TITULO: EN PRIMER PLANO - A FONDO -¡Buenos días, Javi y Mar! - LAS INTIMIDADES DEL REICH,.
¡Buenos días, Javi y Mar!, CADENA 100
Lo mejor del programa ¡Buenos días, Javi y Mar! que se emite cada mañana en CADENA 100 de 06:00 a 11:00 y que presentan Javi Nieves y Mar Amate.
EN PRIMER PLANO - A FONDO - LAS INTIMIDADES DEL REICH,.
Las bragas que le gustaban a Hitler, fotos.
El mercado de objetos ligados a Hitler y la jerarquía nazi
está más activo que nunca. Y tiene explicación: los nietos han sacado a
la venta las reliquias de sus abuelos. Armas, ropa… alcanzan miles de
euros en las subastas.
Abril de 1945. Mientras la artillería rusa desencadena una tempestad
de hierro y fuego que reduce Berlín a escombros, un enajenado Hitler se
esfuerza en movilizar ejércitos imaginarios desde un búnker subterráneo a
ocho metros de profundidad, protegido por un techo de cuatro metros de
hormigón armado.
El teléfono de baquelita desde el que Hitler daba las órdenes, un modelo Siemens rojo, con el águila de la esvástica en su reverso, se remató hace poco por 229.000 euros a un coleccionista anónimo.
Paralelamente, en el propio Berlín, la exposición histórica Hitler y los alemanes,
la primera del género que se celebra desde que terminó la era
hitleriana, ha recibido una cantidad de visitantes tan grande que los
organizadores han tenido que prorrogarla.
En el Museo de Historia Alemana de
Berlín se muestra el escritorio del Führer, del tamaño de un tablero de
tenis de mesa, procedente de su despacho en la Nueva Cancillería de
Berlín (despacho no menor que una cancha de tenis).
Es evidente que la
memorabilia nazi ejerce una cierta
fascinación, incluso en personas políticamente muy alejadas de aquella
ideología. El mercado de recuerdos nazis se ha puesto de moda y resulta
asequible para todos los bolsillos, pues oscila desde botones de
uniforme que pueden conseguirse por un euro en Internet hasta un
Mercedes perteneciente a Hitler adquirido por un potentado ruso en seis
millones de dólares.
Mercedes g-4 de tres ejes: el regalo
a Franco. Lo usó poco, quizá porque no le resultaba muy práctico: solo
alcanza 67 km/h. Ha sido subastado por 6 millones de dólares
El coleccionista de objetos nazis más avezado es un británico,
Kevin Wheatcroft, que se jacta de dormir en la cama de Hitler
(«aunque el colchón lo he cambiado»). Este próspero empresario de la
construcción comenzó la colección con un casco de acero que su padre,
combatiente en la Segunda Guerra Mundial, trajo a casa como recuerdo.
Hoy, su colección ocupa varios almacenes en
los que acumula piezas tan voluminosas como carros de combate, no menos
de cincuenta bustos de Hitler y hasta la puerta, baldosas y reja de la
celda que el futuro Führer ocupó en la prisión de Landsberg, después de
su frustrado intento de golpe de Estado (el pusch de Múnich, 1923),
encierro que aprovechó para escribir Mein Kampf.
Este ejemplar encuadernado en ámbar
con refuerzos de plata era el primer premio en una carrera de obstáculos
celebrada en Rostock en 1938. Se ha subastado por 25.875 dólares
«Supe que iban a rehabilitar el edificio de la cárcel donde estuvo
Hitler y no lo pensé dos veces -relata Wheatcroft-: me fui a Múnich,
aguardé a que los obreros salieran a almorzar a una taberna cercana, fui
y los invité a una ronda de cerveza. Repetí la invitación unos cuantos
días y al final regresé a casa con la puerta, la reja de la ventana y
unas cuantas baldosas del suelo de la celda de Hitler».
La celda de la prisión de Landsberg donde Hitler escribió ‘Mi lucha’
Otro de los trofeos hitlerianos de Wheatcroft es un oxidado botellero
rescatado en 1989 por él de las ruinas del Berghof, la residencia
alpina de Hitler, con cierto riesgo de que lo metieran en la cárcel,
pues entonces estaba prohibido en Alemania todo lo relacionado con las
reliquias del nazismo.
A más de un español le costó un disgusto levantar el brazo para llamar a un taxi.
De hecho, el Gobierno bávaro dinamitó las ruinas del Berghof en 1953
para evitar que se convirtieran en lugar de culto de los neonazis.
Trofeo que Hitler regaló en 1934 al
arquitecto Albert Speer en homenaje a su diseño del complejo que albergó
el congreso nacional del partido en Núremberg. Se ha vendido por 40.250
dólares.
El comercio de recuerdos nazis ha existido
siempre, basta con dar un paseo por cualquier mercadillo de Europa para
encontrar Cruces de Hierro o dagas de las SS que pueden adquirirse por
unos pocos euros. Estos objetos suelen ser réplicas, lo que explica su
baratura y abundancia.
El dueño de la casa de subastas Alexander
Autographs, que vendió esta escribanía por 423.000 dólares, sostiene que
es la que utilizó Hitler para firmar, en 1938, el Pacto de Múnich.
Sin embargo, el mercado de objetos nazis se
ha animado en estos últimos años con multitud de aportaciones que
parecen originales. Este fenómeno tiene su explicación: los soldados
aliados solían coleccionar trofeos de guerra. Casi todos ellos volvieron
a sus hogares con la mochila repleta. Esos recuerdos que han
permanecido inmovilizados por espacio de más de medio siglo salen ahora a
la luz cuando los nietos de los héroes, cuya vinculación sentimental
con los objetos es menor, los sacan a subasta para eliminar los trastos
acumulados por el abuelo y de paso ganar unos eurillos.
El coleccionista Kevin Wheatcroft duerme en la cama de Hitler: “He cambiado el colchón”, aclara
Es interesante señalar la diferente actitud de rusos y americanos
como fuerzas de ocupación en la derrotada Alemania. Mientras los
americanos, gente bien alimentada y procedente de un país con razonable
acceso a bienes de consumo, apreciaban los trofeos ceremoniales y los
objetos suntuosos, de los que los nazis habían realizado una gran
producción, los humildes rusos, muchos ellos campesinos analfabetos
procedentes de aldeas miserables, saqueaban preferentemente objetos de
uso cotidiano como relojes, zapatos, máquinas fotográficas y utensilios
de cocina.
Hitler trabajando en su oficina
Es conocida la anécdota del sargento Melitón Kantaria clavando la
bandera roja en lo alto de las ruinas del Reichstag, el edificio que
para los rusos representaba el corazón del estado hitleriano. En la foto
original, que es un posado, se observaba que el camarada que lo ayudaba
lucía un reloj de pulsera en cada muñeca, lo que evidenciaba su
condición de saqueador. Cuando lo advirtieron, retocaron la foto para
que solo apareciera un reloj. Por cierto, la histórica bandera se venera
hoy desplegada en una vitrina del Museo Central de las Fuerzas Armadas
de Rusia. Y la cámara con la que el famoso reportero de guerra Yevgeny
Khaldei realizó la foto, una Leica III, se subastó en 2014 en Honk Kong.
Un comprador argentino ha pagado 3000 euros por unos calzoncillos de Göring
La residencia alpina de Hitler está revelándose la fuente de una buena cantidad de
memorabilia
nazi. Entre los trofeos de esa procedencia destacan unas coquetuelas
bragas de seda que pertenecieron a Eva Braun, la amante de Hitler (y
esposa unas horas antes de que los dos se suicidaran en el búnker de
Berlín).
Estas bragas de seda pertenecieron a Eva Braun. Se subastaron por 3300 euros
Las bragas, color lila, con lacito en la cintura a la moda de
entonces y las iniciales de la propietaria bordadas, fueron subastadas
(por 3300 euros) con un lote de recuerdos procedentes de un soldado
americano de la 101 División Aerotransportada (la que ocupó la
residencia de Hitler). Probablemente tan íntima prenda, proviene, como
muchos otros recuerdos, de un cambalache por alimentos. La depauperada
población local había saqueado los restos de las residencias y edificios
nazis en el periodo intermedio entre su abandono por la guarnición SS
que los custodiaba y la llegada de los ocupantes americanos.
Ropa íntima para un imperio
Sin abandonar el estimulante capítulo de la ropa íntima de las
grandes figuras del Reich, merecen mención unos calzoncillos de fina
seda que pertenecieron a Hermann Göring, el robusto Reichsminister del
Aire y mano derecha de Hitler. Aunque sobradamente capaces (114
centímetros de cintura), muestran que su rozagante propietario había
adelgazado algo en los últimos meses de la guerra. Esta prenda procedía
de la colección de recuerdos del doctor John K. Lattimer, otro
coleccionista famoso que hizo buen acopio de trofeos aprovechando su
posición como médico de cabecera de los jerarcas nazis
durante los juicios de Núremberg.
En un intento por congraciarse con diversas organizaciones judías que
protestaron por el acto, el catálogo de la subasta se titula
Hitler y los jerarcas nazis, una visión del mal.
Los calzoncillos de Göring alcanzaron la respetable cantidad de 3000 euros y se adjudicaron a un anónimo comprador argentino
que pujó también hasta 275.000 euros por una chaqueta de Hitler. Otra
pieza interesante de esta colección es un dispositivo de cuero que
permitía disimular una pequeña pistola en el pantalón, al parecer del
propio Hitler.
TITULO: REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA ¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE - JAPÓN NO ES PAIS PARA VIEJOS,.
¡ ATENCIÓN Y OBRAS ! CINE,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que,
en La 2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial
atención a las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - JAPÓN NO ES PAIS PARA VIEJOS,.
JAPÓN NO ES PAIS PARA VIEJOS,.
En Japón, la población está envejeciendo a pasos agigantados. Tanto
que casi no hay recursos para atenderlos: ante el desamparo en el que
viven, algunos ancianos toman decisiones desesperadas… como ir a la
cárcel.
Apesar de su frágil salud, Reiko Sato camina con determinación por
las calles de Yubaru, una localidad de 9000 habitantes. El frío del
invierno le hiela sus huesos octogenarios, pero no tiene otra opción. su
marido ha muerto y con la pensión de 730 euros al mes apenas le llega
para sobrevivir. Así que esta antigua esteticista se ve obligada, a sus
82 años, a tener varios trabajos para ganar unos euros más.
Yubaru es la ciudad más envejecida de Japón: uno de cada dos vecinos tiene más de 65 años.
También tiene la mayor deuda en todo el archipiélago desde el cierre de
la última mina de carbón, en 1990. Pero Yubaru lucha por ser la
población más ejemplar del país. Su alcalde, el carismático Naomichi
Suuki, de 40 años, decidió que su salario tan solo iba a ser de 2000
euros al mes, el más bajo de todos los alcaldes del país. Su prioridad:
que los residentes ancianos vivan sus últimos días con dignidad.
En el asilo Togo, en Nagoya, varios
ancianos juegan con Smiby, un bebé-robot que contribuye a la mejoría de
los pacientes que sufren demencia senil
Yubari es un microcosmos del futuro de Japón: el país más lóngevo del
planeta que, además, vive un rápido proceso de envejecimiento.
En 1975, su población era la más joven de la OCDE,
con un 8 por ciento de mayores de 65 años. Hoy los ancianos representan
el 27 por ciento y en 2050 supondrán el 41 por ciento. «Por primera vez
en nuestra historia, las ventas de pañales para adultos han superado a
las de pañales para bebés», anunció recientemente Unicharm, el principal
fabricante japonés de productos para la higiene personal.
La esperanza de vida
Con una tasa de natalidad de 1,43 niños por mujer, la renovación de
las generaciones no está garantizada. Además, los inmigrantes solamente
suponen el 1,4 de la población del país, y es que Japón es una de las
sociedades más cerradas del mundo.
“Por primera vez en nuestra historia, las ventas de pañales para adultos han superado a las de pañales para bebés”
En esta dinámica, en 2013, el vice primer ministro de Economía, de 73
años, llegó a decir: «El problema de los gastos enormes que conlleva la
tercera edad tan solo va a resolverse cuando los incitemos (a los
ancianos) a darse prisa en morir». Así que, si no eres una especie de
tesoro nacional viviente, una figura reverenciada o un ministro, el pelo
se te vuelve blanco de golpe en cuanto escuchas las noticias. La única
perspectiva es seguir trabajando hasta que no puedas más. Entre los 126
millones de japoneses, la cuarta parte de la mano de obra ahora es mayor
de 65 años. Como promedio, el japonés deja de trabajar a los 69.
En Tokio, no es infrecuente
tropezarse por las noches con personas mayores vestidas con uniformes.
Son algunos de los trabajos que se reservan a los ancianos y por los que
pagan poco dinero
Seguir trabajando, en cualquier cosa, es para la mayoría de los
japoneses una necesidad. Sobre todo hoy, cuando ya no pueden contar con
los hijos y nietos que en el pasado vivían bajo el mismo techo. La
tercera economía mundial ha dado la espalda a determinados valores
confucianos en favor de una dinámica social individualista, como en el
resto del mundo occidental.
“El problema tan solo se resolverá cuando incitemos a los ancianos a morir”, dijo el viceministro de economía nipón
Los más acomodados siempre pueden irse a vivir a residencias de
ancianos, aunque las listas de espera son largas: 520.000 personas están
esperando una plaza. Pero quienes han tenido unos salarios modestos se
encuentran con graves dificultades.
Pepper es un robot de servicio. Es
tan capaz de dirigir una sesión de gimnasia como de mantener una
conversación. Se estima que en 2035 la industria robótica facturará
ochenta billones de euros, diez veces más que hoy
En el país se dan más suicidios entre los sexagenarios que entre cualquier otro grupo de edad. No pasa una hora sin que se descubra un nuevo caso de
kodokushi
(‘muerte solitaria’). Todos los años se descubren 30.000 cadáveres -dos
terceras partes, mayores de 60 años- semanas y hasta meses después de
morir.
A la desesperada
La muerte no es la única salida desesperada. Es el caso del señor K.,
de 80 años, que se jubiló hace siete. Actualmente está interno en la
cárcel de Onomichi y ha pasado casi toda su jubilación entre rejas. La
razón de su detención: el robo de un poco de
sushi. Reincidente
en este tipo de pequeños delitos, fue condenado a pena de cárcel. «Aquí
les dan de comer, tienen un techo, cuidan de ellos… Muchos ancianos
cometen pequeños robos para que los manden a la cárcel», explica Akiko
Sasaki, trabajadora social en el centro de reclusión de Onomichi, una
prisión donde solo hay ancianos.
Japón ha dado la espalda a los valores tradicionales de respeto a los mayores y se ha apuntado al individualismo occidental
Desde 2013, las cifras de delincuencia senil superan a las de
delincuencia juvenil. «Prefieren la cárcel para sentirse menos solos,
hacer amigos y para recuperar la disciplina personal, perdida después
del retiro». El desafío en Onomichi no es impedir las huidas, sino
convencer a los reclusos de que se marchen… para no volver.
La cárcel, una salida a falta de asilos

En
las celdas de la cárcel de Onomichi, tan solo hay ancianos. Muchos
reclusos se desplazan al taller con un andador ortopédico. Una vez allí
trabajan ocho horas al día, sin más interrupción que la de un almuerzo
que discurre en profundo silencio. Desde 2013, las cifras de
delincuencia senil superan a las de delincuencia juvenil.
Muchos ancianos reinciden en pequeños delitos para ser encarcelados y así poder sobrevivir.
El 40 por ciento del consumo nacional
El mercado gerontotecnológico mueve 692 billones de euros en Japón y
está en crecimiento constante. En la imagen unos ancianos prueban un
baño con un washlet para personas mayores, el Rolls-Royce de los
retretes, que, entre otras cosas, puede analizar la orina. Los mayores
de 65 años suponen el 40 por ciento del consumo nacional.
El envejecimiento inteligente

El centro comercial de Kasai, en Tokio, se construyó específicamente
para la gente mayor. Los pasillos son más anchos; las escaleras
mecánicas van más lentas; hay una tienda de robots, funerarias de
diseño… «Ha llegado la hora de poner fin a la imagen negativa de la
tercera edad», insiste Hiroyuki Murata, autor de best sellers para los
que peinan canas. Este promotor del «envejecimiento inteligente» ha
importado de Texas el concepto Curves. gimnasios para las mujeres
maduras. Es todo un éxito. ya tiene 740.000 socias.