España a ras de cielo - ROSA BELMONTE - Esclavitud . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO -24- Mayo ,. / Ochéntame otra vez - Un trabajo para 'Platero' . / Cómo nos reímos - El semental 'Tomillo' se enrola en el Ejército ,. / Aquí la tierra - Los apátridas del coronavirus,.
TITULO:
España a ras de cielo - ROSA BELMONTE - Esclavitud ,. . - PLANETA CALLEJA - DOMINGO-24- Mayo ,.
España a ras de cielo ,. España a ras de cielo es un programa de televisión emitido por TVE y se estrenó el 17 de septiembre de 2013. Desde el primer programa, está presentado por Francis Lorenzo.
Martes a las 22h30,. El programa permite conocer lugar de España desconocidos y ya conocidos desde otro punto de vista.
, etc.
PLANETA CALLEJA - DOMINGO - 24 -Mayo ,.
Planeta Calleja es un programa de televisión de España que se emite cada domingo a las 21:30, en Cuatro de Mediaset España,.Jesús Calleja
enfrentará a rostros conocidos a vivir experiencias únicas e
irrepetibles fuera de su contexto habitual y en los lugares más remotos y
fascinantes ., etc. ROSA BELMONTE - Esclavitud,.
Esclavitud
Rosa belmonte - foto,.
foto / La exministra de Empleo, Fátima Báñez,.
Genocidio,
esclavitud, machismo y hasta lujo son términos que se usan al tuntún.
La ministra de Trabajo ha mandado inspectores en busca de esclavitud en
el campo. Las condiciones no serán ideales y habrá cabronazos, ¿pero
esclavitud? Los presuntos massas han puesto el grito en el cielo. Los
inspectores indagan si los jornaleros sufren malos tratos y
magulladuras. Cáspita. Leo en 'La Verdad' que buscan indicios de
violencia y preguntan si hay alambradas o guardianes en las fincas que
impidan salir a los empleados. Electrificadas como en Auschwitz, no te
digo. Esclavitud las mujeres del ISIS. Las de Boko Haram. Lo de la
esclavitud no se lo han sacado de la manga los empresarios, la
palabrota viene en la 'Nota para la actuación inspectora campañas
agrícolas mayo/junio 2020'. Se habla de detección de supuestos que
«constituyen ilícitos penales, en especial casos de explotación laboral y
de trata de seres humanos para la imposición de trabajo o de servicios
forzados, la esclavitud o prácticas similares a la esclavitud, a la
servidumbre». Luego las cosas de Díaz Ayuso son liberalismo de
ocurrencias. ¿Y los desatinos esclavistas de Yolanda Díaz? Una ministra
que usa la reforma laboral del PP que quería derogar. Como ha dicho
Fátima Báñez, con la ley de 2012 las empresas tienen mayor flexibilidad
para gestionar situaciones complicadas manteniendo empleos. Los ERTE,
sí. Luego ríete de que Báñez agradeciera a la Virgen del Rocío su ayuda
para salir de la crisis.
De los 'riders' de Glovo también se dice
que son esclavos. La voluntariedad da igual. Una esclavitud del siglo
XXI. Yolanda Díaz busca la esclavitud de los siglos XVIII y XIX. Busca a
Kunta Kinte en el campo de Cartagena. O a Toby.
TITULO:
Ochéntame otra vez - Un trabajo para 'Platero' .
Ochéntame otra vez - Un trabajo para 'Platero' .
Jueves -21- Mayo a las 22:35 por La 1, foto,.
Un trabajo para 'Platero',.
Niños granadinos reciben la visita de 'Platero'.
Los burros eran obreros y campesinos,pero las máquinas los dejaron en paro. En España hubo un millón y hoy son 30.000,.
El
burrito sin nombre es «pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera que
se diría todo de algodón, que no lleva huesos», como el tierno
'Platero' que dio al nobel Juan Ramón Jiménez la gloria literaria. Hijo
de 'Gallomba' y 'Tomillo', llegó al mundo hace diez días en el Camino de
la Solana, una vereda que discurre entre huertos y olivares en el valle
del río Monachil, en las faldas de Sierra Nevada. El ruchito es
afortunado: su misión en la vida será abandonarse a la galbana en plena
naturaleza, mascar paja al sol y dejarse querer por Rafael Fuentes y
Aurora Moreno, los dueños de la Reserva Las Bellotas. A diferencia de
sus antepasados, no tendrá que sudar para ganarse el heno. Tiene suerte
como individuo, pero el futuro de los suyos es incierto. Forma parte de
una raza condenada: el asno andaluz, igual que las otras cinco especies
autóctonas españolas, corre peligro de desaparecer. La mecanización de
los oficios que tradicionalmente hacían los burros pone en riesgo su
supervivencia. Sus opciones de trabajo son limitadas, pero
esperanzadoras: desde que la obra del hijo más ilustre de Moguer cumplió
cien años, en 2014, Rafael Fuentes acude cuando le llaman los colegios
de Granada para representar, caracterizado de Juan Ramón, la vida y
milagros del borriquillo universal. O presta a sus 21 jumentos para
hacer asnoterapia con discapacitados. «Hemos estado 4.000 años haciendo
uso de estos animales y ahora no podemos olvidarnos de ellos. Hay que
reinventar el asno», defiende.
El burro doméstico o 'Equus africanus asinus', cuyos ancestros
trotaban silvestres en el continente negro, inició hace siete milenios
su relación con el hombre, que apreció la fortaleza -puede cargar el 30%
de su peso, de hasta 300 kilos-, la resistencia -es más frugal y menos
sibarita que el caballo- y la docilidad de este animal de carga y
tracción. Con su arriero al lado, ha transportado personas, materiales,
herramientas y productos. Hasta que llegaron las máquinas, fue
campesino, obrero, taxista, bombero, minero, pastor, nevero y aguador.
«Los arqueólogos han hallado pruebas de que los burros estaban ahí
cuando se trazaron los caminos, se construyeron las presas o se inició
el comercio. Sin ellos no habría sido posible la civilización humana»,
asegura el periodista Eliseo García Nieto, autor del libro 'Hermano
asno' (ed. Diputación de Córdoba, 2017).
En el mundo hay unos 50 millones de pollinos y en muchas partes
de África, Sudamérica y Asia es aún una pieza fundamental de la economía
tradicional. En Europa, en cambio, está en claro retroceso. En España,
donde había más de un millón al acabar la Guerra Civil, apenas hay
censados hoy 30.000. «Ha ocurrido en todos los países que se han
industrializado. Al no tener un uso productivo, han quedado obsoletos.
Y, aunque en algunos lugares se consume su carne (Francia) o su leche
(Italia), no son rentables porque son animales de crianza lenta: la
gestación dura de 12 a 14 meses», explica Rosa Chaparro, portavoz de El
Refugio del Burrito, la delegación española de la organización más
antigua en su defensa, The Donkey Sanctuary, fundada en 1969 en Gran
Bretaña y presente en 36 países. La ONG, que rescata a animales
maltratados o abandonados, mantiene 200 en su finca de Bodonal de la
Sierra (Badajoz) y 75 en la de Fuente de Piedra (Málaga).
Fuertes y listos, pese a su fama, fueron clave en el desarrollo de la construcción y del comercio
Los defensores del burro no solo reivindican
al currante; también denuncian su injusta fama. Ya en la época de los
egipcios se identificaba a esta bestia con la ignorancia y para los
romanos era signo de mal fario. No hay más que echar un vistazo al
diccionario: burro y sus sinónimos pueden emplearse como apelativo para
las personas 'brutas', 'simples' y 'de poco entendimiento'. «Pero son
más listos que los perros o los gatos -replica Rosa Chaparro-. Con
entrenamiento, son capaces de reconocer el significado de más de mil
palabras. Son superinteligentes, empáticos y sociables. Siempre tienen
un mejor amigo. Y si se han ganado la fama de tercos es porque tienen un
gran instinto de supervivencia: cuando presienten un riesgo, no hay
manera de hacer que se muevan. Son guardianes del territorio porque
evolucionaron en los desiertos de África, vinculados a su punto de agua.
Son los únicos equinos capaces de atacar a un depredador a coces y
mordiscos. Por eso son buenos vigilantes del ganado: si se acerca el
peligro, su rebuzno se puede oír a gran distancia».
«Hay que cambiar la definición del diccionario», reclama Rafael
Fuentes, que ya se prepara para su próxima representación. La semana que
viene, ataviado como Sancho Panza, llevará a un amigo de Quijote, a un
pollino como «el rucio» y a su perra de «galgo corredor» para recrear la
obra de Cervantes en la Feria del Libro de Granada.
Resucitar para los niños al entrañable 'Platero' de Juan Ramón o a
la tozuda montura cervantina es un hermoso empleo para un animal tan
fiel y sufrido, pero no solo de literatura vive el burro. En pleno
declive de la especie, aún surgen nuevas oportunidades. En el Parque
Nacional de Doñana, por ejemplo, han sacado del 'paro' a una cuadrilla
de asnos que, pastando en zonas de vegetación seca, crean cortafuegos
ecológicos. El año pasado, la Alhambra contrató a un pollino para
transportar materiales de obra a una zona del monumento a la que no está
permitido el acceso de máquinas. La pionera Asociación de Defensa del
Borrico (Adebo), que acoge en Rute (Córdoba) a medio centenar de
ejemplares, organiza su Aula Arriera para enseñar a los niños a amar a
estos equinos. En Burrolandia (Tres Cantos, Madrid) proponen cumpleaños
con asnos. Las romerías y fiestas populares son un yacimiento de empleo,
aunque, como ocurre con el famoso burrotaxi de Mijas, los animalistas
anden con la mosca detrás de la oreja, vigilantes ante posibles casos de
maltrato. El Refugio del Burrito, que organiza desde actividades
educativas a sesiones de yoga, ofrece la posibilidad de apadrinar un
jumento -ya lo han hecho, por 5 euros al mes, 3.000 familias- o
adoptarlo: el año pasado, 155 se llevaron a una pareja a su casa.
Eliseo García Nieto no lo ve claro. Por un lado, la enésima
absurda creencia de la 'medicina' tradicional asiática es que la
gelatina de su piel es una especie de bálsamo de Fierabrás que lo cura
todo, y con esa excusa los chinos han desollado a 8 millones de asnos en
su país y se aprestan a arrasar con los de África y Sudamérica, dejando
sin una ayuda básica para su economía a miles de familias pobres. Un
kilo de 'ejiao' cuesta más de 300 euros.
Por otro lado, constata el periodista, el mundo rural en España
sufre un declive sin remedio. «A diferencia de Francia, que está
orgullosa de sus raíces agrarias y considera al campesino una figura de
referencia, con toda una industria a su alrededor, en España para
alentar la emigración a las ciudades se sembró la idea de que quien se
quedaba en el campo era un paleto, un inútil. El resultado es el
desierto demográfico actual. El burro es un símbolo de todo eso»,
reflexiona. Quizá la nostalgia no sea suficiente y los «espejos azabache
de sus ojos, duros cual dos escarabajos de cristal negro», con los que
Platero miraba al escritor, son los testigos de un mundo que ya no
existe.
Las seis razas autóctonas españolas están en riesgo de
extinción, explica Jesús Dorado, profesor de Veterinaria en la
Universidad de Córdoba. El asno andaluz es el más grande (hasta 1,60
metros y 300 kilos) y el de las Encartaciones (Vizcaya), de color
oscuro, el más pequeño. Están además la catalana, balear,
zamorano-leonesa y majorera. Las razas puras no llegan a una décima
parte de la cabaña española, unos 30.000 ejemplares. El resto son
mestizos.
El cruce entre yegua y burro da lugar a un mulo. El de caballo y
burra, a un burdégano. Los híbridos son estériles, pero el grupo de
investigación de Dorado, que desarrolla técnicas de conservación de
esperma y embriones, logró que una mula inseminada en tratamiento
conceptivo diera a luz un burro. Tenía una malformación y murió a las
pocas horas.
euros al año cuesta alimentar con paja a un animal
sano y 3.000 a uno enfermo que necesite pienso y cuidados veterinarios
extra, según El Refugio del Burrito. La ayuda europea a los criadores de
razas autóctonas es de 62 euros por animal y año.
TITULO: Cómo nos reímos - El semental 'Tomillo' se enrola en el Ejército,.
El domingo-17- mayo a las 21:30 por La2, foto,.
El semental 'Tomillo' se enrola en el Ejército
Un militar conduce a 'Tomillo' al camión.
Mientras
El Refugio del Burrito esteriliza a las bestias que acoge -«Ya hay
bastantes abandonados como para criar más», aducen-, otros apuestan por
la cría. La Reserva Las Bellotas hizo entrega el martes de su semental
'Tomillo' al Centro Militar de Cría Caballar de Écija. En sus siete
sedes de cría, las Fuerzas Armadas mantienen 200 machos de ocho razas
autóctonas de caballos y tres de asnos a disposición de los ganaderos, a
58 euros la muestra de semen.
Rafael Fuentes, celador en un hospital, está orgulloso de que su
criatura haya sido elegida para refrescar una línea genética
desaparecida, aunque ello no mejore la delicada economía de su reserva,
un sueño que mantiene con donativos y con sus propios recursos. «Tenemos
dos sueldos y uno lo dedicamos a esto», asegura, en alusión a la suerte
de que un enamorado de los asnos desde chiquillo encontrase como pareja
a una veterinaria que comparte su 'locura'. Si tuviera que venderlo,
¿cuánto costaría? Rafael no lo duda y replica: «¿Cuánto vale un lince
ibérico?».
TITULO: Aquí la tierra - Los apátridas del coronavirus,.
Los apátridas del coronavirus,.
fotos / David Gómez Rollán posa con su familia en la provincia de Shandong.
En
tierra de nadie. El cierre de fronteras ha dejado tirados a decenas de
españoles en China y a otros muchos sin opción de regresar a sus
trabajos en el gigante asiático. Hay familias separadas, empleos
perdidos y mucha precariedad económica y legal,.
El fotógrafo y cineasta salmantino David Gómez Rollán viajó en enero a China con una misión muy especial:
presentar a la hija que ha tenido con su pareja china a su familia
política. Padre y madre llegaron entusiasmados a la pequeña localidad
costera de la que es originaria ella, pero a los pocos días el mundo
cambió por completo: la neumonía atípica que tenía en alerta a las
autoridades de Wuhan se convirtió en el peligroso coronavirus que ahora
amedrenta a todo el mundo, y los planes de la pareja se derrumbaron. «Íbamos a estar un mes más o menos, pero la cosa se complicó»,
recuerda Rollán, que se encuentra a una hora de la localidad de Rizhao,
en la provincia nororiental de Shandong. «Se dio la casualidad de que
el primer contagio en la región fue el de en un trabajador de este
lugar. Así que enseguida hubo muchas restricciones. Nos quedamos sin
transportes», añade. Justo cuando la familia tenía que regresar a Pekín
para emprender el camino de vuelta a España, donde residen los tres, la
capital china impuso la cuarentena obligatoria de dos semanas a todos los llegados de otras localidades.
«Nuestro vuelo salía antes de esos 14 días, por lo que debíamos ir directos al aeropuerto para evitar la cuarentena. La única posibilidad que vimos era un viaje de algo más de 40 horas hasta llegar a Salamanca.
Nos pareció que era demasiado para un bebé de cuatro meses recién
cumplidos. Así que alargamos la estancia hasta mediados de marzo para
intentar ir a Pekín y poder realizar la cuarentena», relata Rollán.
Desafortunadamente para él, en febrero la epidemia trascendió las
fronteras de China y se extendió por el mundo. Las aerolíneas comenzaron
a cancelar sus enlaces con el gigante asiático, y su familia está ahora atrapada.
La
aerolínea le ofrece el primer vuelo a partir de julio, pero Rollán está
a punto de agotar su visado chino, incluso después de la extensión
automática de dos meses que ofreció Pekín a todos los que se encontraban
en situación similar. Además, a su pareja también se le caduca en breve el permiso de residencia en España, lo que impediría su entrada en Europa.
La única alternativa que se les ofrece es la de viajar con compañías
chinas que cobran en torno a 2.400 euros por cada pasajero, una cifra
inasumible para la familia. «No sabemos qué va a suceder», comenta el
salmantino, afectado por la incertidumbre. No es el único, como él están
una cuarentena de españoles que han quedado atrapados en China.
Víctor Fernández hace senderismo en Hong Kong.
En
la misma situación, pero al otro lado de la frontera, se encuentra
Víctor Fernández. Este trabajador vasco del sector de automoción también
está retenido 'de facto', pero en Hong Kong. No puede regresar a
Shanghái, la ciudad en la que reside. Y todo porque, en una llamativa
muestra de hipocresía diplomática, después de haber criticado a los
países que restringían los movimientos de sus ciudadanos, China prohibió el pasado 28 de marzo la entrada a su territorio de extranjeros. Y ha dejado fuera incluso a quienes cuentan con permiso de residencia, como Fernández.
«Pisoteando derechos»
Así,
miles de ciudadanos de todo el mundo se han visto expulsados 'de facto'
de la segunda potencia mundial. Independientemente de que su hogar y su
trabajo estén en China. De momento, no hay fecha para la reapertura de la frontera, aunque el país ha comenzado a permitir el regreso de algunos altos directivos
-pero no de sus familias-. «Es una muestra más de cómo China actúa sin
atenerse a estándares internacionales y pisoteando los derechos más
básicos de los ciudadanos. Si esto lo hubiese hecho la Unión Europea con
los residentes en China, Pekín habría puesto el grito en el cielo y
habría criticado la xenofobia que tan bien le viene cuando no son los
chinos quienes la practican», comenta un diplomático europeo bajo
condición de anonimato.
El
caso de Fernández es especialmente rocambolesco: llegó a Hong Kong
-ciudad que se rige por un sistema diferente al de la China continental-
el pasado 20 de marzo después de hacer una carambola de vuelos que le
costó la friolera de 3.200 euros. «Sabía que me iban a poner en cuarentena, pero confiaba en que, después de los 14 días, podría entrar a China»,
cuenta. Desafortunadamente, Pekín anunció el cierre de la frontera
cuando a él le quedaban solo dos días de confinamiento en una habitación
de hotel. Desde entonces, se ha visto forzado a alquilar un apartamento
en las afueras de la excolonia británica a la espera de poder
reincorporarse a su puesto de trabajo. «No creo que suceda antes de
julio», apostilla resignado. El tiempo lo mata leyendo y practicando el
senderismo.
Sin duda, Fernández ha tenido suerte. Mantiene su
trabajo y se las arregla para desempeñarlo a distancia. Pero hay quienes
están siendo menos afortunados. Jorge Barberá, por ejemplo,
viajó a España el 29 de enero y se ha quedado sin poder regresar a la
ciudad en la que reside, Guangzhou. Por si fuese poco, su
permiso de trabajo está a punto de caducar y, si no lo renueva, tendrá
que iniciar todo el proceso desde cero. «Mi empresa me ha comunicado que
todos los trámites están aprobados, y que solo tendría que ir a
Inmigración para entregar el pasaporte. Pero, si no puedo regresar, no
puedo hacer el trámite», cuenta.
El cineasta David Gómez Rollán está atrapado en China desde enero, cuando fue a presentar a su hijo a sus suegros
El perjuicio económico es importante, ya que
su sueldo se ha reducido en un 90%. Pero más dura es la separación
forzosa de su mujer, que se ha quedado en China y tampoco podría
regresar a España. «Además, su empresa ha cerrado temporalmente. Se
dedica al sector textil y todas sus ventas se centran en Latinoamérica y Estados Unidos, donde ahora mismo está todo cerrado», añade Barberá. Como la suya, muchas familias han quedado separadas por una frontera.
Es
el caso de un empresario español que hizo el viaje inverso a Rollán: se
trasladó a España con motivo de la Navidad con su mujer china y la hija
de pocos meses que tienen ambos, cuya nacionalidad también es china. «Nació allí y para obtener la nacionalidad española debería renunciar primero a la china,
algo que no tiene por qué hacer hasta que cumpla los 18», explica el
padre, que prefiere no dar su nombre. El problema es que, aunque él sea
español, su hija recibe el mismo tratamiento que cualquier otro
inmigrante, y accede a España con un visado ya caducado.
Oficialmente,
el bebé se encuentra en situación irregular. «Fui a la Policía cuando
todavía estaba en vigor y me aseguraron que por el coronavirus esto lo
pasarán, pero no sé cómo lo controlarán. Teóricamente, al haber estado
ilegal en España, cuando vuelva a pedir un visado se lo denegarán», añade. La niña también podría tener problemas para salir del país con un permiso caducado.
Sin poder regresar a China
Peor
están otros entrevistados para este reportaje que, al no poder regresar
a China, han perdido su trabajo y, en consecuencia, también su permiso
para entrar al país. Ricardo Moya aún sigue contratado. «Justo había aceptado un trabajo de mi misma empresa para relevar al responsable de Operaciones de nuestra filial en Pekín y para mudarme allí con mi familia por un mínimo de cinco años», relata.
Moya
hace lo que puede por desempeñar sus funciones desde su casa en Madrid,
pero el coronavirus ha puesto en solfa su proyecto de vida. «Estuve en
diciembre para preparar el relevo y tengo un piso alquilado con casi
todas mis pertenencias dentro. Pero ahora no sé cuándo podré entrar al país, cuándo recibiré el permiso de trabajo,
o si se cancelará y tendré que empezar de cero. Incluso está en duda
que mi empresa finalmente decida enviarme allí», concluye.
Un
joven entrenador de fútbol, que también prefiere mantenerse en el
anonimato, está en una situación incluso más precaria. En su caso, el
problema está en que, además de haberse quedado sin ingresos durante el
tiempo que permanece fuera de China, el casero al que alquila una habitación en Shanghái quiere deshacerse de los inquilinos
rompiendo el contrato, por lo que podría quedarse en la calle y tener
que pedir a algún amigo que recoja sus cosas y se las envíe -con el
abultado desembolso que ello conlleva-.
Es una incertidumbre que
ha dado al traste con innumerables proyectos, muchos de los cuales ya no
se retomarán. El impacto en el ámbito empresarial es sustancial. «Las empresas europeas establecidas en China desean retomar la normalidad,
pero se ven afectadas por el cierre casi total de la frontera. Muchos
empresarios y expertos técnicos se han quedado en el extranjero, sin
posibilidad de regresar, y su ausencia provoca dificultades tanto en las
operaciones cotidianas de las empresas como en grandes proyectos de
inversión», explica a este diario el vicepresidente de la Cámara de
Comercio Europea en China, Carlo D'andrea.
Noelia Pérez, en China.
Los polémicos vuelos de repatriación
La
mallorquina Noelia Pérez nunca pensó que terminaría gastándose casi
todos sus ahorros tratando de salir de China, país al que llegó como
estudiante del idioma. Pero es lo que le ha sucedido. Cuando regresó de
las vacaciones de Año Nuevo, preparada para dar un vuelco a su vida y
empezar a trabajar como guía turística en la ciudad de Kunming, estalló
la epidemia del coronavirus. Pérez trató de cambiar el billete que había
adquirido con Iberia para regresar a España y se encontró con que el
enlace se había cancelado sin aviso previo. «Entonces me compré de nuevo
un vuelo, esta vez con Emirates, pero una semana antes de que saliera
el avión, de nuevo me lo cancelaron», recuerda.
Fue en ese momento
cuando se interesó por los vuelos de repatriación que han estado
operando diferentes países europeos. «Contacté con las autoridades
españolas y me avisaron de que era muy probable que hubiese uno, pero a
la semana me dijeron que había sido rechazado», cuenta decepcionada. Le
propusieron que viajase con la polaca LOT -vía Pekín, Varsovia y
Frankfurt- y Pérez adquirió los billetes. Pero las autoridades alemanas
le advirtieron de que no era seguro que la dejasen entrar en su
territorio. Así que tuvo que volver a cancelar sus planes. «En todo este
tiempo he invertido casi 2.000 euros que no sé si voy a recuperar», se
lamenta. A eso hay que añadir los costes de mantenerse en China sin
trabajo.
«Sin un vuelo de repatriación es casi imposible regresar a
casa», sentencia. El salmantino David Gómez Rollán, atrapado en el
noreste de China, es uno de los 39 españoles que también lo reclaman.
Todos señalan que Iberia opera el trayecto Shanghái-Madrid tres veces a
la semana, y que la compañía ha tenido sobre la mesa el vuelo para
llevarlos a casa. El problema es que, a pesar de que el avión es de
pasajeros, lo que transporta es carga: sobre todo, material sanitario. Y
ése es un escollo insalvable.
Por seguridad
«La cabina de
pasaje va llena de cajas atadas con redes a los asientos, así que no
están disponibles para pasajeros», explica un piloto español que ha
realizado varios vuelos de repatriación. «Por seguridad, en un vuelo de
carga de esa índole no se puede transportar pasaje. Además, si llevamos
pasaje hay que volar con más auxiliares. Y eso también cuesta dinero»,
añade.
En China ni siquiera la UE se plantea fletar ahora un
vuelo como los habilitados en un inicio para sacar a los que vivían en
Wuhan.
Diplomáticos europeos, molestos con las críticas, responden
que los vuelos de repatriación no son gratis. «No están para que la
gente viaje a costa del erario público sino para evacuar a personas en
situación de vulnerabilidad», comentan, antes de añadir que el pasaje de
esos vuelos también debe costear su billete. «Nos dijeron que había
alguna ayuda, pero en realidad es un préstamo que hay que devolver a los
dos meses», critica Noelia Pérez, que sigue atrapada.
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