sábado, 7 de noviembre de 2015

SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - PROTAGONISTA - ISABEL ALLENDE ESCRITORA,./ 7 DIAS CITAS - EL RUGBY Y NOSOTRAS,.

TÍTULO: SI TIENES MINUTOS Y DESCANSO - PROTAGONISTA - ISABEL ALLENDE ESCRITORA,.

-foto--ISABEL ALLENDE . Uno viene a este mundo a perderlo todo. y hay que resignarse,.

Isabel Allende, escritoraNo olvida el duelo por lo que ha perdido, pero mira al futuro con curiosidad y alegría. De se nueva vida tras el divorcio, de la vejez y el amor a cualquier edad nos habla en su entrevista más íntima.
Es menuda, serena y amable. Le pierde el afán narrativo cada respuesta le remite a una vivencia propia o contada y, a menudo, deja una frase en suspenso para reformularla de manera más pulida. Y es que, tras 33 años de escritura intensiva (22 novelas, 65 millones de ejemplares vendidos), lleva la literatura pegada al alma.
2015 fue un año duro para ella ("me separé, se murieron amigos, y también mi perra adorada, los nietos ya viven su vida...") y las huellas de esas pérdidas pueden leerse en su última novela, 'El amante japonés' (Plaza&Janés), una historia de amor vivida desde la nostalgia de una residencia de ancianos. Pero, aunque la sombra planee, la vida se abre paso. "El 2016 va a tener que ser muy bueno; el karma me lo debe", asegura.
Mujerhoy. 'El amante japonés' nació de una frase de una amiga, sobre un amigo que había tenido su madre. ¿Cómo se convirtió en una novela?
Isabel Allende. Cuando escribí el libro, estaba terminando mi matrimonio de muchos años a una edad fregada, setenta y tantos, y el amor era muy importante como tema: la pérdida del amor, el amor romántico, hasta dónde puede uno mantener la ilusión... Me interesaba el tema de envejecer. De la dependencia. De la memoria. De la muerte. De la amistad y de la gente que se nos va quedando en el camino. Todo eso está en la novela.
MH. ¿También el temor a la decrepitud, tan presente para la protagonista del libro?
IA. Tengo terror a la dependencia. Mi mamá tiene 95 años; mi padrastro, 100. Ambos son dependientes, no pueden ni prepararse una taza de té. Y mi mamá, que ha sido una mujer muy libre y muy fuerte, ahora me habla de la dependencia con agradecimiento hacia la gente que tiene a su alrededor. Antes le daba rabia, rechazaba la ayuda, y ahora ha cambiado el tono. Yo espero no llegar a esa etapa [Risas].
MH. Puede que, con la edad, nos adaptemos, cambien las cosas de las que disfrutamos.
IA. Cambian, sin duda. Y una se aferra a ciertas cosas y otras pierden importancia. A mí me cuesta imaginar lo que sería mi vida si no tuviera la escritura, a mi hijo, la posibilidad del amor, si no pudiera pasear a los perros. Pero supongo que vas soltando, hasta que te quedas sola con el alma. Uno viene aquí a perderlo todo, tarde o temprano, y hay que resignarse a eso. Es triste despedirse, pero hay que sobreponerse. Aun así, creo que cuando se muera mi madre va a ser un shock tan brutal... No me puedo imaginar la vida sin ella, sin este cordón umbilical que no se ha cortado nunca.
MH. ¿Sigue escribiéndose todos los días con ella?
IA. Todos los días. La nuestra es una relación epistolar, pero muy intensa. No termino el día si no me siento a escribirle.
MH. ¿Y cómo es una relación madre-hija a esta edad, entre dos veteranas de la vida?
IA. Somos amigas desde hace años. La relación cambió hace ya mucho y yo creo que nunca fue la clásica relación madre-hija. Ella me decía "mamita", desde pequeña, porque es mucho más niña que yo.
MH. ¿Y cuando su estado empeore?
IA. Bueno, mis padres ya lo han decidido y está todo conversado. Quieren morir en su casa, sin ser enchufados a ninguna máquina, de forma natural.
MH. ¿Le da miedo la muerte?
IA. La muerte no, el morir. El proceso, que puede ser muy largo, que puede arruinar a una familia y desmoralizar a todo el mundo. Yo quisiera que me recordaran como un ser humano vivo y activo, y no como a un vegetal.
MH. Dice usted usted que la vejez no te cambia, que saca a la luz lo que has sido siempre. ¿Y en su caso, eso es...?
IA. Impulsiva. Extravagante en materia de generosidad, tanto que mi hijo y mi nuera me tienen que controlar. Introvertida. Antes me esforzaba por hacer vida social, ahora no. Aunque, como ahora estoy sola, sin marido, trato de obligarme a saludar a mis vecinos, para no terminar como una ermitaña. Yo creo que uno debe cultivar las cosas que le ayudarán en la vejez. De partida, tener una vida espiritual; mantenerse activo; tener un propósito, que en mi caso son la escritura y mi fundación [la Fundación Isabel Allende, que ayuda a mujeres y niños]. Necesitas algo que te apasione, porque si no, los días se hacen eternos, no tienen razón de ser. También hay que cultivar un grupo de gente con la que te sientas cómoda. Envejecen peor los que se quedan solos.
MH. Usted parece bien acompañada...
IA. Pero me da miedo la soledad. Yo quiero morir enamorada, con mi hijo cerca, y con mi perro, y con familia, y con amigos. No sola en una pieza.
MH. Ha hablado de la vida espiritual. ¿Cree que le damos poca importancia?
IA. Mira, cerca de mi casa hay un centro zen, muy lindo, y uno de los servicios que ofrece es que puedes ir a morir ahí. Yo conozco a una persona que lo hizo. Tenía un cáncer terminal y decidió que no iba a hacerse otra ronda de quimioterapia. Y allá se fue. Murió con todo el respeto, la paz y el apoyo necesarios. La muerte, como el nacimiento, no puede ser un proceso médico, tiene que producirse con todo su misterio y su energía sagrada. Para la gente religiosa es mucho más fácil, porque las religiones prevén estos momentos; pero los que no lo somos debemos tener una práctica espiritual que nos ayude.
MH. Y después de haber poblado sus libros de espíritus, ¿espera algo al otro lado de la muerte?
IA. No creo que nada de lo que soy perdure; pero sí que hay una esencia que permanece. Yo tuve una experiencia cercana a la muerte, por una operación que se infectó, y recuerdo esa sensación de querer irte hacia la muerte, la atracción del vacío. Si me hubieran dicho que estaban pegando a mis hijos, eso no me habría traído de vuelta. No había una conexión con nada de lo que yo soy. Casi fue una pena volver. Creo que la energía no desaparece. Pero ¿ver a Paula [su hija, que murió a los 28 años en 1992] al final de un túnel de luz, con alas de ángel? No, no creo que yo vuelva a ver a Paula nunca más. Pero la veo en la memoria, en el amor que le tengo, la llevo dentro. La tengo en fotos por todos lados, tengo una fundación en su honor...
MH. Y tiene a miles de personas que han llorado su muerte con usted, gracias al libro que escribió sobre su vida.
IA. Cuando publiqué Paula, no sabía el eco que iba a tener. Pero sigo recibiendo mensajes, tres o cuatro por semana, de personas que están leyendo el libro. Hoy mismo recibí una carta de una mujer que le había puesto a su hija Paula, por la mía, y se le acaba de morir. Y te parte el alma, la carta, pero que se comunique contigo porque leyó el libro es algo maravilloso. La gente no llora por Paula, sino por sus propias pérdidas.
MH. ¿Y usted, aún llora esa muerte?
IA. Mira, hace poco leí que el inglés distingue entre sadness y grief, tristeza y duelo. La tristeza se pasa y uno vuelve a la vida. Pero el duelo se queda. Ayer estaba en la televisión y el entrevistador mencionó a Paula. Me pilló de sorpresa y se me quebró la voz. Está debajito de la superficie, ¿ves? Y es un duelo del que no me quiero desprender.
MH. 2015 ha sido un año de pérdidas, pero también de nuevos comienzos. Por ejemplo, tras su divorcio se ha mudado de casa.
IA. Me cambié a una casa chiquita. ¡Estoy feliz! Me estoy desprendiendo de todo y todavía pienso que puedo deshacerme de la mitad de lo que me queda. Es una liberación tremenda.
MH. Este es su segundo divorcio, tras 27 años de matrimonio. El primero fue a los 45...
IA. Y ya entonces mi mamá me dijo: "¿Usted se da cuenta de que se va a quedar sola para el resto de la vida?". Tres meses más tarde ya estaba con Willie [William Gordon, su segundo marido]. Y ahora me separo de él a una edad a la que la gente me dice: "Ya has aguantado tanto que qué más te da, quédate". Pero no, a mí no me parece que mi vida haya terminado.
MH. ¿Es más sencillo divorciarse a los 72 años, entonces?
IA. A los 45 está el problema de los hijos. Y a los 70 uno está libre. La gente no se separa a los 70 por miedo a la soledad, porque es muy difícil volver a encontrar una pareja, y si la encuentras generalmente trae una carga tan grande de problemas, salud, hijos y enredos, que es muy difícil armar una vida. Pero, por lo menos, no estás amarrado criando niños.
MH. Sin embargo, creo que siempre que va a Chile visita a su primer exmarido, Miguel Frías.
IA. ¡Siempre, siempre! Fue un divorcio sin un solo portazo, sin un solo grito, nunca llamamos a un abogado. Nos separamos con una gran decencia y amabilidad. Y así me he separado de Willie también. Nos vemos a menudo, salimos a comer, compartimos al perro, y yo quiero que esté bien, ayudarlo en todo. Lo quiero mucho; pero entre quererlo mucho y estar enamorada de él... No.
MH. Y está usted abierta a la posibilidad del amor en esta nueva etapa...
IA. ¡Por supuesto!
MH. ¿Y cómo se vivirá ese amor a los setenta y pico, con todos los problemas que me acaba de contar?
IA. ¡Ah, no lo sé, todavía no me pasa! Pero no siento que ya haya vivido todo lo que tengo que vivir. ¡No, no, yo me quiero enamorar de nuevo! Y sé que si me pasa será igual que cuando era adolescente, igual a como me enamoré de Willie. Eso no cambia. No sé si es cuestión de temperamento, pero no cambia.
  • Una vida en letras
Hija e hijastra de diplomáticos chilenos, Isabel Allende vivió una niñez itinerante y una juventud políticamente convulsa (vivió en Chile durante el golpe de Pinochet). Hizo de una carta a su abuelo moribundo su primera novela, 'La casa de los espíritus', que se convirtió en un best seller inmediato. Tenía 40 años y ya no se detuvo. Una de sus novelas más estremecedoras es Paula, un relato de su historia familiar contado a su hija, que murió a los 28 años de porfiria, en 1996.
  • Las edades del amor
A una residencia de ancianos de San Francisco llega la orgullosa Alma y despierta la curiosidad de la joven Irina, que va descubriendo su azarosa vida: su infancia en Polonia, su viaje a Estados Unidos huyendo de las leyes antijudías, su nueva vida junto a sus tíos... y, sobre todo, los dos hombres de su vida: su primo e Ichimei, el hijo del jardinero.

TÍTULO:  7 DIAS CITAS - EL RUGBY Y NOSOTRAS,.

Resultat d'imatges de EL RUGBY Y NOSOTRAS,.foto

Pocas mujeres juegan al rugby aún, pero en ese deporte hay una polémica que me parece fascinante para el debate de la discriminación positiva, de las mujeres o de diferentes grupos étnicos. La he conocido mientras seguía el Mundial de Rugby de Gran Bretaña.
Se trata de la polémica sobre la composición racial de una de las mejores selecciones del mundo, la de Sudáfrica. Porque, en un país donde el 85% de la población es negra y con una terrible historia de discriminación detrás, apenas hay negros en la selección de rugby; solo tres de los 15 que jugaron contra Gales, por ejemplo, eran negros.
Lo que ha dado lugar, no solo a las protestas, sino también a una regla por la cual el 30% de la plantilla como mínimo debe estar compuesta de negros, es decir, a la discriminación positiva. La polémica me ha hecho pensar en que, para ser justos y coherentes, tendríamos que rehacer completamente, por ejemplo, la selección estadounidense de baloncesto, con mayoría aplastante de negros en un país donde los negros no pasan del 14% de la población.
También habría que asegurar mínimos de representación a los blancos en la élite de la velocidad, donde es un exotismo ver a un blanco en una final. O en la selección de fútbol de Francia, un país de amplia mayoría blanca donde los negros, sin embargo, dominan la selección nacional. Como en Sudáfrica, por otra parte, donde copan el fútbol mientras los blancos lo hacen con el rugby.
Claro que a nadie se le ha ocurrido sugerir cuotas de discriminación positiva en los deportes dominados por los negros. Y no por la historia de discriminación racial, sino porque se ha aceptado su superioridad. Por diferencias de envergadura y de constitución física y por diferencias de tradición, de afición y de práctica. Porque son los mejores, sencillamente. Y una cuota de discriminación positiva sería injusta para esos chicos negros que dominan sus equipos y que perderían su puesto por otros peores que ellos.
Y, por supuesto, el cambio reduciría las opciones de triunfo y, seguramente, la selección estadounidense de baloncesto dejaría de ser casi invencible como lo es ahora. Y he aquí la cuestión que nos da de lleno en la discriminación positiva practicada para las mujeres. Que el mecanismo es exactamente el mismo que el aplicado en deporte, en la selección sudafricana de rugby, por ejemplo. Que los resultados son discriminatorios para los sacrificados.
Y, además, que el origen de la desigualdad no es necesariamente la discriminación pasada, sino un conjunto de aptitudes y de tradiciones, ¿Que hacen a los hombres mejores en algunas actividades y a las mujeres en otras? Quizá, al menos por el momento. Lo suficiente para dudar sobre las cuotas para mujeres, tanto como para la selección sudafricana de rugby o la estadounidense de basket..

9 DIAS EN HAITI,./ REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA - Juliette Binoche - Actriz,.

TÍTULO: 9 DIAS EN HAITI,.

J.A. BayonaEl sábado 7 de noviembre a las 01.30 horas,.foto

Cuatro estrena '9 días en Haití', documental de Bayona sobre una escuela de desplazados,.

El director de 'Lo imposible' refleja la labor educativa en un campo de desplazados,.

 Dirigido por el realizador español, '9 días en Haití' se enmarca en la campaña 'Sí me importa' de Oxfam Intermón y cuenta con el apoyo de la iniciativa de acción social '12 Meses' de Mediaset España. 

El sábado 7 de noviembre, tras la finalización del programa 'Un tiempo nuevo', Cuatro estrena en televisión '9 días en Haití', el documental de J.A. Bayona sobre la labor educativa que se desarrolla en la escuela del campo de desplazados de Corail-Cesselesse, un proyecto que lucha por sobrevivir cada año para poder seguir dando formación y alimentación básica a 400 niños y niñas desplazados tras el terremoto de 2010.
J.A. Bayona recoge los sueños y la creatividad de los niños que acuden a un taller de animación y defiende en la cinta su derecho a un futuro mejor. Para ellos, y para millones de niños y niñas en muchos países, la cooperación internacional resulta esencial para poder construir ese futuro.
'9 días en Haití' forma parte de la campaña de Oxfam Intermón 'Sí me importa', encaminada a sensibilizar a la ciudadanía desde el cine, el arte, el teatro o el cómic para que se movilice a favor de la política pública de cooperación al desarrollo, y cuenta con el apoyo de la iniciativa de acción social  '12 Meses' de Mediaset España, que ha emitido en todos sus canales dos spots, uno de ellos dirigido y locutado por el propio J.A. Bayona, con el objetivo de lanzar un mensaje claro, directo y empático para sensibilizar a la sociedad de la importancia fundamental de los programas de cooperación internacional.   
Cientos de miles de personas en Haití y millones en muchos otros lugares del mundo, encuentran esperanza de futuro gracias a los miles de proyectos de desarrollo que año tras año batallan por seguir vivos. La ayuda funciona, cambia y salva vidas: ha contribuido a que entre los años 1990 y 2015, 1.100 millones de personas hayan conseguido salir de situación de pobreza extrema, la tasa de mortalidad de niños/as menores de 5 años haya caído un 52%, y la proporción de niños escolarizados en África Subsahariana haya pasado del 52% al 80%.
A pesar de los avances todavía queda mucho por hacer: 836 millones de personas siguen viviendo en la pobreza extrema, 57 millones de niños y niñas siguen sin poder escolarizarse y 2,8 millones de niños recién nacidos mueren cada año por causas que se pueden evitar.

TÍTULO:  REVISTA MUJER HOY PORTADA DE CERCA - Juliette Binoche - Actriz,.

-foto--Juliette Binoche Me siento cada vez más libre,.

Juliette Binoche, una actriz comprometida

Ha interpretado algunos de los papeles más intensos y desgarradores del cine, pero en la vida real le gusta desdramatizar. Comprometida con el arte y su profesión, vuelve a jugársela con la última película de Isabel Coixet: un desafío físico y emocional en el polo Norte.
Ha trabajado con todos los grandes directores del cine europeo e internacional, encarnando historias y personajes que se han clavado en la memoria de varias generaciones, especialmente en la de aquellos a los que enamoró con su July de Tres colores: azul, su Teresa de 'La insoportable levedad del ser' o, más recientemente, su Camille Claudel, la escultora injustamente encerrada en un manicomio de por vida. Compleja, perfeccionista, ajena a las imposturas del star system, Juliette Binoche (París, 1964) es, sin duda, una gran dama del cine europeo, capaz de emocionar, a un tiempo, al cinéfilo y al gran público.
A veces taxativa en sus respuestas, que puntea con largos silencios e inesperadas carcajadas, como si se mofara un poco de su propia complejidad, Juliette explica a Mujerhoy qué le llevó a ser Josephine Peary, esposa del explorador Robert Peary descubridor del Polo Norte, en 1909, en el nuevo trabajo de Isabel Coixet, 'Nadie quiere la noche' (se estrena el 27 de noviembre).
La película cuenta el viaje de la obstinada Josephine, en mitad del invierno polar, para reunirse con su marido. Un periplo físico y emocional impensable hasta ese momento en una mujer de su clase social. Coixet solo quería a Binoche para el papel y esperó durante un año su respuesta.
Mujerhoy. ¿Qué es lo que más la atrajo del personaje de Josephine Peary?
Juliette Binoche. El guión me atrapó desde el principio, porque trata de la confrontación, por un hombre, de dos mujeres con educaciones totalmente diferentes. Mi personaje, la mujer occidental, blanca, se ve obligada a enfrentarse a sí misma, a sus miedos, a sus emociones, y todo gracias al encuentro con esa otra mujer tan distinta, una inuit. A medida que transcurre la película, cuando llegan la noche, el frío y el hambre, ella transforma sus miedos en una experiencia del amor.
MH. Se ve empujada por las circunstancias.
JB. Sí. Y tengo la impresión de que la historia es una parábola de lo que nos está pasando en este momento a todos. La crisis ha ido llegando y es decisiva para nosotros, para que entendamos que, en vez de dirigirnos hacia la noche, el frío y el hambre, podríamos tomarnos las cosas de otra manera. ¿Por qué no tener una actitud más humana con los demás? Eso es lo que entendí y lo que me sedujo de la película.
MH. El personaje atraviesa condiciones físicas y emocionales extremas. ¿Hay que ser valiente para encarnar ese papel en el cine?
JB. En las películas y en la vida nos vemos frecuentemente abocados a situaciones límite. El trabajo del actor no consiste solo en memorizar un texto. Hay que buscar dentro, en la propia vida y en la imaginación. Y siempre se necesita ser valiente, porque debemos encontrar emociones que no son fáciles de vivir. Si no te atreves a eso, es mejor dedicarse a otra cosa. El hecho de ser actriz me permite enfocar esas emociones hacia algo que es mucho más importante que yo: una obra, la expresión artística.
MH. ¿Tiene usted una complicidad especial con Isabel Coixet?
JB. Isabel es alguien a quien admiro muchísimo. Es una mujer muy conmovedora y profundamente honesta. Necesita el arte, la lectura, la historia, porque para ella son formas de conocimiento. Las personas que aman el arte son como hermanas para mí, es algo que comprendo muy bien. Isabel, además, tiene el talento de saber improvisar, de desdramatizar siempre las situaciones que se producen a su alrededor.
MH. ¿Cree que ella y, en general, las directoras de cine tienen una forma más empática de contar las historias que los hombres?
JB. No, no lo creo. Depende de la sensibilidad de cada uno. Dentro de nosotros, hombres y mujeres, hay una parte femenina y una parte masculina más o menos desarrolladas, depende de cada cual. Es verdad que las mujeres suelen estar más en contacto con sus emociones, pero no creo que haya que generalizar, cada persona es un caso distinto.
MH. ¿Fueron muy duras las condiciones del rodaje?
JB. Sí, fueron especialmente difíciles. Pero creo que Isabel lo hizo muy bien. Es una película muy ambiciosa. En el estudio hacía muchísimo calor, porque estábamos en junio, pero tenía que parecer que teníamos frío, y eso proviene de algún rincón del actor, porque siente ese frío en la película. Esa es la magia y el juego del cine.
MH. ¿Es complicado para las actrices maduras encontrar papeles interesantes?
JB. No [tajante].
MH. ¿Qué diferencia hay entre la Juliette de hoy y la de Tres colores: azul?
JB. Entonces, no tenía hijos. Han pasado 20 años, se han producido muchos cambios, desde luego... Si se vive la vida al cien por cien, sin dejarse atraer por cosas que no pertenecen a la evolución de la propia alma, y se quiere profundizar en el conocimiento, la vida solo puede ir a mejor. Por eso, para mí, el tiempo es un regalo, en absoluto una herida, porque permite la transformación. Pero eso requiere una cierta vigilancia, no se puede uno olvidar uno de sí mismo, dejar de lado lo que es y volver a ello más tarde. Hay que guardar una lógica interior. Si nos cuidamos y cuidamos aquello que queremos lograr dentro de nosotros, creo que se conseguir algo valioso al final.
MH. Rechazó un papel en Parque Jurásico. ¿Son esas elecciones a las que se refiere con cuidarse?
JB. Mi intuición me dijo que fuera hacia Azul y esas corazonadas hay que seguirlas. A veces parece que tenemos los ojos vendados, que no sabemos por qué hacemos esto o aquello, pero, cuando lees un guión, hay cosas que te llevan a alguna parte interior. A mí siempre me ha atraído la relación con uno mismo, la evolución personal. Quizá exteriormente uno se puede sentir tranquilizado por el éxito, el dinero, el reconocimiento, pero al final de lo que se trata es de lo que uno construye, de crecer y comprender, de que algo, de verdad, ocurra.
MH. ¿Qué significan para usted los premios? Recibió los más prestigiosos del cine europeo en el mismo año.
JB. Me resultan sorprendentes. Cuando estaba en el colegio, algo en mí se resistía al mundo académico, tenía más ganas de estar en la creación, en la vida. Aunque también me atrae mucho aprender intelectualmente. Pero es cierto que me sentía desplazada y culpable por no sacar buenas notas ni premios escolares. Así que el hecho de obtenerlos de una forma tan pública me sorprende, es como si el cielo me guiñara un ojo. El trabajo de un actor es algo abstracto. Un galardón es concreto y tiene algo de tranquilizador.
MH. ¿Cuál es la diferencia entre cine y teatro?
JB. En los dos géneros se cuentan historias para que la gente pueda experimentar en su interior cosas que tal vez podrían vivir. Hay quien trabaja para desviar la atención, pero para mí la verdadera fuerza del cine y del teatro son las historias que te despiertan, te transforman y nutren. Ya sé que está de moda divertirse comiendo palomitas, pero eso no es para mí.
MH. Y desde el punto de vista técnico, ¿cómo lo vive?
JB. Cambian la preparación, la expresión, la energía, los tiempos, pero la intensidad del trabajo es la misma. En el cine todo se ve, uno está muy cerca, pero en el teatro el espectador puede elaborar sus propios primeros planos.
MH. ¿Tiene la interpretación algo de sagrado?
JB. La vida es sagrada.
MH. ¿Se siente una mujer libre?
JB. Sí, cada vez más.
  • La musa europea
Nacida en una familia de artistas, Juliette Binoche ha trabajado con con los mejores directores del cine de autor, de Kieslowski, pasando por Haneke y Cronenberg a Kiarostami, pero su Oscar le llegó por su papel en 'El paciente inglés'. Con 'Nadie quiere la noche' inauguró el último Festival de Berlín, pero su último gran éxito ha sido en el teatro, con la 'Antígona' que dirigió Ivo van Hove en Londres.
"Las personas que aman el arte son como hermanas, las omprendo muy bien".
  • Trajes de autor
Nadie quiere la noche narra el épico viaje de una mujer que viaja desde Boston hasta Groenlandia siguiendo a su marido. El vestuario tiene una especial relevancia en el filme y ha requerido un minucioso trabajo de documentación, como se ve en estos bocetos realizados por la jefa de vestuario de la película, Clara Bilbao.

DESAYUNO - CENA - SABADO - DOMINGO - LUNES - Asi Soy y Asi Me Quiero. / ENREDATE - QUE HAY DE NUEVO - JESUS DEL POZO ENTRETELAS DE UNA VIDA,.

Resultat d'imatges de asi soy, asi me quieroTÍTULO: DESAYUNO - CENA - SABADO - DOMINGO - LUNES - Asi Soy y Asi Me Quiero.

Cancion - foto

A veces, mirando nubes me marcho lejos
a veces, lo tengo todo y no me entretengo
a veces, cuando estoy triste, por todo lloro
ni dejo, ni hago, no encuentro el modo
Me miro adentro y no me conozco
a veces, sin darme cuenta, me engancha el odio,
la mala hierba y el mal de ojo,
la pena negra sobre los hombros.
Así soy, ni más, ni menos,
más o menos como todos
Así soy y así me acepto,
negro, blanco, blanco y negro.
Así soy y así me quiero,
aunque a veces no me entiendo
A veces entrego todo y me sabe a poco
no quiero que el corazón se me quede corto
ya sé que si lo pretendo no tengo aristas,
pero si cambio, no soy yo misma,
siempre de guardia como una esquina
no quiero pasar de nada,
no me conformo con ver la vida desde aquí arriba
nada me importa mas que estar viva
Así soy, ni más, ni menos,
mas o menos como todos.
Así soy y así me acepto,
negro, blanco, blanco y negro.
Así soy y así me quiero
aunque a veces no me entiendo.
Así soy, ni más, ni menos,
mas o menos como todos.
Así soy y así me acepto,
negro, blanco, blanco y negro.
Así soy y así me quiero
aunque a veces no me entiendo.
Así soy, ni más, ni menos,
mas o menos como todos.
Así soy y así me acepto,
negro, blanco, blanco y negro.
Así soy y así me quiero
aunque a veces no me entiendo. 
 
Desayuno - Cafe con leche - fruta,.
 
Cena - Pollo asado con esparragos trigueros - beber agua -  pan - postre fruta,. 

TÍTULO: ENREDATE - QUE HAY DE NUEVO -  JESUS DEL POZO ENTRETELAS DE UNA VIDA,.
 
foto

Jesús del Pozo: entretelas de una vidaFue uno de los grandes de la edad de oro del diseño español. Cuatro años después de su muerte, 30 de sus mejores amigos unen sus voces para perpetuar en un libro su recuerdo.
Pronto hará cinco años que nos dejó, pero el cariño de los suyos permanece intacto. 30 amigos, colaboradores y admiradores han unido fuerzas en la creación del magnífico libro 'Jesús del Pozo, 1946-2011' (editorial Turner), una obra coral pensada para marcar nuestro primer lustro sin Jesús del Pozo y que es a la vez testimonio y reconocimiento de la vida y obra del gran diseñador español.
Musas como la cantante Ana Belén; comunicadores como Iñaki Gabilondo; escritores como Vicente Verdú; fotógrafos como Javier Vallhonrat o Juan Gatti, y colegas como Manuel Pertegaz (que escribió su testimonio poco antes de fallecer) o Enrique Loewe han contribuido con sus palabras y sus recuerdos a este libro.
Especialmente entrañables resultan las palabras de María Eugenia Alberti, editora del volumen, periodista y amiga personal del modisto; ella da fe de los primeros años de Del Pozo, cuando estableció su taller en la madrileña calle Almirante, muy cerca de la cestería que regentaban sus padres.
"Jesús vestía a la mujer y sus sueños", asegura Alberti en el preámbulo de un volumen que pone el acento en la pasión del modisto por el cuerpo femenino, su elegancia perenne, su maestría en el dominio de las formas y los colores, sobre todo, de su efervescente creatividad en una España, la de los años 80, muy necesitada de renovación, color y alegría.