresión de la deportista del Triatlón Almendralejo.

TÍTULO: CALLEJEROS :  LA AFICIÓN REPRUEBA LOS PITOS,.

segunda b

Jonhy pugna por un balón con el algecireño Melchor el pasado domingo. :: J. M. ROMEROLa afición reprueba los pitos

Jonhy pugna por un balón con el algecireño Melchor el pasado domingo. foto
  • Gran parte de la grada del Romano no entiende y afea el descontento de un sector del público con el juego del equipo el pasado domingo,.

    La primera derrota en Liga del Mérida ha descorchado el primer debate serio del entorno emeritense. Todos coinciden en que la segunda parte del equipo de Alcázar fue aciaga y que mereció la derrota ante el Algeciras, pero las discrepancias emergen alrededor de los pitos que se escucharon con el marcador en contra. Ya desde la noche del domingo aparecieron por Twitter los que defendían que se podía silbar y los que afeaban esa conducta por la trayectoria del equipo.
    Los primeros argumentan, sobre todo, que aún con bajas y por detrás en el marcador no haya minutos para Jorge Troiteiro. Y también que no les gusta el estilo de juego del equipo (evidentemente el ofensivo). Los segundos, en cambio, recuerdan que el objetivo del Mérida es la salvación y que a estas alturas de la temporada es tercero a un solo punto del líder. Y también aquello de 'todos somos uno'. No obstante, siendo justos, hay muchísimos más defensores del equipo que críticos. Pero el concierto de aire del pasado domingo resultó inquietante a estas alturas y bajo estas circunstancias.
    -«Visto desde fuera... me sorprende que la afición de un equipo líder, que no había perdido aún, recién ascendido, reaccionara como ha reaccionado en la segunda parte y al final del partido, con todo los respetos del mundo», le preguntó a Alcázar un compañero de la prensa de Algeciras el domingo tras el partido.
    -«Vosotros sois los que escribís. Yo no voy a opinar nunca de eso. La afición es muy libre de decir lo que piensa. Ahora vosotros podéis poner los pros y los contras», contestó de primeras el técnico emeritense.
    -«¿Y te sorprende?», le repreguntaron.
    -«No. Ya lo sabía. El año pasado ya ocurrió siendo líderes, lo sabéis vosotros. Entonces a mí no me sorprende, pero bueno...», contestó tranquilo aunque pesaroso.
    -«¿Y te sorprende que reclamen a Troiteiro?», volvió a la carga la prensa.
    -«No, tampoco me sorprende. Está claro que siempre vamos a echar de menos al jugador que no esté. A lo mejor un día está Troi y no está Joaqui (Flores) y la afición pide a Joaqui. Esto es así. Cuando se pierde hay que asimilar los errores. Nosotros lo asimilamos y respetamos la opinión de la afición».
    -«También por una parte es bueno porque te dice hasta qué punto la afición exige».
    -«Pero los objetivos hay que tenerlos claros. En el vestuario, en el cuerpo técnico y en el club los tenemos claros. Llegar a los 45 puntos cuanto antes y ya está», y terminó ahí la comparecencia de Ángel Alcázar.
    El Mérida se mantiene siete puntos por encima de la promoción de descenso y a ocho del descenso directo. Pero es axiomático explicar y admitir que se llega a esta situación porque la dinámica del club desde que se fundó hace tres años es puramente ganadora. Desde 2013 solo ha perdido tres partidos en el Romano: el año pasado ante el Extremadura (con la Liga ya resuelta) y esta temporada en Copa ante el Peña Sport y en Liga el domingo frente el Algeciras. Es la única explicación factible.
    Pack de otoño
    Con más o menos aciertos, guste más o guste menos, el equipo ha jugado exactamente a lo mismo todos los partidos. Tiene una idea, tiene un patrón. Ante el Algeciras no salió por: porque el equipo nunca conectó bien de medio campo hacia adelante, porque no se ganó ninguno de los duelos individuales, porque pecó de precipitación tanto en las transiciones como en la construcción de las jugadas (este es el único pero que le viene poniendo Alcázar al equipo desde hace ya varias jornadas) y porque también los rivales le van trabajando mejor el partido. Ya no es un desconocido, era el líder. El empeño y la concentración de los rivales aumentan.
    Es cierto que el rendimiento del grupo ha obtenido superávit ante equipos teóricamente superiores. Ante los de su Liga ha sufrido: Peña Sport, Jumilla y ahora Algeciras. Lo próximo que le viene es el décimo Marbella (sábado, 18.30 horas), el decimocuarto Villanovense en el Romano y el séptimo La Hoya Lorca. Por cierto, que para sus tres próximos partidos en casa (Villanovense, Murcia y San Roque de Lepe), el club ha sacado un pack de entradas a 25 euros en tribuna y 15 en preferencia. Los que aprovechen la oferta se ahorrarán entre once y nueve euros.

lunes, 12 de octubre de 2015

NINGUNA LECTURA ES DAÑINA - ESCRITORA - NELIDA PIÑON,./ EL ARCO IRIS DE LAS FRUTAS Y LAS VERDURAS,.

TÍTULO: NINGUNA LECTURA ES DAÑINA - ESCRITORA - NELIDA PIÑON,.

Resultat d'imatges de Nélida Piñón escritora-foto--Nélida Piñón: "Ninguna lectura es dañina",.

  • En su cuarto volumen de relatos, ‘La camisa del marido’, regresa a un género "primordial",.
  •  Para Nélida Piñón (Río de Janeiro, 1937) su entorno familiar ha sido una bendición. Pero la escritora y académica brasileña sabe que a menudo "la familia tiene más de infierno que de paraíso". Y de esos terribles entornos familiares castrantes y opresivos -"que dan mucho amor pero que también matan"-, tratan algunos de los nueve cuentos que ha reunido en ‘La camisa del marido’ (Alfaguara). Es su cuarto volumen de relatos y con él regresa a un género "primordial, en el que nada sobra ni falta, que tenía muy olvidado". "No son cuento de hadas", reconoce risueña esta brasileña con alma gallega para quien "no hay lecturas dañinas, por execrable que sea un libro".

    Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2005, Piñón cree que "de Homero a Shakespeare, y hasta hoy, la literatura es la mejor manera de conocer el mundo y conocernos". "Tiene un código moral, ético y estético. Nos revela lo que la sociología y la ciencia no pueden contarnos", dice. "Está asociada a la visión poética de ese mundo secreto que nadie ve y que hay que rescatar: el de los sentimientos y las emociones. Por eso Homero es eterno: habla del egoísmo, la venganza, la crueldad o la épica, como en Antígona o en Macbeth están el tormento, la ambición, la avaricia, la muerte…. todos los indescifrables enigmas humanos", dice.

    "Damos siempre vueltas a las mismas cosas", admite la narradora. Y una de esas constantes son las luchas e infiernos familiares. "Somos más crueles y belicosos que tiernos, y la familia es un espejo y un resumen del mundo. Nos conforma para lo bueno y para lo malo, en el amor y en el odio. Y hay amores carnívoros y destructivos", asegura. "Somos lo que ha sido nuestra familia", dice constatando que algunos modelos han cambiado, como el del padre autoritario e implacable que dibuja en estos cuentos. "Los jóvenes hoy son más sensibles y amorosos con los hijos, se han humanizado y han aprendido mucho con el movimiento feminista, que ha sido liberador", se felicita.

    Se permite Piñón recrear a su antojo a un episodio crucial del Quijote. En el cuento ‘Dulcinea’ rescata a la mesonera de su cruel destino. En su encuentro con el hidalgo, la moza no rechaza al loco de la triste figura y acaba huyendo con el caballero andante y su escudero Sancho. "Para Dulcinea es liberador. No existía, era Maritornes, con su vida miserable de abusos, penurias y violaciones. La huida le rescata de esa cárcel del destino y le permite recuperar la ilusión bajo la locura protectora de don Quijote. Sancho, Dulcinea y Quijano forman una familia", ironiza.

    El hidalgo enloquecido por los libros de caballería clama en ese relato que "ninguna lectura es dañina". Y la escritora lo corrobora. "El espíritu de los libros anida en nuestro interior y nos corroe o nos embellece, como la vida". "Hasta de los libros más terribles y execrables se aprende. Habría que leer el ‘Mein Kampf’ de Hitler para comprender la esencia del mal y de su locura. No podemos ignorar la crueldad como si no existiera. Pero como contrapartida habría que leer a los poetas que Stalin asesinó. Se da la paradoja de que la crueldad genera aprendizaje, y la maravilla de un poema genera el rencor de un dictador que te manda matar", plantea. "No soy ni pesimista. Soy realista, aunque la crueldad de la historia y la barbarie no derrota mi apuesta por el género humano, la creencia en que mejoramos, en que cada gesto puede contribuir hacia el bien en vez de hacia el mal", declara.

    Para Nélida Piñón "no hay libros sagrados". A todos se le puede da la vuelta "si se hace desde el respeto". Se atreve en otro de los cuentos a redefinir la figura de Luis de Camoens, el faro del las letras portuguesas. En una Lisboa decrépita, presenta a un poeta crepuscular y deprimido, que ve como la vida se le escapa, avejentado y consumido por el olvido de "la tribu, su familia". Al eximio autor de ‘Los Lusiadas’ se le niega el merecido reconocimiento. "La disolución de la familia da paso al abandono, al olvido, la desilusión. A la soledad, que también mata", dice la vitalista escritora y catedrática. "Al gran poeta de nada le vale su talento. Se le paga con olvido. Solo se le reconocerá muchos años después de su muerte, como a Cervantes". "La miseria es ingrata y, además del pan, te roba el placer de vivir. Estamos metiendo a la sociedad entera en los asilas, arrinconado a los mayores en depósitos", se duele Piñón.

    Su regreso al cuento coincide con la reedición de ‘La república de los sueños’, un libro crucial sobra la inmigración que esta hija de inmigrantes gallegos publicó hace tres décadas y que esta hoy de plena actualidad. Pero Piñón distingue entre "emigrantes y refugiados". "Lo que vivimos hoy es un éxodo que es aterrador, como el de los armenios o las tribus congoleñas masacradas. Es la anulación de un grupo humano expulsado de su casa y de una tierra que no pensaban dejar. El emigrante podía haber seguido en su pueblo con un vida miserable, pero el refugiado no tiene elección. Es aterrador, horripilante". ¿La solución? "No lo sé. Pero no podemos mantener una indiferencia que es condenable. Europa y América deben responder y reconocer la irresponsabilidad de las grandes potencias que ha permitido llegar a ese nivel de destrucción", propone.

    Le duele a Nélida Piñón hablar mal de su país, pero admite que es hoy "una democracia sometida y gangrenada por una corrupción institucionalizada de dimensiones siderales". Y el paradigma es Petrobras. "Era un patrimonio y un símbolo de la soberanía brasileña y ha sido saqueada. Las acciones valen lo que una cerveza. Hay una rabia y una indignación profunda", concluye.
     
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  • TÍTULO:  EL ARCO IRIS DE LAS FRUTAS Y LAS VERDURAS,.
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  • Alfonso estaba preocupado por esa tendencia grisácea del frutero, y comenzó a pensar en una forma de animar la cocina, ya que simplemente con unas naranjas, el frutero cambiaría de color, y el estado de ánimo de la familia sería diferente.
    cuentos-infantiles-frutas-verdurasUn sábado al despertarse y asomarse a la ventana, vio que hacía un sol radiante. A pesar de estar en pleno mes de febrero, salió a la calle bien abrigado y se dirigió al mercado central de la ciudad. Estaba dispuesto a cambiarle la vida a su cocina y a su familia.
    Primero echó un vistazo general a todos los puestos de frutas y verduras que allí había, que eran los más coloridos, y después comenzó a maquinar una idea en la cabeza que cada minuto que pasaba le hacía impacientarse más para hacerla realidad.
    Cuando llegó a casa se encerró en la cocina, y les dijo a todos que entrasen cuando él lo dijera. Alfonso estuvo cerca de una hora maquinando su colorida idea. Al terminar, salió y dijo:
    – “A partir de ahora en esta casa, vamos a pensar en colores, porque nos van a ayudar a sentirnos mejor. Para empezar he creado para vosotros el arco iris de las frutas y las verduras”.
    Cuando todos vieron la obra de Alfonso, se dibujó en sus rostros una amplia sonrisa de felicidad, era precioso ese arcoiris.
    El color blanco esta formado por el interior de un melón, algunos ajos y una coliflor. El amarillo tenía una mazorca de maíz, plátanos y una carambola, fruta tropical de un amarillo brillante precioso. El naranja lo formaban mandarinas, zanahorias y una calabaza, que al ser de un naranja más oscuro parecía rojo, y se difuminaba con unos tomates, el interior de una sandía, granadas y cerezas muy maduras, casi granates.
    Se unía ese granate de las cerezas con kiwis y aguacates marrones, que poco a poco se tornaban de color verde con manzanas reineta, peras, brócoli y algunas hojas de espinacas, que de tanta intensidad, se mezclaba con el color azul morado de berenjenas, moras y uvas.
    El cuadro era precioso, la cocina adoptó una luz y una vida que daban ganas de estar en ella a todas horas, y lo más importante, el humor de la familia de Alfonso mejoró mucho.
    Todos comenzaron a comer frutas y verduras, que les hacían sentirse más felices, y se preocupaban porque hubiera siempre color en la cocina. Ya no les gustaba ver el frutero vacío. Así fue como poco a poco, Alfonso y su familia lucharon para promocionar las frutas y las verduras, y todas sus ventajas alimenticias y anímicas.

LA PANTERA ROSA Y LUKE LUKE,. / EL JUEGO DE LA PERA - MAX BILL Y LA CREACION LOGICA,.

TÍTULO: LA PANTERA ROSA  Y LUKE LUKE,.

-fotos -- LA PANTERA ROSA  Y LUKE LUKE,.

Resultado de imagen de LUKE LUKE,.Resultado de imagen de LA PANTERA ROSALa puerta de la habitación se abrió. «El desayuno», gritaron. Daniel, tumbado sobre la cama deshecha; sábanas y colcha en desorden. Se levantó con dolor de huesos y arrastró los pies hasta el comedor. Tenía el vaso de leche sobre la mesa. Una enfermera le dio las pastillas. Mientras se las tomaba, clavó los ojos en el hule azul claro. Recordó la primera vez que vio el mar; un niño frente a ese azul impenetrable. Por la noche, soñaba que su cuerpo y el de sus padres chocaban contra las rocas, despedazándose. La madre se quedaba con él hasta que se volvía a dormir; regustillo a melocotón entre las sábanas. En el desayuno ella le guiñaba el ojo, como si lo ocurrido durante la noche fuera su secreto.

Por la tarde, la luz era tersa, acogedora. La madre le contaba historias en el porche. El aire, con olor a mar, impregnando su piel, y el cuento del gato con botas mientras lo acariciaba. «Mi señor el Marqués de Carabás», oía desde una distancia de treinta y cinco años.

Tras el desayuno, iba a la consulta del psiquiatra. Era un hombre pequeño, serio, ordenado. Le pedía que recordase. Daniel lo miraba desde unos ojos grandes en una cara consumida. Le costaba articular palabra, como si algo en su interior se lo impidiese, una voz que le decía «no lo cuentes, si lo haces nunca saldrás de aquí».

Aquella tarde salió al jardín. Se sentó en un banco de madera y fijó la vista en el suelo. Había hojas secas, piedras de distintos colores, unas grises, otras azules. Detrás de las hojas, distinguió una hilera de hormigas. En la fila, una de ellas arrastraba una hormiga muerta. Miró hacia la izquierda y vio el cadáver de otra. Lo cogió. La hormiga estaba seca y al tocarla se deshizo como si fuera polvo. Un olor extraño se apoderó de él; era una mezcla de aguas estancadas, árboles frutales y salitre. Olor que abrió una herida que supuraba.

Recordó un domingo en el parque. Los padres le animaron a que jugase con chicos de su edad. Daniel se apoyó en un árbol, detrás de los columpios, y esperó a que el tiempo pasara. Unos minutos más tarde notó un picor. Miró al suelo y vio muchas hormigas. Algunas subían por las piernas; otras estaban en los zapatos. Gritó con fuerza. Una de ellas había llegado al brazo. Tres bolas negras a punto de reventar y unas patas de hilo. Se imaginó que las aplastaba, triturando su ligero caparazón; el jugo gris bajo las suelas. No se dio cuenta de que el padre estaba allí. «Están nerviosas porque has pisado el hormiguero», le dijo mientras le quitaba los insectos del cuerpo. «Acuérdate, ve con más cuidado, es su territorio y lo defienden». Después, le cogió la mano y caminaron juntos.

Mientras Daniel se duchaba, las hormigas se adentraron en la retina. Esas figuras negras ahora corrían por los azulejos. Brotó de nuevo aquel olor extraño. Un olor que, aunque lo aborrecía, le cautivaba. Cerró los ojos con fuerza y escuchó caer el agua. Ese ruido lo llevó a la bañera de patas de la infancia. Le gustaba llenarla hasta arriba, con agua muy caliente; después llamaba a la madre para que le enjabonara el cuerpo o le frotase la espalda, pero ella, «ya eres mayor para que te bañe, tu padre está al llegar y no tengo la cena, termina pronto». Cuando ella se marchaba, cogía su esponja y la retorcía entre las manos hasta dejar trozos muy pequeños flotando en el agua.

Aunque las horas se detuvieran, el tiempo pasaba rápido. Daniel fue al comedor y se sentó a la mesa. El blanco de la leche lo repugnó. Fijó la vista en el cristal de una de las ventanas. Las esquinas de abajo tenían vaho. La imagen de una noche muy fría. Nadie probó bocado. El padre gritaba a la madre. Ella intentaba calmarlo, pero él no quería escuchar. Se levantó bruscamente y dio un portazo al marcharse. «A la taberna», dijo la madre, «eso es, vete a la taberna», y salió de la cocina llorando. Pasaron minutos hasta que Daniel subió las escaleras. Se quedó junto a la puerta del dormitorio de los padres, y, tras su respiración entrecortada, oyó sollozos. Vio la figura de una mujer que en ese momento se le hacía pequeña, indefensa. Un cuerpo encogido sobre la cama. Se acercó, le acarició el pelo y le dijo «no te preocupes mamá, es un borracho». Ella se irguió mostrando un rostro severo. «¡Hablar así de tu padre!». Él se quedó inmóvil. Cuando salió, no sentía el peso de los zapatos. Parecía un personaje de ficción desdibujado. Entró en su cuarto y clavó los ojos en la fotografía que estaba frente al cabecero: la madre con un vestido de lino azul claro. Su estómago comenzó a girar y girar. «¿Por qué me haces esto?», le dijo. Notó pinchazos y olor a peces muertos; como si tuviera larvas de insectos en los intestinos y segregasen un líquido ácido. Los pinchazos eran agudos, su cuerpo se retorcía formando un ovillo. «¿Por qué me tratas así?», decía mientras se acunaba. Cuando los mordiscos de la tripa cesaron, se acercó a la ventana. Apoyó la cara en el cristal helado y sintió que su piel quemaba.

 «Las peleas eran cada vez más frecuentes», se escuchó decirle al psiquiatra, «él estaba menos en casa, y mi madre empezó a beber. No quería verme, como si mis ojos la delataran». ¿A quién llamaría?, pensó. Siempre que la madre hablaba por teléfono, sentada en el sofá del salón, él vigilaba receloso detrás de la puerta. ¡Cómo le dolía ese tono de voz tan falso, tan ingrato! Cuando salía, ella se inquietaba, ruborizándose como si la hubiera descubierto. «¡Déjame en paz! ¡Déjame!», y esas palabras, cuñas en el cerebro.

«Algunas noches iban juntos a la taberna y volvían a casa borrachos», le dijo al psiquiatra. Él veía, desde la ventana del cuarto, como los padres se tambaleaban. Luego, las risas al subir las escaleras; latigazos en su piel desnuda.

Al terminar la consulta fue a la habitación y cayó en la cama. El sueño lo abrazó. Ahora se encuentra en un lugar árido. Está en el suelo, boca abajo. Arrastra un cuerpo roto. Las piedras rasgan su piel, pero no siente nada. Sigue adelante. Las vértebras dibujan el camino como anillos de gusano. «No te pares», le dice una voz débil, ahogada. Trozos de arena se incrustan entre las uñas. El polvo se mete en sus ojos; una capa fina los nubla. Sigue recto. Se adentra en unos arbustos. Avanza despacio. Los pantalones quedan enganchados en unas ramas. Tira de ellos con fuerza, pero no logra desprenderse. Impulsa el cuerpo hacia delante. «Inútil, es inútil». Huele a sudor y sangre. Las ramas lo oprimen. «Quiero salir», grita. Al abrir los ojos, dos enfermeras lo sujetaban. Notó un pinchazo dulce.

Sala de televisión. Imágenes en la pantalla. Daniel miraba al techo. El sol se filtraba a través de la cortina. Como aquel día, pensó. Se vio tumbado en el sofá, apoyando la cabeza en las piernas de la madre. Notó la calidez de los muslos. Ella lo empujó irritada. Daniel se levantó con brusquedad. Subió las escaleras con gangrena en la boca y mordeduras en la tripa. Los insectos lo invadían. Sintió que las hormigas se apoderaban del hígado, recubriéndolo de una capa negra. Los chinches despedazaban los intestinos. Tarántulas venenosas sobre los pulmones. Le costaba respirar. Las patas de un ciempiés salían por la nariz. Supuraba los olores fétidos de la putrefacción.
Llevaba tres días sin dormir. La cabeza le pesaba como si las distintas partes del cerebro fuesen de acero y no se comunicaran. Ansiaba el vacío, la nada. Las palabras «a levantarse, el desayuno» lo violentaron. No quería desayunar, pero le obligarían. Tardó en incorporarse; los músculos se aferraban a la cama, como si estuvieran atados al colchón con cuerdas transparentes. Se levantó a coger la ropa, que estaba encima de una silla, junto a la ventana. Miró tras el cristal. El jardín estaba sereno. Su vista empezó a nublarse.

Se vio con catorce años en la cocina. No estaba solo. La madre, sentada en una silla, con la cabeza hacia delante, dormía. En el suelo, botellas vacías. Daniel la miraba con desprecio, con odio. Fue hacia la llave del gas, la abrió y cerró la puerta al salir. El golpe de la puerta se unió al silbido de alas de insectos. Se tapó la cabeza con los brazos, pero el ruido era cada vez más fuerte. Abejas y hormigas voladoras zumbaban en sus oídos. El crujido de alas se adentró en el tímpano hasta llegar al cerebro. Olía a pantano, melocotón y mar. Olor que hizo brotar esas olas que engullían unos cuerpos descuartizados. «No me dejes aquí, no me dejes aquí», gritó golpeando la puerta hasta caer al suelo. «Ese olor nos separó, mamá, ese olor nos separó».

TÍTULO: EL JUEGO DE LA PERA - MAX BILL Y LA CREACION LOGICA,.

 EL JUEGO DE LA PERA - MAX BILL Y LA CREACION LOGICA, fotos.

El polifacético artista suizo Max Bill, máximo exponente del arte concreto y alumno de Walter Gropius y Hannes Mayer en la Bauhaus entre 1927 y 1929, sucumbió el pasado viernes en el aeropuerto de Berlín a un ataque cardiaco cuando estaba a punto de cumplir los 86 años, según hizo público ayer la familia en Zúrich.Defensor del ideal de la síntesis del arte y discípulo de Paul Klee, Le Corbusier y Piet Mondrian, en su currículo se amontonan las actividades: practicó la pintura, la escultura, la arquitectura, el dibujo industrial y el grafismo publicitario. Su obra creadora se extiende también al campo de las letras, donde se destacó por sus ensayos, su dedicación a la enseñanza y á la política, en el Parlamento de Zúrich entre 1961 y 1969, y en el Nacional, entre 1967 y 1971.
Resultado de imagen de MAX BILL Y LA CREACION LOGICA,.Conocido como el precursor del arte concreto, desarrollado por él mismo en los años cuarenta, tras sus contactos con Von Doesburg, Bill marcó su punto culminante con la publicación del ensayo La reflexión matemática en el arte de nuestro tiempo, convertido en un manifiesto. Y es que la obra de Bill en general está basada en esquemas geométricos. Pero el arte concreto no suponía una abstracción sólo determinada por la lógica, sino que se convirtió en el resultado de factores diferentes, como los sentimientos y el pensamiento. Para el artista suizo, que todavía seguía trabajando, el arte concreto era "real y espiritual, no naturalista y, por tanto, próximo de la naturaleza. Tiende a lo universal, al mismo tiempo que se ocupa de lo particular y se aleja de lo individual para acercarse". Todo en el entorno le interesaba a este artista que desarrolló su obra entre Suiza y Alemania.
Pero Bill fue más allá del arte concreto, rechazando cualquier tipo de dogmatismo. Logró refinar su principio de creación matemática nombrándole posteriormente "método lógico". "Cada paso del proceso creativo corresponde a operaciones lógicas", decía, sin que ello sea incompatible con los espacios de libertad o con la realidad.
Resultado de imagen de EL JUEGO DE LA PERA -Con este infatigable defensor del arte contemporáneo en todos los campos de la realidad, el mundo de las artes ha perdido a un universalista que ha buscado a toda costa la armonía y el orden estético, los lazos entre la vida y el arte, y ha profundizado en la enseñanza concreta de Kandinsky, Mondrian y sobre todo Von Doesburg, fundador en 1930 de la revista Arte concreto y autor del Manifiesto del arte concreto.
Max Bill, hijo de un ferroviario y platero antes de desviarse por los derroteros de la arquitectura, enseñó en los institutos de arte de las ciudades alemanas de Hamburgo y Ulm, de la que fue cofundador, y todavía tenía tres proyectos pendientes, según había declarado recientemente: "La expansión de los archivos de la Bauhaus en Berlín, la construcción de un edificio en Nüremberg y la creacción de una escultura de granito de 40 metros en Múnich.
Según su estética de lo útil, la gute Form, "todo debe hacerse obra para la difusión del arte, alimento popular". Y es que el arte, según había declarado, tiene un "papel social".
A pesar de ello, su obra no siempre ha sido bien acogida. En 1981, ante la oposición del público, el Ayuntamiento de Zúrich tuvo que convocar a expertos de arte internacionales para atestiguar el valor de una estructura de columnas de granito gris pulido antes de permitir a un banco suizo su instalación en el moderno barrio de Bahnhofstrasse. Otra escultura de piedra, La continuidad, en Francfort, está catalogada como la mayor obra desde los tiempos de los faraones egipcios.
El autor de Cinta sin fin, una de sus esculturas más conocidas, cuyas cenizas serán dispersadas al lado de una de sus esculturas, obtuvo en 1949 el Premio Kandinsky, en 1951 el Gran Premio de la Trienal de Milán por la realización del pabellón suizo, y había sido nombrado doctor honoris causa del Instituto Americano de Arquitectos, entre otros galardones.-