TITULO: Cuadernos de paso - La sonrisa del pelícano - Esta noche cruzamos el Mississippi - Crónicas marcianas - El PSOE y las mujeres cisQ+ ,.
La sonrisa del pelícano ,.
La sonrisa del pelícano fue un programa español de televisión emitido por Antena 3, Presentado y dirigido por Pepe Navarro,.
Esta noche cruzamos el Mississippi,.
Esta noche cruzamos el Mississippi fue un programa de televisión producido y presentado por el periodista Pepe Navarro y emitido por la cadena española Telecinco entre el 18 de septiembre de 1995 y el 10 de julio de 1997. Se emitía de lunes a jueves en la franja del late night., etc.
Crónicas marcianas ,.
Crónicas marcianas fue un late show de televisión, producido por Gestmusic Endemol y emitido por la cadena española Telecinco entre 1997 y 2005. Estaba dirigido y presentado por Javier Sardá y
contaba con Miquel José y Jordi Roca, con quienes Sardá había creado La
Ventana en la Cadena SER, como subdirectores y guionistas.
Es el programa de late night más longevo y más visto de la historia de la televisión en España.1 A pesar de ser considerado por muchos como uno de los máximos exponentes de la llamada telebasura en España, obtuvo multitud de premios, como un Ondas, dos de la Academia de la Televisión y seis TP de Oro., etc,.
El PSOE y las mujeres cisQ+,.
foto / Día del Orgullo Vallecano en Madrid, el 24 de junio de 2023,.
Las mujeres trans han ampliado el sujeto político del feminismo con un “nosotras” más amplio y democrático para todas,.
Dice el PSOE que piensa quitar la Q del colectivo LGTBIQ+ y también el plus, como si fuera un partido conservador a quien molestara el feminismo queer y en general cualquier identidad de género no normativa. ¿Por qué lo hacen? ¿Hay algún retroceso respecto de la ley trans que estableció la autodeterminación de género como otra de las grandes conquistas democráticas de la izquierda de este país? Creo que no. Lo que pasa es que el PSOE intenta que la ley progresista que defendió pueda convivir con la ideología de un puñado de mujeres,.
TITULO: DESAYUNO - CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - ¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE - Vivan los novios - Telecinco - Sentí que el ángel de la muerte venía a llevarme ,.
¡ ATENCION Y OBRAS ! CINE ,.
¡Atención y obras! es un programa semanal que, en
La
2, aborda la cultura en su sentido más amplio, con especial atención a
las artes escénicas, la música, los viernes a las 20:00 presentado por
Cayetana Guillén Cuervo, etc, foto,.
Vivan los novios - Telecinco ,.
Vivan los novios fue un concurso del género Dating show, emitido las tardes de los sábados por la cadena española Telecinco entre 1991 y 1994., Presentador Andoni Ferreño, Arancha del Sol, Natalia Estrada y Gabriel Andres Corrado Andreacchio, etc,.
DESAYUNO - CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - Sentí que el ángel de la muerte venía a llevarme ,.
DESAYUNO - CENA - SABADO - ENREDATE - ¡ QUE HAY DE NUEVO ! - Sentí que el ángel de la muerte venía a llevarme , fotos,.
Sentí que el ángel de la muerte venía a llevarme,.
Esta reseña va a ser un poco extraña, puesto que no hablaré de una obra a la venta en su librería de barrio favorita ni al alcance del lector interesado, a menos que ese lector en concreto cuente con el hábito de escarbar en las librerías de viejo y se vea regularmente acompañado por la suerte (que para un perseguidor de libros raros no deja de ser una
( Desayuno )
prolongación de la paciencia). Como en muchos de los relatos de Borges, de Lovecraft, como en Bolaño (La literatura nazi en América) y en Lem (Vacío perfecto), apelar a un libro casi inalcanzable siempre puede confundirse con la falsa reseña a una joya inventada; pero el libro al que me refiero existe, y esta reseña la escribo como una carta de solidaridad con ese lector ideal y también como ruego a un editor, todavía sin rostro ni nombre, que debería hacer algo para remediar cuanto antes este otro vacío, para nada perfecto: el de tantos amantes de la buena poesía a los que, sin saberlo él y sin saberlo ellos, está dejando cruelmente huérfanos de libro. Yo lo descubrí por pura casualidad, en su primera edición (1990), tirando del hilo de una entrevista con Jaime Gil de Biedma, la que Miguel Munárriz y Carme Riera le hicieron, rodeados de cámaras de televisión, en 1987, en casa de Carme (y en la que Jaime, con “una amabilidad y una educación británicas”, fue montando las piezas de su sombra futura con frases tan sobrecogedoras como estas: “No es que haya decidido no escribir poemas, es que el conocimiento de mí mismo me hace pensar que lo más probable es que no los escriba: se parece mucho al amor, tener esa sensualidad verbal, lo que ahora yo me considero incapaz de hacer… Todo cuanto yo esperaba de la poesía era nulo, no existía y era un puro engaño”), y fue por la amistad de su autor que conseguí una edición más completa, publicada un cuarto de siglo después de la primera, gracias, por cierto, a la propicia labor de mecenazgo que Ramón Pernas llevó a cabo durante muchos años al frente del departamento de cultura de una conocida sastrería, una labor que muy pocos supieron aprovechar y que, por desgracia, me atrevería a decir, menos aún —en especial muchos de los más favorecidos— le han sabido agradecer.
( Cena )
El libro, cuyo título es Encuentros con el 50: La voz poética de una generación, lo editó Miguel Munárriz a partir de las conversaciones —los llamados «Encuentros», con una justificada mayúscula— que durante tres días de 1987 mantuvieron en el Teatro Campoamor de Oviedo siete poetas de la generación del 50: Carlos Barral, José Manuel Caballero Bonald, Ángel González, José Agustín Goytisolo, Francisco Brines, Claudio Rodríguez y Carlos Sahagún, a las que lamentablemente no asistió Jaime Gil de Biedma porque coincidían con un compromiso suyo en Manila y tampoco José Ángel Valente porque entendía que su única adhesión con los poetas de los 50 empezaba y terminaba en una fotografía con bufanda que se hizo con ellos en Collioure. Como notita marginal, en esa foto, homenaje de unos poetas a otro poeta, Antonio Machado, en el vigésimo aniversario de su muerte —a la manera de Zorrilla deshaciéndose en unos maravillosos versos ante el féretro de Larra, “memoria del poeta que perdí”—, también aparece Blas de Otero, el único del grupo que no nos mira a nosotros (aparte de un desprevenido Ángel González que, si la vista no me engaña, parece llevar encima su propia cámara, y por tanto es posible que esté distrayéndolo el trino de otro pajarito) sino, con media sonrisa y un poco de reojo, a esa juventud tan similar y a la vez tan distinta que ya se preparaba, nominalmente, para tomar el relevo de la primera generación de posguerra. En esa foto, dicho sea de paso, es imposible no mirar a Valente, el que menos querría haber figurado ahí, un Valente en cuclillas que aparece menos adusto que asqueado del mundo, como si desde 1959 estuviera perdonándonos la vida; todo lo contrario de Barral, que sonríe aunque sea mediante un rictus (a lo mejor ni sonríe y es sólo que le da el sol), y sobre todo Jaime, un hombre de expresión tan despejada y serena, tan llena de comprensión hacia tus faltas, que, incluso sin leerle, algo de él ya lo convierte en tu amigo.
(Queda claro que me gusta Gil de Biedma. Pero, como a cualquiera con un poco de corazón en las costillas, también me gusta Valente… y su reluctancia hacia los grupos no menos de lo que me gusta él).
Las conversaciones comenzaron el 27 de mayo de 1987, con una presentación de José Luis García Martín y Alejandro Duque Amusco, tras la que tomaron la palabra Claudio Rodríguez y Francisco Brines —en 1987 estos hombres se bastaban para llenar el Teatro Campoamor. Parece que estamos hablando de otro planeta, en otro siglo: ¿acaso sigue habiendo eso que se llamó «generaciones», aunque sea como excusa para eso que se llamó «conversaciones»?—, y terminan el 29, ya anocheciendo, con todos los poetas declamando poemas propios y ajenos, incluido uno de Valente que recita Claudio Rodríguez, como una delicada manera de hacerle estar. Entre un día y otro planean inevitablemente los conceptos que durante años habían encasillado a los poetas del grupo de los 50, en particular el de “poetas de la experiencia”, que José Luis García Martín es el primero en mencionar: habla, al referirse a Insistencias en Luzbel (1977), el espléndido poemario de Brines (¿pero qué poemario de Brines no es espléndido?), de esa aérea cualidad que tiene como “meditación sobre la nada” y que por su “despojada belleza” encuentra comparable a los poemas de Miguel Molinos, y que a mi modo de ver tienen su más noble antepasado en estos versos de Guillermo de Peitieu, escritos a finales del siglo XI en un idioma inventado por poetas, la langue d’oc:
Haré una poesía sobre absolutamente nada:
no tratará de mí ni de ninguna otra gente;
no tratará de amor ni juventud,
ni de ninguna otra cosa.
Habrá sido compuesta durmiendo, sobre un caballo
Una meditación, continúa García Martín, que se alterna “con la habitual poesía de la experiencia que trata de perpetuar, por medio del verso, la fugacidad de su instante”. Por su parte, Duque Amusco recurre a un tópico también común para definir a los poetas del grupo de los 50: me refiero al término “poetas del conocimiento”, que no es menos epatante que el de “poetas de la experiencia” —de alguna forma, esos términos parece que validarían la existencia de unos “poetas de la inexperiencia” y de unos “poetas del desconocimiento”—, aunque ni Claudio Rodríguez ni Francisco Brines, a la pregunta que les lanza Duque Amusco, se muestran muy proclives a dejarse abrazar por las etiquetas (y con razón: creo que ya va siendo hora de decir que la poesía de la experiencia y la poesía del conocimiento son la misma poesía de siempre sólo que con taxis, semáforos, y alguna volandera gabardina):
DUQUE AMUSCO: Les hago una pregunta a los dos poetas del grupo del 50: ¿cómo explicáis el término “poetas del conocimiento”, al que muchas veces se ha recurrido de forma extensa para presentar vuestra generación? ¿Cuál es ese “modo especial de conocer a través de la poesía”, según vuestro punto de vista?
RODRÍGUEZ: Se me ocurre una cita de Rilke, que creo que responde mejor que yo a la pregunta. El conocimiento de la propia experiencia, he aquí el gravísimo problema: está fuera o no está fuera, es el viejo tema. Rilke escribe: “Atreveos a decir a lo que llamáis manzana”. Ahí está la raíz del conocimiento, el nombrar las cosas, es la esencia misma, el secreto de las cosas, y voy a insistir: secreto sagrado, no hemos hablado del tema trascendental, que es el religioso [Barral, lamentablemente, se quedó con las ganas de hablar un día después de “la relación con el ámbito del cristianismo”], y no hablo desde el plan confesional, sino de nombrar las cosas, buscar el secreto. Lo sagrado, repito, para mí, está ahí. Poco más. Santa Teresa confiesa: “Me paso mucho tiempo contemplando cómo es el agua”. Ahí está el intento siempre frustrado de conocer la realidad y conocer la propia existencia, conocer la propia vida. Eso es lo que yo entiendo por conocimiento.
BRINES: Habría que hablar de la poesía como revelación; lo que en el texto se revela es el conocimiento que se nos da, y esto tanto con respecto al mundo exterior como al mundo interior. Nuestra generación escribe principalmente desde la propia experiencia vital, por lo que ese conocimiento tendrá lugar a partir de cuanto condiciona la vida personal. Pero yo creo que esa revelación la tiene todo verdadero poeta, grande o pequeño, que escribe para conocer, para que se le revele en el texto, entregado en la emoción, lo que antes desconocía, y que él sabe que puede desvelar, aunque pudiera parecer incognoscible. Y lo es hasta que se escribe. Entonces el poeta que ha producido la emoción la recibe como lector, con sorpresa. Ahora bien, cuando el poeta crea el poema desde los escombros de la propia vida, el conocimiento lo procura de esa misma vida, y eso es lo que, quizá, ha hecho que a esta generación se le haya llamado «de la experiencia»; pero yo no creo, en absoluto, que sea sólo propio de la generación, sino que es bastante común en otras generaciones.
“Habría que hablar de la poesía como revelación”. “Secreto de las cosas, secreto sagrado”. Esto, que define la poesía mejor que cualquier categoría en la que pretendamos incrustar a los poetas de cualquier condición social y cualquier siglo, es lo que persiguieron a través de su experiencia personal los Brines y Rodríguez de la generación de los 50 como los Garcilasos y los Lorca que les acompañan en su búsqueda a lo largo de una resplandeciente cadena áurea. Es, también, lo que persiguieron los poetas de la generación inmediatamente posterior, Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Luis Antonio de Villena, a través de esas sedas y esos palacios incendiados en llamas de crepúsculo (los “rasos amarillos a cambio de mi vida” del poema de Guillermo, “Capricho en Aranjuez”), con los que crítica y lectores pretendieron confrontarlos —también es verdad que algún que otro novísimo trató a los del 50 poco menos que de poetas carpetovetónicos, devolviéndoles ese parco desprecio con que algunos del 50 trataron a su vez a la primera generación de posguerra—, y a los que Ángel González dirigió un poema en el que defendía sus propias armas derrotadas y el canto de todo aquello que perdió, banal y gris “como la espuma sucia / de un día anticipadamente inútil”:
Otro tiempo vendrá distinto a este.
Y alguien dirá:
“Hablaste mal. Debiste haber contado
otras historias:
violines estirándose indolentes
en una noche densa de perfumes,
bellas palabras calificativas
para expresar amor ilimitado,
amor al fin sobre las cosas
todas”…
Al final, todo el debate novísimos vs. poetas de la experiencia se reduce a la cuestión, por lo demás bastante absurda, de si es más valiosa en términos poéticos (y quizá también en términos vitales/estéticos) la experiencia vivida o la experiencia leída, si un poema en el que se pide enfrentar el esplendor de una piel a “una corbeille azul / de siemprevivas” tiene más o menos valor que otro poema escrito (cita de Brines) “en un compromiso de urgencia con el hombre histórico, paciente de una situación política y social concreta.” La respuesta es sencilla: todo depende del poeta, de la belleza del poema. Uno de mis poetas preferidos, Guillermo Carnero, atajó no sé si involuntariamente en “El sueño de Escipión” este dilema un tanto bizantino entre origen del poema y lo que no deja de ser, a fin de cuentas, un puro revestimiento formal, que es lo que realmente separa a los novísimos y a los poetas de la experiencia, aparte, obviamente, de todas esas cosas que separan a los miembros de cualquier generación, sean o no poetas:
El poema procede de la realidad
por vía de violencia; realidad viene a ser
visualizar un caos desde la perspectiva
que el poeta preside en el punto de fuga.
“Violencia” es una manera de llamar a ese golpe que asesta la belleza al individuo (no necesariamente el poeta, aunque sólo el poeta sabrá expresarlo) situado en el punto de fuga, ese centro hacia el que se precipita con apariencia de entropía la imperturbable corriente de los hechos. Pero eso que para entendernos poéticamente llamamos así, violencia —recordemos a Rilke (en la bella traducción de José María Valverde): “Pero lo bello no es nada más / que el comienzo de lo terrible, que todavía apenas soportamos, / y si lo admiramos tanto es porque, sereno, desdeña / destrozarnos”—, viene de la misma realidad, de la experiencia colectiva que se arranca un pedazo y nos lo tira a la cara, convertido en experiencia personal.
Uno puede contar ese golpe así:
Lejanos te parecen hoy los días
de campamento en el asedio a Murcia;
olvidaste el aroma del azahar
la luz de las fogatas de tus hombres
y las canciones de los catalanes…
y otro así:
Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.
Con que trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso…
Pero cada uno de ellos es soberano de sus ruinas, rey y mendigo a su manera. (Por cierto, me gusta mucho esto de Guillermo, la “realidad viene a ser”. La realidad siempre viene a ser: nunca termina de llegar, y nunca es.)
Me he detenido en este asunto de la estética porque, si hablamos de poesía, no es cuestión de dejar el abrigo de raso amarillo colgado de la percha. Pero la encantadora riqueza de este libro llega por supuesto mucho más lejos de lo que puede dar de sí un debate, al fin y al cabo, semántico. Para cualquier lector que ha educado su gusto no ya en la poesía, sino en todo lo que un poema conlleva —la emoción de descubrir una emoción, como decía Brines, sentirse siempre el joven que busca compartirse en unas páginas, la forja adolescente, por ejemplo, en una plaquette o una revista—, hay algo intensamente personal en la historia colectiva que va perfilándose en estos encuentros. Lo hay para mí, desde luego, cuando veo a Claudio Rodríguez apelando al alma al hablar de Escrito a cada instante de Leopoldo Panero (“la palabra arrimada al alma”) o de la estructura de La casa encendida, “la casa del espíritu”, que llega a comparar con Las moradas de Teresa, y siento a Claudio más y más presente, más reducido a una lejana transparencia, justamente entonces, cuando empieza a verse sepultado por el remolino de las voces de los amigos y las dudas que todos ellos muestran respecto a eso tan intrépido que alguien ha mencionado ahí, el alma, nada menos, esa niebla entre tanta cosa material, “como la flor del almendro en enero”, dice Goytisolo, “que también sale de la materia; si queremos llamar espiritual a la flor del almendro, pues entonces…” Y se queda ahí, en esos puntos suspensivos tan —por otro lado— barralianos. (Barral que, por cierto, empieza respondiendo a Claudio Rodríguez con un tajante “el alma de los poetas no me importa nada, me importa su intención lingüística”, y un día más tarde reconoce, sin darse cuenta de la paradoja, que “el alma es también un problema lingüístico”). Todo eso y todo lo demás es una pura delicia para el lector interesado —y, quiero pensar, para el editor delicado y atento— del primer párrafo: las disputas del grupo del 50 con los poetas de la generación anterior (la repulsa por completo subjetiva, “la razón maniática, sin un contenido serio”, que Barral admite sentir hacia Rosales, hasta el punto de leer “molesto, con rabia”, La casa encendida, que de tan exótico —y para colmo obra de un “personaje tan detestable”— le parece hindú, o la decepción de todo el grupo con Vicente Aleixandre al descubrir que las cartas que enviaba a poetas menores contenían los mismos elogios, casi escritos con las mismas palabras, que les dedicaba a ellos), la manera en que se concibió y se creó la famosa antología de Castellet, polémica por su “contenido ideológico” —no menos polémica seguramente que la de Las ínsulas extrañas, con Valente como uno de sus antólogos—, o se fundaron revistas que sirvieron como temprano disparadero para aquella nueva poesía; todo ello ya no constituye tan sólo un retrato de grupo con poemas sino algo mucho más personal, mucho más íntimo, una historia de nosotros en relación con el mundo y su lenguaje que adquiere una luminosidad más aterciopelada, más ambarina y medio crepuscular —iba a añadir que ligeramente novísima— cuando consideramos que todas esas voces se fueron apagando una por una hasta que de ellas sólo ha quedado su forma destilada, su esencia más pura prendida a tantos libros. Diría que es a causa de ese sucederse de silencios que el segundo prólogo de Miguel Munárriz, escrito casi a la vera de los últimos ataúdes —Brines y Caballero Bonald morirían en poco más de cinco años—, tenga ese fondo un poco melancólico, pero lleno de vida como ocurre con ese desatendido y maltratado tesoro que es la melancolía. Aunque diría que en su voz hay además un poso de amargura, y no sólo por los amigos perdidos: también, creo yo, porque en esa fecha que todavía es reciente (2016) terminaba ya de desaparecer una manera particular de vivir y de entender la literatura, quizá irrecuperable, entre un sueño de papeles que se convertirían en libros o revistas, al calor de amistades vivas y muertas (porque un poeta que muere no es un poeta que calla) junto a las que emprender ese difícil camino hacia el alma, hacia la flor del almendro, que se iniciaba cuando uno era todavía casi un niño, en una cuartilla iluminada por un flexo.
TITULO:
REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA - VIAJANDO CON CHESTER -Oscar Casas y Ana Mena, pasión por las calles de Madrid ,.
VIAJANDO CON CHESTER
Viajando
con Chester es un programa de televisión español, de género
periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las
21:30, foto, etc.
REVISTA MUJER HOY DE CERCA PORTADA - Oscar Casas y Ana Mena, pasión por las calles de Madrid,.
Oscar Casas y Ana Mena, pasión por las calles de Madrid,.
Viajando con Chester es un programa de televisión español, de género periodístico, presentado por Pepa Bueno, en la cuatro los domingos las 21:30, foto, etc.
Mario Casas reacciona sorprendido a las imágenes: «Escríbele que le han pillado»,.
La familia Casas no deja de darnos sorpresas románticas últimamente. Si hace unas semanas era Sheila Casas quien ocupaba los titulares por su 'affaire' con Álvaro Muñoz Escassi, de plena actualidad tras su tumultuosa ruptura con María José Suárez y sus confesiones sobre sus preferencias íntimas, ahora ha sido Óscar Casas quien ha dado la sorpresa después de que el programa 'Fiesta' emitiera una fotografías suyas paseando con Ana Mena por las calles de Madrid. Unas imágenes que no dejan lugar a dudas sobre la naturaleza de su relación ya que se ve a la cantante de 27 años y el actor de 26 besándose apasionadamente.
Oscar Casas acudió al local de ensayo de Ana Mena, en el distrito de Usera, para recoger a la artista y luego caminaron juntos abrazados por el cuello y por la cintura en actitud romántica. Parece que los jóvenes han llevado a la vida real el romance que viven sus personajes en 'Ídolo', la película que rodaron juntos a finales de agosto a las órdenes del británico Mat Whitecross. Un largometraje de producción italoespañola en el que él da vida a Edu, un piloto de Moto GP en cuya vida se cruza Luna, una tatuadora encarnada por Ana Mena.
El artífice de las fotografías ha sido el paparazi Sergio Garrido. «Me había llegado un rumor pequeñito y lo he podido confirmar. Estas cosas al final se hacen grandes. Les cogimos por cinco minutos, si hubiera llegado más tarde me lo habría perdido, fue justito», explicó en 'Fiesta'.
De momento, el único que ha tenido que dar la cara ante los medios ha sido Mario Casas, que tuvo que hacer frente a las preguntas sobre la vida sentimental de sus hermanos. Precisamente una de las reporteras del programa de Telecinco mostraba las imágenes al mayor de los Casas que respondía con total espontaneidad mirando asombrado a su otro hermano Christian, que le acompañaba, y pidiéndole entre sorprendido e incrédulo: «Escríbele, que le han pillado». «Yo es que con Óscar hablo mucho, pero tampoco... ¿Qué quieres que te diga?», terminaba.
Poco antes se había pronunciado con la misma discreción sobre su hermana Sheila y su relación con Álvaro Muñoz Escassi, quienes comparten plató en 'TardeAR'. «Yo lo que quiero es su felicidad con quien sea porque la quiero mucho», aseguraba. «No hablo de mi vida privada, no voy a hablar de la de otros y, mucho menos, de la de mi hermana», decía, describiéndola como «un amor, simpática, buena gente y, sobre todo, muy trabajadora». No en vano, junto a su hermano Christian, es su representante.
Sobre el jinete, también lo dejaba igual de claro: «No comento más ya, pero no lo conozco. Yo ando un poco fuera de todas las informaciones y estas cosas», aunque no le importaba reconocer que «se le ve majísimo y maravilloso».
Los Casas se están convirtiendo en los protagonistas del invierno con sus romances llenos de espontaneidad y de pasión. Habrá que ver si deciden reunirse todos con motivo de las inminentes fiestas navideñas.
TITULO: Viaje al centro de la tele - Tesoro de la tele - «'Masterchef junior' ha conseguido que los niños se pongan un delantal» ,.
jueves - 26 - Diciembre a las 22:00 horas en La 2, foto,.
«'Masterchef junior' ha conseguido que los niños se pongan un delantal»
La nueva edición del programa llega en navidades con 16 aspirantes que viven la experiencia como un «campamento de verano»,.
No es Navidad en RTVE sin su nueva edición de 'Masterchef junior'. La cadena pública presentó las novedades de la undécima temporada de la versión infantil del concurso culinario, que llegará próximamente a La 1, y donde la rivalidad para ganar no es lo más importante. El trabajo en equipo, el esfuerzo y la pasión por la cocina serán requisitos indispensables en este formato, en el que repite como jurado Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz, quienes valorarán a los aspirantes con una mecánica en la que, a diferencia de la versión adulta, irán sumando puntos para que el que obtenga la menor puntuación se marche de la competición. El ganador, eso sí, obtendrá un trofeo y un premio metálico de 12.000 euros para su formación, además de becas formativas.
Entre los protagonistas de la nueva edición, 'Masterchef junior' contará con un niño cubano con ansias de abrir su propio restaurante, una toledana tan suelta entre fogones que se considera una «cocinera sobresaliente», un valenciano con vocación de registrador de la propiedad, una cocinera de nueve años que ha participado en varios musicales, un malagueño superfán de Ana Mena y un niño de 10 años que viajó a Francia con la ilusión de conocer a su pastelero favorito: Cedric Grolet.
Pepe Rodríguez confiesa que la versión infantil de 'Masterchef' no es la que más disfruta pero, sin embargo, cree que es la edición que más perdurará en el tiempo. «Será el 'junior' el que entre en la historia de TVE porque ha conseguido normalizar que un niño se ponga un delantal. Era algo que los cocineros habíamos soñado y no supimos cómo hacerlo. Y lo ha hecho la tele», admite el chef manchego, quien también señala que, además de jueces, también son «padres y profesores» de los 16 pequeños concursantes.
Por su parte, Jordi Cruz se enfrentará a los niños tras haber sido padre con su mujer, Rebecca Lima. «Lo he vivido igual que cada año. Son 16 niños muy listos, que tienen esa capacidad de dejarse de chorradas y pasarlo bien», asegura. «Lo pasamos muy bien y transmitimos una información muy buena para los jóvenes», añade el cocinero catalán. Para Samantha sigue siendo la versión favorita de 'Masterchef', en la que más se emociona, porque «los niños no dejan de ser niños». «Es alucinante lo que dicen y lo que hacen», comenta.
Desde RTVE, la directora de Originales, Ana María Bordas, destaca las diferencias con la versión de adultos y 'celebrity'. «Es un concurso de cocina en el que se intenta que, a través de juegos y pruebas, desarrollen habilidades culinarias para comer de manera sana y crecer como personas autónomas e independientes en su vida», explica la directiva, a la vez que destaca el «ambiente lúdico» del 'junior', donde el papel de los jueces «es fundamental porque hacen de mentores». Bordas también detalla que los niños concursantes cuentan con una psicóloga que les asiste «para que se sientan en un entorno muy seguro». «Es un programa divertido donde compiten, pero donde lo importante es pasarlo bien», reitera.
Famosos y pruebas exteriores
Como viene siendo habitual, rostros populares pasarán por los fogones de 'Masterchef junior' como invitados. En esta edición, los aspirantes tendrán que cocinar para la 'influencer' María Pombo y disfrutarán de un concierto privado de la segoviana Isabel Aaiún, la artista revelación con su tema 'Potra salvaje'. También pasarán por el programa otros ganadores o participantes del programa, como Inés Hernand, Marina Rivers, Tamara Falcó, Mario Vaquerizo o Carmina Barrios; además de recibir consejos de cocineros como Dabiz Muñoz, Pedro Subijana o Ángel León.
Los concursantes también aprenderán los secretos del arroz, rendirán homenaje a los alimentos que llegaron desde América y trabajarán con otros poco comunes, como mangostán, okra y semillas de loto sufladas. En las pruebas en exteriores, los niños cocinarán en el restaurante Lasarte (de Martín Berasategui) y su chef Paolo Casagrande; rendirán un homenaje al equipo médico y a los pacientes del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús y en Walt Disney Studios descubrirán el Avengers Campus, entre otras visitas.
TITULO: Me voy a comer el mundo - El torrezno de Soria, reconocido por la Unión Europea: de venderse “en cuatro sitios” a cotizarse en todo el país,.
El torrezno de Soria, reconocido por la Unión Europea: de venderse “en cuatro sitios” a cotizarse en todo el país,.
Este producto típico soriano alcanza la categoría de Indicación Geográfica Protegida en pleno auge de su producción,.
foto / El torrezno de Soria,.
La Unión Europea ha inscrito la nueva Indicación Geográfica Protegida Torrezno de Soria en el registro de Denominaciones de Origen Protegidas, según un reglamento que ha sido publicado este martes en el Diario Oficial de la Unión Europea.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha informado de que, con esta inscripción, la marca Torrezno de Soria queda protegida por derechos de propiedad intelectual.
Elaborado exclusivamente en la provincia de Soria, debe cumplir estrictos controles de calidad y normas específicas durante las fases de recepción, salado, adobado y curado, que deben realizarse de forma íntegra en esta región.
Las industrias cárnicas que producen este torrezno están sometidas a control oficial para asegurar el cumplimiento de estas normas y preservar la autenticidad del producto.
Cada pieza de torrezno de Soria contará a partir de ahora con un distintivo físico de garantía que incorpora el logotipo de la IGP, la mención Indicación Geográfica Protegida y el símbolo comunitario, además de un número de identificación único.
El Ministerio ha explicado que, con esta distinción, los productores de torrezno de Soria podrán garantizar a los consumidores que su producto cumple con los estrictos estándares de calidad y tradición establecidos bajo la IGP.
Se protegerá así el nombre y las características que lo vinculan de manera única a Soria. Además, se abre una nueva puerta para la promoción y comercialización de este producto en mercados internacionales.
La Indicación Geográfica Protegida es un sello de calidad que otorga la Unión Europea para reconocer productos alimentarios cuyas características o reputación estén vinculadas a una región específica.
La IGP garantiza que al menos una de las fases de producción, transformación o elaboración de un producto tiene lugar en la región indicada. Además, estas figuras son clave para promover la imagen de España y constituyen uno de los pilares fundamentales de la estrategia Alimentos de España.
TITULO: Cine de barrio - Cine - La guerra de papá ,.
El sábado - 28 - Diciembre , a las 19:00 por La 1, foto,.
Inés Ballester - presenta - Argumento de la película "LA GUERRA DE PAPÁ", para este fin de semana en TVE1, con Verónica Forqué: Quico tiene cuatro años ,.
Reparto,. Lolo García , Teresa Gimpera , Héctor Alterio , Verónica Forqué , Rosario García Ortega , Vicente Parra , Queta Claver , María Isbert , Fernando Valverde , Chus Lampreave,.
Quico tiene cuatro años y es el penúltimo hijo de una familia acomodada. Su hermana pequeña de ocho meses ha venido a desplazarle y ahora acapara toda la atención que su familia antes le dispensaba a él. Por eso, para llamar la atención, inventa todo tipo de travesuras junto con su hermano Juan, de siete años, desquiciando a una madre frustrada por sus problemas matrimoniales.
TITULO: Versión europea - Cine - The farewell , Sabado - 28 - Diciembre,.
El sábado -28 - Diciembre , a las 22:00 por La 2, foto,.
Reparto,. Shuzhen Zhao , Awkwafina , X Mayo,.
Tras descubrir que su querida matriarca padece un cáncer de pulmón terminal, su familia decide que ella no lo sepa, y convocan una reunión familiar en China a la que se espera que acudan todos los miembros que la han conocido a lo largo de su vida. Aunque los padres de Billi, que viven en Nueva York, se niegan a participar en lo que para ellos es una farsa, su joven y tozuda hija pone rumbo a China para poder despedirse de su abuela y, de paso, volver a forjar los vínculos perdidos con su familia a causa de la distancia.
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