TITULO: A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER - Entrar al mundo laboral con un trastorno mental ,.
A vivir que son dos días - A vivir - Cadena SER,.
Escucha 'A vivir', con Javier del Pino, el programa líder de las mañanas del fin de semana en la Cadena SER.
Entrar al mundo laboral con un trastorno mental,.
«Estas personas viven estigmatizadas y con el temor de ser rechazadas en sus trabajos».
foto / «A los 22 años me dio el primer brote psicótico». «Yo tenía 14 cuando me diagnosticaron a raíz de unos ataques de ansiedad». Lucía y Marta son dos españolas que comparten un aspecto en común, padecen uno de los cinco trastornos mentales graves (TMG) que se conocen en la actualidad, entre los que se incluye el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el trastorno de personalidad, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el trastorno depresivo mayor. Ellas prefieren no contar con qué tipo de TMG fueron diagnosticadas, porque no quieren que nadie las identifique. De hacerlo, podrían perder amistades o incluso el trabajo.
Parece increíble, pero es cierto. «El estigma con el que conviven las personas con diagnóstico de TMG en España es tal que muchos no se lo cuentan a nadie por miedo al rechazo», expresa Fernando Pérez, terapeuta ocupacional del Centro de Rehabilitación e Inserción Laboral (CRL) de la Asociación FEAFES-Salud Mental Cáceres, centro que tiene por objetivo principal orientar sobre las habilidades necesarias para para acceder, manejarse y mantenerse en el mundo laboral.
En nuestro país, un 1% de la población tiene un diagnóstico de TMG, pero pocos lo cuentan. «En mi empleo actual mis compañeros no lo saben», dice Marta, «alguna vez me he planteado contarlo, pero en ocasiones he oído decir tales barbaridades sobre los trastornos mentales en la oficina que pienso, ¿qué harían si lo supieran? He tenido otros empleos en los que sí lo he dicho y he recibido mucho apoyo, pero la realidad es que hasta algunos de mis amigos se han separado de mí por miedo a lo que pueda hacerles. Es por esa mentalidad errónea que existe en la sociedad de que somos 'locos' capaces de agredirte en cualquier momento», añade.
Lucía, que actualmente trabaja en hostelería, aunque estudió Derecho, expresa que ella no se ha sentido «marginada especialmente», pero no le gusta hablar del tema con cualquiera. De todas formas, no cree que un trastorno mental deba suponer ningún estigma, «al fin y al cabo cada vez hay más gente con estos problemas. El estrés, por ejemplo, está generalizado».
Tiene razón. De hecho, «uno de cada cuatro europeos tiene un trastorno mental a lo largo de su vida», declara Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, «y más aún en periodos de crisis». Tras la debacle económica de 2008, aumentaron un 20% los casos de personas con trastornos de ansiedad, mientras que las Naciones Unidas ya ha anunciado que la pandemia por coronavirus es «el germen de una importante crisis de salud mental que estallará si no se toman medidas». Sin embargo, los recursos que se destinan a estas enfermedades a nivel mundial siguen siendo escasos.
El panorama también es desconsolador a nivel laboral. El desempleo en este colectivo está por encima del de cualquier otro, con cifras que se calculan en torno al 87%. Uno de los motivos es la falta de oportunidades. «Hay empresas que creen que al contratar a una persona con TMG esta les dará más problemas que alguien sin un diagnóstico, pero de lo que no se dan cuenta es de que seguramente tengan trabajadores con depresión, insomnio, problemas familiares o estrés, que no reciben ayuda o tratamiento, que pueden ser mucho más problemáticos», explica María del Pilar Cáceres, psicóloga y directora técnica del CRL de FEAFES-Salud Mental Cáceres. «Al fin y al cabo, cuando una persona viene recomendada por una asociación como la nuestra, ha pasado por un proceso previo de adaptación a su trastorno que le capacita para ejercer las funciones del puesto para el que se le propone», agrega.
Es más, antes de incorporarse al CRL, los usuarios deben llevar al menos dos años recibiendo tratamiento, con el fin de que tengan una cierta estabilidad clínica. Por eso, cuando una persona recibe por primera vez el diagnostico de TMG lo más recomendable es que acuda a un Centro de Rehabilitación Psicosocial, donde se le enseñará, de manera individualizada, cómo manejar los síntomas o la importancia de no dejar la medicación.
Contratos temporales
Dado que los TMG se inician a edades tempranas, entre los 18 y los 30 habitualmente y especialmente en hombres, es frecuente que los usuarios lleguen al CRL sin estudios superiores (alrededor del 80%) y se les tenga que acompañar en su formación académica antes de pasar a la búsqueda de trabajo. Marta, por ejemplo, que era una adolescente muy estudiosa en el instituto, se vio totalmente incapacitada al ser diagnosticada y tuvo que retomar las clases tiempo después.
También allí se imparten charlas sobre temas burocráticos, como entender una nómina, talleres para aprender a hacer un currículum o simulacros de entrevistas. «Esto es muy necesario, porque quienes hemos vivido periodos de crisis tenemos lagunas en el currículum y necesitamos ayuda para poder hablar de nuestra enfermedad en una entrevista sin que eso nos perjudique», cuenta Lucía. «La experiencia nos ha demostrado que estas personas son excluidas de determinados procesos de selección cuando dicen que tienen un diagnóstico de TMG y es poco común que consigan contratos indefinidos», añade el terapeuta ocupacional.
Desde la asociación trabajan con una cartera de empresas «concienciadas con la salud mental» y forman parte del programa 'Incorpora', promovido por la Fundación La Caixa, cuyo fin es impulsar la integración sociolaboral de personas en riesgo de exclusión social. «Las inserciones que realizamos son en empresas normalizadas, no en centros especiales de empleo. Queremos que se adapten al mundo laboral real, porque están capacitadas para ello. Lo único que hay que hacer es encontrar la tarea que les motive y puedan desempeñar para que no se frustren», comenta Cáceres. «Asimismo, practicamos el empleo con apoyo, es decir, siempre ayudamos a nuestros usuarios cuando nos necesitan, ya sea de forma presencial o telefónica», continúa Pérez.
El teletrabajo también ha supuesto un reto para el que muchos no estaban preparados. Es más, «algunos no han podido mantener su empleo durante el confinamiento porque no tenían conexión a internet, un ordenador o nociones básicas de informática», dice Pérez.
Al igual que para cualquier otra persona, trabajar ayuda a estar activo mental y físicamente, aumenta la autoestima y previene el aislamiento. «Vivimos en una sociedad en la que parece que si no estás al 100% de tu capacidad no sirves para nada. Esa exigencia lleva a muchas personas diagnosticadas con un TMG a acogerse a una baja definitiva y cobrar un subsidio antes que intentar buscar trabajo. La marginación que esto supone puede empeorar su salud. ¿No sería mejor pagar a las personas por hacer algo, aunque sea de forma supervisada, que pagarlas por no hacer nada? Uno no tiene la culpa de tener esquizofrenia o bipolaridad», cuestiona Arango.
Tanto los especialistas como las entrevistadas coinciden en que hoy en día existe una falta de conciencia y empatía social sobre los trastornos mentales. «No deberíamos juzgar a las personas por una parte de lo que son, porque eso no define todas sus cualidades» expresa Cáceres. Ella también destaca la importancia de hablar más abiertamente de estas patologías, pues «mucha gente no sabe ni lo que son antes de padecerlas» y sobre todo de pedir ayuda, algo a lo que se suele recurrir únicamente cuando la situación se vuelve insostenible.
Los medios
Es común relacionar los problemas sociales (crímenes, secuestros...) con sujetos afectados psicológicamente, pero «la realidad es que por cada persona con esquizofrenia que comete un homicidio, hay cien sin problemas de salud mental mucho más violentas», destaca Arango.
Las escuelas
La educación es un pilar fundamental para acabar con el estigma. «El 'bullying' se genera por la falta de educación en diversidad. Es más importante conocer las enfermedades de la mente que los afluentes de los ríos», señala Arango.
Otoño de alto voltaje ,.
El Gobierno deberá afrontar sus
diferencias internas, una moción de censura y la negociación
presupuestaria en un contexto de pandemia ( fotos ),.
Las tensiones de este atípico verano de 2020 son sólo el preludio de un otoño complejo en el que el Gobierno tendrá que gestionar varios frentes en lo político, lo económico, lo institucional y lo sanitario. Pese a la ralentización de la actividad en la última semana, lo acontecido –el aumento de contagios por coronavirus, la resaca de la salida del Rey emérito de España. la investigación judicial de las cuentas de Podemos y la protesta de los ayuntamientos por el real decreto sobre el uso de sus remanentes de tesorería– deja entrever el complicado escenario en el que el Ejecutivo tendrá que manejarse en el nuevo curso, el segundo en situación de pandemia.
El primer reto del Gobierno, por nuclear para afrontar el resto, será el de reforzar la consistencia de sus apoyos parlamentarios. La heterogeneidad de la mayoría que impulsó al secretario general del PSOE a la Moncloa y el contexto en el que se mueven algunos socios como Esquerra, condicionado por el clima preelectoral en Cataluña, dificultan la tarea de recomponer la red de la investidura. Y los Presupuestos están a la vuelta de la esquina.
Hasta ahora el Ejecutivo ha dado muestras de querer convocar tanto a la izquierda como a Ciudadanos a la negociación de las cuentas del próximo año, vitales para la estabilidad de la legislatura y trascendentes para afrontar una etapa marcada por los efectos de la propagación del coronavirus. La vía de los liberales, sin embargo, cobra fuerza. Será esta, por lo tanto, una ocasión para comprobar las compatibilidades o incompatibilidades entre opciones políticas tan distantes como Podemos –que ya ha manifestado sus recelos– y el partido de Inés Arrimadas. Y, por extensión, supondrá un test para la fortaleza de la coalición de Gobierno.
La segunda cita del otoño llegará de la mano de Vox, que pretende impulsar en septiembre su moción de censura. Aun sin visos de prosperar, el debate dejará tras de sí, en todo caso, la fotografía del momento político actual y el estado de las alianzas gubernamentales. Será también una situación incómoda para el PP, donde hay cargos que ven tras el movimiento de Santiago Abascal un intento de ponerles contra las cuerdas.
Los populares, sin embargo, intentarán centrar el tiro en los próximos meses en el terreno de la economía. Ahí entienden que el Ejecutivo sufrirá el desgaste de la gestión. Son diversos los sectores del PP que apuestan por potenciar el perfil de partido con experiencia de gobierno para ofrecer a Casado como alternativa política en una crisis derivada de las consecuencias de la epidemia. Voces de la formación conservadora apuntan, además, que la respuesta a la situación económica es fuente de discrepancia interna entre los dos socios de Consejo de Ministros: Podemos y PSOE.
Tampoco dejarán pasar la oportunidad de poner el foco en aquellos elementos que ponen en evidencia la debilidad del Gobierno en el Congreso. Es el caso del real decreto sobre los remanentes municipales. El pacto con la Federación Española de Municipios y Provincias, que habilita la posibilidad de que las corporaciones locales presten sus ahorros a la Administración General del Estado –14.000 millones de euros– a cambio de una inyección de 5.000 millones en dos años y la devolución total en una década, ha soliviantado a alcaldes de todo signo político. También de partidos socios del Gobierno, como Esquerra, Catalunya en Comú o Compromís. Y el Ejecutivo podría enfrentarse a una derrota parlamentaria si la negociación no lo impide.
El estado de relaciones
Tampoco hay que perder de vista Cataluña, donde sigue en el aire la convocatoria anticipada de comicios. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, está pendiente, además, de que el Tribunal Supremo decida sobre su inhabilitación por desobedecer la orden de la Junta Electoral Central de retirar los lazos amarillos.
En este contexto general, adquiere una mayor importancia el estado de las relaciones entre los socialistas y Podemos. En los últimos meses han sido varios los episodios en los que han aflorado las diferencias entre ambos proyectos políticos. El último, el de la marcha de Juan Carlos I del país. Pablo Iglesias llegó a hablar de «actitud indigna» y de la posición «muy comprometida» de la monarquía. Sánchez, sin embargo, cerró filas en torno al pacto constitucional.
Ahora, el horizonte judicial de Podemos supone una nueva piedra en el camino y un argumento adicional para la oposición;especialmente, para el PP, que reclama la dimisión del vicepresidente segundo del Gobierno. Pese a todo, desde la Moncloa insisten en blindar la alianza gubernamental. Aunque el jefe del Ejecutivo ha optado por no pronunciarse sobre los casos de Podemos en los tribunales, preguntada por esta cuestión, la ministra de Hacienda y Portavoz, María Jesús Montero, defendió la fortaleza y «cohesión» de un Ejecutivo para «4 años».
ERC reclama al Gobierno abrir un debate sobre el modelo de Estado
Esquerra no baja el pistón y continúa con su particular ofensiva contra la Corona tras la crisis abierta por la marcha de Juan Carlos I de España. La formación republicana presionó ayer al Gobierno para abrir un debate sobre el modelo del Estado porque, en su opinión, «la Jefatura del Estado ha contaminado a los demás poderes». «Está absolutamente corrupta y cuestionada», señaló el coordinador nacional de ERC, Pere Aragonès. El vicepresidente de la Generalitat participó junto a la líder del BNG, Ana Pontón, a la de la izquierda andalucista, Teresa Rodríguez, y a Neus Truyol Caimari, concejal de Mes per Mallorca, en un debate sobre monarquía y el delito de injurias. Precisamente, esta semana la Fiscalía de la Audiencia Nacional archivó denuncias por un posible delito de injurias a la Corona contra los tres primeros al considerar que no existía reproche penal.
Aragonès defendió que el Ejecutivo debe garantizar «máxima transparencia» y revelar el paradero del emérito. «En ningún caso –dijo– se puede mirar hacia otro lado». E insistió en que «si ahora hay republicanos asintomáticos en el Gobierno se debe notar».
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