TITULO: A Crush, la pasta te aplasta - El virus se va de romería ,.
El viernes-15- Mayo a las 22:00 por La 1, foto.
El virus se va de romería,.
Este fin de semana dan sol después de varios días con alerta amarilla, rayos y centellas, así que todo apunta a que el campo será invadido. Y cómo está el campo, ¡qué primor! Es el primer festivo en que el estado de alarma da una tregua para salir sin bici más allá del parque y las neveras portátiles ya calientan en las casas camino de los maleteros. Y aunque la ortodoxia pandémica indica que todavía hay que extremar precauciones, me consta que la Guardia Civil está alerta para dispersar aglomeraciones de domingueros.
En los corros que se formen, entre lata y lata de cerveza, se hablará de muchas cosas, entre ellas del rebrote al que nos enfrentaremos. Esta posibilidad cada vez que enciendo la tele suena más sólida. Lo intuye cualquier vecino sin estudios y también los mercados bursátiles, que no dejan nada al azar y ya calculan el efecto de otra cuarentena tan severa como al inicio, no como la que soportamos a estas alturas, que a cada rato que nos mandan al recreo no cabemos en el patio.
Para los científicos la vacuna es ahora la gran incógnita. El otro enigma, de siempre, fue el cerebro. Sabemos que nos conviene guardarnos en el salón, pero somos incapaces de hacerlo. Como diría una abuela, si te obligaran a irte de romería seguro que no salías de casa.
TITULO: PUERTA CON PUERTA CANAL EXTREMADURA - Desde el puerto de Tornavacas,.
Desde el puerto de Tornavacas,.
foto / Entre la Meseta y el Valle. En un esquina de Cáceres, este mirador, situado a 1.275 metros de altura, nos permite descubrir la inmensidad de Extremadura,.
Extremadura es una región inmensa y lo certifican estos 335 kilómetros desde un pueblecito de Badajoz, esquinado entre la provincia de Huelva y el distrito de Beja, hasta un puerto cacereño, lindando ya con Ávila. Valencia del Mombuey es tierra de tránsito entre España y Portugal, frontera de contrabandistas, costumbres y sentimientos comunes. Tornavacas es puerto de montaña fronterizo, tierra de tránsito de trashumantes, arrieros y rebaños de vacas que tornan, en estas fechas, a los pastos del norte.
Al puerto de Tornavacas solo pueden viajar los cacereños, nadie más. Es, por tanto, el momento ideal para disfrutar del silencio que reina en lo alto de este mirador formidable situado a 1.275 metros de altura. Cuando el verano entre con fuerza y vayamos superando fases, la cima de Tornavacas volverá a ser una fiesta tomada por excursionistas castellanos y madrileños. En la explanada-aparcamiento, además de coches, autobuses y familias merendando, volverán a instalar sus casetas de madera paisanos castizos que ofrecen mercancías inesperadas como sidra, tasajo, alubias del Barco grandes y mantecosas, frascas de vino tinto de no se sabe dónde, embutidos, tarros de miel y mermelada y dulces de todos los pueblos de los alrededores.
Esta romería espontánea y veraniega y los motores de los vehículos impiden en la normalidad, vieja o nueva, disfrutar de los sonidos naturales del puerto, a saber, trinos de pájaros, esquilas de vacas, silbidos del viento, zumbidos de insectos... El silencio es una de las pocas ventajas que nos depara el confinamiento porque ahora, con Ávila sin desescalar y las provincias cerradas, al puerto de Tornavacas solo pueden subir los de Cáceres al igual que a Valencita solo pueden viajar los de Badajoz. Tener lugares así en exclusiva es un lujo que, esperemos, no va a ser fácil que se repita.
El puerto de Tornavacas, además, es una lección de geografía viva, algo interesante en estos tiempos de lecciones 'on line'. Qué gratificante puede resultar sacar a los niños de casa, alejarlos del ordenador y enseñarles qué es una meseta y qué es un valle. Desde el mirador, a un lado, las tierras de Ávila, la meseta castellana, situada casi a la misma altura que el puerto. Al otro lado y abajo, muy abajo, al final de las curvas endiabladas, rondando los 600 metros de altura y encajonado entre montañas, el Valle del Jerte. Inmensidad del paisaje, plenitud del silencio, el río trazando una línea de pueblos y la promesa de viajes inauditos por el país que nunca se acaba.
TITULO: Trastos y tesoros - CANAL EXTREMADURA -Julio Corrales dedica una obra de gran formato al confinamiento,.
Julio Corrales dedica una obra de gran formato al confinamiento,.
La idea es que la pintura, donde ha plasmado todo lo sucedido, tenga fines solidarios,.
Basado en el Guernica, este inquieto artista ha hecho un resumen de los distintos aspectos relacionados con el estado de alarma. «He intentado plasmar todo lo que nos está pasando con en estos momentos», explica Corrales Considera que ha mezclado diferentes estilos, como el arte abstracto, el cubismo, así como el impresionismo. El cuadro ha sido realizado en óleo. «Yo creo que es lo mejor para que la pintura tenga más fuerza». Sus dimensiones es de 1,70 metros de ancho por 75 centímetros de alto.
Corrales explica que llevaba sin pintar más de un año, ya que tiene una gran demanda en obras escultóricas. De hecho, tiene pendiente entregar una a Madroñera. Con el encierro en casa, «yo quieto no me puedo quedar». A partir de ahí, comenzó a pintar en el estudio, situado en su hogar. Tras semanas de confinamiento, le surgió la necesidad de plasmar lo que estaba pasando, desde la situación sanitaria, hasta la suma de fallecidos, pasando por el encierro en las casas y la paralización comercial.
Todo ello lo ha querido plasmar en un gran lienzo. «También hay una mezcla de sentimientos», apunta. La obra fue terminada, por fin, el pasado viernes. Una vez finalizada, quiere que este trabajo pueda ayudar, de un modo o de otro, a los afectados por la crisis sanitaria y económica provocada por el coronavirus.
Aunque esta obra le ha llevado unos 30 días en su elaboración, durante la cuarentena también le ha dado tiempo en hacer otros cuadros dedicados a diferentes situaciones en esta época. Una de ellos ha estado basada en la Semana Santa que nunca existió. También ha pintado, con un estilo muy personal, instrumentos musicales, muy presentes para él, ya que escucha mucha música clásica.
Una vez que termine el estado de alarma, podrá retomar su actividad con la escultura.
TITULO: Domingo -17-Mayo - LA SEXTA TV | Ambulancias, en el corazón de la ciudad - Fallece un trabajador en Miajadas al quedar su brazo atrapado en la máquina de una factoría de hormigón.
El domingo -17- Mayo a las 21:30 por La Sexta, foto,.
Fallece un trabajador en Miajadas al quedar su brazo atrapado en la máquina de una factoría de hormigón,.
El fallecido es Félix Armando Crespo Barragán, un vecino de Escurial de 44 años,.
El trabajador que ha perdido la vida es Félix Armando Crespo Barragán, vecino de Escurial. El accidente laboral se registraba a las 8 de esta mañana en la empresa 'Hormigones Tello', situada en la carretera EX-102 que une Miajadas con Escurial. El hombre se encontraba arreglando una avería de una cinta transportadora de material árido cuando el mecanismo se puso en movimiento de forma accidental, dejándole aprisionado, han informado fuentes oficiales.
Un helicóptero y una Unidad Medicalizada del Servicio Extremeño de Salud se han desplazado hasta el lugar de los hechos, junto a un equipo médico del Centro de Salud de Miajadas, bomberos y varias patrullas de la Guardia Civil.
Numerosos familiares se han congregado durante toda la mañana en la empresa, donde Policía Judicial ha procedido al levantamiento de cadáver a las 13:15 aproximadamente. El cuerpo ha sido trasladado al tanatorio 'Nuestra Señora de la Consolación' de Miajadas.
Hasta el lugar de los hechos se ha desplazado un helicóptero y una Unidad Medicalizada del Servicio Extremeño de Salud (SES), además de un equipo médico del centro de salud del municipio, patrullas de Guardia Civil y bomberos.
TITULO: CAFE GIJON - MANZANAS VERDES - Tierra de penumbra,.
CAFE GIJON,.
Café Gijón - foto,.
MANZANAS VERDES - Tierra de penumbra,.
MANZANAS VERDES - Tierra de penumbra, fotos,.
Tierra de penumbra,.
Cualquiera sabe que la vida es una birria muy grande, incluso sin tragedias. Pero con tragedias es injustificable. Como Capri sin sol, que escribió Claude Lanzmann cuando no estaba con cosas más serias. Que se muera un hijo (o dos, o tres, que también pasa) ya echa por tierra cualquier ficción sobre lo que sea la vida. Desde pequeña me ha impresionado mucho en gente a la que no conocía. A la vez que Conchita Bautista cantaba 'Qué bueno, qué bueno', a mí no se me iba de la cabeza eso que salía en las revistas de que su hija, María del Mar, había muerto de un tumor cerebral. De mayor, la literatura funeraria de hijos siempre me ha producido turbación, ya se tratara de Isabel Allende o de Joan Didion. Sí me gusta leer 'Una pena en observación', de C.S. Lewis. Pero era su mujer la muerta. En la película 'Tierras de penumbra', la maravillosa Debra Winger.
Quiero ser frívola. No dar la tabarra con desgracias. Hasta me sorprende que la pena de Ana Obregón la tenga tan en observación, aunque de reojo. Tendría que haber escrito de que Greta Thunberg ha estado en un grupo de expertos sobre el coronavirus en la CNN. Lo mismo en todos sitios: cuanto más grandes son los problemas, más grande es el número de inútiles que los que parten el bacalao convocan para resolverlos.
TITULO: LA AVENTURA DEL SABER TVE - Bulos,.
Bulos,.
Los efectos de este virus no se curarán solo con aislamiento y con hospitales, necesitarán también la ayuda de una máquina de la verdad,.
Como no soy doctor en nada, no me atrevo a hablar de medicina, sobre todo teniendo como vecino de página a Agapito Gómez Villa, con su sabiduría y su agudeza, así que estas líneas van por otro camino. Dicho sea de paso, y en honor a la precisión lingüística, la pandemia tiene nombre femenino, de ahí que debe decirse la COVID-19, mientras que el virus que la causa es masculino, el SARS-CoV-2. Aunque para no liarse con tanta sigla, lo más cómodo es tirar por la calle de en medio y decir simplemente coronavirus.
Pero sin saber nada de medicina, no creo en las teorías conspiranoicas que sostienen que este virus se escapó de una probeta en Wuhan, donde estaba siendo estudiado como posible arma de destrucción masiva.
Todos odiamos lo incomprensible. Cuando no entendemos algo, inventamos una conspiración. Antes achacábamos a la divinidad o a la magia la causa última de los misterios que no sabíamos explicar, la naturaleza del rayo o la erupción de un volcán. Por lo menos, ahora no se han oído los gritos integristas hablando de plaga bíblica que solo ataca a los pecadores, como ocurrió con el sida. Descreídos de dioses y de magos, le atribuimos el coronavirus a un taimado Fumanchú oculto en un búnker de la profunda China. Y como hay novelas y películas que ya hablaban de estas cosas, antes las creemos.
'Armas secretas' es una discreta película de espías dirigida por Roy Ward Baker, un realizador británico, con más aplicación que talento, que desperdició la oportunidad de aprender cuando trabajó como ayudante de dirección para Hitchcock. Realizada en 1950, hace setenta años, en plena Guerra Fría, tiene la originalidad de estar protagonizada por una entomóloga metida a agente secreta más allá de un Telón de Acero de caricatura. Mientras observa con una lupa unos insectos que ha robado de un laboratorio y que han sido inmunizados contra los insecticidas para ser utilizados como arma bacteriológica, le dice al periodista que la ayuda en sus correrías: «Es difícil exterminarlos desconociendo su reproducción. Y si han sido infectados con alguna enfermedad...». ¿A qué nos suena?
Y así, entre bots, fake news y films, cada día se expanden más bulos por unas redes sociales que para mucha gente, ¡ay!, sustituyen el papel de la prensa. El bulo se ha colado en internet y ocupa en las pantallas el hueco que ha dejado el pensamiento derrotado y ausente. He leído en twitter esta frase de Camus, argumentan, pero no han leído su libro para comprobar si proviene de allí. Lo dicen en facebook, aseguran, como si fuera la Biblia. Lo he visto en instagram, como si la fugacidad de los bytes tuviera la credibilidad de un fósil en granito. No, los efectos de este virus no se curarán solo con aislamiento y con hospitales, necesitarán también la ayuda de una máquina de la verdad.
Porque nunca en tan pocos días se oyeron tantos bulos. A mi teléfono, que no tiene otra red que el wasap, han llegado cada día un montón de mentiras, en muchos casos repetidas luego por la ingenuidad de quien las cree sin cuestionarlas: desde unas fragmentadas palabras de Teresa Rodríguez, grabadas hace cinco años, pero divulgadas como si fueran de hoy, a la noticia de que siete niños senegaleses han muerto por haber sido utilizados como cobayas de laboratorio en una vacuna experimental contra la covid-19 que, claro, no iba a ser testada entre niños ricos, blancos y occidentales.
Cuando no se tiene la seguridad de convencer con argumentos propios, nada como el bulo para desviar hacia otro lado la atención de los propios errores, nada como apuntar el cañón contra una diana ajena. El caso es condenar, expandir el enfrentamiento. Difama, que algo queda, que siempre habrá alguien que crea que cuando el río suena, agua lleva, aunque el cauce esté seco y solo zumbe el vano rumor del viento entre las copas de los árboles.
Hasta ayer iba tachando en el calendario de mi cocina los días superados de confinamiento: uno, dos..., diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta y siete ya. Hoy, 10 de mayo, noveno domingo de la resistencia, mientras todos los laboratorios del mundo buscan afanosamente la kryptonita que debilite al todopoderoso coronavirus, he comenzado a tachar los que faltan hasta llegar al cero: veintiocho, diecinueve..., tres, dos, uno. Libertad.
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