domingo, 28 de febrero de 2021

El paisano - Viernes -5- Marzo - Las barcas de los olvidados extremeños y cursillos post mortem . / VACACIONES - EUROPA DE PELICULA - Los ferrocarriles costeros con Julie Walters: Devon,. / HOSPITAL - Los positivos vuelven a repuntar en la región hasta los 66 casos en un día con tres muertes,. / VUELTA AL COLE - 23-F, el agujero negro de la Transición ,. / EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -10- Marzo - Así vivieron nueve diputados las 18 horas de encierro en el Congreso ,. / EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes -12- Marzo - Integrar contra el odio en Francia,.

 

 TITULO: El paisano - Viernes  - -5- Marzo - Las barcas de los olvidados extremeños y cursillos post mortem.

Viernes  -5- Marzo a las 22:10 horas en La 1 , foto,.

 

Las barcas de los olvidados extremeños y cursillos post mortem

Por fortuna, los muertos por coronavirus ya son menos, y el difunto Sanjosé nos visita más a menudo. Le echábamos de menos; pero, la verdad, alguno tiene ganas de que vuelva a La Montaña porque estos días está siendo un poco pesado, pidiendo información sobre las barcas que se usaban en Extremadura para atravesar ríos y embalses.

Se mostraba oculto, perdido en lo alto de la torre, en el acceso al templo, lejos de la mirada de los leoneses que en los últimos 500 años han ido accediendo al templo. Ahora, y tras pasar por 'astilleros', el barco perdido de la 'batalla de Lepanto' ha vuelto a surcar, recuperado de las heridas del paso del tiempo, y a la vista de todos. La iglesia del Mercado, en el casco histórico de León, fue el último puerto de uno de los galeones que luchó en el mar Jónico contra los otomanos y en favor de la Santa Liga en Europa. Allí llegó, en forma de maqueta, en 1571. Y lo hizo de la mano -nunca mejor dicho- de Jerónimo de Rebolledo, conde leonés, y partícipe en la batalla naval.

El aristócrata se encomendó a la 'Antigua' -nombre popular con el que se conoce a la Virgen del Camino en esta parroquia- para que intercediera por él en Lepanto y le permitiese regresar a León sano y salvo. Y así ocurrió. En agradecimiento, Jerónimo talló la reproducción de su propio navío y lo ofreció a la piedad como exvoto de un feligrés a la parroquia.El barco reproduce su velaje, la quilla, la proa y la popa, y hasta los cañones de batalla. Todo lujo de detalles con adornos y trabajos muy significativos en la madera que dejan entrever la virtuosa manualidad de Rebolledo. Tras siglos en el ostracismo, castigado por el paso del tiempo, cubierto de polvo y heces de las aves, el actual párroco, Manuel Fláker, decidió usar los fondos del templo para restaurarlo. «Es mi responsabilidad. Tengo que velar por el patrimonio de la fe de todo un pueblo y una historia de vida eclesial».

Un año de restauración necesitó el galeón para recuperar el buen estado. El barco afrontó una nueva batalla naval en la que, tras una primera intervención en León, tuvo que surcar los mares hasta Barcelona. Allí, un experto en maquetas, recuperó el arbolado de las velas. Posteriormente fue en Burgos donde prepararon su musealización en la parroquia.

Más visible

La nueva posición, mucho más visible, en el lado izquierdo del acceso a la iglesia del Mercado, tampoco ha sido escogida al azar. Se puso en ese lugar porque justo ahí se encontraba un cuadro del conde que fue robado en los años 70.

Así ha llegado a nuestros días esta maqueta de noble linaje. Y es que los Rebolledo guardan con León un íntimo vínculo, desde Jerónimo hasta su hijo, Bernardino, un diplomático español que dejó su impronta como embajador en la antigua Europa.

El galeón emprenderá desde aquí un nuevo viaje entre la historia y la devoción mariana que esta virgen inspira a León. El barco perdido de Lepanto volverá a escribir batallas navales que ahora serán más accesibles para los feligreses y que rescatarán del recuerdo las peripecias de un compañero de Miguel de Cervantes que encomendó su vida a lo divino.

 

TITULO:   VACACIONES - EUROPA DE PELICULA -Los ferrocarriles costeros con Julie Walters: Devon,.

 Otros documentales - Los ferrocarriles costeros con Julie Walters: Devon

 

Los ferrocarriles costeros con Julie Walters: Devon,.

foto / En esta ocasión Julie Walters recorrerá en tren los condados de Devon y Cornualles. Saldrá de Paddington hasta Penzance (sur de Inglaterra), y por el camino hará paradas para coger los ramales costeros: de Newton Abbot hasta Torquay; de Paignton a Kingswear; de Liskeard hasta Looc; ...

TITULO: HOSPITAL - Los positivos vuelven a repuntar en la región hasta los 66 casos en un día con tres muertes,.

Los positivos vuelven a repuntar en la región hasta los 66 casos en un día con tres muertes,.

La ocupación hospitalaria continúa bajando y ahora hay un 75% menos de pacientes ingresados con coronavirus que a principios de mes

Los positivos vuelven a repuntar en la región hasta los 66 casos en un día con tres muertes


foto / Extremadura registra por segundo día consecutivo un repunte de casos positivos covid-19. Este sábado la región ha sumado 66 nuevos contagios, siete más que este viernes y 19 más que el pasado jueves. A pesar de esa leve subida, la variación semanal sigue en descenso. Es decir, que durante esta jornada se han notificado menos casos que el sábado, etc,.

TITULO: VUELTA AL COLE - 23-F, el agujero negro de la Transición ,.

23-F, el agujero negro de la Transición,.

El 40 aniversario del intento de golpe de Estado reactiva la mirada crítica sobre las debilidades y las luces del proceso democrático en España y las inercias franquistas en las Fuerzas Armadas,.

23-F, el agujero negro de la Transición

fotos / Las leyendas sobre el 23-F se han acumulado en los últimos años hasta confundir lo real y lo imaginario. El 40 aniversario de la intentona de golpe de Estado nos brinda la oportunidad de realizar una lectura crítica de la Transición, con sus luces y sombras. Fue fruto de una relación de fuerzas y de debilidades, como en su día escribió Manuel Vázquez Montalbán. Se dice, con razón, que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. El 'tejerazo' fue un acontecimiento ciertamente grotesco, que puso en peligro la democracia incipiente española y pudo provocar una nueva Guerra Civil, pero detrás de la entrada de unos doscientos agentes de la Guardia Civil en el Congreso, con el teniente coronel Antonio Tejero al frente, durante la votación de la segunda sesión de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, confluyeron diferentes procesos desestabilizadores que pretendían reorientar drásticamente el rumbo de la Transición.

La versión oficial, confirmada en las sentencias de los juicios de Campamento, en la Casa de Campo, pretendió visualizar a los culpables, pero quedaron sombras en el aire sobre las tramas reales del golpe y sobre la existencia de una 'Transición paralela' inducida desde los ámbitos más conservadores. El tiempo ha desvelado otras piezas en el tablero. Por ejemplo, el papel real del general Alfonso Armada para dar un golpe de timón al proceso democrático alentado por un importante sector de las Fuerzas Armadas, que utilizó el nombre del rey Juan Carlos I. O cómo los sectores más reaccionarios del establishment político y económico, temerosos de la velocidad de los cambios, alentaron meses antes de la fecha un giro para conservar sus privilegios y sus palancas de poder.

Cuando aquel lunes de febrero el Rey fue informado de que un grupo de guardias civiles había asaltado el Congreso, al que retuvo a punta de pistola durante 18 largas horas, se disponía a librar un partido de squash en La Zarzuela. Desde entonces los teléfonos del palacio empezaron a echar humo.

El toque de queda en Valencia, con la actividad de los partidos y sindicatos prohibida y los tanques en la calle, confirmaba la gravedad de la situación. Jaime Milans del Bosch, que era capitán general de la III Región Militar, ordenaba la movilización de las tropas. Luis Herrero, que después sería eurodiputado del PP y tertuliano de Federico Jiménez Losantos, dirigía ya un periódico de la ciudad y tenía como principal colaborador a un joven periodista, que después acabaría en las filas del PSOE. Se llamaba Ximo Puig y hoy es el presidente de la Comunidad Valenciana.

El bando de Milans

Mientras Milans decretaba el toque de queda a través de un bando, el capitán de la Guardia Civil Jesús Muñecas se dirigía a los diputados desde el estrado del hemiciclo. «Esténse tranquilos porque no va a pasar nada», les dijo, «dentro de 20 minutos o media hora vendrá la autoridad militar, por supuesto, para dar las instrucciones». ¿Quién era el 'Elefante Blanco' que dirigía la operación? Ese es el gran enigma del 23-F. Los diputados, que habían sido conminados por el propio Tejero a tirarse al suelo, seguían sentados en sus escaños, aunque la orden era que tuvieran las manos a la vista. Los golpistas disponían de un dato que nunca se confirmó: había hasta 150 diputados que iban armados.

«Juan María Bandrés estaba lívido como un cadáver», recuerda la periodista Charo Zarzalejos, testigo directa de los acontecimientos. La leyenda cuenta, incluso, que Bandrés pidió confesión al socialista navarro Gabriel Urralburu quien, pese a estar suspendido a divinis como sacerdote, podía en circunstancias extremas administrar el sacramento de la penitencia. «No estoy para esas hostias», respondió Urralburu a su interlocutor, un diputado de UCD que ejercía de mediador.

La espera en el Congreso se hacía interminable. Muchos de los guardias civiles, reclutados en unidades de Tráfico de Madrid, eran chicos jóvenes que no sabían siquiera para qué se les había trasladado en autobuses al edificio de las Cortes. Tejero comentó la posibilidad de hacer una hoguera con algunas sillas de época si se suspendía el suministro de energía eléctrica. Milans ordenó a las 19.30 la emisión radiofónica de su bando. Su contenido llegó a Madrid y Tejero se lo leyó a los diputados. Mientras los principales líderes fueron conducidos a la Sala del Reloj, de cara a la pared, el Gabinete de Subsecretarios presidido por Francisco Laína ejercía el poder civil.

Juan Carlos I tuvo un estrecho contacto con los capitanes generales, muy dubitativos en las primeras horas del golpe, porque sus principales protagonistas decían actuar en nombre del monarca o con su consentimiento. El de Valencia era Milans del Bosch, un monárquico de pata negra, implicado hasta las cejas en la operación, y que creía tener el apoyo de hasta cinco capitanes generales. Nunca fue destituido aquella noche, aunque al final ordenó la retirada de las unidades de las calles tras hablar directamente con el Rey. Juan Carlos I pedía tranquilidad, aunque el general Armada, un viejo conocido de la Casa Real, en ese momento segundo jefe de Estado Mayor, utilizaba su nombre. Otros capitanes generales también dudaron. La división en la cúpula militar sobre las consecuencias de un golpe contra la Constitución frenó el golpe, sobre todo porque el propio Rey, con Sabino Fernández Campo como principal colaborador, entendió que podría poner en riesgo la supervivencia de la Corona. Pero por debajo había corrientes involucionistas que habían urdido la operación 'Lunes'. O 'Miguelete', en Valencia.

La trastienda y los antecedentes del tejerazo constituyen una trama compleja que revela que la Transición no había alcanzado a las Fuerzas Armadas, con un núcleo de oficiales y jefes de clara matriz franquista, muchos de ellos alféreces provisionales en la Guerra Civil, que llevaban tiempo apostando por una 'reconducción' de la Transición, en principio sin tocar la Constitución. Pero tampoco se renunciaban a otras vías más «espontáneas» y expeditivas ante el 'vacío de poder' que podrían generar determinados movimientos. Es decir sobre el 23-F se superponen diferentes golpes de Estado que no sorprenden a los servicios de inteligencia, ni al Rey ni al Gobierno ni a los partidos. El Madrid de febrero de 1981 era un hervidero de rumores y el papel de miembros del CESID aquellos días sigue siendo un verdadero misterio.

Gutiérrez Mellado y el presidente Adolfo Suárez se enfrentan a los asaltantes.
 
Gutiérrez Mellado y el presidente Adolfo Suárez se enfrentan a los asaltantes.

Los planes habían sido diseñados minuciosamente. La ocupación militar de Madrid, con tropas mecanizadas en la Casa de Campo, en el Retiro, en el Parque del Oeste, en la plaza de Castilla... formaba parte de la logística que los mandos de las diferentes unidades y divisiones habían planificado con tiempo. El general Luis Torres Rojas, al frente de la Brunete, era su máximo responsable y se especula que él pudo haber sido el 'Elefante Blanco' encargado de sustituir a Tejero en el Congreso. Al final, el operativo se cortocircuitó porque algunos de sus inductores, viendo el 'tejerazo', se echaron para atrás. También fue determinante la postura del capitán general de la I Región Militar, Guillermo Quintana Lacaci, claramente contrario a cualquier intentona golpista, que después sería asesinado por ETA en 1984, al igual que la del jefe del Estado Mayor del Ejército, José Gabeiras, leal a la legalidad constitucional pese a las presiones de algunos compañeros de armas y pese a que la mayoría de los mandos de la División Acorazada eran partidarios de unirse al golpe de Estado. Las unidades militares de un escuadrón del regimiento Villaviciosa sí lograron llegar a Prado del Rey y ocupar las instalaciones de Radio Nacional de España y Televisión Española.

La caída de Suárez

Los incidentes en el acto del Rey en Gernika el 4 de febrero cuando fue interrumpido en su discurso en la Casa de Juntas por los parlamentarios de Herri Batasuna generaron gran malestar en las Fuerzas Armadas. El terrorismo de ETA golpeaba duramente. El 6 de febrero apareció el cadáver del ingeniero de la central nuclear de Lemoiz José María Ryan, asesinado por ETA. La conmoción fue muy fuerte.

Ademas, el caldo de cultivo en el que germinó el intento de golpe venía marcado por la caída de Adolfo Suárez, presidente del Gobierno. La dimisión de Suárez fue el botón de muestra de esa ruptura entre los reformistas que habían puesto las bases de la Transición tras la muerte del dictador Francisco Franco. La descomposición de UCD arrastró al entonces presidente y evidenció hasta qué punto en el seno del Ejército el rumbo emprendido por Suárez provocaba una creciente animadversión. El punto culminante se produjo tras la dimisión de Suárez, cuando el entonces ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, se plegó ante el Rey y nombró segundo jefe del Estado Mayor al general Alfonso Armada. La designación había sido rechazada de forma vehemente por el hasta entonces presidente. Suárez pensaba que la llegada de Armada al Estado Mayor alentaría un golpe de Estado que, según confesaría aquellos días, estaba ya en marcha. «El Rey está ciego», se atrevió a decir. La leyenda relata la enorme sima que se había abierto ya entre Juan Carlos I y el jefe del Ejecutivo.

Salida pseudoconstitucional

Durante años se ha hablado de la existencia de conversaciones previas al 23-F que apuntaban la búsqueda de un Gobierno de 'salvación nacional' con presencia de todos los partidos y presidido por un independiente, incluso un general. Durante ese tiempo se llegó a señalar incluso conversaciones entre dirigentes de UCD y del PSOE con Armada. Seis meses antes del 23-F, el diputado socialista Enrique Múgica almorzó con el alcalde del PSC de Lleida, Antonio Siurana, en la casa de este último. A la comida asistió también el gobernador militar de la provincia, que era el general, lo que dio pie a una polémica muy enredada.

La 'operación Armada' no fue una serie de ficción. El general había preparado varias alternativas para ser presidente del Gobierno. Una sería la constitucional, basada en una moción de censura pactada entre un sector de UCD y el PSOE, con un gobierno presidido por el general, con Felipe González como vicepresidente político, ministros comunistas como Jordi Solé Tura y Ramón Tamames, socialistas como Gregorio Peces Barba, Javier Solana o Enrique Múgica, liberales como Miguel Herrero de Miñón o empresariales como Carlos Ferrer Salat. La dimisión de Suárez tras los movimientos críticos de los barones de su partido frustró la operación y precipitó la maniobra pseudo-constitucional, en la que Armada pretendía aprovechar un vacío de poder creado por algún tipo de intervención para hacerse con las riendas del Ejecutivo.

Estupor de los diputados.
 
Estupor de los diputados.

Según el historiador Roberto Muñoz Bolaños, autor de una novedosa tesis doctoral sobre 'los golpes' del 23-F, no es que Armada instigara directamente el 23-F pero dejó hacer para después utilizarlo y aprovecharlo para tener cobertura a la hora de plantearse como una alternativa 'in extremis' a los diputados. Sobre todo porque era conocedor a través de sus contactos con Milans, Tejero y otros golpistas, y también a través de los servicios secretos, de la existencia de movimientos involucionistas en el Ejército. Armada tendría como objetivo «reconducir» la crisis para evitar el derramamiento de sangre pero, sobre todo, para hacerse con el poder.

El papel de Sabino

«Ni está en Zarzuela ni se le espera». La frase corresponde al general Sabino Fernández Campo y es determinante para entender la evolución de los acontecimientos aquel 23 de febrero. El ayudante del Rey aclara así que Juan Carlos I no espera a Armada en la Zarzuela, a pesar de que habían hablado esa tarde y de que este último estaba muy nervioso porque la «chapuza» de Tejero ponía en serio peligro su verdadero plan, que encuadraba en una operación para salvaguardar la Monarquía constitucional. Algunos de los militares golpistas pensaban que su actuación estaba respaldada por el Rey pero otros rechazaban su implicación porque pensaban que el monarca era el gran culpable del colapso. En un momento del 23-F, Armada fue autorizado a parlamentar con Tejero en el Congreso sobre la posible salida de los asaltantes en dos aviones al extranjero y sondear, a título personal, sobre la hipótesis de un gobierno de concentración que integrase a ministros socialistas, comunistas, de centro y de la derecha.

Tejero rechazó la oferta y la consideró «una chapuza». Esta negativa marcó todo un punto de inflexión en el fracaso del 23-F. El jefe del Estado Mayor del Ejército, el general José Gabeiras, insistió en que Armada no representaba al monarca. Otros testimonios apuntan que Armada fue autorizado a acudir al Congreso y proponerse, a título personal, como presidente del Gobierno. ¿Quién le dio el visto bueno a esta gestión? Armada -la leyenda le señala como el verdadero 'Elefante Blanco' aunque él lo negó siempre- ponía en una situación delicada al Rey, que revelaba, según el historiador Muñoz Bolaños, la «ambigüedad» que imperaba en Zarzuela hasta que se emitió a la 1.14 horas de la madrugada el mensaje por televisión, es decir, hasta que se visualizó el fracaso de la 'operación Armada', «El golpe lo paró el Rey con el teléfono y con su autoridad moral sobre los militares», llegó a decir un día la reina Sofía. La contribución del general Sabino Fernández Campos fue crucial.

Cuando el periodista de TVE Pedro Erquicia grabó el mensaje en La Zarzuela hacia las 10.30 de la noche las cosas parece que se empiezan a clarificar. Desde que se toma la decisión de grabar el discurso hasta la hora definitiva de la emisión -1.14 horas- pasa un tiempo considerable. ¿Cuál fue el motivo del retraso? El Rey ya había hablado con los capitanes generales y veía controlado el panorama tras horas de muchos nervios.

Es el momento en el que, en respuesta a la llamada de Jordi Pujol, el monarca responde: «Tranquilo Jordi, tranquilo». La esposa de Pujol, Marta Ferrusola, recordaría una conversación tiempo antes durante una cena en Barcelona a la que asistieron Armada, como gobernador militar de Lleida, y otros altos mandos militares. «¿Cree usted que Leopoldo Calvo-Sotelo será el presidente?», preguntó ella. «No lo creo», le respondió lacónico Armada. Calvo-Sotelo era elegido presidente del Gobierno el jueves 25 de febrero con mayoría simple en el Congreso, aún traumatizado. El golpe estaba desactivado, la herida era profunda, tardaría tiempo en cerrarse, pero fue toda una 'vacuna'.

Acusados y penas

Antonio Tejero. Teniente Coronel de la Guardia Civil. Cara visible del golpe. Entró pistola en mano al Congreso al mando de dos centenares de hombres y subió a la tribuna al grito de «¡se sienten coño!». Condenado a 30 años de cárcel por los tribunales. Puesto en libertad condicional en 1996. Fue el último condenado por el golpe del 23-F en salir de la cárcel. Tiene ahora 88 años.

Alfonso Armada. 2º Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra. Condenado a 30 años por el Supremo. Utilizó el golpe para intentar hacerse con el poder. Indultado en 1988. Falleció en 2013.

Jaime Milans del Bosch. Teniente General y Capitán General de la III Región Militar. Sacó los tanques a la calle en Valencia. Condenado a 30 años. Puesto en libertad condicional en 1990. Falleció en 1997.

Luis Torres Rojas. General de División y Gobernador Militar de La Coruña. Condena de 6 años, ampliada a 12 por el Tribunal Supremo. Puesto en libertad condicional en 1988.​ Falleció en 2014.

Ricardo Pardo Zancada. Comandante de Infantería en la Acorazada Brunete. Condena de 6 años, ampliada a 12 por el Tribunal Supremo. Puesto en libertad condicional en 1987 e indultado en 1989.

Diego Ibáñez Inglés. Coronel de Ingenieros y 2º Jefe de Estado Mayor de la III Región Militar. Condena de 5 años, ampliada a 10 en el Supremo. Único condenado que murió en prisión, en 1987.

J. Ignacio San Martín. Coronel de Artillería y Jefe de Estado Mayor de la División Acorazada Brunete. Condena de 6 años, ampliada a 10 por el Supremo. En libertad en 1986. Falleció en 2004.

Miguel Manchado. Coronel. Condenado a 6 años, ampliada a 8 por el Supremo. Puesto en libertad condicional en 1985. Falleció en 2010.#Pedro Mas. Teniente Coronel de Infantería. Condenado a 6 años. Falleció en 1991.

Vicente Gómez Iglesias. Agente del CESID. Condenado a 6 años. Indultado en 1984.

Jesús Muñecas. Capitán de la Guardia Civil. Condenado a 5 años. Imputado en Argentina por un delito de lesa humanidad por crímenes durante el franquismo.

Juan García Carrés. Exdirigente de los Sindicatos Verticales franquistas. Condenado a 2 años. Único civil que pagó por la trama golpista. Falleció en 1986.

Otros militares condenados: Camilo Menéndez (Capitán de Navío, condenado a 1 año. Falleció en 1995); Carlos Alvárez-Arenas (Capitán Infantería, 3 años susp. empleo); José Pascual (Capitán Infantería, 3 años susp. empleo); Francisco Dusmet (Capitán Infantería, 2 años susp. empleo); José Cid (Capitán Intendencia, 2 años susp. empleo).

Otros condenados de la Guardia Civil: José Luis Abad (Capitán, 5 años); Enrique Bobis (Capitán, 3 años); Francisco Acera (Capitán, 3 años); César Álvarez (Teniente, 1 año); Pedro Izquierdo (Teniente, 1 año); Vicente Ramos (Teniente, 1 año); Santiago Vecino Núñez (Teniente, 1 año); Manuel Boza (Ten., 1 año); Jesús Alonso Hernaiz (Ten., 1 año)

TITULO:  EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - En la tuya o en la mía - Miercoles -10- Marzo -  Así vivieron nueve diputados las 18 horas de encierro en el Congreso ,. 

En la tuya o en la mía  - Miercoles -10- Marzo  ,.


 En la tuya o en la mía', presentado por Bertín Osborne, acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en La 1 a las 22:30, el miercoles  -10- Marzo , etc.

EN PRIMER PLANO - A FONDO - REVISTA XL SEMANAL PORTADA ENTREVISTA - Así vivieron nueve diputados las 18 horas de encierro en el Congreso ,.

Así vivieron nueve diputados las 18 horas de encierro en el Congreso,.

Cuarenta años después del fallido golpe de Estado, nueve miembros del Parlamento rememoran sus angustias y temores y nos cuentan las anécdotas que vivieron mientras se decidía el futuro de la democracia en España,.

Así vivieron nueve diputados las 18 horas de encierro en el Congreso

Joaquín Almunia

«Nos van a pasar por la piedra», pensé

Estos tipos nos van a pasar por la piedra a todos». Fue lo que pensó Joaquín Almunia, diputado socialista por Madrid, cuando Antonio Tejero irrumpió pistola en mano en el Congreso. «Teníamos en la memoria lo ocurrido en Chile, que llevaron a todos a un estadio de fútbol, y carecíamos de información». Almunia pensó en su mujer y en su hija, de tan solo año y medio. «¿Qué va a ser de nuestras familias si nos matan? ¡Otra vez una dictadura!», eran muchas las cosas que pasaban por su cabeza en un momento político en el que «la democracia no estaba consolidada» y los temores a que el golpe de Estado prosperara, inevitables.

«Tejero entró por nuestro lado, por el de los escaños de la izquierda. Ya conocíamos sus andaduras y supimos enseguida lo que era aquello», asegura el exdiputado del PSOE. La ráfaga de balas hacia el techo del Congreso hizo que les cayeran cascotes encima. «Yo siempre había llevado barba, pero ese día me afeité y me hice un corte bajo la patilla, que me sangraba. Esteban Granados me miró y me dijo: 'Joaquín, te han dado'», comparte.

Hubo quienes sufrieron algún mareo, alguno que otro pudo salir porque «dijo que les estaba dando un infarto», pero también quienes se sumaron a sus compañeros, sin ninguna necesidad de ponerse en riesgo. «Pepe Vida Soria había perdido el avión de Granada y llegó ese día tarde. Pues quiso entrar dentro, con nosotros, pese al golpe de Estado», destaca.

Recuerda Almunia las peleas por conseguir algún cigarro -«la mayoría éramos fumadores y hubo quien se resistió a compartir, no voy a decir nombres»-, o cómo los camareros del bar del Congreso les dijeron que los guardias civiles habían «saqueado» las existencias de alcohol.

El golpe de Estado sirvió «de vacuna». El exdiputado socialista recuerda al general Armada saludando cuando abandonaron el Congreso entre un pasillo de uniformados. «Nunca se ha juzgado a la trama civil, que la hubo», subraya. Evoca Almunia las últimas palabras de Landelino Lavilla, entonces presidente de la Cámara, aquel 23-F. «La sesión se convoca para pasado mañana».

Miquel Roca

«Al verles entrar sentí una profunda tristeza»

Miquel Roca ya portaba el sello de ser uno de los siete ponentes de la actual Constitución cuando el 23 de febrero de 1981 un grupo de guardias civiles irrumpió en el Congreso buscando poner en jaque la democracia, algo que el expolítico y abogado recuerda como «una imagen de profunda tristeza». Al igual que muchos otros de los presentes, creyó que los asaltantes acudían para «protegerlos de algún atentado terrorista». «Al cabo de unos segundos nos dimos cuenta de que no era así», afirma.

El que fuera presidente del Grupo Parlamentario Catalán en el Congreso desde 1977 a 1995 manifiesta que no pasó miedo, pero admite que, obviamente, «no estaba tranquilo». Y no podía estarlo porque, como él mismo reconoce, podría «haber sucedido fácilmente una desgracia».

«Unos tiros iban al techo y otros tocaban la franja divisoria entre un piso y otro», recuerda un Roca que por aquel entonces llevaba ya cuatro años como diputado en la Cámara baja. «La sensación que tenía no era tanto de ver peligrar mi vida, pero sí pensé que de allí salíamos para ir a un campo de fútbol al estilo chileno», relata. A pesar de «la pena»que le produce dicho episodio, cree que «recordarlo es más necesario que nunca porque «la democracia es frágil» y «siempre hay quienes la quieren poner en cuestión».

«Son intolerantes o encuentran la satisfacción del arma como compañera de la violencia», dice Roca, a quien le es imposible no rememorar cómo pasó mucho tiempo del transcurrido en el Congreso pensando en su padre. «Él había nacido en el exilio, y ahora venían estas personas a poner en duda todo lo enorme que se había conseguido». Sin embargo, tiene claro la gran satisfacción que guarda cuando echa la vista atrás. «No solo no consiguieron lo que pretendían, sino todo lo contrario, reforzaron el sentimiento constitucional de la gente».

José Bono

«Esos 37 balazos son 37 reliquias de la sinrazón»

Una noche triste y a la vez imposible de olvidar» es la forma en la que el ya expolítico José Bono define lo acaecido en el Congreso de los Diputados la noche del 23-F. «Rabia e indignación» fue lo que sintió durante las 18 horas en que el Congreso permaneció secuestrado por los golpistas uniformados, hasta que el golpe de Estado fracasó. Pero también «miedo». «A lo irracional, a lo inesperado, a perder la vida», en definitiva. Se preguntó incluso si llegaría a conocer a su hija Amelia, a quien tanto él como su esposa ya esperaban por aquel entonces, y «sufrió pensando en lo preocupado que estaría su padre, en el pueblo, viudo y solo».

«Otra vez al pozo de la historia en ese macabro juego de la oca al que nos querían someter», pensó durante los momentos de más incertidumbre. «La joven Constitución ha cumplido 43 años, pero aquellos 37 impactos son 37 reliquias de la sinrazón», afirma un Bono que por entonces llevaba ya cuatro años como diputado y que por su condición de secretario cuarto de la mesa del Congreso le tocó vivir la escena a muy pocos metros, justo detrás, del entonces teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y la pistola que éste empuñaba mientras se dirigía los 350 diputados al grito de «¡se sienten, coño!».

«Le vi la cara a un miedo que aquella tarde se vistió con bigotes negros y tricornio», dice al mismo tiempo que se muestra convencido que de aquel episodio, que fue «vacuna contra los fascistas», «todos aprendimos algo».

«Los políticos de aquella hornada aprendimos a llevarnos mejor, a no descalificar siempre, a valorar alguna vez al adversario», afirma el que fuera presidente de la cámara baja entre 2008-2011, que encuentra en la figura de Adolfo Suárez el mejor ejemplo de todo lo anterior: «Habiendo sido criticado reiteradamente por la prensa y sus adversarios, no se echó al suelo, defendió con valentía su honor como presidente del Gobierno y consiguió concitar la adhesión emocional de la inmensa mayoría de los españoles»

Andoni Monforte

«Las balas nos pasaron rozando»

Cuando Antonio Tejero irrumpió en el Congreso Andoni Monforte, diputado por el PNV, acababa de votar. «Solo por tres apellidos», recuerda. Después llegó «el desconcierto, los gritos... Tejero había estado metido en otras conspiraciones, como la 'operación Galaxia', pero nadie se imaginaba aquello», reconoce. Mientras los uniformados disparaban hacia el techo de la Cámara baja, se escondieron bajo los asientos . «Nos pasaron rozando», relata Monforte, que lamenta que se restauraran las marcas en la pared cercana a sus escaños. Los siete representantes jeltzales estaban casi en la última fila.

Fue «una noche muy dura». «La actitud de los golpistas era prepotente. Había un capitán que iba narrando cómo iba la cosa: '¡Valencia apoya, Milans del Bosch!', gritaba. Hasta que se dieron cuenta de que las cosas no salían como esperaban». Fundamental fue el papel del diputado de la UCD por Bizkaia Julen Guimón. «Gracias a su transistor nos enterábamos de que el golpe no iba bien», destaca. Hubo incluso un guardia civil que les dijo, en alusión a Tejero: «¿Qué va a pasar? ¡Está loco!».

Como grupo pequeño, creíamos que éramos los que más peligro corríamos. Jugamos a los chinos y yo me fumé todos los puros que llevaba», comparte. Andoni Monforte, que entonces contaba 35 años, tiene grabadas unas palabras de Gerardo Bujanda: «Mientras no se vean muchos uniformes militares, es que esto no ha triunfado». Pero el temor siempre estuvo presente. «Me acuerdo que Juan Mari Bandrés (Euskadiko Ezkerra) quiso que Gabriel Urralburu (PSOE), que había sido sacerdote, le confesara. Urralburu se negó por estar suspendido 'ad divinis'». «Dile que queda anulado en caso de guerra», insistió sin éxito Bandrés.

«Dijeron que era un golpe blando, pero yo creo que no lo fue; hay quienes piensan que era un intento de desalojar a Suárez...», comenta Monforte. «La verdad es que se han escrito multitud de libros sobre aquel día, pero son muchas las lagunas. ¿Cuál fue el papel del Rey? ¿Por qué Felipe González indultó al general Armada? El golpe de Estado fue sin duda una vacuna y el PSOE acabó sacando después mayoría absoluta».

Faustino Muñoz

«Soñé mucho tiempo con los tiros»

He escuchado un tiro». Faustino Muñoz García (Cáceres, 1942) se lo comentó al oído a su compañero de bancada, Antonio Morillo, diputado por Cádiz, quien le respondió con un gesto de incredulidad. «Los primeros tiros los oí en los pasillos», recuerda el diputado por Cáceres de UCD que aquel 23 de febrero de 1981 vivió el golpe de Estado dentro del Congreso. Cuatro décadas después, todavía conserva en su memoria los detalles de aquella larga jornada de 18 horas, que él terminó en un hospital porque su úlcera de estómago se vio agravada por la falta de medicación. La había dejado dentro de su coche.

Faustino entró ese día al Congreso por los pelos. Se retrasó por una reunión en Cáceres. «Llegué con 15 minutos de retraso, en el momento en el que cerraban las puertas. Metí el pie. Por 15 segundos más no entro». Apenas una hora después, a las seis y veinte, comenzaron los disparos.

«Aquello fue muy impactante. Lo tengo grabado. Estuve mucho tiempo soñando por las noches con los tiros. Y a muchos de mis compañeros también les ocurrió lo mismo. Fue muy duro». Enseguida tuvo claro lo que pasaba. «Cuando vi a Tejero dije: 'esto es un golpe de Estado' y me entró una tristeza enorme. Pensaba en la Constitución, en el trabajo que había costado sacarla adelante».

Muñoz también describe con precisión 40 años después el olor a coñac y anís que desprendía aquel guardia que le encañonó para que se tirara al suelo. No olvida ni su olor ni su cara.

Ludivina García Arias

«Hay que investigar la trama civil»

Ludivina García Arias tenía 35 años cuando Tejero entró en el Congreso. Socialista nacida en México hija de refugiados, tenía dos hijos, -de uno y siete años- y la angustia instalada en el cuerpo. Estaban aquel día colocados por orden alfabético los parlamentarios según su procedencia, de modo que los asturianos se ubicaban junto a los aragoneses. Hablaban bajito, compartían cualquier noticia que llegaba a la vuelta del baño o la enfermería. Fueron momentos de irrealidad, de tensión.

Imposible pegar ojo. Ella fue al baño y vio lo siguiente: «Me topé con dos ocupantes que debían ser oficiales que habían dirigido la operación y estaban hablando con Blas Piñar, cuando se dieron cuenta de que me acercaba se separaron y, cuando regresé al pleno, Blas Piñar desapareció, y reapareció por la mañana, cuando acababa todo, con la cara desencajada y la gabardina en el brazo». Y lo que narra no es baladí: «Comento esto porque creo que la trama civil no fue investigada».

Imposible olvidar el instante en que el guardia civil al mando del control del plenario ordenó destripar las sillas de los taquígrafos y sacar el serrín para ponerlo encima de la mesa y amenazar: «Al menor movimiento, fuego».

Llegaron después días raros. «Se decidió que no hiciéramos declaraciones. La situación seguía siendo muy delicada, y lo aceptamos». Dice Ludivina que el silencio «no fue inteligente, pero sí comprensible». Su petición ahora es clara: «Que se permita a los historiadores acceder a las fuentes».

Francisco de la Torre

«Escuché al Rey en la radio de Guimón»

Cuando el hoy alcalde de Málaga y entonces diputado de UCD vio desde su escaño a Antonio Tejero, identificó de inmediato a aquel teniente coronel que había estado destinado en su tierra, donde ya había dado algunas muestras de que no le gustaba la senda democrática que había emprendido España. «El primer recuerdo que tengo es el de los disparos. Tras la incertidumbre inicial, sobre todo porque no sabíamos qué estaba pasando fuera y qué apoyo tenía el golpe, pasé del impacto y la preocupación a la sensación de que algo no les marchaba bien. Sobre todo porque no comparecía la autoridad militar que habían anunciado», rememora.

Sobre los pensamientos que tuvo, De la Torre dice: «Preocupación por el país y por lo que pudiera pasarnos a nosotros y a mi mujer y mis cuatro hijos que estaban en Málaga».

En una de las salidas que pudo hacer al servicio, Francisco de la Torre pudo oír que había emisoras de radio que emitían «en libertad». Aquello le animó y cuando llegó a su escaño le pidió a su vecino, el vasco Julen Guimón, su transistor, donde pudo escuchar el discurso del Rey y también una noticia que provocó una anécdota: «La SER había dicho que la Policía Militar con el comandante Pardo Zancada venía al Congreso. La impresión es que venían a liberarnos. Se lo dije a mis compañeros y llegó al banco azul. Cuando se conoció que venían a apoyar a los golpistas, Pérez Llorca, entonces ministro de Exteriores, comentó: 'De estos libertadores que no vengan más'».

Cándido Méndez

«'¡Vaya noche que hemos pasado!', le dije»

Reconoce su ingenuidad, con 29 años y solo cinco meses como diputado del PSOE por Jaén. «Cuando vi entrar a la Guardia Civil pensé que podía ser por amenaza terrorista, que venían a protegernos». De la confusión le sacó su vecino de escaño, Cipriano García, del PSUC: «'¡Hostias!, ¡Tejero, el de la 'Operación Galaxia!'». Cándido Méndez Rodríguez, secretario general de la UGT durante 22 años, recuerda que tirado en el suelo pensó que aquello iba en serio. Cipriano, un veterano minero comunista, le dibujó el futuro: «Ahora nos sacarán por la puerta de atrás, nos meterán en camiones, nos internarán en algún sitio y algunos probablemente lleguéis al destino de enterramiento y otros tal vez no lleguemos».

Porque no todos los disparos fueron al techo, «algunos fueron hacia la bancada de la izquierda y con subfusil», relata. Sin noticias del exterior, pensaron que la transición a la democracia fracasaba. La principal fuente informativa, aparte de algún transistor, era «la evolución del rostro de los golpistas». Largas horas de angustia hasta el mensaje televisado de Juan Carlos I. «En este 40º aniversario, habría que hacerle un reconocimiento al rey emérito».

Y una anécdota. Tuvo que orinar «encañonado con el 'cetme'» del cadete que le acompañó. «Luego, cuando se acabó, Tejero los puso firmes en el pasillo y estaba este joven. Cuando pasé a su lado no pude evitar decirle, con cierta empatía porque era un 'mandao', '¡vaya noche que hemos pasado!'. Y él, firme, asintió con la mirada».

Joseba Azkarraga

«Ordenó dar fuego a mesas si cortaban la luz»

Joseba Azkarraga guarda en la retina un momento de especial tensión aquel 23-F. «Tejero ordenó poner mesas y sillas de las taquígrafas en el centro del hemiciclo y prenderles fuego si cortaban la luz», evoca. Recuerda el entonces diputado por el PNV cómo separaron a los principales líderes de los partidos. «Con el único que no se metió fue con Manuel Fraga». «Está dando un golpe de Estado», dijo este último a Tejero. «Cállese y siéntese», le respondió. Junto a los escaños del grupo jeltzale había un baño. «Levantábamos la mano para ir», explica. En uno de los viajes le acompañó un guardia civil joven:

- ¿Dónde estamos?

- Esto es el Parlamento español. No sé si usted ha votado...

-He visto a Carrillo. Nos han dicho 'quien quiera salvar España, que se suba al autobús'. Y aquí estoy...

Joseba Azkarraga, que en 1981 tenía 29 años, destaca «el respeto entre las diferentes ideologías políticas. «Para los que apostamos por la reforma democrática, no saber lo que iba a pasar nos hacía plantearnos si habíamos acertado», reconoce. El exdiputado jeltzale es de los que cree que «el Rey dejó hacer» y lamenta que «existan materias clasificadas».

Azkarraga evoca el instante en el que el socialista Enrique Múgica les comunica: «Parece que va a llegar el Ejército», les susurra. «¿Los buenos o los malos?», preguntan los jeltzales. «No lo sé». Al salir del Congreso, «no sabíamos si nos llevaban al campo,.

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MI CASA ES LA TUYA - VIERNES-12- Marzo,.

 MI CASA ES LA TUYA -', presentado por Bertín Osborne, 

acerca a los espectadores el lado más desconocido de personajes relevantes de diversos ámbitos. Durante aproximadamente una hora, los telespectadores tienen la oportunidad de conocer mejor al invitado y también al propio Bertín Osborne, en Telecinco  a las 22:00, el viernes -12- Marzo   ,etc.

 EL BLOC DEL CARTERO - LA CARTA DE LA SEMANA - MI CASA ES LA TUYA - viernes -12- Marzo -   Integrar contra el odio en Francia ,.

Integrar contra el odio en Francia,.

Integrar contra el odio el Francia | El Correo

foto / El proyecto de ley contra el radicalismo islamista en Francia acaba de recibir el aval de la Asamblea Nacional y seguirá en marzo su tramitación parlamentaria en el Senado, en medio de la que será interminable campaña para las presidenciales de 2022. Emmanuel Macron promueve esta iniciativa contra un «separatismo» cuya «voluntad de no vivir,.

Perpetrar comparaciones y ver metáforas es tan fácil como hacer llorar a Lydia Lozano. Pablo Hasél no vale un ojo. Porque no vamos a mantener la falacia del antifascismo (Echenique, vete a escardar cebollinos). Tampoco la de la lucha por la libertad de expresión, cuando se ha atacado hasta un periódico en los disturbios. Francisco Cossío, pintor falangista en el patronato del Prado cuando España negoció tan favorablemente con Francia la devolución de la Dama de Elche, dijo en la reunión que la vuelta de un 'murillo' no compensaba la salida de un 'velázquez' (por la Inmaculada que también volvía, mientras salía una Mariana de Austria repetida).

Las comparaciones con la España de 1936 son ganas de hablar. En el 36, quizá saldría a la calle y unos milicianos me conducirían a la checa de Porlier. Esas cosas no pasan ahora. Como no pasa del todo que Pablo Iglesias se haya convertido en Robespierre y tenga un Comité de Salvación Pública. Pero no es descartable que su caída sea provocada por la inestabilidad que él mismo está provocando, como le pasó al francés. Aquí no habrá la guillotina que los chicos de Podemos tanto citan, pero parece claro que Pedro Sánchez está dejando que se ahorque poco a poco. Es el único punto de cercanía que he visto entre Sánchez y Felipe González. Cuando Iglesias dijo lo de la falta de normalidad democrática en España y González le animó a insistir. «Que siga metiendo la pata».

Como cuando no estamos hablando de la oposición parlamentaria estamos hablando de la oposición en el propio Gobierno, a González Laya le han preguntado por ello. Asegura que el Gobierno no se rompe, pero que conviene reducir el ruido. Ahora se entera de que Podemos es una carraca.



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