La transición marca las fiestas de los estrenos del festival de Mérida, foto.
Qué triste estaba el palco de autoridades del teatro romano de Mérida durante el estreno de 'Sócrates'. Yo iba de peristilo, que es cuando decido que esa noche me quedo a curiosear en la fiesta posterior al estreno. Ir de peristilo no es sólo ponerse una camisa planchada, sino también dormir una siesta de dos horas, tomarte un par de cafés muy negros y volver a Cáceres a las tres de la mañana. Es decir, un sacrificio animado por algún canapé, alguna copa de agua, para evitar los positivos por alcoholemia, y algo de mitomanía viendo de cerca a los actores famosos.El peristilo de este miércoles tenía su morbo. Era el primero con el nuevo gobierno y podía tener interés comparar el peristilo estilo Monago con el peristilo estilo Vara. Pero no hubo tal. Mi gozo en un pozo. Nada más llegar, pregunté a la responsable de protocolo del festival, María José Pámpano, si la función, desde el punto de vista protocolario, iba a ser tan rara como la inauguración del festival con 'Medea', y me avisó de que iba a ser aún más rara. Seguíamos en tránsito.
En consecuencia, el palco estaba triste. Solo Rodríguez Osuna, alcalde de Mérida, y José Antonio Agúndez, director general de Promoción Cultural, se sentaban en las sillas de las autoridades. Aunque peor fue el estreno de 'Medea', cuando al palco solo fueron actores y los consejeros y directores generales en funciones y el alcalde emeritense ocuparon sillas salpicadas por el graderío. Entre el público entendido, se comentaba que habían decidido no ocupar palcos ni tribunas, que eso ya no está bien visto, aunque al día siguiente, Pedro Sánchez y Fernández Vara sí que se sentaron en la 'presidencia'.
Los estrenos en el teatro romano suelen marcar tendencia. Hace años, cuando ya había comenzado esta ola de demagogia 'nini' (ni coches oficiales, ni vinos de honor, ni palcos protocolarios), se intentó eliminar la fiesta del peristilo. Enseguida se dio marcha atrás: por cuatro duros, al día siguiente, los actores y los periodistas se deshacían en halagos hacia el queso, el jamón y el vino extremeño en los medios de información de toda España y no se podía eliminar la mejor y más barata campaña publicitaria de la marca Extremadura.
No sabemos qué pasará ahora, si el buen rollito-corrala acabará con el estilo peristilo y los actores atenderán a los medios en el camerino con una botella de agua de Los Riscos o si se mantendrán las famosas fiestas con ibéricos de los estrenos de Mérida, que, dicen los actores, es uno de los encantos del festival. Ya saben cómo son los artistas: el festival de cine solidario de Cáceres se consolidó en su momento gracias al jamón de bellota y este año, durante el festival de teatro clásico de Cáceres, fue muy comentado que Carmen Conesa se acercó una mañana a Montánchez y se trajo el maletero lleno de morcones, lomos y perniles para toda su compañía.
Mientras se perfila el nuevo estilo peristilo, tras el estreno de Sócrates, faltaron políticos y sobraron canapés. La máxima autoridad regional presente, José Antonio Agúndez, comentaba que tenía la sensación de hallarse en el limbo: ni el cielo del poder ni el infierno de la oposición. Los directores generales de Promoción Cultural son quienes más intensamente se comen el marrón de la transición. Sucedió en el tránsito de Monago a Vara, hace cuatro años, y pasa lo mismo ahora. Mientras los demás altos cargos van retirándose, ellos siguen de la ceca a la meca, entre Mérida y el Badasom, saludando, sonriendo, atendiendo... Menos mal que Agúndez es hombre de buen carácter y se le ve relajado en el cielo, en el infierno y hasta en el limbo del peristilo.
TÍTULO: ¡ QUE TIEMPO TAN FELIZ ! ,.El humor gamberro de Bajo Ulloa .
Rey gitano', la nueva y ácida comedia del cineasta alavés, no deja títere con cabeza. Recupera el registro de 'Airbag' y parte de su elenco para retratar sin tabúes la España de la corrupción y el escándalo - foto,.
La nueva comedia de Juanma Bajo Ulloa, 'Rey gitano', se atreve con temas de la actualidad política y social española considerados tabú o con serias dificultades para colarse en la gran pantalla. El director vasco recupera el humor gamberro que tan buen resultado le dio en 'Airbag' para retratar sin tapujos la realidad de este país bajo su ácido punto de vista.Primitivo y José Mari, los personajes que encarnan Manuel Manquiña y Karra Elejalde, son dos detectives nostálgicos de cada una de las dos Españas enfrentadas en la guerra civil, pero obligados a reconciliarse por las circunstancias. Ambos están al borde del abismo vital y nada podría ir peor para ellos. Hasta que un gitano llamado Gaje (Arturo Valls) se cruza en su camino para encargarles una disparatada y peligrosa misión que, de tener éxito, podría dinamitar sin remedio el prestigio de la monarquía española, muy debilitado ya por los numerosos escándalos que -en la ficción- lo sacuden.
La monarquía que retrata la película no sale bien parada, pero no es el único objetivo de la sátira. «Nos reímos de todo el mundo, del ciudadano de a pie, de las dos Españas, de la chiquilla alocada feminista -interpretada por María León- y de la autoridad», aclara el director. Si alguien espera encontrar un trato vejatorio hacia la Familia Real, esta no es su película. No obstante, sí se atreve con una burla que no va más allá de lo que ya se ha visto a pie de calle o en programas humorísticos de televisión. «En el momento en que el monarca se va a cazar elefantes o el jugador de balonmano roba, la monarquía te dice: déjales que se rían», explica Valls, quien asegura que la película es «como una terapia». Manuel Manquiña y Karra Elejalde incluso se la recomendarían al Rey emérito: «se la tomaría con buen humor, siempre ha presumido de campechanía», ironizan.
Más allá de la posible polémica respecto a la utilización de la monarquía como pretexto para hacer reír, la película tiene la clara intención de «retratar un momento histórico y social muy determinado», según su director. Bajo Ulloa quiere romper con una forma de hacer comedia que considera «muy repetitiva» en el cine español. Aspira a que la película trascienda y que «si alguien la ve dentro de veinte años sepa cómo era la España» de hoy, pero a través del formato «ligero y divertido» que ofrece el género de la comedia.
El director dice no haber encontrado impedimentos explícitos para rodar 'Rey gitano', pero sí denuncia una censura encubierta y falta de apoyo. «Hace cincuenta años la censura era notoria, ostensible: te cortaban con unas tijeras. Ahora hay grupos que deciden qué películas se hacen y cuáles no», asegura. «Estas películas -dice- hay que hacerlas casi de tapadillo». En el caso de 'Rey gitano', que se estrena el 17 de este mes, «nadie sabía qué estábamos haciendo». Espera superar las barreras «para que el espectador juzgue soberanamente».
Se muestra Bajo Ulloa preocupado por lo que, a su juicio, está ocurriendo en España. «Los países en los que la libertad es real no temen a las ideologías ni a la cultura» pero «en la medida en que los países se van volviendo dictaduras, van desapareciendo las ideologías y las personas que hacen reflexionar, que normalmente son los artistas», opina. De ahí que las ideologías que se presentan en la película, decrépitas y casi al borde de la muerte, vuelvan otra vez a escena y sean nuevamente las protagonistas, en concordancia con el momento histórico que pretende retratar el director.
Karra Elejalde acoge con cierta ilusión la llegada del nuevo ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, en sustitución del controvertido y dimisionario José Ignacio Wert: «Tengo esperanzas de que este señor sepa entendernos mejor de lo poco que nos entendió el anterior». Espera que «de una vez» aplique la reducción del IVA, un clamor en el mundo de la cultura que Wert desatendió. Arturo Valls pide «un poco más de cariño». El director es muy tajante: «no soy un ingenuo. No espero nada».
TÍTULO: DOCUMENTAL DE LA 2,.
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Reportaje conmemorativo de los 50 años
de existencia del Festival Jazzaldia de San Sebastián. Ofrece un
recorrido por la historia del festival y del jazz contemporáneo. Con
Chick Corea, Bobby McFerrin, Stanley Clarke, John Scofield, Dee Dee
Bridgewater o Mikel Erentxun, entre otros.
Con sus 50 ediciones, el Heineken Jazzaldia es el festival más antiguo del país y está también ente los más veteranos de Europa. Todos los grandes nombres del jazz, sin excepción, han pasado por San Sebastián, algunos varias veces. Por eso, el documental no es sólo la historia del Festival, sino la de todo el jazz contemporáneo.
Con sus 50 ediciones, el Heineken Jazzaldia es el festival más antiguo del país y está también ente los más veteranos de Europa. Todos los grandes nombres del jazz, sin excepción, han pasado por San Sebastián, algunos varias veces. Por eso, el documental no es sólo la historia del Festival, sino la de todo el jazz contemporáneo.