martes, 13 de abril de 2021

El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA - La noche encendida - Entrar es la mejor salida - Vicky Sevilla: «Había días que lloraba al emplatar» ,./ La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques - El árbol, señor del paisaje ,./ RADIO - TELEVISION - EL TRANVÍA DEL TIEMPO - EL BOTIJO - ¡Mira, un burro volando!,.

 

   TITULO: El Objetivo La Sexta - SALVADOS LA SEXTA -  La noche encendida - Entrar es la mejor salida - Vicky Sevilla: «Había días que lloraba al emplatar»,.
Resultat d'imatges de la noche encendida con pedro ruiz 
  La noche encendida,.
 
  'La noche encendida' no será solo un programa de charlas, espectáculo, música, comedia, sorpresas e invitados, presentado por Pedro Ruiz, por La 2,foto,. etc,.

 

 

 

 Entrar es la mejor salida - Vicky Sevilla: «Había días que lloraba al emplatar»,.

El rebost,.

Vicky Sevilla: «Había días que lloraba al emplatar»,.

La cocinera de Quart de les Valls ha sabido subirse a los trenes que le ha presentado la vida para entrar en una profesión que le ha mostrado la peor cara, pero también el camino del éxito,.

Vicky va cumpliendo sueños a base de trabajo./IVÁN ARLANDIS
 
foto / Vicky va cumpliendo sueños a base de trabajo.

Hace ya tiempo que dejó de ser una joven promesa. Su cuerpo menudo, la cara de niña y el pelo alborotado le han provocado a veces situaciones incómodas. Su edad engaña, pero ella se reivindica con seriedad: «Llevo diez años en las cocinas». Vicky Sevilla, propietaria del restaurante Arrels, ha roto todo tipo de estereotipos. Poco tiempo de sueño y muchas horas entre fogones le han granjeado un abultado bagaje... y aún le queda mucho camino por recorrer. Su vida está basada en las oportunidades. O lo coges o lo dejas. Y Vicky se apuntó a todo.

Su padre dice que de pequeña los psicólogos le comentaron que llegaría donde quisiera, que era muy inteligente, pero Vicky tenía otros planes. «Los estudios siempre los sacaba bien, lo que pasa es que no quería seguir estudiando». Entró en el bachiller artístico y el primer año suspendió dos asignaturas sin entrar en clase. Fue una mala época para ella a nivel personal. Justo en ese momento pasó el primer tren: una amiga le propuso ir a Formentera. No se lo pensó ni un segundo y se subió a él. A los pocos días ya estaba metida en una cocina. «No puedo decir que me enseñaran a cocinar mi madre o mi abuela; me encantaba comer y aprendí a hacer macarrones por pura gula». Ese era el único conocimiento gastronómico de Sevilla.

Su primer día lo tiene grabado a fuego... y nunca mejor dicho. «Me ordenaron que pusiera algo en el horno y que lo sacara cuando sonara el pito. Estaba tan nerviosa que cuando sonó saqué lo que había dentro sin nada en las manos. Me salió una enorme bambolla», explica entre risas. Pero allí aprendió mucho, sobre todo a sacarse las castañas del fuego. «Un día le pregunté a una chica que cuándo se salía. Su respuesta ha sido un lema que he seguido siempre. Me dijo 'mira, en cocina es la ultima vez que lo preguntas. Aquí se sabe la hora de entrada, pero no la de salida'».

El trabajo en Formentera era intenso, con 300 personas para comer y otras tantas para cenar. Allí el reloj no se miraba, se trabajaba unas 16 horas. «Aprendí a buscarme la vida. Siempre digo a la gente que quiere entrar en cocina tiene que romper la mano en las islas. Te dará unas tablas para solucionar cualquier problema que se te presente».

Pero no todo en esa época fue maravilloso. Tenía un jefe en cocina que se tomaba la cocaína a cubos y cuando le daba el bajón saltaban todas las alarmas. «Comenzaba a insultar a todo el mundo. Recuerdo que había días que lloraba al emplatar porque no era nada agradable lo que decía. Llegué a perder 13 kilos». Aguantó todo eso y más. En su mente tenía lo que siempre le decía su madre. «Venía de ser una ni ni y ella tenía miedo de que cayera en lo mismo, así que me dijo que hiciera lo imposible para que no me echaran».

Lo tenía todo en contra. Su casa no era un hotel de cinco estrellas. Vivía con cuatro personas más en 36 metros cuadrados. Dormía en el comedor sobre un colchón que descansaba sobre palés y su armario estaba hecho con cajones de naranja. Estas incomodidades tampoco la amilanaron. «Soy la persona de ahora gracias a que me fui a Formentera. Ahora puedo decir que trabajo en lo que me gusta».

En las Baleares estuvo dos temporadas. Al regreso de la primera entró a trabajar en un almacén de cítricos porque no quería estar parada y de ahí pasó a la taberna Ca'l Cuc. Tras su segundo periplo decidió estudiar cocina en Castellón. Ahí llegó la locura. Se levantaba a las seis de la mañana para ir a la escuela de hostelería y después se iba a un restaurante en Nules de jueves a domingo hasta las dos de la madrugada. Fue una etapa de empalmar trabajos y pocas horas de sueño. «Pasé de ser una 'ni ni' a una 'to to', como dice mi madre», apunta risueña. Cuando acabó los estudios su siguiente parada estaba en Elche, en La Finca de Susi Díaz. Los restaurantes Gadus, La Salita y Saiti llenaron aún más su mochila y le abrieron la mente para lanzarse al vacío y abrir su propio restaurante.

Su sueño era ir andando hasta el restaurante. Ya había pasado demasiadas horas encima del coche. Pero no lo tuvo fácil. Primero se fijó en su pueblo, en Quart de les Valls, pero allí no había nada. Después buscó en Quartell, que es donde vive con su mujer. Allí localizó una estructura de una casa por hacer e hizo una oferta. «Me pidieron 30.000 euros en negro, pero yo no tenía ni negro, ni blanco ni ningún color. Al final me quité la ilusión de ir caminando hasta el trabajo y busqué en otros pueblos», explica.

La búsqueda le llevó a Sagunto. Allí le apareció el segundo tren de su vida. Localizó un local que eran las antiguas caballerizas del Palacio de los Duques de Gaeta, del siglo XVI. Tampoco dudó. Arriesgó y se subió a él con tan solo 25 años. «Me gasté más dinero en la reforma que en el propio traspaso, pero gracias a un préstamo del ICO conseguí abrirlo. En la vida todo me pasa por casualidades; lo de Formentera, el local... pero hay que tener decisión para aprovecharlas», explica orgullosa.

Tres años después de esa determinación, Vicky echa la vista atrás y reconoce que las horas que ha dedicado a la cocina, con sus errores y aciertos, han valido la pena. Sobre todo después de que fuera nominada como cocinera revelación en Madrid Fusión y obtuviera también un Bib Gourmand. Ahora, mientras cuenta los días para abrir de nuevo el restaurante, dedica gran parte de su tiempo a su otra pasión: su hijo de seis meses. Su batalla en estos momentos es con los pañales y las cremas. Y es feliz.

 

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La hora de los Fósforos - La Cope - CARLOS HERRERA - El señor de los bosques  -  El árbol, señor del paisaje   ,.  .fotos,.

 

El árbol, señor del paisaje,.

El árbol, señor del paisaje

El árbol, los árboles, señorean el paisaje. Sería impensable un medio ambiente planetario sin ellos, porque el árbol, aparte de ser constante compañero nuestro en la gran aventura biológica de la vida terrestre, es mucho más.

Da calor, da sombra, da alimento, da cobijo a cientos de especies animales, da materia prima como soporte de la comunicación, la ciencia, la literatura, el arte, la historia, el pensamiento, la arquitectura, la decoración y permite la fabricación artesana o industrial de enseres domésticos. 

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Pero también da alimentos, la mayor parte exquisitos frutos esenciales para la vida humana, como nuestros naranjos, ahora en horas bajas por la inexistente atención de nuestros políticos, más preocupados por el poder interno y externo que por atender a las obligaciones hacia los ciudadanos que los han elegido y que los sustentan con su trabajo diario; si en un tiempo fue 'la gallina de los huevos de oro' que proporcionó a Valencia y al Gobierno los recursos necesarios para sobrevivir la nación española, ahora el abandono de su defensa obligará a su desaparición casi inmediata como bien nos informa nuestro periódico LAS PROVINCIAS sobre la intención de su arranque masivo.

El naranjo ha estado ocupando la mayor parte de nuestros valles costeros y algunos interiores, incluso ascendiendo por laderas, constituyendo el paisaje habitual que ha conocido nuestra generación y otras posteriores pero, en otras épocas, otros árboles productivos ocuparon su lugar, como las moreras desde el siglo XVIII.

Entre los autóctonos hay uno que empieza a ocupar grandes extensiones, el olivo, conocido el silvestre o acebuche desde tiempos prehistóricos, y con posibilidades de ir extendiéndose dada la mayor productividad que el naranjo hoy día.

Otros árboles se mantiene desde tiempos prehistóricos, bien como ornamentales, bien como productivos, así las carrascas (encinas) y las coníferas, que alternan su predominio según tiempo y lugar; el Pino Laricio hoy en zonas altas y en zonas bajas en épocas glaciales del Paleolítico Medio; el 'Platanus Occidentalis', habitual en nuestras alamedas y jardines; el almez o llidoner; el granado y la palmera mediterránea (Chamaerops humilis) o 'margalló' en lengua valenciana y 'margajón' en lengua del interior valenciano, antes del cambio de Era, o lo que es lo mismo antes del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.

El árbol depura el medio ambiente, consume anhídrido carbónico y expele oxígeno. Sus residuos crean suelo vegetal que retiene la humedad y permite la vida orgánica en el mismo favoreciendo, por ejemplo, la extensión del cuarto reino de la naturaleza, el de los hongos, junto a los otros tres, mineral, animal y vegetal.

Sin embargo, buena parte de los seres humanos no lo entiende así y, por acción u omisión, son auténticos arboricidas. Y aquí es necesario citar las malas políticas forestales y la poca inversión en cuidar nuestros bosques, que hoy día no se pueden dejar desamparados y exige tratarlos adecuadamente para evitar los pavorosos incendios que carbonizan millones de ellos.

Los recientes incendios que han asolado Cantabria, en su mayor parte han sido provocados y la Benemérita ha descubierto y detenido a varios pirómanos con las manos en el fuego, aprovechando los cálidos vientos del sur y la seca hojarasca para dar rienda suelta a su enajenación mental.

Desde hace años, en Valencia y en otras partes del mundo se celebra el Día del Árbol con el fin de crear y extender la conciencia, entre escolares especialmente, sobre la necesidad de su cuidado y protección. No hay ningún árbol inútil, todos cumplen una misión y, un servidor, lo pudo comprobar cuando, creyendo que uno que había plantado y que no producía, aparentemente, ni flores ni frutos, acogía, al principio de la primavera, miles de abejas, que libaban polen en miles de microscópicos capullos de imposible visión.

En compensación los ciudadanos debemos ocuparnos, individual o colectivamente, de fomentar la replantación en zonas deforestadas e incrementando la acción educativa en la enseñanza desde temprana fecha. Todos los años debemos plantar algo, aunque sea en una maceta para el balcón o la terraza. El día 31 de enero celebramos el día del Árbol y, ese día, antes o después, yo planto uno como mínimo, varios generalmente. Invito a los lectores a que sigan mi ejemplo ¿Lo harán? Ya vorem.

 

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  ¡Mira, un burro volando!,.

 

El deporte femenino puede acabar dominado por mujeres -y algún pillo...- que nacieron hombres,.

MIRA, UN BURRO VOLANDO! | Editorial Neopatria

Leer el grimorio pancatalanista 'Nosaltres els valencians' me costó Dios y ayuda. No porque tuviera dificultades para entender el patois químico en el que está escrito -se me impartió desde primaria-, sino por el cúmulo exasperante de argumentos traídos «ad hoc» tales como que los primeros valencianos se ufanaban de su singularidad, auto negando sus «verdaderos orígenes catalanes», movidos por una suerte de esnobismo de nuevo rico que permaneció siete siglos. Sin embargo, es recomendable conocer más o menos en profundidad el pensamiento de aquellos a los que se pretende refutar. Lo mismo me ha sucedido cuando me he obligado a la lectura de un artículo de opinión publicado en Ctxt titulado 

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'Citius, altius, fortius' de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, al respecto de la agria polémica sobre la integración de deportistas transexuales, biológicamente varones, en el deporte femenino. Si utilizamos la lógica, llegaremos a la conclusión de que el deporte femenino puede acabar dominado por aquellas mujeres -y algún que otro pillo...- que nacieron hombres. Con lo que, miles de

 Lisboa Portugal, visitar la ciudad en el tranvía 28

 

 años después, podríamos asistir al cierre de un círculo histórico cuyo origen hunde sus raíces en las competiciones olímpicas griegas en las que sólo podían participar los varones. Entre neologismos como «neocon», «sororidad», «transgénero» o «perspectiva de género» y clásicos como «patriarcado», la miembro del Consell lanza un batiburrillo de ideas que pretenden justificar la creación de competiciones mixtas como superación metafísica de la segregación por sexos en el deporte, en las que unas capacidades individuales graduadas compitan en igualdad al margen del «género» (sexo) del 

 Resultat d'imatges de EL BOTIJO

 

 

participante. No debemos olvidar que estas divagaciones surgen en el contexto de la lucha intestina entre el feminismo tradicional que no cuestiona la naturaleza de la mujer y la corriente «queer» -creo que se llama así- que defiende que el «género» tradicional es una imposición social y cultural; la señora Oltra estaría afiliada a la última. Paradójicamente, no se entredicen en el texto las cuotas, las paridades ni la especialidad de las pruebas físicas de exigencia disminuida para el acceso a los cuerpos de seguridad, de bomberos o al Ejército de las mozas aspirantes. Oculta por último que la propia existencia del concepto «violencia de género» o del entramado de atención al «colectivo» femenino depende de la línea jurídica que separa hombres y mujeres. Difuminada ésta, todo el aparataje decaería.

A todo esto... yo venía a hablar de la financiación autonómica y del desamparo sufrido por alguna menor tutelada por la Generalitat.

 

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