El domingo -31- Mayo - a las 18:00 por La Sexta, foto,.
Iñaki López pone a tono a Pardo tras una rocambolesca historia con Andrea Ropero,.
Iñaki López, presentador de "La Sexta Noche",.
El periodista de La Sexta confesó en "Liarla Pardo" un momento muy personal vivido hace unos años que dejó a la presentadora boquiabierta tras conocer su lado más "pasota".
Iñaki López charló este domingo con Cristina Pardo y compartió con los espectadores algunos momentos personales de su vida. Fue entonces cuando Gonzalo Miró, colaborador de Liarla Pardo, le dijo al periodista que prestara atención a la pantalla porque había una imagen que querían comentar con él.
"De lo que se entera Andrea Ropero es de la tranquilidad con la que te tomas los días parto. Hay una imagen que quiero comentar contigo, un tanto extraña, de ti haciéndote un selfie entrando el paritorio", le dijo al presentador de La Sexta Noche. "Los nervios no pueden contigo", puntualizó Miró antes de mostrarle la fotografía.
Iñaki López explicó que cuando su pareja estaba embarazada, un día empezó a sentir molestias y fueron al hospital. Sin embargo, él estaba convencido de que les mandarían de vuelta a casa porque Andrea Ropero estaba de ocho meses aún. Pero de repente le dieron una bata para que se la pusiera y fue entonces cuando se produjo el momento de la foto.
"Me vi tan simpático que me puse a hacerme unas fotos, hasta el punto que tuvo que llegar la enfermera para decirme que no llegaba al nacimiento de mi hijo", confesó el periodista. Y es que aseguró que no estaba nada nervioso ese día porque estaba convencido de que iba a acabar desayunando en casa. Algo que no pudo hacer hasta dos días después con el pequeño ya en brazos porque Ropero se puso de parto antes de lo previsto.
Una peculiar historia que sorprendió a Cristina Pardo y a los colaboradores del programa de La Sexta y a la que prestaron también atención los espectadores, quienes lograron que Liarla Pardo obtuviera este domingo un 7,3% de cuota de pantalla y 881.000 fieles.
"De lo que se entera Andrea Ropero es de la tranquilidad con la que te tomas los días parto. Hay una imagen que quiero comentar contigo, un tanto extraña, de ti haciéndote un selfie entrando el paritorio", le dijo al presentador de La Sexta Noche. "Los nervios no pueden contigo", puntualizó Miró antes de mostrarle la fotografía.
Iñaki López explicó que cuando su pareja estaba embarazada, un día empezó a sentir molestias y fueron al hospital. Sin embargo, él estaba convencido de que les mandarían de vuelta a casa porque Andrea Ropero estaba de ocho meses aún. Pero de repente le dieron una bata para que se la pusiera y fue entonces cuando se produjo el momento de la foto.
"Me vi tan simpático que me puse a hacerme unas fotos, hasta el punto que tuvo que llegar la enfermera para decirme que no llegaba al nacimiento de mi hijo", confesó el periodista. Y es que aseguró que no estaba nada nervioso ese día porque estaba convencido de que iba a acabar desayunando en casa. Algo que no pudo hacer hasta dos días después con el pequeño ya en brazos porque Ropero se puso de parto antes de lo previsto.
Una peculiar historia que sorprendió a Cristina Pardo y a los colaboradores del programa de La Sexta y a la que prestaron también atención los espectadores, quienes lograron que Liarla Pardo obtuviera este domingo un 7,3% de cuota de pantalla y 881.000 fieles.
TITULO: ESPAÑOLES POR EL MUNDO - Kenia,.
foto / 'Españoles en el mundo' se traslada a un país de película: Kenia,.
Cánticos masai, atardeceres en la sabana, safaris en globo, cultura
swahili... Esta semana visitamos Kenia, el escenario de películas y
novelas que han llevado a Occidente el sueño de África.
Pepo
El mejor colofón de este viaje es pasar un día
con Pepo y tirarnos desde la piscina de su hotel al océano Índico. Él
conoce mejor que nadie la cultura swahili y nos los la va enseñar en uno
de sus sitios preferidos: una isla con festival de música incluido,.
Paco
Paco era abogado en España. Ahora es capitán de barco y vive en él con su familia. Lleva siete años en Kenia y le gusta hacer travesías por la costa swahili,.
Estrella y Ricardo
Se conocieron viajando por África y han
montado juntos una empresa de safaris. Con ellos descubrimos la tensión
del rastreo, nos emocionamos con los leones, dormimos escuchando a
hipopótamos y desayunamos con champán tras un vuelo en globo. No se
puede pedir más,.
Ángela
La primera tienda de Angie fue el maletero de
su coche. Empezó vendiendo a sus amigas la ropa que traía de España y
hoy es una conocida empresaria de moda. Su vida está muy marcada por la
película Memorias de África y todavía se emociona cuando lo recuerda,.
Diego
Este periodista anunció el día de su boda que
se venía a Kenia y no ha parado de vivir emociones fuertes. Con él
conoceremos la caótica y ajetreada vida del centro de Nairobi, una de
las capitales financieras de África.
José
Dejamos el cemento de Nairobi para adentrarnos
en la reserva del Masai Mara y conocer a José, un mallorquín que ha
montado un campamento en territorio masai y se ha convertido en uno más.
De los pocos españoles que duermen con un arco con flechas a los pies
de la cama,.
El miercoles -27- Mayo a las 21:00 por La 2, foto,.
Libro El Chico Que Nunca Llamó ,.
Sarah
acaba de separarse tras muchos años de matrimonio y vuelve desde
Estados Unidos a Inglaterra, a casa de sus padres, a pasar las
vacaciones. Por casualidad, conocerá a Eddie y pasarán una semana juntos
antes de que él se vaya de vacaciones a España. En esa semana
conectarán de una manera profunda pero compartirán poca información
personal. Convencidos de volver a verse a la vuelta de Eddie, dejan
pendiente para entonces el relato más detallado de sus respectivas
vidas. Así, se despiden con la promesa de seguir juntos. Pero al
finalizar las vacaciones de Eddie, Sarah sigue sin recibir noticias de
él, que aunque prometió llamarla nada más llegar, no lo ha hecho. Sarah,
incapaz de creer que ha sido engañada por él y por sus propios
sentimientos, intenta ponerse en contacto por todos los medios y empieza
a creer que algo le ha pasado para no poder llamarla.
?Te llamo luego?dijo. No sé muy bien a qué hora, pero te llamaré. Te lo prometo.
Sonreí. Era todo un detalle de su parte querer librarme de ese miedo atávico y hosco a que otra persona no te llame. Pero ya sabía que me llamaría. Sabía que cumpliría todo lo que me había prometido.Agobiada, y con otros problemas a su alrededor, Sarah baraja mil posibilidades para intentar explicarse por qué Eddie no ha llamado. Sus amigos intentan mantener los pies en la tierra y hacerle ver que, a lo mejor, se equivoca y no ha sido más que un rollo para él. Y que si no le llama, es porque no quiere verla. Negándose a aceptar esa posibilidad, Sarah se obsesionará cada vez más, haciéndole dudar de sus propias actos o decisiones.
?Un teléfono que no suena hace aflorar lo peor de uno ?aseveró?. De todo el mundo.Lo que ninguno de ellos espera (y nosotros tampoco) es que al conocerse, Sarah y Eddie han abierto puertas que debían permanecer cerradas.
Con
un estilo muy cuidado, dulce, pausado pero no sin falta de ritmo y
humor, Rosie Walsh nos transporta a la campiña inglesa, donde nos
encontramos con una oveja celestina, un hombre conversando con ella en
mitad de un prado y con rincones llenos de paz y de magia.
¿Qué harías si el amor de tu vida desaparece de la noche a la mañana?
Walsh plantea una historia romántica de dos personajes ya maduros, rondando los cuarenta, con un recorrido vital más extenso de lo que habitualmente ocurre en la romántica actual, con unas expectativas claras de lo que quieren a estas alturas de la vida. Y a su vez, sorprendidos con la fuerza con la que han sido alcanzados por el amor, para después hacernos ver cómo es el proceso desde la confusión y la decepción a las dos opciones que quedan: ¿Rendirse o luchar?
Sarah
es una mujer que tras años de dejarse llevar por la corriente, recién
separada, decide tomar el mando de su vida cuando aparece Eddie. Dejó
Inglaterra años atrás empujada por una adolescencia con final
traumático. Segura de dejar Estados Unidos para iniciar una vida con
Eddie, ve cómo todo se viene abajo cuando no consigue hablar con él.
Walsh explica muy bien cómo la segura Sarah se va viniendo abajo y cómo
entra en una espiral de dudas, relatando muy bien esa confusión; esos
fantasmas que vemos cuando creemos que alguien nos está haciendo luz de
gas. ¿Ha sido real lo que he vivido? ¿Me he dejado engañar como una
tonta?
Aparté la vista, avergonzada de mi aspecto. Y también asustada. Me había preguntado a menudo hasta qué punto eran conscientes los enfermos mentales del deterioro que sufrían. ¿En qué grado percibían su empeoramiento? ¿Cuán visible era para ellos la línea entre la realidad y la ficción antes de que se borrara del todo?De Eddie, el desparecido, vamos recibiendo pinceladas por distintas vías. Pero todo lo que vemos configura un hombre bueno, sin dobleces, por lo que también nos resultará inexplicable su mutismo y compartiremos la paranoia de Sarah de que algo raro está pasando. Esos detalles de la semana que pasaron juntos empezarán a cobrar especial significado y nos harán dudar de todo y de todos.
Los
secundarios están bien formados y elegidos con mucho acierto. A un lado
y al otro del Atlántico, sus historias personales parecen no tener
demasiada importancia en la narración principal, pero sus circunstancias
y problemas condicionan los puntos de vista y las decisiones de los
personajes principales, en mayor medida en el caso de Sarah. Nada de lo
que les pasa está dejado al azar.
El orden en el caos
Las descripciones, de situaciones, lugares y pensamientos, son sencillas, sin demasiados adornos, pero resultan ligeras y agradables de leer. Esto hace que absorbamos muy bien el ambiente, el contexto y los pensamientos, sin que la lectura resulte pesada o lenta.Este pequeño valle siempre me ha parecido un bolsillo trasero. Un lugar donde se guardan de cualquier manera toda clase de historias y recuerdos. Como viejos resguardos usados.Walsh utiliza un estilo de narración a saltos, donde presente y pasado alternan capítulos. Pero a pesar de la complejidad, ha hilado la historia con la suficiente coherencia para que no te pierdas en la lectura. De hecho, esa estructura le permite jugar al despiste y hacerte creer una cosa cuando en realidad está pasando otra, sin sensación de confusión. Es por eso que en ocasiones sentiremos las ganas de volver a atrás y releer algún pasaje en concreto; no porque no lo hubiéramos entendido, sino porque a la luz de los nuevos datos, la lectura que hacemos de él es completamente distinta. Al igual que en la vida, las cosas son diferentes dependiendo del cristal con que se miran.
Leer El chico que nunca llamó
es como hacer un puzzle del que no tienes la imágen completa. Primero
sacas las piezas de las esquinas y vas formando el marco, imaginando qué
forma tendrá al final. Entonces encuentras una pieza del centro,
pequeña, pero muy significativa y crees saber cómo será la imagen final.
Pero entonces aparece otra, que puesta junto a la anterior, cambia
completamente la percepción que tenías del puzzle. Aunque las piezas van
a apareciendo aleatoriamente, a veces sin sentido aparente, cuando
tienes la imagen completa no puedes dejar de admirar su belleza, la
magia de la configuración del puzzle y de reconocer todo lo que has
disfrutado haciéndolo. O en este caso, leyéndolo. Y al final, nada falta
ni nada sobra; el puzzle tiene las piezas justas para configurar esa
preciosa imagen. No es ni demasiado complejo, ni demasiado sencillo. Ni
demasiado grande, ni demasiado pequeño. El puzzle con el tamaño justo
para disfrutarlo.
Esta
ha sido una lectura que, sin resultar adictiva, ha despertado mi
interés en cada momento y me ha transmitido a la perfección los estados
emocionales por los que pasan los personajes de Sarah y Eddie. Sophie
Walsh te empuja continuamente a sacar conclusiones que luego revienta a
golpe de un nuevo enfoque de una misma situación.
El chico que nunca llamó
es una historia de amor diferente, donde las dudas, los miedos, los
hechos pasados y las cortapisas emocionales de sus protagonistas
configuran una historia dulce y trágica, donde las sorpresas del
destino, la fe en las segundas oportunidades y el miedo a las ocasiones
perdidas te mantendrán en vilo hasta el final.
A
Cayetana la echará el PP, no Pablo Iglesias. La echará Teodoro García
Egea, ese señor que cuando habla parece Alfonso Merlos. Y viceversa.
Pablo Iglesias (él habla como si estuviera dictando un telegrama) es
como el coronavirus del demonio, me encantaría dejar de hablar de él,
pero no puedo. Y ya sé que caigo en la trampa, que lo suyo es estrategia
de tensión para que PP y PSOE ni se acerquen. Hablan de golpes de
Estado con la ligereza con la que hablan de series. A Iglesias se ha
unido la ministra de Igualdad (¡sorpresa!): «La labor del vicepresidente
segundo está siendo encomiable... La derecha lleva semanas llamando a
la insubordinación del Ejército». Como una amiga mía preguntó a otra
después de ver 'Los niños del Brasil': ¿esto cuándo ha pasado? La
ministra de Igualdad también apuntala a Cayetana: «Lanza un mensaje que
criminaliza a los que lucharon contra una dictadura muy sangrienta». Y
la madre de Iglesias dice que Álvarez de Toledo es una «marquesa de
pacotilla». Esto es como los padres que hablan con los profesores
universitarios de sus hijos sin que se les caiga la cara de vergüenza (a
los padres y a los hijos).
La mentira como arma revolucionaria, que diría Lenin. Y que cualquier punto de vista contrario a su verdad absoluta sobre lo que sea se considere inmoral. Es todo tan obvio. Lo importante es que estos señores que nos quieren hacer luz de gas están en el Gobierno. Lo que diga Errejón da igual, aunque lo diga desde 'Los mundos de Yupi': «Nacionalizar la planta de Nissan para salvar miles de empleos y reorientar la producción hacia la movilidad sostenible». Anda, tira para la casa. Pero Iglesias gobierna. Hay dos Españas, la que tiene miedo de Pablo Iglesias y la que no.
TÍTULO: LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Dos Españas,.
LA MAQUINA DE ESCRIBIR - Dos Españas, fotos,.
Dos Españas,.
La mentira como arma revolucionaria, que diría Lenin. Y que cualquier punto de vista contrario a su verdad absoluta sobre lo que sea se considere inmoral. Es todo tan obvio. Lo importante es que estos señores que nos quieren hacer luz de gas están en el Gobierno. Lo que diga Errejón da igual, aunque lo diga desde 'Los mundos de Yupi': «Nacionalizar la planta de Nissan para salvar miles de empleos y reorientar la producción hacia la movilidad sostenible». Anda, tira para la casa. Pero Iglesias gobierna. Hay dos Españas, la que tiene miedo de Pablo Iglesias y la que no.
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